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El plan de medidas
de austeridad a toda costa que
impuso el gobierno del primer ministro Mario Monti –desde que llegó al poder el
16 de noviembre, después que las presiones de Alemania y Francia consiguieron
desmontar al mal gobernante, conservador y libertino, Silvio Berlusconi–
consiguió alejar a Italia del abismo financiero. Pero la imposición de la premier alemana Angela Merkel, apoyada con poca inteligencia por el
presidente francés Nicolás Sarkozy,
quien así se cavó la fosa, fue la de poner las cuentas financieras en orden
cueste lo que cueste en el menor tiempo posible en los 17 países del euro.
Costó demasiado. El triunfo del socialista
francés Francois Hollande, nuevo presidente, produjo un terremoto político
en toda la Eurozona. En Italia, Monti
siguió el esquema del dúo Sarkozy–Merkel sin advertir que el yugo es
excesivo en un país en recesión, con una desocupación muy alta, diez años sin
crecimiento y casi la mitad de los jóvenes sin trabajo. La cruzada de la austeridad sin anestesia se derrumbó en pocos meses en
medio de un crecente rencor social.
Aunque una parte de
la prensa local e internacional escribió del “milagro” Monti de modernización con notable
superficialidad, el gobierno de profesores, técnicos y banqueros advirtió que
es rápido el desgaste de imagen en la opinión pública. En las elecciones
administrativas del pasado fin de semana, la gente votó contra los partidos
de la centroderecha culpables del anterior gobierno de Berlusconi, apenas salvó a la centro izquierda pro Monti del partido Democrático de los ex
comunistas, y llevó en andas al comicio genovés Beppe Grillo, que reparte fulmines contra el gobierno y los
partidos, que lo acusan de ser el campeón de la anti-política. Habrá un segundo
turno el domingo 20 que confirmará esta realidad inquietante para Monti. Desgastado
por los resultados, el premier se apoya ahora en el francés Hollande para
reclamar medidas de estímulo a la economía. “No somos una colonia de la Unión
Europea”, aclaró ayer al anunciar un plan de ayuda a los pobres de 2.300
millones de euros con fondos de la UE. La opinión pública está conmovida porque
el fisco apremia como nunca para conseguir fondos para el Estado y la presión
impositiva está llegando al 45%. El contragolpe directo sobre el ánimo popular
no son tanto las crecientes protestas como las historias de suicidios que se
suceden cotidianamente .
La alianza de
centroizquierda guiada por el Partido Democrático (ex comunistas y católicos
progresistas) que lidera Pier Luigi Bersani,
se impuso ayer ampliamente en las elecciones municipales celebradas en 942
ayuntamientos. Los resultados se convirtieron en un terremoto político por
el desastre que sufrió el partido PDL del ex primer ministro Silvio Berlusconi,
que prefirió viajar a Moscú para celebrar la asunción del mando como presidente
ruso de su amigo Vladimir Putin olfateando la catástrofe que se avecinaba. La
otra gran novedad fue el “boom” del líder de la antipolítica, el cómico genovés
Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, que en varias ciudades superó el 10% de los
sufragios y logró éxitos notables en
Génova y Parma.
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“Los italianos han manifestado su descontento en relación
con la política y con los partidos”, dijo Pasquino.
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GIANFRANCO PASQUINO: Politólogo de la
Universidad de Bolonia. Descontento a la Italiana. (in)surge la anti-política.
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El profesor afirma que la caída de Berlusconi creó un
vacío peligroso y que la performance electoral del cómico Beppe Grillo representa un desafío para el país. Dice que el
Partido Democrático es favorito para las elecciones de 2013.
Elena Llorente.
Desde Roma. Página /12 miércoles 9 de mayo del 2012.
La situación electoral en
Italia está todavía abierta porque en dos semanas se hará la segunda vuelta de
las elecciones municipales que se efectuaron el pasado fin de semana. En
Sicilia, incluso, los votos tienen que ser recontados por una mala
interpretación de las normas electorales de parte de los que hacen el escrutinio.
Pero lo que no deja dudas, sin embargo, es que estas elecciones han sido un
verdadero tsunami para el centroderecha que en muchos casos ni siquiera
consiguió votos suficientes como para pasar a la segunda vuelta.
Ahora se dice incluso que
sectores del partido de Silvio Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL),
podrían cuestionar al primer ministro Mario Monti. Pese a que Monti es un
gobierno de emergencia, se mantiene gracias al apoyo del PDL, del Partido
Democrático (izquierda) y de la Unión de Centro (UDC) (ex democristianos) y un
desequilibrio en ese apoyo podría significar, como mínimo, problemas en la
aprobación por parte del Parlamento –que sigue funcionando– de las leyes
necesarias para salir adelante.
Curiosamente, el partido
tradicional que más airoso salió del acto electoral, el PD, dice que recibió el
apoyo de gente muy desilusionada proveniente de otros sectores e interpretó
este hecho a su vez, como una aprobación de su accionar junto al gobierno
Monti. Por el contrario, algunos del PDL explican la derrota precisamente por
el hecho de haber apoyado a Monti.
Página/12 conversó con el
politólogo Gianfranco Pasquino, profesor de Ciencias Políticas de la
Universidad de Bolonia y de otras universidades de Estados Unidos y Europa.
–¿Cómo ve usted la situación,
profesor Pasquino?
–Los italianos han manifestado
su descontento en relación con la política y a los partidos. Pero saben
distinguir entre estos partidos. El PDL está en vías de descomposición. Sin
Berlusconi, no logra tener unidos a sus componentes ni entusiasmar a los
electores.
–Usted habla de descontento.
En este sentido, el nuevo Movimiento Cinco Estrellas del cómico Beppe Grillo es
la revelación de estas elecciones. Ha conseguido una cantidad de votos que
ninguno se esperaba.
–Grillo y los grillistas
representan a un sector de italianos que quiere verdaderamente que la casta de
los políticos cambie y que la política cambie. A veces usan un lenguaje que es
impolítico, insultante, ofensivo, exagerado. Pero han elegido temas
importantes. Ellos dicen que hay que cambiar, que hay demasiadas caras viejas,
demasiadas caras de corruptos, demasiadas caras que no entienden lo que está
sucediendo. Grillo representa una crítica, pero también un desafío.
–En cuanto al centro derecha,
Berlusconi habla de cambiar nombre del partido. ¿Puede eso influir?
–No creo que el cambio de
nombre pueda hacer mucho. Berlusconi en todo caso está mandando otro mensaje,
es decir que él esta en condiciones de hacer otro partido en cualquier momento.
El problema del PDL no es el nombre del partido, sino de los políticos que
están dentro. Hay gente capaz, pero demasiado anciana, tienen más de 70 años.
–Y encima se le agrega la
desgracia en la que ha caído la Liga Norte, su antiguo aliado, que ha perdido
muchos municipios...
–La Liga Norte está pagando el
precio de todos sus entuertos (N. d. R: su líder Umberto Bossi debió renunciar
por casos de corrupción dentro de su familia). Que en Verona haya sido
reelegido un liguista, no significa que la gente lo haya votado por el partido,
sino por lo que él ha hecho.
–¿Qué me dice del
centroizquierda? ¿Puede crecer todavía y ganar las elecciones parlamentarias el
año que viene?
–El PD ha logrado mantenerse
en estas elecciones, no le fue super bien, pero ciertamente mucho mejor que a
los otros. El PD y sus aliados están en condiciones de ganar las elecciones
parlamentarias del año que viene, no hay dudas. Pero claro, no sé por cuánto
ganarán porque tienen problemas entre ellos.
–¿Qué debería hacer para
resolver esos problemas?
–Tendrían necesidad de llegar
a algunos acuerdos precisos con los aliados, sobre algunos puntos importantes.
Pocas cosas, algunas prioridades, pero muy bien definidas. Y también deberían
encontrar un líder. Pier Luigi Bersani (N. d. R.: secretario del PD) es un
óptimo administrador. Ha sido un buen ministro, pero no es un líder que
arrastra.
–¿Cómo ve a Italia en el
contexto europeo ahora que el socialista François Hollande ha ganado en
Francia?
–El estado de salud europeo ha
tenido una leve mejoría. Hollande ha dicho que escuchará a Monti. Pero por el
otro lado está la situación en Grecia. El resultado de las elecciones es muy
triste. Tal vez sería necesario que Grecia fuera a un default piloteado. Es una
situación muy complicada. En cuanto a nosotros, la situación está todavía en
movimiento. Luego de la segunda vuelta, el PDL deberá demostrar que existe. Paradójicamente, su
declinación puede crear inestabilidad y esto puede ser un elemento peligroso.
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