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La crisis griega, se encuentra en su etapa más crítica, reservada y a punto de transformase en defautl, un país en quiebra absoluta y total. Por un lado se da la presión económico-política de la troika gobernante en Europa: el BCE, la UE y el FMI, organizaciones supranacionales, político-financiera que hoy ejercen una presión chantaje a las economías del tercer mundo y con su accionar de componenda política ponen en peligro la estabilidad económico-financiera en todo Europa. La crisis griega en el contexto de las economías de Europa, no representa una situación de poder y estable como por ejemplo Alemania, Francia, etc. Tal es el nivel de endeudamiento privado – crisis de los bancos, bolsas, seguros, transnacionales – que por ineficiencia de las Autoridades Políticas e ineficacia institucional se ha transformado en deuda pública estatal. Situación real de la economía griega que el jueves 3 del presente, concitó toda una mañana de la Cumbre del G-20 , Cannes, Francia, y todos conjuntamente asumir el reto de la reconstrucción de la economía y las finanzas de la país helénico.
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El terror e incertidumbre de los DEFAULTS en una sociedad multidimensional.
Una visión histórica.
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Pablo Raúl Fernández Llerena.
Sociólogo. Politólogo.
"No estoy de acuerdo con tus ideas, pero defiendo tu sagrado derecho a expresarlas."
1.- Introducción. Concepto General.
Se denomina default, suspensión de pagos o cesación de pagos a la situación concursal en la cual un comerciante o una sociedad... Técnicamente un default ocurre cuando un deudor no cumple con sus obligaciones de pago de la deuda, ya sea porque no puede o no quiere; en un sentido más amplio, también se da cuando no se cumple con alguna obligación o cláusula financiera (condiciones que se imponen) del contrato de deuda, pero el término suele estar relegado al aspecto de "no pago" de una obligación. Asimismo, el default se puede dar en cualquier compromiso de deuda, como en préstamos, hipotecas, bonos, etc.
O sea en términos sencillos o prácticos un default o "suspensión de pagos" (o cesación), es la situación que se da cuando no se paga una obligación de deuda. Se diferencia de la quiebra o bancarrota dado que esta última de partida es una figura legal donde una corte impone supervisión o control sobre la entidad deudora, y además implica que la persona o entidad no puede pagar lo adeudado por no tener los recursos suficientes. En cambio, en el caso del default, si bien no se realizan los pagos el deudor tiene los recursos pero no liquidez (por ejemplo propiedades, infraestructura, producción y otros recursos que con el tiempo podrían traducirse en dinero para pagar satisfactoriamente la deuda).
Obviamente, también los países emiten instrumentos financieros que implican deudas, una forma de préstamos a cambio de cierto interés, como bonos de gobierno. Por ejemplo a la fecha,- antes de la suba de la deuda de 14 a 16 billones de dólares - Estados Unidos pasa por una suerte de crisis de deuda, en donde si no paga a una determinada fecha entrará en "default". Muchos lo confunden con una especie de quiebra, pero que no es lo mismo. En el caso de ese país, sólo significa que no tiene la liquidez para pagar todos sus compromisos, lo que no significa que no tenga los recursos. Y además no significa que no pagara los prestamos o bonos a otros países y organizaciones, sino que puede además escoger que cosas no pagará (de darse la situación), como cuentas internas, beneficios sociales, sueldos,, “gasto” social en salud o educación, etc... y de ninguna forma significa que no pagará sus deudas formales con el resto del mundo (por lo tanto no debiera estar en riesgo la economía global, salvo por la sobre reacción de los inversionistas).
El tema del default o cesación de pagos ha estado por así decirlo de moda durante el último tiempo, y seguramente lo seguiremos escuchando, no sólo con el problema que tiene Estados Unidos, sino que Europa en general, - Grecia, España, ahora Italia - con su propia crisis y los rescates que se están efectuando para superar este asunto.
2.- La crisis se convirtió en una tragedia griega.
La crisis griega, se encuentra en su etapa más crítica, reservada y a punto de transformase en defautl, un país en quiebra absoluta y total. Por un lado se da la presión económico-política de la troika gobernante en Europa: el BCE, la UE y el FMI, organizaciones supranacionales, político-financiera que hoy ejercen una presión chantaje a las economías del tercer mundo y con su accionar de componenda política ponen en peligro la estabilidad económico-financiera en todo Europa. La crisis griega en el contexto de las economías de Europa, no representa una situación de poder y estable como por ejemplo Alemania, Francia, etc. Tal es el nivel de endeudamiento privado – crisis de los bancos, bolsas, seguros, transnacionales – que por ineficiencia de las Autoridades Políticas e ineficacia institucional se ha transformado en deuda pública estatal. Situación real de la economía griega que el jueves 3 del presente, concitó toda una mañana de la Cumbre del G-20 , Cannes, Francia, y todos conjuntamente asumir el reto de la reconstrucción de la economía y las finanzas de la país helénico.
A pesar de la resoluciones asumidas por el G-20 sobre el papel del Fondo Monetario Internacional FMI, en la Cumbre de Cannes, Francia, la nueva función y responsabilidad de los bancos – que ahora asumen parte del rescate, aportando de su patrimonio con la finalidad de detener el impacto y terribles consecuencias de la crisis, recesión y posible default, el crecimiento con desarrollo económico social, desarrollo con trabajo decente e inclusión social. Ahora surge la gran pregunta quién debe asumir esta responsabilidad, partiendo a la hipótesis que ninguna de las Instituciones goza de la confianza de los países desarrollados, el grave cuestionamiento desde los países emergentes – por mejor y mayor cupo en el Directorio – o desde las canteras de los países en desarrollo, - antes tercer mundo, subdesarrollados – quienes cuestionan absolutamente su falta de transparencia y oportunidad en sus decisiones de Política Pública; felizmente que ahora la elite internacional académica o política, nos denomina “Países en Desarrollo” con fuerte potencial de un mercado interno emergente y poseer los recursos naturales, la biodiversidad que hoy las corporaciones transnacionales, buscan con desesperación en su nuevo modelo de acumulación mundial; los nuevos aires de los poderes locales emergentes de fortalecimiento de una nueva ciudadanía múltiple y moderna, así como una poderosa sociedad civil, local, popular, democrática, fortalecen las perspectivas viables de iniciar, crecer y consolidar una Nueva Democracia Participativa, Dialogante,
Hoy la crisis y recesión de los países capitalistas y la grave “enfermedad” social y política del sistema democrático, nos muestran un panorama internacional complejo, profundamente conflictivo – millones de ciudadanos indignados en las calles y plazas del mundo -, una muestra histórica de 66 países de los cinco continentes, que representan el 90 por ciento del PBI mundial, se relevó que en el período 1800-1945 se registraron 127 episodios de default, con una duración promedio de 6 años. En los años que van de 1946 a 2006, la interrupción en el pago de deudas se repitió 169 veces, de lapso medio de 3 años. Ese inventario también abarcó de 1300 a 1799, cuando países europeos considerados hoy muy ricos (Alemania, Francia) contabilizaron varios acontecimientos de cesación de pago, al igual que Austria, España y Portugal. Estados Unidos no declaró formalmente un default pero alteró en dos oportunidades la paridad del dólar con el oro (1933 y 1971), lo que implicó pagar su deuda con una moneda depreciada, que en los hechos significó una quita de capital a los acreedores. Este recorrido histórico forma parte de una investigación apabullante de cifras e indicadores de los economistas Kenneth Rogoff (ex economista jefe del FMI) y Carmen Reinhart (ex vicepresidente del banco de inversión Bear Stearns) en “Ocho siglos de crisis financieras. Historia mundial de los defaults”. Es un libro oportuno en momentos donde el temor al default de deuda de economías europeas provoca fuertes oscilaciones en las cotizaciones de activos financieros y puede sumergir a las potencias en una nueva recesión. La perspectiva histórica ofrece un análisis más sereno en un escenario de incertidumbre y desmorona afirmaciones ligeras vinculadas con lo que representa un default, en particular con la cercana experiencia argentina.
3.- Los defaults. “el Terror” en la historia de la sociedad capitalista.
Rogoff advierte que “los inversores, como los funcionarios y líderes políticos, generalmente ignoran las muchísimas experiencias históricas de crisis financieras. Y los pocos que tienen una mínima noción de lo sucedido en otras épocas muy a menudo dicen: ‘esta vez es diferente...’”. Junto a Reinhart han registrado los defaults de deudas externas de 66 países: 13 africanos, 18 latinoamericanos, 12 asiáticos, 19 europeos, además de Norteamérica y Oceanía. En una de sus conclusiones afirman que “los defaults en serie siguen siendo la norma” a lo largo de la historia, destacando que entre 2003 y 2007 no hubo esos episodios pero que no es motivo para alegrarse porque fue “un típico respiro, una típica tregua, luego de una larga crisis”, y que desde entonces se ha iniciado una nueva ola.
En esa investigación se observa como factor distintivo que los defaults recorren toda la historia del capitalismo. Ocurrieron en diferentes etapas, desde la formación de los Estados nacionales, el mercantilismo, el capitalismo moderno hasta la globalización financiera. Una de las características que destacan es que “el fenómeno de los defaults más bien pareciera un rito de pasaje universal para casi todos los países mientras transitan el camino desde la condición de emergente a la de Estados desarrollados”. Ponen como ejemplo a Francia, que defaulteó los pagos de su deuda externa 8 veces entre 1558 y 1788, mientras que España lo hizo 6 veces entre 1557 y 1647. En esa época los defaults eran tan usuales que los reyes franceses ejecutaban a sus acreedores (bloodletting) como estrategia para “reestructurar deudas”. El ministro de Finanzas francés Abbe Terray entre 1768-1774 reivindicó que los gobiernos deberían defaultear una vez cada cien años, a fin restaurar el equilibrio. Con esos antecedentes, afirman que “no sería justo calificar a ninguno de los mercados emergentes de hoy con el título de defaulteador serial”.
Desde 1800 los datos son más completos, lo que les permitió agrupar los episodios de cesación de pago en cinco ciclos:
- El primero es durante las Guerras Napoleónicas, período que fue muy importante puesto que solo en el peor momento de la crisis de la deuda de 1980 se aproxima a los niveles de defaults de comienzos de 1800.
- El segundo va de 1820 hasta finales de 1840, cuando cerca de la mitad de todos los países del mundo estaban en default, incluyendo a todos los de América latina.
- El tercer capítulo arrancó a principios de la década de 1870 y duró aproximadamente dos décadas.
- El cuarto comenzó con la Gran Depresión de los años ’30 del siglo pasado y se extendió hasta principios de la década del ’50. En estos años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial se produjo el pico más grande en la historia moderna, cuando los países que no pagaban o estaban reestructurando sus deudas representaron el 40 por ciento del Producto mundial. Esto se explica por la guerra pero también por el arrastre de la crisis económica del ’30.
- La etapa más reciente fue entre los años ’80 y ’90 en los países en desarrollo, con el caso argentino como el más notable.
Si bien es el incumplimiento de deuda más reciente y estruendoso por su magnitud, en el estudio de Rogoff y Reinhart se revela que Argentina no se encuentra al tope de los países defaulteadores de la región. Desde su independencia al 2006, Argentina defaulteó 7 veces; Brasil lo hizo en 9 oportunidades; México en 8; y Venezuela en 10. También se precisa que Ecuador, México, Perú, Venezuela y Nicaragua estuvieron en cesación de pagos o reestructurando deudas más del 40 por ciento de los años transcurridos desde que lograron la independencia. Argentina, 32 por ciento. En Europa, España defaulteó el record de 13 veces; Alemania y Francia lo hicieron 8 veces cada uno. Grecia, 5 desde 1829, pero más del 50 por ciento de los años estuvo en default o reestructurando.
Pocos países no han defaulteado formalmente: Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Bélgica, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Corea del Sur, Singapur. De todas formas, algunos de ellos defaultearon de hecho, como Estados Unidos. Lo hizo cuando rebajó el contenido de oro de la moneda en 1933 o cuando suspendió la convertibilidad en el siglo XIX durante la Guerra Civil y luego otra vez más y definitiva en agosto de 1971.
Una de las enseñanzas más contundentes que Rogoff y Reinhart extraen de su monumental investigación es “la impresionante correlación entre la libre movilidad del capital y la ocurrencia de crisis bancarias”. “Los defaults son altamente sensibles a los vaivenes de los flujos de capitales”, indican, lo que revaloriza una estrategia de desendeudamiento y marginación del mercado financiero internacional, conducta que transita a contramano de la evolución histórica de los países en un contexto de abundancia de capitales que induce a un sobreendeudamiento. Este proceso desembocó en crisis por algún shock externo (suba de la tasa de interés, baja de las materias primas o crisis de deuda en las potencias) y pone en evidencia la vulnerabilidad de esas economías.
En esta instancia resulta un valioso complemento el análisis del economista de formación marxista Rolando Astarita, que explica en su blog que “los defaults han permitido restablecer el curso de la acumulación a lo largo de prácticamente toda la historia del capitalismo”. Agrega que ésta “está marcada por períodos de intensa acumulación, que llevan a la sobreexpansión, empujada por el crecimiento del crédito y el aumento de los flujos de capitales”. Las crisis bancarias se deben a que las fases alcistas son seguidas por crisis de sobreproducción, con violentas caídas de los precios y los valores. “La acumulación de deudas por parte de los gobiernos, y su posterior liquidación violenta, no es ajena a esta dinámica”, apunta, puesto que “los defaults de las deudas externas de los gobiernos forman parte de las desvalorizaciones de capitales, que acompañan toda crisis”. El repudio de las deudas o su pago con moneda depreciada son las vías por medio de las cuales se realizan esas desvalorizaciones. Por esto también, en determinado punto, se acuerda que la única salida para restablecer la acumulación del capital pasa por el default y la reestructuración de las deudas. Sucedió en Argentina en 2001 y es lo que se vislumbra hoy para Grecia. ( Italia donde se queda, y Berlusconi hará alguna movida político-financiera antes de “largarse”).
Como dicen Rogoff y Reinhart en el último párrafo de la investigación, pensar que Grecia u otro país europeo “nunca más defaultearán porque ‘esta vez es diferente’ debido a que ‘esta vez está de por medio la Unión Europea’ podría revelarse en cualquier momento, no necesariamente en el largo plazo, como una inferencia poco feliz. Como tantas otras de la historia financiera mundial”.
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Arequipa, patrimonio cultural de la humanidad.
AQP. 5 de noviembre del 2011.
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