jueves, 4 de diciembre de 2014

DE LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA A LA DEMOCRACIA DIRECTA.

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En tiempos históricos y políticos neoliberales, respecto a la construcción social y política de una Nueva Democracia, como proceso político progresista, izquierdista, nacionalista y revolucionario;  para nosotros tiene un alto contenido político de clase, porque sencillamente estamos hablando de tres momentos históricos fundamentales que transcurren en un solo proceso político: del neoliberalismo capitalista hacia el socialismo revolucionario.

Primero forjar la Democracia Participativa en un escenario local-global donde es hegemónica la democracia liberal, representativa, el proceso tiene una importancia política que definitivamente se produce en un escenario de escenarios, como es el de las clases y la lucha de clases; deslindar ideológica y políticamente con el neoliberalismo y su conjunto de mecanismos legales e ilegales que hoy posicionan el carácter hegemónico de la democracia liberal representativa – democracia sin credibilidad social, sin confianza institucional y básicamente sin reconocimiento y legitimidad desde la opinión pública. Es tal su crisis, que hoy la encontramos como democracia “de papel”, democracia electoral, delegativa, mediática, novelada,  procedimental – por lo general convertida en una maquinaria de destrucción de derechos – hasta llegar a contextos totalmente violentos, corruptos, salvajes, como es el escenario de la democracia fallida. Pero a pesar de todo, aún sigue vigente protegida, por los poderes facticos locales y globales, sobre todo por la importancia que hoy cumple en los procesos sociales y políticos donde se ha concentrado la poli-crisis sistémica capitalista, al transformarse en “bancocracia” o la democracia de los bancos.

Segundo, deslindado ideológica y políticamente con  los voceros, defensores e implementadores de la democracia liberal, el “nuevo” proceso asume tareas y responsabilidades de plena y absoluta responsabilidad de generar procesos participativos desde el poder localla sociedad civil, real, popular, plural, emergente, democrática – donde ellos deben tener el poder de decisión sobre las políticas locales hacia lo regional, nacional, políticas sociales y fundamentalmente su poder de decisión está presente cuando – la participación ciudadana – defina el carácter de las Políticas Públicas de Estado, es decir, como Ciudadanos  Participativos, somos parte decisoria del Poder Político. La participación ciudadana, se manifiesta en la práctica en los propios espacios sociales aún dominados y controlados férreamente por las políticas neoliberales. El fortalecimiento social y político de la participación ciudadana – como proceso donde los nuevos actores sociales,- asumen el protagonismo de las grandes decisiones de las políticas públicas, aún en los tiempos políticos de vigencia y dominio de la democracia liberal, representativa.

Tercero, el proceso social y político de forjar y construir Democracia Directa, desde los escenarios del neoliberalismo, pasando por un “puente sumamente controvertido, complejo, turbulento y multipolar” como es los espacios sociales y los tiempos políticos, donde se trabaja en los escenarios de las clases y la lucha de clases – como es el de la democracia participativa, democracia ciudadana, forjando estrategias de Ciudadanía y Nuevos Liderazgos Comunitarios, como palancas potenciales en la lucha política de forjar – en la fragua de la lucha de clases – la Democracia Directa. La calle, la plaza pública, los nuevos espacios públicos recuperados del dominio y control del neoliberalismo – la vuelta al Ágora griega, 25 siglos después – igualmente forjando el reconocimiento de la Comunicación multicultural, procesos sociales y culturales básicos y fundamentales en la forja y  construcción de la Democracia Directa.

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DE LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA A LA DEMOCRACIA DIRECTA.

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Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info).

Miércoles 3 de diciembre del 2014.

Con Hugo Chávez, el concepto y la percepción de la democracia dan un giro inusitado, sorprendiendo y alarmando a quienes -desde 1958 bajo el amparo del Pacto de Punto Fijo- habían usufructuado el poder en Venezuela al margen de las necesidades y aspiraciones de los sectores populares. Mucha gente para entonces -incluidos algunos de los participantes en los dos movimientos insurreccionales de 1992- se habían mostrado escépticos al respecto, creyendo que cualquier cambio que se planteara en referencia a las relaciones de poder sería cosa más que difícil, imposible. Sin embargo, la tesis de Chávez para impulsar un proyecto revolucionario en el país y tomar el poder mediante las mismas reglas de juego del sistema democrático representativo demostraría a la postre ser la más acertada, estimulando la participación popular más alta que haya consignado la historia electoral venezolana.

Luego vendría su convocatoria a la elección de una asamblea nacional constituyente, lo que para Chávez fuera su promesa electoral más importante y a través de la cual millones de venezolanas y venezolanos pudieron acceder a un debate sobre el tipo de república y de sociedad que debía construirse a partir de ese momento. El resultado sería una nueva Constitución que recogería y plasmaría (a grosso modo) los mayores aportes de la ciudadanía, convertida ahora en protagonista de su propia historia colectiva. El sistema democrático representativo que ya venía haciendo aguas desde algo más de una década atrás, producto de la inmoralidad manifiesta de una dirigencia política cleptocrática, unida a una burguesía parasitaria y antinacional, se vio cuestionado seriamente desde sus cimientos ante las exigencias de participación y protagonismo de los sectores populares altamente excluidos (social, política, cultural y económicamente), quienes empezaron a movilizarse, a debatir asuntos de interés colectivo y a organizarse en función de la defensa de los diversos cambios revolucionarios, destacando la aprobación del nuevo texto constitucional en 1999 y el respaldo decidido a todas las acciones de gobierno impulsadas por el Presidente Chávez.

La democracia, hasta entonces un concepto y una praxis restringidos, de uso casi exclusivo de las elites gobernantes, tuvo un salto cualitativo fundamental al convertirse en una democracia participativa y protagónica en manos del pueblo. De esta manera, la democracia participativa y protagónica se hizo carne y verbo entre el pueblo venezolano. A ello ayudó, sin duda, la pedagogía política puesta en práctica por Chávez desde Miraflores. En especial, cuando decretó la creación de las diferentes Misiones sociales que coadyuvarían a saldar una gran deuda social con el pueblo irredento de Venezuela en cuanto a salud, educación, vivienda, dotación de tierras, reivindicaciones laborales y reconocimiento de las culturas autóctonas y afro-descendientes, entre otros aspectos y elementos que le restituirían la dignidad perdida y mejorarían ampliamente sus condiciones materiales de vida. Ahora, consolidados estos cambios revolucionarios, en uno y otro sentido, el concepto y el ejercicio de la democracia tendrían que trascenderse, vivir una transformación que resulte esencial para hacer perfeccionar y fortalecer definitivamente el proceso revolucionario bolivariano socialista en el amplio territorio venezolano: volverse democracia directa, cuyo ejercicio pleno por parte del pueblo consciente y organizado haga realidad un nuevo modelo de civilización, con una nueva concepción del mundo y una nueva conciencia social, en beneficio de cada uno de sus integrantes.

Esto es algo insoslayable. Aunque algunos quieran represarlo y disfrazarlo con medidas y discursos aparentemente revolucionarios que apenas llegan a rozar las estructuras del viejo orden representativo (capitalismo y democracia representativa, básicamente); lo que explica las grandes contradicciones, debilidades e inconsistencias presentes en el proceso revolucionario bolivariano socialista. Empero, a pesar de esto último, se nota un cambio positivo en la conciencia popular, aunque ayuna aún de liderazgos propios que luchen por sus más sentidas reivindicaciones y no sucumban ante las tentaciones materialistas del capitalismo. Tal cosa, sin embargo, posibilita extensamente que la democracia directa no sea una concepción política abstracta sino que, al igual que la democracia participativa y protagónica, llegue a ser el instrumento cotidiano para el fortalecimiento y las conquistas del proceso revolucionario bolivariano socialista y sirva así de farol luminoso para el resto de la humanidad que lucha por su emancipación integral contra su mayor enemigo: el imperialismo gringo y el capitalismo globalizado.

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miércoles, 3 de diciembre de 2014

PERU: PODER Y GOBERNABILIDAD EN TIEMPOS DE NARCOTRÁFICO.

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Un país donde su gobierno durante 70 años de política continuada, construye la “dictadura perfecta”, proceso político, al cual no podemos llamarlo muy fácil y alegremente “gobernabilidad autoritaria”. El PRI como partido político hegemónico durante 70 años fue el gran responsable político de haber sido el actor principal en la construcción de una “democracia censitaria, delegativa, mediática, novelesca y al final una democracia fallida”. La instituciones fundamentales, políticamente constitucionales en la última década de los gobiernos del PRI, fueron copados por el poder oculto, subterráneo y violento del narcotráfico. Un Presidente denunciado como parte de una de las mafias más poderosas del cartel, un candidato presidencial asesinado y posteriormente más de 100 mil entre muertos, secuestrados y desaparecidos. Un gobierno en los dos últimos periodos presidenciales del PAN, la derecha conservadora más irresponsable y temerosa de acciones políticas de estado contra el poder oculto y asesino, a todo ese proceso político no podemos llamarle “gobernabilidad autoritaria” aunque no se presente el “famoso” equilibrio de poderes, entre el estado y los grupos de presión. Este proceso político, es simple y llanamente una “dictadura perfecta” un país donde la democracia se transformó en una maquinaria de gobierno – democracia procedimental – un gobierno que durante los tiempos de la “dictadura perfecta” construyó una democracia económica, el Corporativismo social – donde se cercenaron los derechos sociales y políticos de las organizaciones sociales y políticas,  se trabajó políticamente por una democracia donde la conciliación y la colaboración de clases (principio fundamental del corporativismo – fue el base fundamental del proceso político. (No estoy hablando de fascismo, pero sí estamos en los prolegómenos políticos). Lo cierto, objetivo y definitivo – aunque en política por su concepto polisémico – no hay definitivos absolutos, es que en México “jamás” hubo gobernabilidad y menos gobernabilidad democrática.


Casa-.vivienda original en la selva peruana. En peligro por varios enemigos: El olvido y exclusión del Estado y los gobiernos de turno. Amenazada en su integridad por los narcotraficantes, los taladores de madera ilegal, las corporaciones mineras, gasíferas, petroleras que hoy destruyen el medio ambiente.
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En el Perú que es lo que está sucediendo políticamente. Un gobierno sumamente débil – con su partido político y un capital político de más de 5 millones de electores – ha perdido todo, absolutamente todo en política. Traicionó los ideales y esperanzas democráticas de un pueblo que confió en su Programa Político de la “Gran Transformación”, al día siguiente de su Juramentación Constitucional (legitimidad de entrada, legitimidad constitucional) lo perdió, lo hipotecó, - traicionó, perdió la legitimidad de trabajo político – todo su programa político. De una posición política nacionalista, progresista democrática, se fue a “convivir” plácidamente con la derecha económico-financiera- comercial exportadora. Su gobierno fue entregado a la misma tecnocracia criolla neoliberal que desde 1990 impuso el modelo neoliberal del libre mercado, modelo que a través de los años y de los gobiernos sucesivos se transformó en una dictadura económica. La gran transformación se convirtió en la “gran continuidad”, con el modelo neoliberal, ahora en su tercer piso y con un crecimiento macro-económico continuado durante los últimos 8 años. Junto al crecimiento económico en el Perú –creció astronómicamente la economía criminal en todas y sus variadas formas – narcotráfico, corrupción – como virus se incrustó en todas las instituciones nacionales – la evasión de impuestos, el lavado de activos, prostitución de menores, tráfico ilegal de personas, a dónde? Veremos. La minería ilegal, criminal creció espantosamente en todo el país – miles de miles de trabajadores, campesinos, artesanos, pequeños agricultores y ganaderos y miles de jóvenes fueron ganados fácilmente por la minería ilegal, criminal, por altos precios en el mercado internacional y además por el “buen” funcionamiento de los intermediarios ( verdaderas mafias se establecieron en costa, sierra y selva, destruyeron el medio ambiente, liquidaron miles de miles de hectáreas de la Amazonía – crearon ciudades satélites, donde la explotación de niños en el trabajo de esclavitud, niñas y jovencitas en la prostitución ( tráfico ilegal) fue lo común en estas ciudades a la vista y paciencia de las Autoridades ( en su mayoría metidas en el negocio)


La agricultura original, andina, hoy seriamente atacada por la minería ilegal, criminal  y las consecuencias del cambio climático. L crisis del agua está generando cambios de sobrevivencia en el agro nacional.
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Visto así la economía criminal – se transformó en todo un poder oscuro, subterráneo, violento, salvaje, criminal – donde las mafias era cosa común. El crecimiento económico del país benefició totalmente a una pequeña y reducida élite empresarial. Las políticas del Consenso de Washington siguen vigentes y más aún  se profundizan y cada vez con más radicalismo y y destrucción de los derechos sociales. El Estado si bien mejoró en cifras y estadísticas la lucha contra la pobreza y con ligereza – siguiendo la pauta del FMI. Y el B.M y sus burócratas – ahora hablan desde lo local-global de una poderosa y emergente “clase media”, pero jamás explican cómo surgió legal o ilegalmente, fue producto del trabajo profesional de miles de profesionales – ingenieros, administradores, sociólogos, abogados, médicos, enfermeras- y técnicos en general – este proceso hubiere sido extraordinario, pero fue muy reducido y temporal; en cambio el procedimiento ilegal del narcotráfico, la corrupción, el lavado de activos, la minería ilegal, el contrabando, si fue una alternativa en todo el país, que generó una “podrida y nauseabunda” “clase media.



Miles de miles de hectáreas de la Región Madre de Dios - parte de la Amazonía peruana - destruida el medio ambiente, su cultura local, la vida de las comunidades y de los pueblos originarios. concentración de la minería ilegal, criminal, la esclavitud de niños en el trabajo ilegal, mujeres jóvenes sometidas a la prostitución y miles de hectáreas de bosques devastados por la tala ilegal y tráfico de madera. Ese es nuestro país de las mil maravillas, pero también gobernado por una "clase política" anti-nacional.
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Finalmente el Estado y sus políticas de inclusión social aún son muy reducidas y no logran comprender a sectores sociales que sí realmente necesitan el apoyo y salvataje del Estado. El crecimiento económico no se transformó en desarrollo económico social, producto tenemos la educación y la salud en condiciones alarmantes de subsistencia; los servicios públicos aún no alcanzan a todo el país. Las Instituciones fundamentales del Estado (Poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral; Policía, Ministerio Público, Universidades, Medios de Comunicación, Periodistas, Parlamentarios, algunos o muchos de ellos han sido y son “muy amigos” de este poder oscuro y asesino. Esta realidad cruel e hiriente a la conciencia – incluso la más atrasada-reaccionaria y dogmática del país – comenzó a presentar los elementos más importantes de lo que en realidad significa la DESIGUALDAD ECONÓMICO-SOCIAL. Una élite gobernante (1%) feliz con su modelo económico y el 90% de la población en condiciones de reducción de derechos sociales. El Estado por años abandonó a poblaciones de los sectores urbano-marginales – educación, salud, servicios públicos, trabajo, salarios, vivienda, transporte, realidad donde dejó avanzar muy fuerte la informalidad -. De la violencia urbana de los 80’ y parte de los 90’ del terrorismo senderista, en los últimos años el Perú, con sus ciudades más importantes, se han convertido en las más inseguras y violentas. La inseguridad ciudadana en el último quinquenio a ido de menos a más, hoy es el principal peligro nacional. Bandas de criminales armados, extorsionadores chantajistas, mafias – de sicarios (asesinos de sueldo) secuestradores y además el crecimiento vertiginoso del poder de los medios de comunicación (verdaderas dictaduras en tiempos de democracia liberal), concentración de los medios en un Monopolio oligárquico,  paralelo a la crisis final” de los partidos políticos ( la propia crisis estructural de la Política). Es el Perú con una democracia muy débil, sin confianza del pueblo y menos legitimación institucional y caminando a su costado el poder oscuro, violento y asesino de la economía criminal. (No sólo es narcotráfico, es corrupción, lavado de activos, tráfico ilegal de niños y mujeres, contrabando y minería ilegal-criminal.).


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El Perú Político legal, oficial. Ciudadanos (as) de todos los partidos políticos responsables del crecimiento económico - su bandera de presentación universal - y también responsables desde del Foro del "Acuerdo Nacional" de no haber aplicado las 30 políticas de Estado y sí hoy los responsables políticos directos de la hiriente y cruel realidad local-nacional de la Desigualdad económico-social.
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PERU: PODER Y GOBERNABILIDAD EN TIEMPOS  DE NARCOTRÁFICO.
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Yorka Gamarra Boluarte.-

ALAI, América Latina en Movimiento

Martes 2 de diciembre del 2014.

Si la gobernabilidad es un momento de equilibrio entre el poder del Estado y los grupos de presión: económicos, sociales y políticos de un país, ¿Podría existir una gobernabilidad sin contrapesos? Si hubiera un democraciómetro, ¿En qué rango estaría la democracia peruana? Y por último, ¿Qué actores construyen la gobernabilidad en el Perú?

Vamos a tratar de responder estas interrogantes. Si existe una gobernabilidad democrática, entonces existe una gobernabilidad autoritaria. Otros factores que no tienen que ver con los poderes formales se constituyen en los sostenedores de lo establecido. Este estado de cosas, puede llevarnos a caracterizar a una sociedad como democrática y gobernable, aunque en realidad lo que haya sea una situación política que no cae, un Estado sin contrapesos, que no se desborda. México ha vivido 70 años en una gobernabilidad autoritaria durante la “dictadura perfecta” del PRI y es justamente México el espejo en el que deberíamos comenzar a mirarnos.

Lo que hubo y hay en México (y en diferentes magnitudes en otros países latinoamericanos) es una gobernabilidad construida por grandes intereses económicos y políticos y no corresponde a un equilibrio de poderes entre el Estado y los demandantes sectores de la sociedad. Lo particular del caso mexicano, es que el narcotráfico y la corrupción actúan con mucha fuerza en esta construcción. La ejecución de los normalistas de Ayotzinapa, por órdenes de una autoridad local, fuertemente ligada al tráfico ilícito de drogas, demuestra que el narcotráfico ya no actúa desde la clandestinidad.

Citemos a los poderes fácticos legales: la iglesia, los medios de comunicación, el gran empresariado transnacional y nacional. Para efectos del presente artículo, obviaremos mencionar a los gremios laborales de los que nos ocuparemos en otro momento. Citemos también a los poderes fácticos ilegales: la minería ilegal, el narcotráfico y la corrupción, como las fuerzas con más capacidad de presión. Este artículo va a analizar la presencia del narcotráfico y la corrupción como poderes de hecho que actúan desde la ilegalidad, con gran presión sobre la administración de la cosa pública, es decir, que se abren caminos y mimetizan con los poderes formales y podrían jugar a favor o en contra de la gobernabilidad.

El Congreso de la República del Perú, ha conformado una comisión que se encargará de investigar los nexos del narcotráfico con los partidos políticos. Esta Comisión tendrá 180 días para desarrollar su trabajo. Las denuncias contra José León (Perú Posible) y Kenyi Fujimori (Fuerza Popular) han obligado a este Poder del Estado a hacerse un autoexamen. Ya algún especialista ha dicho que los congresistas relacionados con el narcotráfico serían 14.

El último proceso electoral municipal nacional da cuenta que 124 candidatos a alcaldes y presidentes regionales que “han sido o se encuentran sometidos a investigación, tienen procesos judiciales, impedimento de salida del país, conmutación de pena, se encuentran requisitoriados o sentenciados por tráfico ilícito de drogas y 2,131 candidatos en algún momento han cumplido condena por la comisión de actos ilícitos”. Esto es un escándalo. Nos falta saber cuántos de estos han logrado ser elegidos.

Las condiciones están dadas para que esto siga ocurriendo. La Ley General de Elecciones y la propia Ley de Partidos Políticos, ejercen control cero de los dineros que ingresan a las campañas políticas. ¿Cuánto dinero del narcotráfico se ha “lavado” durante la campaña en el último proceso electoral municipal y regional?

La violencia del último proceso electoral municipal en el Perú, nos ha dejado claro que el país está cambiando y que los tiempos violentos han vuelto, pero esta vez tiene como actores a la minería ilegal, el narcotráfico y la corrupción con fuertes interdependencias entre sí y un cada vez más notorio engranaje internacional.

Lo más grave, es que hemos permitido que las campañas políticas se hayan convertido en inaccesibles para el ciudadano independiente del poder económico. En el congreso peruano se hablaba de una bancada Yanacocha, transversal a varias agrupaciones políticas cuyas campañas, habrían corrido por cuenta de esta empresa minera. Valga el ejemplo para graficar lo señalado líneas arriba.

Entonces, la clase política se convierte en una suerte de casta de millonarios (con escasas excepciones) y esto abona en la deslegitimación de su representatividad y de la democracia.

Habría que poner un límite al dinero que se utiliza para las campañas políticas. La legislación nacional fija topes para las donaciones de personas jurídicas y privadas hacia los partidos políticos, pero siempre hay maneras de evadir estas exigencias. Si se pusiera un tope al gasto que hacen los partidos políticos en sus campañas, algo podríamos haber avanzado en el control del dinero que ingresa a los procesos electorales.

El JNE recibe de los partidos políticos las proyecciones de sus gastos de campaña y, luego de ellas, rendiciones de cuentas, pero no existen mecanismos legales que obliguen a los partidos políticos a cumplir esta norma.(4) ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en todo esto? Los topes a los gastos a las campañas, pasan también por hacer públicos los costos de los espacios publicitarios por parte de los medios de comunicación, así como los contratos de publicidad, que deben coincidir con la pauta publicitaria de cada medio. Hay formas de ejercer control, lo importante es atreverse a hacerlo.

Las campañas políticas no tienen por qué ser millonarias. Debe privilegiarse el debate en los medios de comunicación y desarrollar procesos electorales, más equitativos y transparentes.

Si los poderes formales y no formales legales del país, se siguen beneficiando impunemente de este estado de cosas, estaremos como, otras naciones latinoamericanas, camino a convertirnos en un Estado fallido, con una gobernabilidad producto de la conjunción de intereses privados legales e ilegales, más que del equilibrio político, social y económico entre el Estado y los ciudadanos.
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Yorka Gamarra Boluarte
Abogada, periodista. Directora del Observatorio de la Corrupción.


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martes, 2 de diciembre de 2014

URUGUAY: PARA LA DERECHA FUE EL “SÚPER VÁZQUEZ”. SE AMPLIÓ EL FRENTE.

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Uruguay en el camino político histórico de la Izquierda Democrática y progresista latinoamericana. Proceso político que comprende una amplia, fuerte y dinámica izquierda democrática en América latina. Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, El Salvador, Chile.  Lula y Dilma; Chávez y Maduro; Evo; Rafael; Ortega, Néstor y Cristina; Sánchez Ceren;  Mújica y Tabaré, representan un tiempo político e histórico en el nuevo milenio, que ningún continente lo “vive” políticamente, donde la derecha política, conservadora y rumiante – porque no tiene ideas, siempre copió y siempre impuso lo que robó y se apropió – somos protagonistas de un proceso político, nuevo diferente y superior al “viejo” modelo corrupto, expropiador, explotador y saqueador del neoliberalismo. Se viven tiempos políticos absolutamente diferentes. Es una nueva fase histórica que marca y construye un proceso creativo, propio, no es copia ni calco, es creación histórica de cada pueblo, de allí hoy su gran significación que sin duda alguna es protagonista de una “Nueva Guerra Fría” de carácter básicamente política: Izquierda Progresista y Democrática – anti-imperialista – y el neoliberalismo aún incrustado como virus y veneno en cada una de las Instituciones de la Democracia liberal, representativa.

Uruguay, 30 de Noviembre del presente, elecciones en Segunda Vuelta, el Balotaje, están frente a frente la izquierda democrática y progresista del Frente Amplio y la derecha conservadora, tradicional, del partido Nacional. Tabaré Vázquez, el gran triunfador y que debe continuar las políticas democráticas, sociales y participativas del Programa central del Frente AmplioFrente político de comunistas, socialistas, izquierdistas, nacionalistas, populistas, tupamaros, escenario político, donde el sector más dinámico, por haber sido protagonista de la lucha política más importante de la “guerrilla urbana” de los 80’,  los Tupamaros, del Pepe Mujica y su candidato a la Vice.- Presidencia Raúl Sendic – hijo del Líder histórico Tupamaro – forjan una fortaleza política hoy construyendo una de las democracias ciudadanas,  participativas y republicanas más importantes del nuevo milenio -. Tabaré continúa el proceso política iniciado por él el 2005 y continuado por el Pepe Mujica el 2010. El Frente Amplio, el movimiento político, que unifica y centraliza a la izquierda democrática  y progresista nacional. Primero está terminando con el dominio político hegemónico desde la Independencia nacional de la derecha conservadora y segundo como Frente Amplio de Izquierda – no partidarizada – democrática, nacionalista – anti-imperialista, son protagonistas como Nuevos Actores Sociales y protagonistas Políticos de una Nueva Democracia, plataforma política en el nuevo milenio para construir Nuestra América, compromiso social, responsabilidad política y aspiración democrática de los Ciudadanos y Pueblos  de la Patria Grande.

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José "Pepe" Mújica - actual Presidente de la República Oriental del Uruguay y el electo Presidente Tabaré Vázquez - con la votación más alta de la Historia electoral del Uruguay. Ambos Presidentes del Frente Amplio, movimiento político que centralizó y unificó a la Izquierda Nacional. Rompió 2 siglos de dominación política de la derecha conservadora.
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URUGUAY: PARA LA DERECHA FUE EL “SÚPER VÁZQUEZ”.

Tabaré Vázquez resulto el candidato más votado en la Historia de Uruguay.
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La segunda vuelta consolidó el peso de los candidatos del Frente Amplio, pese a que fue concebida por los partidos tradicionales para lo contrario. Vázquez gobernará con el Congreso a su favor.

Mercedes López San Miguel

Desde Montevideo martes 2 de diciembre del 2014.

El diario de derecha El Observador tituló “Súper Vázquez”, alertando que “lejos de amainar, la era progresista continúa con más poder que cuando se inició en 2005”, ya que el Frente Amplio –en su tercer mandato– liderado por Tabaré Vázquez tendrá mayoría parlamentaria. La realidad pareciera no ser tan lineal. La coalición de centroizquierda ganadora del ballottage del domingo agrupa a una docena de partidos, entre ellos a socialistas, comunistas, ex tupamaros y socialdemócratas que acordaron un programa de gobierno con una apuesta fuerte en educación, pero el debate de ciertos temas como política exterior, reforma judicial, política económica y legalización de la marihuana pondrá en evidencia las diferencias entre los sectores aliados con José Mujica y las corrientes más afines a Tabaré, así como el peso de cada liderazgo.

Una vez que la Corte Electoral confirmó el resultado (Tabaré Vázquez con 53,6 por ciento de los votos, 41,1 por ciento para Luis Lacalle Pou), comenzó la etapa de reacomodamientos al interior del Frente Amplio. Aficionado a las formalidades, Vázquez anticipó que en estos días tendrá una reunión con Lacalle Pou (hilando fino, podría entenderse como un mensaje a su coalición de que podría contar con otros apoyos). El Movimiento de Participación Popular (MPP), liderado por Mujica, se mantuvo por tercera vez como primera fuerza del Frente Amplio, con lo que tendrá una fuerte incidencia en el Congreso y capacidad de negociar carteras en el nuevo gabinete. Se da por descontado que Eduardo Bonomi, ex tupamaro, seguirá al frente de Interior; un dato no menor, teniendo en cuenta que la oposición hizo campaña con el tema de la seguridad. El vicepresidente electo, Raúl Sendic, será el responsable de encaminar los proyectos impulsados por el Ejecutivo, sin olvidar la alianza con el MPP y con los comunistas que lo impulsaron en el cargo.

Uno de los temas que diferenciará a Vázquez de Mujica será la relación con la Argentina y la región, advierte a esta enviada Mauricio Rabuffetti, autor de José Mujica. La revolución tranquila. “Mujica es un integracionista sudamericano, muestra voluntad de diálogo con la Argentina y cree que Brasil es el hermano mayor. En cambio, Vázquez es más pragmático desde lo comercial. En su primer gobierno planteó un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, y hoy, más allá de su discurso, buscará una apertura a otros mercados.”

Danilo Astori, el hombre ya anunciado para encabezar Economía, confirmó a Página/12 que el próximo gobierno planteará cambios en el Mercosur para que los socios puedan firmar acuerdos comerciales por fuera del bloque. Uruguay es observador de la Alianza del Pacífico y Astori, respondiendo a los pedidos empresariales, hará gestiones para que se avance en un acuerdo Mercosur-Alianza del Pacífico.

Otro asunto pendiente es la reforma de la Justicia, trabada por las discusiones dentro de la izquierda. Luis Puig, reelecto diputado, es uno de los frenteamplistas más convencidos de llevar adelante la iniciativa. “En Uruguay, el único poder que no se ha democratizado es el Judicial. La Suprema Corte tiene una serie de potestades que le dan un poder casi ilimitado: designan la remoción y la destitución de los jueces, la constitucionalidad o no de las leyes. La Corte Suprema se convirtió en un operador fundamental de la derecha. Por ejemplo, noso-tros avanzamos a nivel legislativo en un impuesto a la concentración de tierras, que recaudaría 60 millones de dólares. Pero el máximo tribunal falló en contra.”

En línea con lo que señala Puig, el Frente Amplio aprobó una ley que establece la imprescriptibilidad de las causas de derechos humanos, pero la Corte Suprema determinó que los artículos 2 y 3 eran inconstitucionales, lo que implica que los jueces penales que manejan causas vinculadas con la dictadura podrán resolver el archivo de los expedientes.

Para los próximos años, la coalición de centroizquierda se comprometió a aumentar a 6 por ciento del PBI en educación (hoy es del 4,8) y triplicar el porcentaje respecto del PBI dedicado a la investigación y la ciencia. El dilema entre mantener el equilibrio macroeconómico y aumentar el gasto público marcará los debates dentro del Frente Amplio. Los sectores más a la izquierda son críticos del crecimiento basado en la exportación de commodities, postulan diversificar la matriz productiva y gravar a los empresarios del agro. Cuesta encontrar a un frenteamplista que se manifieste en contra de la producción de celulosa. Más aún: es frecuente escuchar la frase “las papeleras llegaron para quedarse”.

Uno de los grandes interrogantes que se abre en la nueva etapa es saber qué hará el médico Tabaré con la ley de regulación del cultivo, distribución y venta de la marihuana, aprobada hace un año, pero aún en su etapa de instrumentación. A mediados de año se abrió el registro para autocultivadores, el mes pasado el de clubes de cultivo y aún resta poner en marcha la venta de cannabis en farmacias, con un máximo de 40 gramos mensuales por usuario. “No es liberalización”, aclara Milton Romani, embajador para temas de drogas y derechos humanos. “Estamos en la etapa de registrar a los autocultivadores (hasta seis plantas), se están conformando los clubes de cultivo como en España y falta implementar la distribución del cannabis en farmacias para todo mayor de 18 años que esté registrado.” Tanto Tabaré como Sendic se mostraron reacios a la ley, una bandera del gobierno de Mujica.

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Los ex tupamaros del MPP que lidera Pepe Mujica resultaron la mayor fuerza dentro del Frente Amplio.
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SE AMPLIÓ EL FRENTE.
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Agustín Lewit *

No hubo sorpresas en Uruguay y tampoco –a decir verdad– nadie las esperaba. Tras el contundente resultado del primer turno, con ese soberbio 47,8 por ciento obtenido por el candidato de la coalición gobernante, Tabaré Vázquez, sumado a la abultada distancia respecto de las demás fuerzas, todo pareció definirse allí de manera irreversible, aun cuando la instancia del ballottage resultara imposible de sortear debido a las condiciones impuestas por la Constitución.

De ahí, el tono cansino que primó durante toda la campaña de la segunda vuelta, donde los candidatos, muy lejos del nerviosismo propio de cualquier elección aparecían resignados, tanto uno como otro, al triunfo y a la derrota, respectivamente.

Y así fue: una amplia mayoría de uruguayos –la más importante en volumen desde el retorno de la democracia en 1985– se inclinó a favor de un tercer gobierno del Frente Amplio, dando por tierra aquel mito de la “maldición de la gestión” y reconfirmando, al mismo tiempo, que el FA es desde hace más de una década el partido mayoritario y hegemónico en el Uruguay, situación que –como quedó evidenciado– goza de muy buena salud. Todo un dato para un sistema político que desde su conformación –a inicios del siglo XIX– hasta el 2004, alternó invariablemente la presidencia entre blancos y colorados, clausurando la posibilidad de acceder al poder a cualquier otra fuerza política. La fuerte distancia respecto de su competidor –la más amplia desde que se impuso el ballottage en 1996– ayuda a visualizar el lugar dominante del FA en la arena política charrúa.

Por su parte, consciente desde un inicio de la imposibilidad de su triunfo, el candidato del Partido Nacional, Lacalle Pou, encaró el ballottage tratando de procurarse una derrota lo más digna posible, que no se llevara puestos sus deseos de constituirse como el principal referente opositor. El 41 por ciento que obtuvo el domingo parece haber dado lugar a sus reducidas expectativas y a partir de ahora, no sin un trabajo fino, podrá constituirse en el mascarón de proa, no sólo de su partido sino también del variopinto arco opositor. Mucho más si se considera la profunda crisis por la que atraviesa la otra fuerza política histórica del país oriental, el Partido Colorado, la cual en el primer turno de octubre obtuvo su segunda peor marca en una competencia presidencial, saliendo tercera en todos los departamentos –excepto uno, en el que obtuvo el segundo lugar–, situación que repercutió en las últimas semanas en una fuerte tensión interna. Una vieja máxima reza que en política no hay muertos, sino heridos graves y heridos leves: sin duda, como nunca antes, la fuerza colorada se encuentra profundamente lesionada y deberá trabajar mucho para recuperar el terreno perdido.

Asimismo, además de la victoria presidencial, con la elección del domingo el oficialismo terminó de confirmar un tercer período consecutivo de mayorías parlamentarias –en tanto, a la mayoría en Diputados obtenida en la primera vuelta se le sumó la de Senadores, donde contará con dieciséis bancas incluyendo la del flamante vicepresidente– lo cual permite avizorar un buen margen de gobernabilidad de cara al próximo período. Importante punto, además, si se toma en cuenta que algunos temas en agenda muy sensibles al oficialismo –tal como la acogida de presos de Guantánamo, un postergado proyecto sobre regulación de medios y la habilitación de la producción minera a gran escala, entre otros–, demandarán tratamiento y respaldo legislativo.

Tal como sucedió en Bolivia y Brasil, los uruguayos volvieron a respaldar mayoritariamente a un gobierno que, como horizonte general, se propuso el engorroso trabajo de reparar las graves secuelas de las décadas neoliberales. Múltiples índices sociales y económicos de los últimos diez años exhiben un exitoso avance respecto de dicho objetivo. Restan, sin embargo, las transformaciones más de tipo estructural. La acumulación política de los últimos años y el reciente respaldo popular indican que es el momento de llevarlas adelante. Antes que la situación internacional o la presión de la oposición, la posibilidad de que ello ocurra se encuentra cifrada en la manera en que el Frente Amplio resuelva la correlación de fuerzas en su interior.

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* Periodista de Nodal e investigador del C. C. de la Cooperación.

lunes, 1 de diciembre de 2014

NO HAY DIFERENCIA ENTRE NARCO, BURGUESÍA Y ÉLITES.

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Narcos, burguesía y élites, no hay diferencia. Sí, los tres sectores son parte de un solo todo, la burguesía como clase dominante, explotadora y hegemónica en el Poder del Estado; los tres sectores destruyen el tejido social existente: instituciones, derechos sociales, políticos, laborales (DD.HH. en general) organizaciones, asociaciones ; los tres sectores utilizan, se sirven de la democracia de acuerdo a sus intereses y lo utilizan de formas diversas, porque los caminos que siguen son distintos – pero no contradictorios – sin embargo, al final desembocan en un mismo terreno, el de la dominación, explotación, violencia, salvajismo, terror, secuestro, asesinato y todas estas formas son “justificadas” desde el Poder ("El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a la otra."). Históricamente los procesos de su formación y constitución, vienen  de las mismas raíces, fuentes, pero una vez consolidadas, fortalecidas en el Poder, los mecanismos que utilizan burguesía y élites ( el poder concentrado, en sectores privilegiados de la propia burguesía) al menos, visibilizados “son diferentes”, mientras la burguesía en el  Poder, aún nos habla a diario de Política, Ciudadanía, Líder y Liderazgo, Políticas y Programas Sociales (inclusión social su tendencia es hacia “mundialización”) Democracia, Gobernabilidad, ; las élites político-financiero gobernantes ( representan el 1% de la sociedad, sus poderes son absolutamente ocultos, oscuros, subterráneos y por lo común son los impulsores de “políticas de estado” de carácter violento, bárbaras, salvajes, fascistas) y  no explican y menos justifican, simplemente criminalizan las protestas. Un buen aliado y socio poderoso de ambos sectores es el poder mediático, - que en tiempos de democracia, generan una dictadura - que ante la ausencia por crisis de los partidos políticos, han logrado tener una presencia por lo general determinante e incluso poniendo su propia Agenda, ante la debilidad política del gobierno.



En cambio, el sector narco, es el sector criminal de la burguesía (visto así desde ámbitos democráticos, no por eso la burguesía es una santa) en la coyuntura mundial actual, este grupo está presente en la llamada economía criminal – es la parte violenta, mafiosa, criminal, asesina- de las clases dominantes – la burguesía -por lo general se forma y fortalece en la sombra por la debilidad y corrupción  del poder político oficial o legal. Por presión de la opinión pública y de los propios medios de comunicación, frente a la inseguridad ciudadana, el lavado de activos ( y los nuevos millonarios “nacidos” en sus narices) es forzado, obligado el Poder Político a emprender una batalla, de represión y persecución  contra la economía criminal, pero por lo general, la corrupción lograr captar y/o capturar a sus instrumentos de defensa legal – Poder Judicial, Policía, Políticos, etc. – y todos somos testigos como finalmente fracasan y su premio final es convivir, alimentarse de la economía criminal. Hoy ejemplos abundan en todo el mundo, como en escenarios de democracias fallidas, de papel, mediáticas, delegativas, censitarias, noveladas – son tan débiles y corruptas que forman parte de un “Estado Inviable” , paso previo y obligado hacia el “narco-estado”.  Son parte de un solo todo, el poder burgués, indiscutible, pero a su vez es necesario, obligado establecer las “diferencias” que existen como usan, manejan y manipulan la Política, la Democracia y el Estado.

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NO HAY DIFERENCIA ENTRE NARCO, BURGUESÍA Y ÉLITES.
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Raúl Zibechi.
Net/globalización.  Noviembre del 2014.

Propongo que dejemos de hablar de narco (narcotráfico o tráfico de drogas) como si fuera un negocio distinto a otros que realizan las clases dominantes. Atribuir los crímenes a los narcos contribuye a despolitizar el debate y desviar el núcleo central que revelan los terribles hechos: la alianza entre la élite económica y el poder militar-estatal para aplastar las resistencias populares. Lo que llamamos narco es parte de la élite y, como ella, no puede sino tener lazos estrechos con los estados.

La historia suele ayudar a echar luz sobre los hechos actuales. La piratería, como práctica de saqueo y bandolerismo en el mar, jugó un papel importante en la transición hegemónica, debilitando a España, potencia colonial decadente, por parte de las potencias emergentes Francia e Inglaterra. La única diferencia entre piratas y corsarios es que éstos recibían "patentes de corso", firmadas por monarcas, que legalizaban su actuación delictiva cuando la realizaban contra barcos y poblaciones de naciones enemigas.

Las potencias disponían así de armadas adicionales sin los gastos que implicaban y conseguían debilitar a sus enemigos "tercerizando" la guerra. Además, utilizaban los servicios de los corsarios sin pagar costos políticos, como si los destrozos que causaban fueran "desbordes" fuera del control de las monarquías, cuando en realidad no tenían la menor autonomía de las élites en el poder. La línea que separa lo legal de lo ilegal es tenue y variable.
Encuentro varias razones para dejar de considerar a los narcos como algo diferente de la burguesía y del Estado.

La primera, es histórica. Es bien conocido el caso de Lucky Luciano, jefe de la Cosa Nostra preso en Estados Unidos. Cuando las tropas estadunidenses desembarcaron en Sicilia, en 1943, para combatir al régimen de Mussolini, contaron con el apoyo activo de la mafia. El gobierno de Estados Unidos había llegado a un acuerdo con Luciano, por el cual éste movilizó a sus partidarios a favor de los aliados a cambio de su posterior deportación a Italia, donde vivió el resto de su vida organizando sus negocios ilegales.
Los mafiosos eran, además, fervientes anticomunistas, por lo que fueron usados en el combate a las fuerzas de izquierda en el mundo y como fuerza de choque contra los sindicatos estadunidenses.

En segundo lugar, la superpotencia utilizó el negocio de las drogas en su intervención militar en el sureste de Asia, en particular en la guerra contra Vietnam. Pero también a escala local, en el mismo periodo, para destruir al movimiento revolucionario Panteras Negras. En ambos casos la CIA jugó un papel destacado. Sobre estos dos primeros puntos hay decenas de publicaciones, lo que hace innecesario entrar en detalles.

En tercer lugar, Colombia ha sido el principal banco de pruebas en el uso de las bandas criminales contra las organizaciones revolucionarias y los sectores populares. Un informe de Americas Watch de 1990 establece que el cártel de Medellín, dirigido por Pablo Escobar, atacaba sistemáticamente a "líderes sindicales, profesores, periodistas, defensores de los derechos humanos y políticos de izquierda, particularmente de la Unión Patriótica" (Americas Watch, La guerra contra las drogas en Colombia, 1990, p. 22).

A renglón seguido destaca que "los narcotraficantes se han convertido en grandes terratenientes y, como tal, han comenzado a compartir la política de derecha de los terratenientes tradicionales y a dirigir algunos de los más notorios grupos paramilitares".

Este es el punto clave: la confluencia de intereses entre dos sectores que buscan enriquecerse y mantener cuotas de poder, o adquirir más poder, a costa de los campesinos, los sectores populares y las izquierdas. Todo indica que la experiencia colombiana –en modo particular, la alianza de los narcos y los demás sectores de las clases dominantes– está siendo replicada en otros países como México y Guatemala, y está disponible para aplicarla donde las élites globales lo crean necesario. De más está decir que esto no podía hacerse sin el concurso de la agencia "antidrogas" estadunidense, así como de sus fuerzas armadas.

En cuarto lugar, hace falta comprender que el negocio de las drogas forma parte de la acumulación por desposesión, tanto en su forma como en su contenido. Funciona como una empresa capitalista, como "una actividad económica racional", como concluye el libro Cocaína & Co., de los sociólogos colombianos Ciro Krauthausen y Luis Fernando Sarmiento (Tercer Mundo Ediciones, 1991). Tiene algunas diferencias con los demás negocios capitalistas, sólo por tratarse de una actividad ilegal.

La violencia criminal, considerada a veces como demencial, es el argumento que suelen utilizar los medios y las autoridades para enfatizar los aspectos especiales del negocio de las drogas. Es tan falso como lo sería atribuir un carácter criminal al cultivo y comercialización de bananas porque en diciembre de 1928 fueron asesinados mil 800 huelguistas que trabajaban en la United Fruit Company en la Ciénaga de Santa Marta, norte colombiano. Algo similar podría atribuirse al negocio minero o al petrolero, manchados de sangre en todo el mundo.

El negocio de las drogas está en sintonía con la financierización de la economía global, con la cual confluye a través de los circuitos bancarios donde se lavan sus activos. Es bueno recordar que durante la crisis de 2008 el dinero del narco mantuvo la fluidez del sistema financiero, sin cuyos aportes hubiera padecido un cuello de botella que habría paralizado buena parte de la banca.

Por último, eso que mal llamamos narco tiene exactamente los mismos intereses que el sector más concentrado de la burguesía, con la que se mimetiza, que consiste en destruir el tejido social, para hacer imposible e inviable la organización popular. Nada peor que seguir a los medios que presentan a los narcos como forajidos irracionales. Tienen una estrategia, de clase, la misma a la que pertenecen.
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