BIENVENIDOS AL
FUTURO. GOBIERNO Y EMPRESA MINERA ANTAPACAY ESCUCHEN AL PUEBLO DE ESPINAR, HAY
HAMBRE, POBREZA Y MISERIA. Señores es importante en esta
coyuntura, marcada por la Crisis del CORONAVIRUS que se topa en su
profundidad con la POBREZA, el HAMBRE y la MISERIA de insistir – superando entredichos, o impidiendo
contradicciones, hasta polarizaciones - con el DIALOGO CÍVICO, RESPETUOSO,
DEMOCRÁTICO Y HORIZONTAL – respetando desde el inicio las propuestas puestas
en la MESA de DEBATES Y ACUERDOS, No es
conveniente desde el principio – por alguna incomprensión, radicalismo o
fuertes desacuerdos – suspender el DEBATE. Hoy más que nunca por la
naturaleza de las contradicciones, por las implicancias que esta destruyendo en
su “camino” el COVID 19, todos Ustedes, Gobierno,
Empresa y Comunidad de Espinar, a poner en la Mesa los
máximos esfuerzos, no solamente por lo que significa el Pliego o Pedido del
Pueblo de Espinar, - ubicado en el "Corredor minero del sur", sino que tras la Movilización diaria – un enemigo invisible, los está atacando a todos, ese es el
Covid-19, hasta hoy imparable
en nuestro país sin ninguna fortaleza
para poderlo DERROTAR -incluso en lo más elemental, poderlo “detener”,
porque nuestro país y su Población – por las profundas brechas
económico, sociales, políticas, culturales y ambientales, de carácter estructural y
por 199 años de vida republicana NO resueltas, hoy – NO tenemos la más
mínima resistencia -. Por ello es importante y urgente que haciendo máximo
de uso de sus Derechos y Facultades se
llegue a un ACUERDO. Recuerden que el HAMBRE MUEVE MONTAÑAS- Insistir, desarrollar y enriquecer el DIALOGO DEMOCRÁTICO es
de plena responsabilidad de todos Ustedes.
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CONFLICTO EN ESPINAR: LA ETERNA DANZA.
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Víctor Caballero Martin
Otra Mirada. Lunes 27 de julio del 2020.
Otra vez se repite el ritual del conflicto social
en la provincia de Espinar: movilización de pobladores por las calles de la
ciudad de Espinar, bloqueo de pistas y carreteras, incendio de vehículos,
destrucción de equipos y maquinarias de las empresas mineras; pedidos de
diálogo, instalación de mesas de diálogo, trabajo de comisiones de diálogo,
aprobación de agendas, rupturas de negociaciones; exigencia de la presencia del
Presidente del Consejo de Ministros acompañados de otros ministros con
capacidad de decisión, formación de comisiones de alto nivel, designación de “altos
comisionados”; ampliación de la declaratoria de emergencia.
Cada cierto tiempo se repite este ritual que se
cumple escrupulosamente cada vez que hay cambio de gabinete, se designa nuevo presidente
del Consejo de Ministros, y los nuevos ministros empiezan a conocer o
interesarse por tratar de resolver el conflicto que les inquieta sobre manera
por los niveles de violencia desatado, magnificado algunas veces por la prensa
local y nacional, y con la resonancia que le dan los organismos defensoras de
los derechos humanos.
Pero, seamos realistas: el conflicto es la
normalidad en Espinar. Lo es desde hace muchos años, sobre todo, a partir del
momento en que la zona denominada “corredor minero” se convirtió en el centro
neurálgico del tránsito de minerales y de la puesta en operación de importantes
proyectos mineros en las provincias de Espinar – Cotabambas – Grau.
¿Qué es lo que hace diferente el actual conflicto
de los otros? Aparentemente nada. El marco de la pandemia solo le da un toque
inquietante del contagio y de la quiebra de las economías locales; pero en el
resto de las demandas, el ritual es el mismo: exigencia de que la empresa
minera Glencore – Antapaccay (antes lo fueron las anteriores empresas) debe
entregar un bono solidario o “bono por covid-19” para los 50 mil pobladores de
Espinar, como parte del Convenio Marco, lo que supone un desembolso de 50
millones de soles, entre otras demandas sociales. Este recurso saldría del
Fondo Social que se constituyó por el Convenio Marco firmado con los anteriores
dueños de la empresa minera y aceptada por los actuales propietarios de la
minera Antapaccay.
¿Qué es lo particular, entonces? La exigencia de
que el presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, y los
ministros de Energía y Minas, Agricultura y MIDIS, se sienten a negociar con
las organizaciones sociales y los alcaldes distritales de la provincia de
Espinar. ¿Eso es todo? No. Eso no es todo. Eso es el inicio de un nuevo ciclo
donde se le obliga al gobierno desandar lo andado; aprobar nueva plataforma con
nuevos temas o con renovadas demandas.
Pero, cuidado con las interpretaciones
tremendistas: en Espinar hace mucho tiempo que el conflicto es por dinero, por
la redistribución de ganancias de las empresas mineras. No hay en esas demandas
nada que se parezca a un conflicto socio ambiental, o de la antiminería. Si hay
quien cree que ese el eje del conflicto, pues está equivocado - por decir lo
menos - o está con la intención de abrir el conflicto a otros niveles, sin
mucha suerte claro está, porque el tema de fondo es el reparto de ganancias.
Si todo esto es así. Pues, lo recomendable es
regresar a la normalidad, es decir al conflicto, y entender este conflicto como
el ritual, como la danza eterna en donde los actores sociales realizan sus
movimientos, sus giros, las letras que acompañan la acción, y concentrarse
exclusivamente en la viabilidad de la exigencia de disponer libremente de los
fondos sociales, y no salir de ahí.
Ya pasará este conflicto, pero pronto
volverá, porque, como se sabe, en el corredor minero, la normalidad es el
conflicto.
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