lunes, 28 de abril de 2008

GLOBALIZACION Y ESTADO DE BIENESTAR.

Globalización y Estado de Bienestar.
"Los 30 años de gloria del capitalismo".

Juan Torres López


Como es bien sabido, en los últimos dos o tres decenios se han producido cambios muy profundos en nuestras sociedades que han propiciado una nueva y quizá más profunda fase de internacionalización de las relaciones económicas y sociales.No es la primera vez en la historia en que la dimensión internacional alcanza un protagonismo tan relevante y, de hecho, lo que muchos historiadores afirman es que, en realidad, vivimos una segunda globalización. Pero sí es verdad que el vertiginoso y revolucionario avance de las nuevas tecnologías de la información ha creado un nuevo tipo de sociedad, la sociedad en red o de redes, en la que muchos de sus aspectos más determinantes del bienestar humano (para bien o para mal) se desenvuelven a escala global o planetaria.
Casi al mismo tiempo que se ha gestado esto último se ha ido produciendo también una crisis evidente (si no la práctica desaparición) de lo que hemos conocido como Estado de Bienestar.Es muy pertinente, por lo tanto, preguntarse sobre la interrelación entre ambos fenómenos sociales, si pueden reforzarse uno con otro, en qué condiciones, o si, por el contrario, son verdaderamente incompatibles.Pero para entender los efectos que la fase globalizadora en la que estamos ha tenido sobre el Estado del Bienestar es imprescindible ponerse de acuerdo sobre su naturaleza respectiva porque no todos estamos entendiendo lo mismo cuando hablamos de las mismas cosas. Creo que es fácil aceptar que cuando hablamos del Estado de Bienestar nos referimos al sistema social que se consolidó, principalmente en Europa, a partir de la II Guerra Mundial y que comúnmente se asocia con los años gloriosos del capitalismo de los años cincuenta y sesenta.
Pero hay que tener muy en cuenta que el Estado de Bienestar fue el resultado concreto de unas circunstancias sociales, políticas y económicas muy singulares y de una correlación de fuerzas entre las clases sociales muy especial.
Por un lado, el Estado del Bienestar fue posible gracias:
*- al crecimiento intensivo que favorecía grandes incrementos de la productividad y una expansión continuada de la demanda,
*- a la constante y amplia intervención del sector público en la economía,
*- al pleno empleo y a una división internacional del trabajo y
*- de las tareas productivas que garantizaba el predominio de las economías del norte desarrollado, principalmente, sobre sus antiguos territorios coloniales.
Y a todo eso coadyuvó, al mismo tiempo, la enorme capacidad de creación de consenso que proporcionaba la llamada cultura del más y la aparición, desde el principio muy ligada a los grandes poderes económicos, de las grandes industrias culturales y de manipulación de las conciencias.
Por otro lado, el Estado del Bienestar fue (para muchos, de modo principal) el resultado de un pulso entre clases sociales que en aquellos momentos históricos no tenía un ganador claro.
Ese pulso sin ganador seguro se tradujo inicialmente en un pacto (en muchas ocasiones explícito) sobre la distribución de la renta que expresaba, al mismo tiempo, el equilibrio de clases existente entonces (que impedía que se produjese un claro predominio del capital sobre el trabajo, o viceversa) y la necesidad de ofrecer un modelo relativamente aceptable para las clases trabajadoras frente al referente alternativo que en aquel momento representaban la Unión Soviética y sus países afines.
En esas condiciones, teniendo en cuenta que se orientaba sobre todo a lograr un cierto equilibrio de clases sociales, y aunque la economía tendiese constantemente, como ha sucedido siempre en el capitalismo, a su internacionalización, el Estado del Bienestar no podía ser fundamentalmente sino una experiencia nacional, es decir, fraguada en el interior de los respectivos ámbitos estatales.
La globalización neoliberal.
Por otra parte, la globalización en la que nos encontramos no es simplemente un cambio de escala, que lo es, ni el resultado de un gran revolución tecnológica, que lo es, ni un cambio de proyecto civilizatorio, que lo es, ni siquiera el resultado de una transformación radical en el modo de funcionar, organizar o regular la vida económica y social, que lo es.
La fase globalizatoria que vivimos en la actualidad es todo ello pero también, y sobre todo, es la consecuencia de un cambio radical en la correlación de fuerzas, es el resultado del pulso al que hice referencia anteriormente ganado ahora resueltamente por el capital frente a los trabajadores de todo el mundo. Y esto es lo que de verdad explica que, a medida que la globalización se ha ido consolidando, el Estado del Bienestar haya ido entrando en una crisis profunda y definitiva. Veamos esto con algo más de detalle.
Las razones que se pueden argumentan para explicar, justificar o racionalizar el declive del Estado del Bienestar en la globalización de nuestra época son muy diversas y todas seguramente cargadas de razón... si no se contextualizan adecuadamente.
Se trata, por ejemplo, de argumentos como los siguientes:
*- La falta de capacidad de maniobra de los gobiernos para llevar a cabo las políticas redistributivas que permitieran los pactos o equilibrios de rentas que son intrínsecos y consustanciales al Estado del Bienestar. Entre otras razones, porque si las llevan a cabo, estableciendo cargas impositivas que no privilegien al capital, éste se deslocaliza, desplazándose a territorios más favorables desde este punto de vista gracias a las nuevas condiciones de movilidad que proporciona el no-orden institucional del actual marco de relaciones económicas internacionales.
*- La ausencia de esos mecanismos o instrumentos redistributivos (principalmente fiscales) a escala global que permitieran compensar o complementar la acción de los gobiernos nacionales en este campo.
*- El predominio de políticas deflacionistas que deprimen la actividad económica, y que necesariamente implican reducir el potencial de crecimiento de las economías limitando, en consecuencia, las posibilidades de creación de empleos.
*- La generalización de mercados de trabajo que, en lugar de ser la fuente de la socialización en el bienestar (garantizado salarios de suficiencia, acceso a los derechos sociales universales, la creación de amplias redes familiares y sociales,... como en la etapa fordista) son precarios, origen de grandes desigualdades e incluso de un nuevo tipo de grave exclusión social.
*- La imposibilidad, en las anteriores condiciones, de originar o generar el consenso en el espacio de la mercancía (del empleo y del consumo) para pasar a convertir en mercancía la generación del consenso en el espacio del ocio o no trabajo.
*- Una renuncia efectiva al Estado, a la política y a la consideración del espacio colectivo (que es el propio del bienestar cuando las personas se reconocen como seres sociales más que como simples individuos) como ejes de la acción social, para convertir al mercado en su centro omnipresente.
Por otro lado, la regulación socioeconómica desde la ética y la lógica del mercado que sostiene la globalización en la que nos encontramos ha producido una economía global que es imagen vicaria del mercado: imperfecta, asimétrica, desigualadora, útil solamente para optimizar la rentabilización de los intercambios pero completamente ajena a la equidad o simplemente a la problemática distributiva.
Finalmente, el orden institucional que finalmente acompaña a este estado de cosas que caracterizan a la globalización de nuestras días es la negación estricta de sí mismo porque no es un auténtico orden global (como ocurre paradigmáticamente en el campo financiero) sino una arquitectura que no se rige sino por la búsqueda constante del beneficio con independencia de su precio o de las condiciones en que se produzca (lo que explica, por ejemplo, los acusado problemas de sostenibilidad que la acompañan).
En todas estas condiciones, lo que viene creando la globalización son sociedades fragmentadas, desiguales y compuestas de individuos ensimismados que renuncian implícita o explícitamente, consciente o inconscientemente, a su pertenencia a grupos o a la clase, es decir, al otro como puente hacia su socialización. Unas sociedades en las que, efectivamente (y como suele ser opinión mayoritaria) es materialmente imposible que sobreviva el Estado del Bienestar.
Ahora bien, lo que sucede es que esta incompatibilidad no se da entre globalización y bienestar de modo genérico sino entre proyectos históricos concretos de ambos.
Es fundamental tener en cuenta que la globalización en la que nos encontramos, como ocurriera con otras fases globalizadoras, no es la globalización. En realidad, es su modalidad neoliberal, tan inevitablemente caduca como históricamente lo es cualquier otra.Y lo está ocurriendo, y afectando gravemente al bienestar, es que la globalización neoliberal es radicalmente imperfecta.
No es verdad que esté implicando una globalización de todas las relaciones sociales, como falsamente se quiere hacer creer. Por el contrario, son demasiados los ámbitos que expresamente están quedando fuera de la dimensión global que podrían alcanzar para lograr mejores condiciones de vida y bienestar para el conjunto de la humanidad. De hecho, son muy pocos los ámbitos socioeconómicos que en nuestros días se encuentran globalizados perfecta y literalmente hablando. Quizá solamente el dinero y las finanzas. Ni siquiera el comercio, porque los países ricos imponen costosísimas y barreras a los más pobres. Tampoco el trabajo, pues se mantienen fronteras obviamente contrarias a la liturgia liberalizadora con la que se nos adoctrina día a día. Y la globalización de la cultura, de los valores o las pautas de consumo o estilos de vida son, una clara expresión uniformadora más que la del mosaico en que debiera reflejarse la diversidad global de nuestro planeta.
En definitiva, el Estado del Bienestar es incompatible con la globalización pero solo en la versión neoliberal de ésta última y lo que eso indica no es que haya que renunciar a la globalización o mucho menos al bienestar sino que hay que hacer que éste sea su eje. En lugar de renunciar y dejar de hablar de bienestar lo tendríamos que erigir en el centro de la globalización para así avanzar hacia lo que me parece que satisface mejor que la agenda actual a las aspiraciones humanas más auténticas: la sociedad mundial del Bienestar Global.
Juan Torres López es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España).
Publicado originalmente en la revista Temas para el Debate. Reproducido únicamente con fines educativos. 29 de abril del 2008.

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5 comentarios:

Unknown dijo...

GLOBALIZACION Y ESTADO DE BIENESTAR

Quiero partir de esta frase que hace usted sobre globalización y Estado de Bienestar”EN DEFINITIVA EL ESTADO DE BIENESTAR ES INCOMPATIBLE CON LA GLOBALIZACIÓN, PERO SOLO EN LA VERSIÓN NEOLIBERAL DE ESTA ULTIMA, Y LO QUE ESO INDICA NO ES QUE HAYA QUE RENUNCIAR A LA GLOBALIZACIÓN O MUCHO MENOS AL BINESTAR, SINO QUE HAY QUE HACER QUE ESTE SEA SU EJE”, El Estado de Bienestar se consolido principalmente en Europa, a partir de la segunda guerra mundial y se asocia a los años gloriosos del capitalismo de los años cincuenta y sesenta y como resultado de esta aplicación se consigue grandes logros en los aspectos políticos económicos muy singulares de una correlación de fuerzas entre las clases sociales muy especial, y gracias a ello se intensifico la productividad intervención del sector publico en la economía, después de este crecimiento del EB la globalización se ha ido consolidando y el estado de bienestar entro en crisis profunda y definitiva. La concepción que tengo sobre globalización y Estado de Bienestar viene precisamente que el EB debe ser el eje en la globalización por los motivos que a continuación explico:
La hipótesis de la compensación sostiene que los ciudadanos demandan a sus gobiernos gastos en seguridad social que les protejan de la volatilidad económica introducida por la globalización. Es más, algunos autores afirman que el apoyo popular a la globalización depende del mantenimiento o incluso extensión del Estado de Bienestar. La explicación reside en que si los ciudadanos observan que la integración económica perjudica a los sistemas de protección social, se opondrán a la globalización. Aquí mostramos que existe una relación positiva entre gastos en seguridad social y apoyo al libre comercio. Otros factores que afectan igualmente a la opinión sobre el libre comercio son: la educación, la dotación de capital humano de cada país, la edad, el género, la ocupación y el área de residencia. Una vez descontados todos estos efectos, la correlación entre gastos sociales y el apoyo al libre comercio de cada país es aún más robusta. Los resultados indican que las resistencias a la globalización se pueden vencer mediante el mantenimiento del Estado de Bienestar. Los ciudadanos parecen estar dispuestos a que se intensifique la globalización si, a cambio, reciben una compensación que les proteja de la mayor volatilidad económica, sobre todo de inseguridad en el trabajo, que este proceso conlleva.
En el ARI nº 100/2006 “¿Quién teme la globalización en la UE?” mostrábamos que la inseguridad en el mercado de trabajo está en la base de las reticencias que genera la globalización. Otros factores sociales –como el género, área de residencia o factores idiosincrásicos– o de índole política juegan un papel muy limitado en la determinación de las actitudes hacia este proceso económico. En consecuencia se concluía que un sistema de bienestar social, que compense a los trabajadores de la inseguridad en el trabajo que genera la globalización, podría reducir las suspicacias que suscita este proceso económico.
La hipótesis de la compensación sostiene que los ciudadanos demandan a sus gobiernos gastos en seguridad social que les protejan de la volatilidad económica introducida por la globalización. Es más, algunos autores sugieren que el apoyo popular a la globalización depende del mantenimiento o incluso extensión del Estado de Bienestar, pues si los ciudadanos observan que la integración económica perjudica a los sistemas de protección social se opondrán a la globalización. Esta relación es robusta a la consideración de otros factores que afectan igualmente a la opinión sobre el libre comercio como: la educación, la dotación de capital humano de cada país o región, la edad, el género, la ocupación y el área de residencia. Una vez descontados todos estos efectos, la correlación entre gastos sociales y el apoyo al libre comercio de cada país es aún más robusta. Los resultados indican que las resistencias a la globalización se pueden vencer mediante el mantenimiento del Estado de Bienestar. Los ciudadanos parecen estar dispuestos a adentrarse en la intensificación del proceso de globalización si a cambio reciben una compensación que les proteja de la mayor volatilidad económica, sobre todo de inseguridad en el trabajo, que este proceso conlleva.
DAVID VALDEZ GUTIERREZ

MARCO ANTONIO SAAVEDRA PINAZO dijo...

GLOBALIZACIÓN Y ESTADO DE BIENESTAR


Juan Torres manifiesta que en los últimos años se han producido cambios en nuestra
sociedades tanto en el campo económico como social y que muchos historiadores
afirman que nos encontramos en una segunda globalización, por que es cierto que el
vertiginoso y revolucionario avance de las nuevas etnologías ha creado un nuevo tipo
de sociedad, en efecto un una nueva forma de vida dentro del campo de la
globalización el cual ha hecho que los sistemas de vida en sociedad se han cambiantes
para bien o para mal .
Y todo esto a producido una desaparición del Estado de bienestar , se ha anota una
ausencia notable con el incremento de la escala global, por que se habla de estado de
bienestar se refiere al sistema social y los años gloriosos del Capitalismo de los años
cincuenta y sesenta .
Pero se debe recordar que el estado de bienestar fue gracias al crecimiento intenso que
favorecía grandes incrementos de la productividad ,ala constante y amplia intervención
del sector público en la economía.
El fundamento del estado de bienestar radica en la intervención del estado y en el
principio de la solidaridad .El reparto de la riqueza especialmente a través de los
sistemas de protección social , es posible gracias a la solidaridad de unos grupos y de
unas generaciones con otras .El estado contribuye al reparto de la riqueza a través de una
política fiscal que en muchos de los casos no es distribuida equitativamente ,
estableciendo unos sistemas sociales y promoviendo el empleo ,lo que permite disponer
de mayores recursos económicos a amplios sectores de la población , que han visto
incrementar su nivel y calidad de vida y sus posibilidades de consumo .La intervención del estado resulta más necesaria durante los períodos de recesión económica, no sólo para dinamizar el mercado sino también para hacer frente a las consecuencias sociales que los desajustes económicos van produciendo, con medidas de política y protección social y que los menos favorecidos son los pobres. Estas actuaciones públicas han originado un fuerte crecimiento del gasto público, como consecuencia de la ampliación de los sistemas de protección social, que se ha producido para evitar que la crisis económica condujera también a una crisis social. Esto a consecuencia de los endeudamientos que por historia se han dado .El período de ajuste y adecuación de las economías nacionales al nuevo contexto internacional está siendo largo, por eso los estados han ido adquiriendo unos índices de endeudamiento elevados, lo que les ha obligado, en los últimos años, a promover políticas restrictivas que se han concretado en la disminución y descenso de los niveles de protección social .Pero muchos gobiernos y particularmente de los países subdesarrollados no tan tenido la dirección correcta para hacer y promover políticas sociales que beneficien a la mayoría . Esta situación ha provocado el debate en torno a la viabilidad del estado de bienestar, a corto y largo plazo, al encontrarse los gobiernos con dificultad para disponer de los recursos financieros necesarios para su desarrollo.
Las políticas mal diseñadas y estructuradas han provocado que las sociedades entren en un retroceso social que los limita a avanzar en el desarrollo en un determinado ambito.
El estado de bienestar es incomparable con la globalización como lo señala Juan Torres Lopez, pero solo en la versión Neoliberal y lo que indica es que no se tenga que renunciar a la Globalización o mucho menos al bienestar y que este sea su eje , se tiene que direccionar las aspiraciones Humanas las cuales tengas que ser sometidas a los cambios de Globalización que se vive en estos tiempos.

Atte.
Marco Saavedra Pinazo

Octavio dijo...

GLOBALIZACION Y ESTADO DE BIENESTAR
El Estado de Bienestar es un gran aporte de Europa para el mundo pero, ¿Qué pasa con la globalización? A través de la sociedad en red ¿Cómo esta el Estado de Bienestar?, lamentablemente con el proceso de la internacionalización en vez de ser reforzado, simplemente son incompatibles; porque, el capital es mas fuerte que los trabajadores del mundo.
A medida que la globalización se ha ido consolidando, el Estado de bienestar ha ido entrando en una crisis profunda y definitivamente provocado por la globalización.
Lamentablemente el Estado de bienestar ha declinado en el proceso de la globalización por el desinterés de los gobiernos supranacionales en legitimar las políticas redistributivas, y por el predominio de políticas deflacionistas que deprimen la actividad económica, sin posibilidades de creación de empleos. En estas condiciones es imposible que sobreviva el Estado de bienestar.
La globalización lo único que ha hecho es crear sociedades fragmentadas y desiguales porque, este sistema neoliberal es radicalmente imperfecta. Están globalizados sólo el dinero y las finanzas; el comercio es para los países desarrollados, los países pobres están limitados de acceder a los mercados a través de los mal llamados TLC.
Entonces el Estado de bienestar resulta incompatible con la globalización; pero, la tarea es no renunciar a la globalización y al bienestar, sino que hay que hacer que este sea su eje. El Estado de bienestar debe ser el centro de la globalización.
Para lograr las aspiraciones realmente humanas, se tiene que reivindicar el Estado de bienestar que, en algún momento fue diseñado para proteger a las personas a que caigan en la pobreza y, que estas personas tengan una vida mínimamente aceptable según los criterios de la sociedad moderna.

Octavio AGUILAR CCMA

Giuliano dijo...

La globalización es tal vez el fenómeno más importante ocurrido de las últimas décadas, en dónde los hechos dejaron de tener una referencia local o doméstica y pasaron a tener una referencia global o mundial; razón por la cual también se le conoce como “mundialización”. La globalización tiene múltiples facetas en el campo financiero, productivo, social, político y su característica principal es la integración de los mercados en una especie de “aldea global”, en dónde las corporaciones transnacionales tienen un rol preponderante.

La globalización de la producción es un hecho: Toyota fabrica las autopartes en los diferentes países del Asia, coordina la producción desde Singapur y lo comercializa mediante Mitsui en Japón ante el mundo. El algodón que se cosecha en Egipto, se hila en Turquia, se convierte en tela en India, se diseña desde Italia y finalmente se transforma en prenda en Taiwán para venderlo al mundo.

Los estados nación vienen perdiendo la importancia y la relevancia que tenían en el pasado; en el mundo cada minuto cruzan las fronteras más de 20,000 millones de US dölares, con lo cual resulta casi imposible conocer la procedencia del capital. Según el Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Sao Paulo; Mitsubishi, Mitsui, Sumitomo, General Motors, Marubeni, Ford y Exxon logran una facturación de cerca de 1.4 trillones de dólares lo cual equivale a la suma de los PBI de Brasil, Argentina, México, Chile, Colombia, Perú, Uruguay, Venezuela y Nueva Zelanda.

El poder de las transnacionales es tan decisivo en el mundo que a futuro podrían llegar a tener un representante en el foro mundial de las Naciones Unidas, por contar con mayor representatividad que algunos estados. Todo este proceso ya implica una redefinición del papel del Estado y del concepto mismo de la soberanía de los países.

Fundamentos que distan mucho de lo que fue el Estado de bienestar en donde se justificaba así mismo como una tercera vía entre el capitalismo primitivo y el comunismo, una economía mixta y una organización social intermedia entre el reinado indiscutible de lo privado y el predominio de lo público.

En este nuevo mundo se está imponiendo el capitalismo liberal tras el fracaso del sistema de economía centralizada, la desaparición del comunismo práctico y por el cuestionamiento que se hace por parte de los neoliberales del Estado de Bienestar y su viabilidad.

Esta utopía de una única civilización y un único mercado nunca podrá realizarse pero está dejando y dejará mucho dolor y sufrimiento.

El capitalismo global no ha sido el único intento de globalización; el modelo de economía planificada de la URSS trató también de extenderse a todo el planeta pero generó grandes costes: millones de vidas humanas, desastres ecológicos, corrupción.

Giuliano Cuevas Escalante

Walther dijo...

GLOBALIZACION Y ESTADO DE BIENESTAR.

El estado de bienestar, se ubica más en el campo de las políticas públicas, la noción de estado de bienestar tiene connotaciones diferentes en distintos países,
se entiende por estado de bienestar al conjunto de políticas de estado que aseguran el bienestar de cada ciudadano desde la cuna hasta la tumba,

según los fundadores del estado de bienestar (BEVERIDGE Y TITMUSS BEN GRANB) bretaña, BISMARCK en Alemania y otros conciben de que el estado de bienestar se concibe al individuo protegido en todo su ciclo de vida., se garantiza su acceso a la salud, ala alimentación y a la educación, en los años productivos, el individuo encuentra un empleo que da un salario digno que le da acceso a la seguridad social para el trabajador y su familia, en la vejes se le garantiza un ingreso(pensión o jubilación) y tiene acceso a los servicio de salud, la nueva generación toma relevo de la labor productiva y contribuye a través de sus aportes a la seguridad social.

El estado de bienestar evoluciono lentamente y se ha producido un cierto consenso sobre estas garantías, básicas, de manera que el ser humano puede confiar en la ayuda de los demás en funcioj de la gravedad de las circunstancias de mayor o menor es algo que también depende de una serie de circunstancias

desde mediados de los años ochenta, sin embargo el estado de bienestar ha entrado en crisis, por el numero elevado de ciudadanos depende de los esquemas de protección social como pensiones, seguro de desempleo o el subsidio a la indigencia, como se practica en vario países de Europa, este sistema social a llegado a constituirse en el principal rubro de gasto publico, y las poblaciones han tenido un mayor envejecimiento, la mayor expectativa de vida de todo los grupos de edad han creado un caos en las finanzas en salud . Porque la atención de personas que viven cada vez mas años hace el esquema mas costoso. Las pensiones mas costosas, las condiciones que dieron lugar al estado de bienestar ya no están presentes y el esquema se ha vuelto financieramente inviable. En los diferentes países. Las generaciones actuales no tienen un estado de bienestar que les avale el estado,

Esta generación esta destinada a vivir a la deriva, sin una garantía de vida, mas que todo por el mismo sistema estructural planteado por el neoliberalismo, este sistema ya no se da como resultado concreto de cómo fue de las circunstancias sociales, políticas y económicas, muy singulares, al pleno empleo y a una división de trabajo, las tareas productivas garantizaba el predominio de las economías.
La globalización por otro lado no es una simple escala, si no es una consecuencia de un cambio radical en la correlación de fuerzas, a medida que la globalización se ha ido consolidando. El estado de bienestar ha ido entrando en una crisis profunda y definitiva, mas que todo por la malas maniobras de los gobiernos falta de una políticas redistributivas, la ausencia de mecanismos, fiscales a escala global, y el predominio de políticas defaccionistas de la actividad económica.
La globalización lo que viene creando son sociedades desfragmentadas desiguales y compuestos por individuos, ensimismados, con este sistema es materialmente imposible que sobreviva el estado de bienestar.