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Nubarrones
europeos. Tormenta británica.
Gran Bretaña paga el precio de
un Brexit
aislacionista, de la pandemia
con consecuencias profundas y ahora,
de una guerra en el propio continente.
A pesar del discurso
bélico triunfalista de Londres, de la Unión Europea y de la OTAN,
los sectores sociales europeos más
relegados — es decir los que cargan con el peso
fundamental de la crisis energética, de alimentos y social–, comienzan a ganar
las calles en defensa de su sobrevivencia Inflación descontrolada. 10.1% en el mes de julio. Agosto mes de
las Huelgas Sindicales exigen ajuste del Salario Real. Ferroviarios, Subterráneos
y portuarios, Huelgas después de 30 a 40 años. “Pobreza
Energética” en más del 60% de la Población. Londres
se paralizó el pasado fin de semana {20 y 21 de agosto} y se espera que esta situación se repita. Los trabajadores de correos anticipan decretar la huelga al igual que sindicatos de periodistas). Profesores y trabajadores de Sanidad, amenazan con una Huelga a partir de la
presente semana. “trabajadores ferroviarios,
estibadores, abogados… Cada día, más o menos, el país se enfrenta a un
nuevo movimiento de ira. Precios de los Alimentos se disparan. Proyectan una
Inflación mayor al 13% y una Recesión prolongada. Crisis de liderazgo, sobre el
reemplazo de Boris Johnson,
los 2 candidatos de los Conservadores, sus propuestas
son torno al Poder – y la herencia del Thatcherismo -
y parecen estar en otro país y no mirar la realidad de un barco que se hunde.
Continúa presente las consecuencias Económico-comerciales, transporte en relación
al Brexit – el retiro de Gran Bretaña de la
Unión Europea. Y más allá se acerca un proceso de “separatismo”
en especial ESCOCIA “ellos” manifiestan – a nombre de su Ciudadanía la Primer Ministro, de permanecer en la Unión Europea.
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NUBARRONES
EUROPEOS, TORMENTA BRITÁNICA.
Bancarrota
a la British con Inflación Descontrolada y Explosiva Protesta Social.
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Por Sergio Ferrari | 29/08/2022 | Economía
Fuente
Rebelión lunes 29 e agosto del 2022.
El
riesgo de una grave crisis energética-humanitaria
Golpe a
golpe, crisis en crisis. Gran Bretaña en
estado de shock se confronta con una
inflación nunca
antes vista en los últimos 40 años. El sistema de salud se desbarranca. La rabia social crece y se expresa en huelgas masivas en sectores esenciales.
Panorama
desolador que lleva a algunos actores sociales a reflexionar sobre lo que podría ser el estallido de una
verdadera crisis humanitaria, apenas en
algunos meses. La gigante Federación
NHS,
instancia de referencia en el sector salud, salió en los últimos días con los tapones de punta frente al desgobierno
todavía dirigido por el decapitado Boris Johnson. Le instó a actuar de
forma inminente para controlar los
aumentos de los costos de energía. Afirma que, en caso de que no tome medidas urgentes, se corre el riesgo de “una emergencia de
salud pública”.
A
las puertas de una crisis humanitaria
El tercer
viernes de agosto, la Federación
que reúne, apoya y habla en nombre de todo el sistema de salud de
Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, hizo
sonar la alarma. Las cifras muestran
que, en caso que no se tomen medidas
sociales adicionales,
“las tasas de pobreza energética en el Reino Unido alcanzarán el 54% a partir de octubre y al menos el 66% a partir de enero”. Afectando, especialmente, más del 80% de las familias numerosas, monoparentales y parejas de jubilados.
En Gales,
Escocia e Irlanda del Norte el estado de pobreza energética se define como la situación derivada de destinar más del 10% de los
ingresos medios de un hogar para
pagar la factura de energía. Según cálculos oficiales, para enero
del año próximo el precio de la
energía llegaría a 4,266 libras
esterlinas (1libra=1,18
dólar). El salario medio actual en Gran Bretaña
oscila en las 31,285 libras esterlinas. Apenas
hace un año, en marzo de 2021, el
precio máximo para el rubro energía
era de 1,200 libras anuales.
No es
habitual que la NHS alce el tono con la dureza
que lo está haciendo. Y nadie puede restarles
valor a esas palabras dado su contacto estrecho con la realidad cotidiana y la crisis de abajo. La Federación reúne a 1,5 millones de
empleados que atienden a más de 1
millón de pacientes al día.
“Promovemos
la colaboración y el trabajo en sociedad como la
clave para mejorar la salud de la población,
brindar atención de alta calidad y reducir las desigualdades
en salud”, insisten los portavoces de este principal interlocutor
gubernamental.
Para la
Federación, vivir en la pobreza energética repercutirá
en “un aumento drástico de las
afecciones respiratorias, la desnutrición e
incluso los ingresos hospitalarios de los niños”. Sostiene
que las personas mayores vulnerables
que viven en condiciones invernales
también corren un riesgo particular
de ataques cardíacos, accidentes
cerebrovasculares y caídas. Tensiones,
depresiones y enfermedades psico-mentales aumentarán junto con esta crisis.
En ese marco,
el reembolso del costo de vida de 400 libras esterlinas
que prometió el Gobierno, a pagarse en
cuotas, no logrará contrarrestar el golpe
dramático de los precios de la energía.
“Esto empujará a más de dos tercios de los hogares del Reino Unido a la pobreza energética, lo que exacerbará las desigualdades en salud que ya se ampliaron durante la pandemia”, sostiene la Federación. Analistas económicos ya comienzan a prever la recesión económica a mediano plazo.
Crisis
de desgobierno
Diversos
actores de la oposición política, sindical y de la sociedad civil vienen señalando en las últimas semanas la responsabilidad
del primer ministro Boris Johnson en esta situación
cada día más compleja.
Agosto
ha sido un mes de huelgas y movilizaciones sociales multiplicadas en distintos sectores, cada uno con sus reivindicaciones propias, pero con el común denominador de exigir ajuste de los salarios para
acolchonar el aumento descontrolado de los precios de productos
básicos y servicios.
El 22 de
agosto, France Inter titulaba sugestivamente uno de sus análisis “Huelgas y Thatcherismo de regreso en Gran
Bretaña”. En el mismo enfatizaba que
“es
la primera vez en 30 o incluso 40 años que hay huelgas en algunos sectores, como
ferroviarios, subterráneos y portuarios”.
Londres se
paralizó el pasado fin de semana {20 y 21 de agosto} y se espera
que esta situación se repita. Los
trabajadores de correos anticipan decretar la huelga al igual que sindicatos de
periodistas).
Si bien British Airways llegó a última hora a un acuerdo salarial que evita lo peor a la vuelta de las vacaciones de los británicos, los profesores y los trabajadores de la sanidad amenazan con lanzarse en una huelga masiva. El 23 de agosto, el sitio WEB de Le Monde, informaba de la movilización social en Gran Bretaña: “trabajadores ferroviarios, estibadores, abogados… Cada día, más o menos, el país se enfrenta a un nuevo movimiento de ira.
Al mismo
tiempo, las alternativas políticas se
ven complicadas por la disputa de liderazgo entre las tropas conservadoras en busca del sucesor-a de Johnson para
septiembre. Los dos principales
candidatos, Liz Truss y Rishi Sunak, quienes
intensifican el debate desde una perspectiva meramente de poder, parecen
estar ajenos a un país amenazado de
derrumbe.
Como lo
señalaba a la prensa Gordon Brown, que fuera primer ministro laborista durante la crisis
financiera de 2008, el país se enfrentaba a una «bomba de tiempo económica» si no diseña, ahora, un plan para el difícil invierno que se avecina. Los laboristas hablan de Johnson como de “gobierno zombi” que
ya se ha retirado.
El LegalToday, publicación
destinada a los profesionales
de derecho, en un artículo
publicado en su sitio WEB en la segunda semana de agosto, titulaba “El vacío político del Reino Unido amenaza
con una crisis económica más profunda”.
Inflación
descontrolada
Una de las
causas y ejemplo de la compleja crisis actual: la explosión
inflacionaria. Según
la Oficina Nacional de Estadísticas
(ONS,
por sus siglas en inglés), el índice de
precios al consumo (IPC) del Reino Unido subió un 10,1 % en
julio — frente al 9,4% del mes anterior–, y se situaba en agosto en el nivel más alto en más de 40 años, cuando alcanzó un 10,4%, en
febrero de 1982.
Según la
cadena televisiva France 24, unos
de los rubros que presionó para
empujar la inflación a dos dígitos
fue el de los alimentos.
Se registró un incremento de 2,3% entre junio y julio, el más alto a nivel mensual de los últimos 21 años.
«Los
precios de los alimentos aumentaron
notablemente, en particular los productos de panadería,
lácteos, carnes y verduras», indicó Grant Fitzner, economista jefe de la ONS, citado por
el medio francés.
No obstante,
para algunos expertos, lo peor está por venir. El Banco de
Inglaterra prevé un incremento en el
precio del gas para el mes de octubre, que, sumado a la presente crisis, podría empujar al Reino Unido a
una recesión prolongada. Diversas fuentes proyectan que la inflación podría llegar entonces
a un 13%. Teniendo
en cuenta que los precios de la energía
se mantendrán altos, el banco central
reconoce que el país enfrenta su mayor caída en los niveles de vida
desde que comenzaron los registros en la
década de 1960.
Según France24, el
salario real hoy está en el nivel
más bajo registrado, por lo que, si
las cifras demuestran algo, es que los salarios no están impulsando la inflación (…) Por
otra parte, paradójicamente, desde la
pandemia, las 350 principales empresas que cotizan en el FTSE (el índice bursátil
de referencia de la Bolsa de Valores
de Londres) han experimentado un aumento de sus beneficios del 43%. El análisis concluye: el Reino Unido padece una crisis de especulación, ¿cuándo se hará algo al respecto?”
Aunque todavía menos impactante que la
británica, la inflación en la eurozona también sigue disparándose hasta alcanzar máximos históricos. Llegó al 8,9% en julio, porcentaje superior al 8,6% de junio, al 8,1% de mayo y al 7,4% de abril. Los europeos siguen viendo cómo se disparan los precios de la energía y los alimentos, debido, en buena parte, a las
consecuencias de la guerra ruso-ucraniana. Y
los problemas reales de abastecimiento
de gas y
combustibles provenientes de Rusia.
La estimación preliminar publicada el 29
de julio por Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, es la más alta desde que se iniciaron los registros de la eurozona en 1997.
Nubarrones
europeos. Tormenta británica. Gran Bretaña paga el precio de un Brexit aislacionista, de la pandemia con consecuencias profundas
y ahora, de una guerra en el propio
continente. A pesar del discurso bélico triunfalista de Londres, de la Unión Europea y de la OTAN, los sectores sociales europeos más relegados — es decir los que cargan
con el peso fundamental de la crisis energética, de alimentos y
social–, comienzan a ganar las calles en defensa de su sobrevivencia
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