La Paradoja de la Globalización.
Ulrich Beck
El mundo se ha convertido en un lugar peligrosamente desigual, también para los ricos de las metrópolis occidentales. El último informe del Banco Mundial sobre la situación financiera de los países en desarrollo parece un manifiesto de protesta de la organización de ayuda a la infancia Terre des Hommes: la caída de los precios en los mercados mundiales de materias primas, el proteccionismo comercial y el estancamiento coyuntural en los países industriales, pero, sobre todo, el descenso del turismo mundial tras el 11 de septiembre de 2001, han agudizado dramáticamente la miseria en las zonas pobres del mundo. Sólo para pagar los intereses de la deuda, el Sur transfiere al Norte 200.000 millones de dólares anuales. Las desigualdades globales aumentan: entre 1960 y 2000, el 20 por ciento más rico de la población mundial pasó de disponer del 70 por ciento de la renta global a disfrutar del 90 por ciento, mientras que la cuota del 20 por ciento más pobre cayó del 2,3 al 1 por ciento. En tanto que 1.200 millones de personas tienen que sobrevivir con menos de un dólar diario, la ayuda al desarrollo descendió otro 20 por ciento desde 1990.
El mundo se ha convertido en un lugar peligrosamente desigual, también para los ricos de las metrópolis occidentales. El último informe del Banco Mundial sobre la situación financiera de los países en desarrollo parece un manifiesto de protesta de la organización de ayuda a la infancia Terre des Hommes: la caída de los precios en los mercados mundiales de materias primas, el proteccionismo comercial y el estancamiento coyuntural en los países industriales, pero, sobre todo, el descenso del turismo mundial tras el 11 de septiembre de 2001, han agudizado dramáticamente la miseria en las zonas pobres del mundo. Sólo para pagar los intereses de la deuda, el Sur transfiere al Norte 200.000 millones de dólares anuales. Las desigualdades globales aumentan: entre 1960 y 2000, el 20 por ciento más rico de la población mundial pasó de disponer del 70 por ciento de la renta global a disfrutar del 90 por ciento, mientras que la cuota del 20 por ciento más pobre cayó del 2,3 al 1 por ciento. En tanto que 1.200 millones de personas tienen que sobrevivir con menos de un dólar diario, la ayuda al desarrollo descendió otro 20 por ciento desde 1990.
La globalización, se afirma en un manifiesto del movimiento antiglobalización, "es el último nombre en la historia del crimen para referirse a la acumulación de privilegios y riquezas y la democratización de la miseria y la desesperanza". En contra de esto debemos movilizar la "internacional de la esperanza". En este sentido, la propia globalización engendra, ciertamente, su propia oposición, variopinta e increíblemente contradictoria: anarquistas, sindicalistas, neona-cionalistas, ecologistas, parados, incendiarios de centros de refugiados, pequeños empresarios, profesores, sacerdotes, obispos católicos, el Papa, comunistas, fascistas, feministas, ultraortodoxos y fundamentalistas islámicos. En cualquier caso, todos ellos actúan según este lema: a la globalización hay que combatirla con... ¡globalización! O, en palabras de Richard Falk: resistencia contra la globalización desde arriba a través de la globalización desde abajo.
Esta paradoja de la antiglobalización -el hecho de que sólo se pueda practicar y justificar la resistencia contra la globalización estableciendo como objetivo otra globalización, una globalización buena y genuina- se manifiesta de muchas maneras. Quienes se manifiestan en la calle contra la globalización no son "enemigos de la globalización": ¡qué mareo de palabras! Son adversarios de los defensores de la globalización que pretenden imponer otras normas globales en el espacio de poder global, frente a otros adversarios de los defensores de la globalización. De este modo, ambos grupos de adversarios se superan recíprocamente con sus objetivos globales y, con la fusta de la resistencia, jalean incesantemente el avance del proceso de globalización.
Todos los "adversarios de la globalización" no sólo comparten con sus "adversarios" los medios globales de comunicación, ampliando de ese modo las posibilidades de aplicar esos medios a los fines de los movimientos transnacionales de protesta y las posibilidades organizativas de tales movimientos. También operan sobre la base de los mercados globales, la división global del trabajo y los derechos globales. Sólo esto hace factible su omnipresencia actual y potencial, que trasciende cualquier frontera. También piensan y actúan con arreglo a categorías globales, sobre las que, gracias a sus acciones, llaman la atención de la opinión pública global. Su lucha tiene como finalidad la domesticación de los mercados financieros. También defienden tratados y organizaciones de alcance mundial que vigilen a estos mercados.
Las corrientes migratorias no se pueden ni entender ni regular nacionalmente. Ambas cosas presuponen una visión cosmopolita. Y, por último, la pobreza globalizada sólo puede combatirse globalmente.
Consideremos el caso de los derechos sindicales: el derecho de organizar sindicalmente los derechos laborales, que muchas veces no es más que papel mojado, no está todavía globalizado, ni mucho menos. A diferencia de lo que ocurre con las normas de comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC), no se sancionan las violaciones de las convenciones en vigor sobre derechos sindicales de la ONU, ni las de la prohibición del trabajo infantil. Por eso, en EE UU muchos activistas participan en campañas contra la explotación desmedida de las fábricas textiles de México, Nicaragua e Indonesia, ( Maquilas ) donde las costureras producen vaqueros de marcas caras por un par de céntimos a la hora, si bien cualquier intento de autoorganización es reprimido mediante la violencia policial. Esta relación directa de la cultura de protesta de las metrópolis con los sindicatos de los países en desarrollo da su pujanza global al movimiento de quienes se oponen a los defensores de la globalización. Habría que hacer lo posible por entender esta extraña ley: la resistencia a la aceleración de la globalización acelera más esa globalización.
Si bien es cierto que la globalización se acaba imponiendo con el poder de sus enemigos, eso no quiere decir que todo dé lo mismo. Lo que impulsa la globalización no es la libertad global del capital, sino la falta de libertad global de las víctimas de la globalización. La resistencia frente a la agenda neoliberal de la globalización impone una agenda cosmopolita de globalización. Todas las crisis, los conflictos, los descalabros de la globalización tienen uno y el mismo efecto: refuerzan la apelación a un régimen cosmopolita, abren (pretendiéndolo o no) el espacio a una ordenación del poder y del derecho.
Este círculo, en el que los conflictos y crisis de la globalización globalicen a ésta, puede documentarse de múltiples formas. Como los adversarios de los defensores de la globalización organizan sus cumbres transnacionalmente, las contramedidas policiales tienen que transnacionalizarse a su vez. Las policías nacionales tienen que saltar sobre su sombra nacional y desnacionalizarse, transnacionalizarse ellas mismas. Es decir, la protesta supranacional exige una policía supranacional, un sistema acorde de información supranacional, regulaciones jurídicas supranacionales, etcétera.
Este hermanamiento paradójico de contrarios es lo que hace avanzar el régimen cosmopolita. Los grupos de protesta ecologistas Urgewald y Greenpeace, así como ATTAC y las ONG que combaten el hambre en el mundo, exigen la condonación de la deuda de las naciones más pobres y un cambio de rumbo drástico en la política sobre el clima. Pero eso mismo es lo que demanda, por ejemplo, el canciller federal alemán, en coincidencia con otros jefes de Gobierno. La brecha entre la política verbal y la política real es extrema. Se lleva a efecto poco o nada en absoluto de lo que se promete y publica a bombo y platillo en los comunicados de las cumbres. Pero lo único que quiere decir eso es que las organizaciones no gubernamentales son la mejor conciencia del Gobierno... quizá incluso fueran el mejor Gobierno.
O pensemos en la evasión fiscal: paraísos fiscales como las Islas Caimán británicas, las Antillas Holandesas o Liechtenstein se convierten a ojos vista en un agujero negro de la economía mundial en el que, según cálculos del Fondo Monetario Internacional, fortunas privadas acumulan depósitos por valor de más de cinco billones de dólares fiscalmente opacos. Sólo la Hacienda alemana pierde de ese modo un mínimo de 10.000 millones de euros anuales.
Sin embargo, todas las iniciativas para acabar con estos paraísos fiscales han fracasado porque los Gobiernos no reúnen las fuerzas para tocar este privilegio de los ricos. Los antiglobalización aguijonean en la calle a los Gobiernos para que se liberen del sueño que les autoconfina al ámbito nacional y neoliberal y, hombro con hombro con las organizaciones no gubernamentales, realicen los intereses que les son más propios.
Sin duda, hay y seguirá habiendo contramovimientos reaccionarios reforzados y poderosos que traten de llevar a su molino el agua de las protestas contra la globalización, con el fin de alcanzar así influencia en los ámbitos políticos. De hecho, ya hoy se perfilan combinaciones perversas de una política de mercados mundiales abiertos y de xenofobia propagada por los Estados. Hacia fuera, hacia los mercados mundiales, el comportamiento es adaptativo; hacia dentro, autoritario. Para los que ganan con la globalización lo que procede es el neoliberalismo; para los que pierden con ella, se atiza el miedo al extranjero y se dispensa, dosificado, el veneno de la reetnificación. Pero incluso en esto se evidencia que un fascismo modernizado, en caso de que fuera posible, tampoco podría sustraerse al imperativo de la inmanencia oposicional.
Este "tanto lo uno como lo otro" se personifica en la figura del especulador profesional George Soros, que encarna en una misma persona tanto el capital asilvestrado como el movimiento radical de oposición. Es a la vez especulador de primera fila y su crítico más radical. Por un lado, con sus apuestas especulativas pone a países enteros a la defensiva; por otro, proclama alto y claro que los mercados financieros albergan el peligro de un desarrollo autodestructivo. Como principio dominante, este "tanto lo uno como lo otro" tiene algo de totalitario: sustrae el suelo al "anti" del movimiento antiglobalización en la medida en que supera y anula el principio de oposición.
¿Quiere esto decir que queda excluida una red europea de movimientos de antiglobalización, quizá incluso un partido europeo antiglobalización? No, pero éstos tendrían que aportar el valor y la energía para romper la ilusión del falso "anti" proteccionista del movimiento antiglobalización y luchar por una Europa cosmopolita abierta al mundo, que afirme la alteridad de los otros.
Globalización: transnacionalización de la economía.
Esta paradoja de la antiglobalización -el hecho de que sólo se pueda practicar y justificar la resistencia contra la globalización estableciendo como objetivo otra globalización, una globalización buena y genuina- se manifiesta de muchas maneras. Quienes se manifiestan en la calle contra la globalización no son "enemigos de la globalización": ¡qué mareo de palabras! Son adversarios de los defensores de la globalización que pretenden imponer otras normas globales en el espacio de poder global, frente a otros adversarios de los defensores de la globalización. De este modo, ambos grupos de adversarios se superan recíprocamente con sus objetivos globales y, con la fusta de la resistencia, jalean incesantemente el avance del proceso de globalización.
Todos los "adversarios de la globalización" no sólo comparten con sus "adversarios" los medios globales de comunicación, ampliando de ese modo las posibilidades de aplicar esos medios a los fines de los movimientos transnacionales de protesta y las posibilidades organizativas de tales movimientos. También operan sobre la base de los mercados globales, la división global del trabajo y los derechos globales. Sólo esto hace factible su omnipresencia actual y potencial, que trasciende cualquier frontera. También piensan y actúan con arreglo a categorías globales, sobre las que, gracias a sus acciones, llaman la atención de la opinión pública global. Su lucha tiene como finalidad la domesticación de los mercados financieros. También defienden tratados y organizaciones de alcance mundial que vigilen a estos mercados.
Las corrientes migratorias no se pueden ni entender ni regular nacionalmente. Ambas cosas presuponen una visión cosmopolita. Y, por último, la pobreza globalizada sólo puede combatirse globalmente.
Consideremos el caso de los derechos sindicales: el derecho de organizar sindicalmente los derechos laborales, que muchas veces no es más que papel mojado, no está todavía globalizado, ni mucho menos. A diferencia de lo que ocurre con las normas de comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC), no se sancionan las violaciones de las convenciones en vigor sobre derechos sindicales de la ONU, ni las de la prohibición del trabajo infantil. Por eso, en EE UU muchos activistas participan en campañas contra la explotación desmedida de las fábricas textiles de México, Nicaragua e Indonesia, ( Maquilas ) donde las costureras producen vaqueros de marcas caras por un par de céntimos a la hora, si bien cualquier intento de autoorganización es reprimido mediante la violencia policial. Esta relación directa de la cultura de protesta de las metrópolis con los sindicatos de los países en desarrollo da su pujanza global al movimiento de quienes se oponen a los defensores de la globalización. Habría que hacer lo posible por entender esta extraña ley: la resistencia a la aceleración de la globalización acelera más esa globalización.
Si bien es cierto que la globalización se acaba imponiendo con el poder de sus enemigos, eso no quiere decir que todo dé lo mismo. Lo que impulsa la globalización no es la libertad global del capital, sino la falta de libertad global de las víctimas de la globalización. La resistencia frente a la agenda neoliberal de la globalización impone una agenda cosmopolita de globalización. Todas las crisis, los conflictos, los descalabros de la globalización tienen uno y el mismo efecto: refuerzan la apelación a un régimen cosmopolita, abren (pretendiéndolo o no) el espacio a una ordenación del poder y del derecho.
Este círculo, en el que los conflictos y crisis de la globalización globalicen a ésta, puede documentarse de múltiples formas. Como los adversarios de los defensores de la globalización organizan sus cumbres transnacionalmente, las contramedidas policiales tienen que transnacionalizarse a su vez. Las policías nacionales tienen que saltar sobre su sombra nacional y desnacionalizarse, transnacionalizarse ellas mismas. Es decir, la protesta supranacional exige una policía supranacional, un sistema acorde de información supranacional, regulaciones jurídicas supranacionales, etcétera.
Este hermanamiento paradójico de contrarios es lo que hace avanzar el régimen cosmopolita. Los grupos de protesta ecologistas Urgewald y Greenpeace, así como ATTAC y las ONG que combaten el hambre en el mundo, exigen la condonación de la deuda de las naciones más pobres y un cambio de rumbo drástico en la política sobre el clima. Pero eso mismo es lo que demanda, por ejemplo, el canciller federal alemán, en coincidencia con otros jefes de Gobierno. La brecha entre la política verbal y la política real es extrema. Se lleva a efecto poco o nada en absoluto de lo que se promete y publica a bombo y platillo en los comunicados de las cumbres. Pero lo único que quiere decir eso es que las organizaciones no gubernamentales son la mejor conciencia del Gobierno... quizá incluso fueran el mejor Gobierno.
O pensemos en la evasión fiscal: paraísos fiscales como las Islas Caimán británicas, las Antillas Holandesas o Liechtenstein se convierten a ojos vista en un agujero negro de la economía mundial en el que, según cálculos del Fondo Monetario Internacional, fortunas privadas acumulan depósitos por valor de más de cinco billones de dólares fiscalmente opacos. Sólo la Hacienda alemana pierde de ese modo un mínimo de 10.000 millones de euros anuales.
Sin embargo, todas las iniciativas para acabar con estos paraísos fiscales han fracasado porque los Gobiernos no reúnen las fuerzas para tocar este privilegio de los ricos. Los antiglobalización aguijonean en la calle a los Gobiernos para que se liberen del sueño que les autoconfina al ámbito nacional y neoliberal y, hombro con hombro con las organizaciones no gubernamentales, realicen los intereses que les son más propios.
Sin duda, hay y seguirá habiendo contramovimientos reaccionarios reforzados y poderosos que traten de llevar a su molino el agua de las protestas contra la globalización, con el fin de alcanzar así influencia en los ámbitos políticos. De hecho, ya hoy se perfilan combinaciones perversas de una política de mercados mundiales abiertos y de xenofobia propagada por los Estados. Hacia fuera, hacia los mercados mundiales, el comportamiento es adaptativo; hacia dentro, autoritario. Para los que ganan con la globalización lo que procede es el neoliberalismo; para los que pierden con ella, se atiza el miedo al extranjero y se dispensa, dosificado, el veneno de la reetnificación. Pero incluso en esto se evidencia que un fascismo modernizado, en caso de que fuera posible, tampoco podría sustraerse al imperativo de la inmanencia oposicional.
Este "tanto lo uno como lo otro" se personifica en la figura del especulador profesional George Soros, que encarna en una misma persona tanto el capital asilvestrado como el movimiento radical de oposición. Es a la vez especulador de primera fila y su crítico más radical. Por un lado, con sus apuestas especulativas pone a países enteros a la defensiva; por otro, proclama alto y claro que los mercados financieros albergan el peligro de un desarrollo autodestructivo. Como principio dominante, este "tanto lo uno como lo otro" tiene algo de totalitario: sustrae el suelo al "anti" del movimiento antiglobalización en la medida en que supera y anula el principio de oposición.
¿Quiere esto decir que queda excluida una red europea de movimientos de antiglobalización, quizá incluso un partido europeo antiglobalización? No, pero éstos tendrían que aportar el valor y la energía para romper la ilusión del falso "anti" proteccionista del movimiento antiglobalización y luchar por una Europa cosmopolita abierta al mundo, que afirme la alteridad de los otros.
Globalización: transnacionalización de la economía.
NOTA.- El objetivo es netamente de carácter Académico.
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11 comentarios:
eeeee
La paradoja de la globalización comentado en su articulo tiene dos carateriticas fundamentales la primera un comentario general sobre la pobreza que ha traído este sistema que lo entendemos así:
Globalización. Un término polémico, en boca de todos: amado por unos, repudiado por otros... En los últimos años, y sobre todo luego del fin de la Guerra Fría a finales de la década del ’80, el término globalización ha sonado constantemente, sobre todo en aquellos países en los que, gracias a este fenómeno, miles de economías han quedado devastadas. Sin embargo, es curioso que la globalización no haya actuado de la misma manera en todos los países del mundo...
La supresión de las barreras al libre comercio y la integración de las economías nacionales al mercado internacional, es muy benéfico en el marco de la globalización, sobre todo para los más pobres. Por desgracia, las decisiones son tomadas por entidades como el Banco Mundial, o países como los Estados Unidos de América; decisiones que encajan con los intereses o creencias de personas que manejan a "estos grandes". Claro está, el problema difícilmente se resolverá, sobre todo porque los intereses de "ese grupo de personas" no es hacer a los pobres más ricos. Actualmente todo es pensado para evitar el contacto físico. En las guerras, las bombas se tiran desde 15.000 mts. de altura, al igual que las políticas económicas se piensan y aplican por personas que residen en un hotel de 5 estrellas, muy lejos de las personas que quedarán destruidas, más allá de que el lema del Banco Mundial sea "nuestro sueño es un mundo sin pobreza"...
Aparte de los 1.200 millones de personas que en el mundo viven con menos de 1 U$S diario son 2.500 millones de personas viven con menos de 2 U$S diarios. Suman, las dos partes, más de un 60% de la población mundial... Cerca de 4.000 millones de personas habitan en la pobreza más total. 4.000, de 6.000 millones de habitantes en el mundo.
La segunda carateristica es las corrientes antisistema
La segunda característica es de los reclamos antisistema coformado por diferentes grupos,perol os objetivos de los manifestantes quedan, sin embargo, a menudo poco claros. Ello se debe a que forman una coalición singular, con algunos componentes grotescos. No obstante, la mayoría de ellos aboga por una serie de reformas muy concretas, entre ellas una más estricta regulación del sistema financiero internacional, particularmente un riguroso control de las Bolsas de Valores y los bancos, un impuesto a las transacciones financieras y el cierre de los «paraísos impositivos» offshore.
También abogan por el libre acceso de los países en desarrollo a los mercados agrarios protegidos de los países industriales, la condonación de la deuda externa de los países en desarrollo, el establecimiento de estándares sociales, ambientales y democráticos en los acuerdos internacionales de comercio y la continuación del Proceso de Kyoto para la protección del clima mundial.
Simultáneamente rechazan cualquier nueva ronda de liberalización, así como los acuerdos comerciales para la protección de la propiedad intelectual y un posible acuerdo global de inversiones. Por otra parte reclaman la reforma, el control democrático y/o cambios en las prioridades del Banco Mundial y el FMI.
David Valdez Gutierrez
LA GLOBALIZACION Y SUS CONTRADICCIONES
La globalización ha hecho del mundo un sistema desigual, donde campea la injusticia social, donde los precios de las materias primas de los países en vías de desarrollo caen en los mercados mundiales a vista, paciencia y gusto de los supuestos dueños del mundo, donde las relaciones comerciales son desiguales entre los países desarrollados y los países pobres. Hasta el turismo mundial que en alguna medida favorece a los países pobres, ha descendido a consecuencia del terrorismo internacional. En fin la pobreza y la miseria campean en las bastas zonas pobres del mundo.
La preocupación y la prioridad de los Estados y sus gobernantes es pagar la deuda externa, la población en situación de pobreza y extrema pobreza esta en el ultimo plano político; pues millones de personas tienen que sobrevivir con menos de un dólar diario.
La riqueza y los privilegios son de un grupo minoritario que, son los grupos de poder económico mundial que se han dado el lujo de supuestamente de democratizar la miseria y la desesperanza de los pobres.
Pues la globalización ha arrasado con todo el mundo porque, tiene en su poder todo los medios para su expansión, cuentan con la ciencia y la tecnología entre los más importantes están los medios globales de comunicación que facilitan imponer sus normas globales que hacen posible el manejo sistematizado de los mercados globales.
Por tanto queda claro que la globalización beneficia directamente a una minoría que son los grupos de poder económico.
Pero también queda que la propia globalización esta engendrando su propia oposición, porque, en el mundo entero se escuchan voces de diferentes grupos y sectores mayoritarios que piden a gritos combatir la globalización con ¡globalización!
Los derechos de las mayorías del mundo tienen que ser reivindicados a través de la globalización, utilizando los medios globales de la comunicación. Los pobres y los desempleados del mundo tienen que actuar globalmente para combatir la pobreza globalizada, se tienen que reivindicar los derechos sindicales, se tiene que recuperar la libertad global de las victimas de la globalización.
En fin todas las crisis, los conflictos, los descalabros provocados por la globalización tienen que ser resarcidos a través de las propias estrategias de regulaciones jurídicas de la globalización.
Al final será posible que a través de la globalización el mundo este abierto al mundo pero, con justicia, igualdad y equidad social y humanitaria.
Seamos conscientes o no, éstas son las condiciones bajo las que hacemos hoy nuestra historia común. Aunque buena parte (y muy posiblemente toda o casi toda) la historia que se va tejiendo dependa de decisiones humanas, las condiciones bajo las que se toman estas decisiones escapan a nuestro control.
No se puede hacer nada para dar marcha atrás a la globalización. Uno puede estar “a favor” o “en contra” de esta nueva interdependencia mundial. Pero sí hay muchas cosas que dependen de nuestro consentimiento o resistencia a la equívoca forma que hasta la fecha ha adoptado la globalización.
Hace casi dos siglos, en plena primera secesión, Karl Marx acusó de “utópicos” a aquellos que abogaban por una sociedad mejor, más equitativa y justa y que tenían la esperanza de lograrlo deteniendo en seco el avance del capitalismo y volviendo al punto de partida, al mundo pre-moderno del ámbito doméstico y los talleres familiares.
No había vuelta atrás, insistía Marx; y, al menos en ese punto, la historia le dio la razón. Cualquier tipo de justicia y de equidad susceptible de arraigar hoy día tiene que partir del punto en que unas transformaciones irreversibles han llevado ya a la condición humana.
En la actualidad la globalización está “liderada por las corporaciones”, es el sistema que permite a las empresas transnacionales y financieras invertir lo que ellas quieran donde ellas quieran; producir lo que quieran; comprar y vender lo que quieran, en cualquier lugar y con las mínimas restricciones posibles de las leyes laborales, convenciones sociales y regulaciones medioambientales. La globalización también está impulsada por los recursos financieros: solamente tenemos que fijarnos en el gran lío en el que se encuentran los mercados financieros actuales y veremos cuanta libertad han tenido para operar.
la globalización liderada por las corporaciones e impulsada por los recursos financieros ha sido todo un éxito. Han conseguido exactamente lo que pretendían. El objetivo final del capitalismo es conseguir el mayor beneficio posible y aumentar el denominado “capital del accionista”, así que, el resultado, cuando tiene éxito es la transferencia sistemática de riqueza del trabajo al capital. En la actualidad vivimos en lo que John Maynard Keynes llamaba una “economía de rentas”: en la que se hace dinero mientras se duerme por el simple hecho de ser propietario de capital, el sistema marcha muy bien. Los beneficios de las corporaciones transnacionales han alcanzado niveles record y los accionistas han estado demandando, y recibiendo, rendimientos del 10, 15 y hasta del 20% al año, como, por ejemplo, han estado entregando los bancos británicos, al menos hasta este año. Los paraísos fiscales y las empresas offshore [empresas radicadas en el exterior que no pagan impuestos, N. Del T.] cuidan de la riqueza de las empresas y de los particulares ricos, tal y como demuestran los actuales escándalos en Alemania y en otros países europeos.
Los números también muestran grandes y crecientes desigualdades entre la gente, dentro de un mismo país y entre países. Cuanto más neoliberal, liberalizador y de libre mercado es un país, más grandes son las desigualdades. Nadie discute estas crecientes disparidades: aquellos que defienden la globalización neoliberal sostienen que eleva las perspectivas para todos -una proposición bastante discutible cuando en el mundo hay mil millones de personas que viven con un dólar al día y la mitad del mundo con menos de dos dólares.
Además, todos sabemos que las empresas trasnacionales, las corporaciones financieras y los individuos ricos contribuyen proporcionalmente cada vez menos con sus impuestos al presupuesto nacional. Esto significa que la gente normal, los consumidores y las empresas locales pagan más de lo que deberían.
La tarea es inmensa. Nuestra época se caracteriza por una aparente falta de alternativas. Aunque el capitalismo manifieste síntomas de no estar bien de salud, la mayoría de sus críticos no va más allá de un tímido reformismo que se limita a cambios en los métodos de gestión que supuestamente eliminarían sus aspectos más negativos. Hablar de “capitalismo con rostro humano” (social, ecológico…) sería una solemne imbecilidad, sino fuera en realidad una farsa destinada a engañar a los incautos o a los que quieren ser engañados.
Seamos conscientes o no, éstas son las condiciones bajo las que hacemos hoy nuestra historia común. Aunque buena parte (y muy posiblemente toda o casi toda) la historia que se va tejiendo dependa de decisiones humanas, las condiciones bajo las que se toman estas decisiones escapan a nuestro control.
No se puede hacer nada para dar marcha atrás a la globalización. Uno puede estar “a favor” o “en contra” de esta nueva interdependencia mundial. Pero sí hay muchas cosas que dependen de nuestro consentimiento o resistencia a la equívoca forma que hasta la fecha ha adoptado la globalización.
Hace casi dos siglos, en plena primera secesión, Karl Marx acusó de “utópicos” a aquellos que abogaban por una sociedad mejor, más equitativa y justa y que tenían la esperanza de lograrlo deteniendo en seco el avance del capitalismo y volviendo al punto de partida, al mundo pre-moderno del ámbito doméstico y los talleres familiares.
No había vuelta atrás, insistía Marx; y, al menos en ese punto, la historia le dio la razón. Cualquier tipo de justicia y de equidad susceptible de arraigar hoy día tiene que partir del punto en que unas transformaciones irreversibles han llevado ya a la condición humana.
En la actualidad la globalización está “liderada por las corporaciones”, es el sistema que permite a las empresas transnacionales y financieras invertir lo que ellas quieran donde ellas quieran; producir lo que quieran; comprar y vender lo que quieran, en cualquier lugar y con las mínimas restricciones posibles de las leyes laborales, convenciones sociales y regulaciones medioambientales. La globalización también está impulsada por los recursos financieros: solamente tenemos que fijarnos en el gran lío en el que se encuentran los mercados financieros actuales y veremos cuanta libertad han tenido para operar.
la globalización liderada por las corporaciones e impulsada por los recursos financieros ha sido todo un éxito. Han conseguido exactamente lo que pretendían. El objetivo final del capitalismo es conseguir el mayor beneficio posible y aumentar el denominado “capital del accionista”, así que, el resultado, cuando tiene éxito es la transferencia sistemática de riqueza del trabajo al capital. En la actualidad vivimos en lo que John Maynard Keynes llamaba una “economía de rentas”: en la que se hace dinero mientras se duerme por el simple hecho de ser propietario de capital, el sistema marcha muy bien. Los beneficios de las corporaciones transnacionales han alcanzado niveles record y los accionistas han estado demandando, y recibiendo, rendimientos del 10, 15 y hasta del 20% al año, como, por ejemplo, han estado entregando los bancos británicos, al menos hasta este año. Los paraísos fiscales y las empresas offshore [empresas radicadas en el exterior que no pagan impuestos, N. Del T.] cuidan de la riqueza de las empresas y de los particulares ricos, tal y como demuestran los actuales escándalos en Alemania y en otros países europeos.
Los números también muestran grandes y crecientes desigualdades entre la gente, dentro de un mismo país y entre países. Cuanto más neoliberal, liberalizador y de libre mercado es un país, más grandes son las desigualdades. Nadie discute estas crecientes disparidades: aquellos que defienden la globalización neoliberal sostienen que eleva las perspectivas para todos -una proposición bastante discutible cuando en el mundo hay mil millones de personas que viven con un dólar al día y la mitad del mundo con menos de dos dólares.
Además, todos sabemos que las empresas trasnacionales, las corporaciones financieras y los individuos ricos contribuyen proporcionalmente cada vez menos con sus impuestos al presupuesto nacional. Esto significa que la gente normal, los consumidores y las empresas locales pagan más de lo que deberían.
La tarea es inmensa. Nuestra época se caracteriza por una aparente falta de alternativas. Aunque el capitalismo manifieste síntomas de no estar bien de salud, la mayoría de sus críticos no va más allá de un tímido reformismo que se limita a cambios en los métodos de gestión que supuestamente eliminarían sus aspectos más negativos. Hablar de “capitalismo con rostro humano” (social, ecológico…) sería una solemne imbecilidad, sino fuera en realidad una farsa destinada a engañar a los incautos o a los que quieren ser engañados.
La paradoja de la globalización.
Pues el mundo de hoy nos exige dotarnos de nuevas herramientas para encarar coherente y eficazmente nuestra supervivencia y elevar nuestra y elevar nuestra condición humana; necesitamos rearmarnos sobre todo espiritualmente, releer los contextos que nos rodean, renovar nuestra mística, nuestros valores, nuestros hábitos y rutinas, recitamos sublimar la calidad de nuestro actuar cotidiano sin perder el horizonte, el hilo conductor de la historia.
Realmente ya no hay posibilidad para aislarnos, en este proceso de globalización que atraviesa el mundo ha llegado a estremecer desde las estructuras mas sólidas de la sociedad, y hasta nuestras vida mas intimas, todo esto expresado a la hondura y velocidad de los acontecimientos del planeta, ya no hay escapatoria ,el escenario es uno solo. Mientras el mundo se hace más pequeño por efecto del triunfo de la ciencia y la tecnología, la sociedad de los países desarrollados se hace a su vez, más sensible al despertar del sentimiento religioso, étnico y nacionalista. .
Se ven todo los dias el mundo crece económicamente, la tecnología se desarrolla en la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, pero olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor de cabeza de ardua solución. nos están imponiendo reglas de juego iguales para todos parecen más del virtualismo que de la realidad,
“Cada día, los grandes centros financieros imponen sus leyes a naciones y grupos de naciones en todo el mundo. Reordenan y reacomodan a sus habitantes. Y, al terminar la operación, se encuentran con que sobran personas. Se dispara, por tanto, el volumen de población excedente, que no sólo está sometida al azote de la pobreza más aguda, sino que no cuenta para nada, que está desestructurada y atomizada, y cuya única finalidad es deambular por las calles sin rumbo fijo, sin vivienda ni trabajo, sin familia ni relaciones sociales – al menos mínimamente estables -, con la única compañía de sus cartones o bolsas de plásticos” (Fernández Durán: “Contra la Europa del capital y la globalización económica”. Talasa, Madrid, 1996) ?
La globalización Es una realidad por cuanto como se responde el mismo Beck se ha venido abajo una premisa esencial de la primera modernización, a saber, la idea de vivir y actuar en los espacios cerrados y recíprocamente delimitados de los Estados nacionales y de sus respectivas sociedades nacionales.
Sin embargo la globalización es considerada una ideología porque aunque se vende como único para todas las naciones del mundo, no obstante, en su desarrollo lleva implícito la desigualdad. Los países más industrializados asumen este proceso como algo natural e inevitable para el resto del concierto de países, exigen apertura total, pero a la hora de defender sus intereses nacionales, en cualquier terreno, acuden a prácticas que dejan mucho que desear. El mundo se hace cada vez más pequeños como resultado del triunfo de la ciencia y la tecnología, aparentemente más mecánico, impersonal, frío, calculador, pragmático, desalmado, pero lo que ocurre a diario es un despertar del sentimiento religioso y de la vida espiritual.
La tecnología y el proceso de globalización en la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor de cabeza de ardua solución. Se calcula que el nivel de desempleados o excluido se encuentra por encima de los 40 millones en los países más.
Por otro lado La globalización se fundamenta en el espíritu de la libertad económica y parece cierto de que además lo hace con mayor propiedad en las sociedades democráticas. Pero las democracias no son iguales en todos los países. No es lo mismo una democracia europea, robustecida durante décadas por sistema de seguridad social eficiente, que las democracias nuestras, que padecen de una debilidad institucional crónica en los términos planteados por Douglas North.
Sin embargo, las personas y/o sujetos no se limita a lo propio, se proyecta, se alarga a lo exterior y se convierte en un sujeto “cuasi-universal”, el cual según los autores Costa, Pérez y Tropea, pierde el sentido cultural del espacio - lugar y es sustituido por un espacio abstracto, neutral, homogéneo, que no le ofrece referentes de identidad. A este fenómeno se le denomina “vaciamiento cultural de lugar”
Entonces la globalización provoca la fragmentación cultural y social no sólo esta contribuyendo a la pérdida del sentido cultural del espacio o la creación de otros más neutros, más globales. También ha contribuido a la exacerbación del individualismo, favoreciendo con ello el aislamiento progresivo del individuo y su grupo familiar
La paradoja de la globalización.
Pues el mundo de hoy nos exige dotarnos de nuevas herramientas para encarar coherente y eficazmente nuestra supervivencia y elevar nuestra y elevar nuestra condición humana; necesitamos rearmarnos sobre todo espiritualmente, releer los contextos que nos rodean, renovar nuestra mística, nuestros valores, nuestros hábitos y rutinas, recitamos sublimar la calidad de nuestro actuar cotidiano sin perder el horizonte, el hilo conductor de la historia.
Realmente ya no hay posibilidad para aislarnos, en este proceso de globalización que atraviesa el mundo ha llegado a estremecer desde las estructuras mas sólidas de la sociedad, y hasta nuestras vida mas intimas, todo esto expresado a la hondura y velocidad de los acontecimientos del planeta, ya no hay escapatoria ,el escenario es uno solo. Mientras el mundo se hace más pequeño por efecto del triunfo de la ciencia y la tecnología, la sociedad de los países desarrollados se hace a su vez, más sensible al despertar del sentimiento religioso, étnico y nacionalista. .
Se ven todo los dias el mundo crece económicamente, la tecnología se desarrolla en la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, pero olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor de cabeza de ardua solución. nos están imponiendo reglas de juego iguales para todos parecen más del virtualismo que de la realidad,
“Cada día, los grandes centros financieros imponen sus leyes a naciones y grupos de naciones en todo el mundo. Reordenan y reacomodan a sus habitantes. Y, al terminar la operación, se encuentran con que sobran personas. Se dispara, por tanto, el volumen de población excedente, que no sólo está sometida al azote de la pobreza más aguda, sino que no cuenta para nada, que está desestructurada y atomizada, y cuya única finalidad es deambular por las calles sin rumbo fijo, sin vivienda ni trabajo, sin familia ni relaciones sociales – al menos mínimamente estables -, con la única compañía de sus cartones o bolsas de plásticos” (Fernández Durán: “Contra la Europa del capital y la globalización económica”. Talasa, Madrid, 1996) ?
La globalización Es una realidad por cuanto como se responde el mismo Beck se ha venido abajo una premisa esencial de la primera modernización, a saber, la idea de vivir y actuar en los espacios cerrados y recíprocamente delimitados de los Estados nacionales y de sus respectivas sociedades nacionales.
Sin embargo la globalización es considerada una ideología porque aunque se vende como único para todas las naciones del mundo, no obstante, en su desarrollo lleva implícito la desigualdad. Los países más industrializados asumen este proceso como algo natural e inevitable para el resto del concierto de países, exigen apertura total, pero a la hora de defender sus intereses nacionales, en cualquier terreno, acuden a prácticas que dejan mucho que desear. El mundo se hace cada vez más pequeños como resultado del triunfo de la ciencia y la tecnología, aparentemente más mecánico, impersonal, frío, calculador, pragmático, desalmado, pero lo que ocurre a diario es un despertar del sentimiento religioso y de la vida espiritual.
La tecnología y el proceso de globalización en la búsqueda de mayor eficiencia productiva, de menores costos y de mayor mercado, olvida con frecuencia las grandes capas de desempleados que, lejos de resolverse, son un dolor de cabeza de ardua solución. Se calcula que el nivel de desempleados o excluido se encuentra por encima de los 40 millones en los países más.
Por otro lado La globalización se fundamenta en el espíritu de la libertad económica y parece cierto de que además lo hace con mayor propiedad en las sociedades democráticas. Pero las democracias no son iguales en todos los países. No es lo mismo una democracia europea, robustecida durante décadas por sistema de seguridad social eficiente, que las democracias nuestras, que padecen de una debilidad institucional crónica en los términos planteados por Douglas North.
Sin embargo, las personas y/o sujetos no se limita a lo propio, se proyecta, se alarga a lo exterior y se convierte en un sujeto “cuasi-universal”, el cual según los autores Costa, Pérez y Tropea, pierde el sentido cultural del espacio - lugar y es sustituido por un espacio abstracto, neutral, homogéneo, que no le ofrece referentes de identidad. A este fenómeno se le denomina “vaciamiento cultural de lugar”
Entonces la globalización provoca la fragmentación cultural y social no sólo esta contribuyendo a la pérdida del sentido cultural del espacio o la creación de otros más neutros, más globales. También ha contribuido a la exacerbación del individualismo, favoreciendo con ello el aislamiento progresivo del individuo y su grupo familiar
EL RETO DE LA MUNDIALIZACION
Se entiende por mundializacion la progresiva integración de las sociedades y de las económicas nacionales en diferentes partes del mundo, esta impulsada por la interacción de los avances tecnológicos, las reforma de comercio y la poética de inversiones y las cambiantes estrategias de producción, organización y comercialización de las empresas multinacionales. el ritmo y la profundidad de la mundializacion difieren segundos países y las regiones, pero los principales aspectos económicos del proceso son básicamente idénticos.
el panorama del desarrollo esta siendo transformado por múltiples y poderoso factores entre ellos las innovaciones tecnológicas ,la diseminación de la información y conocimiento, el envejecimiento de la población, la interconexión financiera, y la intensificación de derechos políticos y humanos, cuando hablamos de la globalización, la tendencia es a generalizar este concepto con los cambios ocurridos a nivel mundial, especialmente en lo económico, sin embargo este termino es usado por muchos y definido por pocos, los distintos significados que se le atribuyen sean estos implícitos o explícitos tienen diferentes consecuencias sobre las normas de actuación, todo esto alude a procesos de creciente comunicación e interdependencia entre países y empresas (e incluso individuos),que están convirtiendo al mundo en un aldea global, de ordinario, utilizada para designar la universalización de la economía.
Bueno parte de las dificultades que se enfrentan para comprender el proceso de la globalización se debe a que se confunden dos procesos, imbricados e implicados pero diferentes, el proceso de mundializacion. planetarizacion.
La globalización propiamente dicha es un fenómeno creciente impulsado por las nuevas tecnologías de la comunicación y la multipolarizacion del sistema de producción y el aumento de los intercambios a escala mundial.
Es un proceso asimétrico: unos globalizan marcando las orientaciones y ritmos de mercados y de la inversión, otros son globalizados ,pero quedando excluidos determinados sectores de la población de los beneficios del sistema global.
Lo mismo que el proceso de la mundializacion pudo haberse realizado de otra manera, la globalización podría llevarse a cabo desde otros valores, pero la realidad es que parte del proceso de mundializacion y la totalidad del procesos de globalización se han realizado dentro de la lógica del sistema capitalista. dentro de este sistema de la mundializacion trae consigo algunos efectos
Las empresas multinacionales están jugando un papel capital. Sus ingresos totales y sus inversiones directas en el extranjero ascendieron al 21% del PIB mundial.
Las transacciones financieras a corto plazo están superando las exportaciones mundiales. el promedio de giro diario en los mercados monetarios de cambio mundiales equivalía a 56 veces el volumen diario de las exportaciones de bienes y servicios. En 1998, según la OIT, ascendía como mínimo a 78 veces esas exportaciones
Se ha intensificado la competencia entre empresas en los mercados de exportación y entre países que pretenden atraer y acrecentar la inversión directa extranjera
Están emergiendo en todo el mundo nuevos centros de producción a medida que las empresas multinacionales internacionalizan su producción y se concentran en la especialización de productos
La innovación tecnológica, y en especial la convergencia de las tecnologías de información y comunicación, ha transformado los procesos de producción, acortado los ciclos de vida de los productos y revolucionado los servicios haciendo que sean más los que se pueden comercializar
Las desigualdades en el mercado del trabajo y en la empresa no son nada nuevo, pero los cambios asociados con la mundialización parecen estar acentuando los efectos de los factores de actitud, de política y de estructura que desde mucho tiempo atrás han venido combinándose para limitar el progreso social y económico de los individuos El conjunto adecuado de políticas destinado a remediar estos problemas diferirá necesariamente de un país a otro, pero hay cuatro "pilares sociales" que deberían apuntalar cualesquiera medidas se tomen para extender los beneficios de la mundialización entre los trabajadores en general y entre las mujeres trabajadoras en particular. Igualdad de acceso a la educación y a la formación Una red de seguridad social que funcione con eficacia Reglamentaciones laborales que combinen la necesidad de adaptabilidad con la de protección La observancia de las normas básicas del trabajo
El RETO DE LA MUNDIALIZACIÓN
Samir Amin manifiesta sobre el reto de la mundialización como una obligación absoluta , una ley incuestionable contra lo que no se puede hacer nada.
Ya que en estos terminos la Mundialización hace que todos sigamos una misma linea en el contexto mundial .
La mundialización se entiende como la progresiva integración de las sociedades y de las economías nacionales en diferentes partes del mundo.Que crea oportunidades a la sociedades y la humanidad e impulsada por la interacción de los avances tecnológicos, las reformas en el comercio y la política de inversiones, y las cambiantes estrategias de producción, organización y comercialización de las empresas multinacionales. El ritmo y la profundidad de la mundialización difieren según los países y las regiones, pero los principales aspectos económicos del proceso son básicamente idénticos.
Los retos a los que los pueblos se enfrentan hoy en día son , sin duda diferentes a los de ayer , por que se ha sufrrido transformaciones dentro de las sociedades y las relaciones internacionales en todas partes del mundo con una nueva vision de Sociedades con un sistema de vida mas entrelazado con el mundo
En tanto la globalización es un fenómeno creciente impulsado por las nuevas tecnologías de la comunicación y nuevos sistemas de información y la multipolarizacion del sistema de producción y el aumento de los intercambios a escala mundial.
Se ha visto que en los últimos tiempos desigualdades en el mercado del trabajo y en la empresa que no son nada nuevo, pero los cambios asociados con la mundialización parecen acentuarse, los efectos de los factores de actitud, de política y de estructura que desde mucho tiempo atrás han venido combinándose para limitar el progreso social y económico de los individuos y de determinados entornos sociales que estan esperando su Opotunidad de salir de letargo en el que estan la estructura de Políticas a plicadas a estas sociedades no son acorde con la realidad que les toca vivir
El conjunto adecuado de políticas destinado a remediar estos problemas diferirá necesariamente de un país a otro, pero hay cuatro "pilares sociales" que deberían apuntalar cualesquiera medidas se tomen para extender los beneficios de la mundialización entre los trabajadores en general y entre las mujeres trabajadoras en particular. Igualdad de acceso a la educación y a la formación Una red de seguridad social que funcione con eficacia Reglamentaciones laborales que combinen la necesidad de adaptabilidad con la de protección La observancia de las normas básicas del trabajo,por que son muchos los factores en contra que no les permiten tener una visón con futuro distinto ya que las politicas impustas por el capitalismo los relegan a un segundo plano , es el reto de este nuevo sistema de mundialización debe ser el de cohecionar a todos y hacer poliliticas internacionales que tengan una mayoy claridad sobre realidades concretas que les den la opotunidad de cambiar el sistema de vida que han estado vivendo, los Capitalistas deberian de entender que de acuerdo a los proceso de inversiones en el mundo se deberia de elaborar un plan a largo plazo y asi fortalecer las capacidades de elección en un futuro y ver el provecho y fruto en generaciones que vienen a tener el reto de enfrentar los nuevos sistemas de vida a nivel mundial .
Atte. Marco Saavedra Pinazo
En el mundo actual que nos toco vivir, vemos como el movimiento económico expresado en la banca y finanzas determinan el giro del planeta. Pareciera un cliché antiquísimo y absurdo afirmar: "el dinero no hace la felicidad" y es que todo y todos los habitantes directa o indirectamente nos vemos involucrados por muy alejada que se halle una comunidad de la "civilización".
La política económica, objetivo primero del capitalismo mundial, se impone en una globalización incontenible que afecta el planeta. Los resultados o mejor diré las reacciones son impredecibles, por calificarlas de alguna manera, tanto para los de arriba como para los de abajo.
Y es que los fines de la globalización no son claramente explicados o claramente entendidos.
Se percibe mas pobreza en los pobres y mayor cúmulo de riqueza en los que tienen el poder, se percibe mas atentado contra los derechos humanos, contra la libertad, sin equidad de oportunidades aunque los discursos de los gobernentes expresen lo contrario.
Esto talvés sea lo que amerita la movilización y agrupamiento de quienes nos sentimos agredidos y/o excluidos paradójicamente en un proceso de "antiglobalización".
Necesitamos reglas claras si realmente queremos mejorar nuestra calidad de vida dentro de un marco de valores y ética superando los conflictos que exigen pronta solución.
Es hora de dar prioridad a los fundamentos reales en todos los aspectos para lograr una estabilidad prospera y justa de la sociedad y principalmente para las nuevas generaciones.
Rocío Chire Q.
Maestría en Educ Sup. UNSA
LA PARADOJA DE LA GLOBALIZACIÓN
(COMENTADO POR QUINTIN MENDOZA ANQUISE)
Alumno De Maestría De Derecho De Trabajo Y Seguridad Social
Es cierto que durante los atentados ocurridos en los Estados Unidos del 2001, el turismo ha bajado ostensiblemente; pero hoy en día ha crecido un promedio de 2 a 3% anuales desde los sucesos en el País norte americano a tal punto que en el 2008 se alcanzó un crecimiento del 2 % y para el 2009 hay tendencia de que se mantenga este crecimiento (según OMT), así como el crecimiento de los intereses de la deuda externa que en el 2008 se ha pagado más de 230,000 millones de dólares, lo que asciende significativamente y ya no coincide con lo manifestado por el autor en el 2001 (Beck); entonces estamos en capacidad de decir que el tema a comentar está desactualizado, pues como sabemos que la economía cambia en forma constante, así como la globalización.
También es cierto que los defensores de la globalización tienen sus detractores como son los antiglobalizadores que pretende globalizar desde abajo, no permitiendo que se globalice desde arriba, imponiendo sus condiciones de grandes en economía, pero a pesar de ello, solo ha quedado en idealismo del autor, hoy en día se ha impuesto la globalización impuesta por los grandes y no hay ni siquiera signos de vida lo de la globalización desde abajo, los que mandan y mandarán siempre serán los ricos del mundo por más oposición que exista.
Claro está que todo lo referido al respeto de los derechos humanos jamás se globalizará como se pretende por el simple hecho que no les conviene a los dueños del mundo, como comenta el autor, lo que se globaliza son los intereses de los súper capitalistas de hoy, como bien se dice que cada vez los ricos son muy pocos y los pobres son muchos, ello gracias a la globalización de las llamadas empresas transnacionales; que lo ideal es que la globalización abarque todos los campos pero lo paradójico es que solo la globalización alcanza y beneficia a muy pocos, pero, qué beneficios, grandes ganancias que también es cierto que los que permiten son los gobiernos de turno, ya que con el sistema neoliberal es una garantía el dominio del mundo, tal cual es el Perú.
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