martes, 9 de julio de 2019

ALIANZA DEL PACÍFICO: COMERCIANTES VS. INDUSTRIALES.

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ALIANZA DEL PACÍFICO: (ALPA) PERÚ, CHILE, COLOMBIA Y MÉXICO SUSCRIBIERON LA DECLARACIÓN DE LIMA. Los representantes de los países miembros de la Alianza del Pacífico también firmaron declaraciones especiales sobre el medio ambiente y el comercio. El presidente de Perú, Martín Vizcarra; de Chile, Sebastián Piñera; de Colombia, Iván Duque, y el canciller de México, Marcelo Ebrard, suscribieron la DECLARACIÓN DE LIMA y otros convenios en la sesión plenaria de la XIV Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico. realizada en la capital peruana. Este sábado 6 de julio, los países miembros de la Alianza expresaron su "compromiso con la democracia, la separación de poderes y el Estado de Derecho" en el documento de la Declaración de Lima. Además, el respeto a los derechos humanos al ser "las bases sobre las cuales se asienta nuestro trabajo conjunto hacia la integración profunda".

DURANTE LA SESIÓN PLENARIA, EL PRESIDENTE DEL PERÚ, MARTÍN VIZCARRA, sostuvo que la Alianza del Pacífico, (ALPA) más allá de los temas económicos y comerciales, "cada vez tiene una visión mucho más amplia". En ese sentido, recalcó que la lucha contra la corrupción es "un aspecto de vital importancia" para lograr el desarrollo de los países y para "mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos".  "Tenemos que tomar medidas drásticas de la lucha contra la CORRUPCIÓN, que ha hecho mucho daño en el pasado y que debemos enfrentarlas individualmente cada uno de los miembros, pero también de manera colectiva", expresó.  Los representantes de los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico (ALPA) también firmaron el Memorando de Entendimiento de Medios de Comunicación. Además, suscribieron la Declaración de Medio Ambiente y Declaración sobre la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el marco de la XIV Cumbre de la Alianza del Pacífico que se realizó del 1 al 6 de julio.

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Los Acuerdos de la Alianza del Pacífico (ALPA) fueron tan "secundarios" como sobre el uso del "plástico" o mirar más allá del ámbito comercial o el próximo ingreso de Ecuador, que no duró ni un sólo día en el escenario de los países integrantes, por la sencilla razón, que el Fútbol y la definición de la Copa América, los desapareció.  Cumplirán el acuerdo en Defensa del Medio Ambiente. Es absolutamente contradictorio con las políticas que en la vida real hoy implementan.Y algo más los acuerdos de MERCOSUR, con la UE y los "halagos serviles" del Presidente Bolsonaro y posteriormente del sr. Macri . con su "hacedor político" el sr. TRUMP, sobre reavivar el ALCA, no cayó bien en el escenario continental. Veremos como salvan sus posiciones económico-comerciales ante las políticas "Proteccionistas" del Presidente Trump y como quedan con sus compromisos político-comerciales con el Gobierno de CHINA..

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ALIANZA DEL PACÍFICO: COMERCIANTES VS. INDUSTRIALES.
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Juan J. Paz-y-Miño Cepeda.

Rebelión martes 9 de julio del 2019.


La semana pasada, el canciller José Valencia y el presidente del Ecuador Lenín Moreno asistieron a la XIV Cumbre de la “Alianza del Pacífico” (AdP), de la que actualmente forman parte México, Colombia, Perú y Chile. Acompañaron a la delegación el ministro de la Producción y Comercio Exterior, Iván Ontaneda, y el secretario de Comunicación de la Presidencia, Eduardo Khalifé. Pero también Patricio Alarcón, presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) y un grupo de inversionistas. 

De acuerdo con declaraciones de prensa, Alarcón sostuvo que la AdP es un mercado natural por su realidad geográfica, económica y productiva; y que

“el bloque se caracteriza por involucrar de manera activa al sector privado en el desarrollo de políticas públicas como principales protagonistas del intercambio comercial” (https://bit.ly/2Yz7o8P). En tanto Valencia, en su primer y emocionado twitter escribió:

“Gran satisfacción en contribuir a la integración del Ecuador a Alianza del Pacífico. Buscamos participar en un positivo e innovador modelo de integración, que aportará a nuestra proyección hacia el mundo del siglo XXI”.

El sueño de la ADP se contrapone a la posición asumida por el gobierno de Moreno frente a otros procesos de integración a los que considera simplemente “ideológicos” y hasta “bolivarianos”, como UNASUR, ALBA O CELAC. El gobierno cree no seguir ideología alguna vinculándose a ADP, así como suscribiendo tratados de libre comercio, tratados bilaterales de inversión o acudiendo al FMI, aunque en nada importe la nefasta experiencia histórica latinoamericana sobre el aperturismo comercial y el camino neoliberal.

Pero como la historia tiene sus “ironías” -como diría el filósofo de la historia G.W.F. Hegel (1770-1831)-, un sector del empresariado ecuatoriano ha salido al paso de la ADP para tomar otra posición. Primero fue el Consorcio de Cámaras de la Producción de Tungurahua, que a través de una reciente rueda de prensa, expresó su malestar por la casi segura vinculación del Ecuador a la AdP, pues según los empresarios de esa provincia, con ese acuerdo se persigue “un interés político en detrimento de los sectores productivos”. Diego Mosquera, presidente de la Cámara de Comercio de Ambato, añadió: “Es importante resaltar que este acuerdo no permite el establecimiento de contingentes ni umbrales para los productos sensibles de nuestro país como el realizado en el acuerdo multipartes con la Unión Europea”. Y en el documento entregado se sostiene que el valor agregado bruto de la industria manufacturera de la provincia se pone en riesgo en alrededor de 398 millones de dólares (https://bit.ly/2XPZ9b6).

Pero no solo ellos. A los pocos días, el viernes 5 de julio (2019), diario El Comercio publicó un amplio remitido suscrito por la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (CAPEIPI), la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (CINAE) y la Federación Ecuatoriana de Industrias del Metal (FEDIMETAL), en el que cuestionan una inminente adhesión a la AdP,

sin que exista un estudio previo que informe el impacto que éste tendrá en la economía nacional”. Afirman, además, que el proceso “no ha sido adecuadamente debatido con las organizaciones empresariales de la pequeña, mediana y gran industria”; consideran que “firmar un acuerdo comercial de gran escala en los términos de la Alianza del Pacífico en un entorno de desaceleración económica global, profundizaría el déficit comercial, aumentaría la salida de divisas y pondría en riesgo la dolarización”; y aclaran que la adhesión inmediata significará que “el 92% del comercio deberá estar libre de aranceles, sin la posibilidad de negociar sensibilidades, plazos y reglas de origen”, y que solo frente a México significaría para el país “prescindir aproximadamente 370 millones de dólares en los próximos cinco años y poner en riesgo los 160 mil empleos de calidad que generan las industrias que representamos”.

Por una parte, habría que decir que por fin se pronuncian los industriales, porque el aperturismo indiscriminado que anhelan los comerciantes importadores y exportadores afecta su desarrollo. Probablemente se sumen más industriales. Es que la ideología neoliberal en América Latina y Ecuador nunca ha comprendido el necesario proteccionismo que requiere la industria de todo tamaño, que es el auténtico sector productivo. Paradójicamente el proteccionismo es una política que continúan practicando los grandes países capitalistas. 

Por otra parte, desde la perspectiva histórica, los pronunciamientos de los industriales permiten entender que el gobierno de Lenín Moreno se ha subordinado al sector de las elites empresariales del comercio y la banca, es decir, de la “burguesía compradora” (como la bautizó Agustín Cueva para caracterizarla como eje del régimen oligárquico) cuyos intereses son de los más conservadores y reaccionarios. Han quedado a un lado las potencialidades que tiene la burguesía industrial, como generadora auténtica de valor.

De paso se entenderá que las propuestas de las 40 “reformas laborales” más retardatarias planteadas en el Ecuador del presente, han sido formuladas y respaldadas precisamente por una serie de líderes del sector empresarial comercial-bancario (burguesía especuladora), que asumen tener la representación de toda la clase empresarial. Una elite a la que poco le importa el futuro del país, aunque sí sus buenos negocios a costa de la industria, la sociedad, los trabajadores y el Estado.
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