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BIENVENIDOS AL FUTURO. PRESIDENTE VIZCARRA
LA MÁS GRANDE INVERSIÓN DE LA HISTORIA EN SISTEMA DE SALUD -PERO CUIDADO LA
CORRUPCIÓN y la “maldita” TRAMITOLOGÍA.
La BUROCRACIA. UN DISCURSO CON “LLUVIA DE MILLONES EN
PROYECTOS, INVERSIONES NACIONALES, REGIONALES. EDUCACIÓN “MUY POCO” Y SE OLVIDO LAS TABLETS PARA LOS NIÑOS. Más lluvia de millones de PUESTOS DE TRABAJO, sin planificación,
de acuerdo a las necesidades más apremiantes de los Pueblos. Aprueban un Segundo
Bono Familiar Universal. Invita a los “partidos políticos” al “pacto
político” o “Pacto Perú” para garantizar
una transición ordenada, respetada y democrática en las Elecciones de abril del
2021. Con que Partidos,
presidente si NO existen, son “núcleos organizados de corrupción, camarillas de
negociantes - salvo unos pocos – el objetivo estratégico Señor es como
esta “Camarilla” con la responsabilidad de todos Ustedes, crean, inventan y
recrean – los medios y artificios como VOLVER A LA
VIEJA NORMALIDAD. Al país antes de marzo del presente año, ese país
que hoy se desangra y sacrifica gran parte de su Población. Salvo la
Represión, Violencia, Persecuciones y Cárceles podrán detener por un tiempo la
HISTORIA por un Nuevo Contrato Social y Político, un ESTADO DE BIENESTAR que garantice EDUCACIÓN, SALUD, JUSTICIA,
TRABAJO de calidad y universal. La NUEVA NORMALIDAD.
DISCURSO
POR FIESTAS PATRIAS Y ÚLTIMO DEL PRESIDENTE. Un Personalismo
sin límites, producto de un “Hombre en Palacio” sin “partido” político”,
sin “bancada en el Congreso”, Nos ofreció en su Mensaje por el
Día de la Patria, Sin duda alguna, una lluvia de millones en Proyectos e
Inversiones Regionales y Nacionales; ofrecimientos, con una “lluvia de millones
de Puestos de Trabajo”, más la aprobación de un Segundo BONO Universal Familiar de 760 soles, para más de 8 millones 500 mil de
Hogares(Vulnerables, pobres, con hambre y sin trabajo) Este es el
país con 199 años de Vida Republicana. Discurso con promesas de ejecución,
en las Regiones y a nivel Nacional,
realmente estaríamos pensando, que muy rápidamente salimos de este
estancamiento de la más grande, profunda y extensa CRISIS
ECONÓMICA – solo comparada con la que se presentó, después de la
Guerra del Pacífico – es decir, hace más de 150 años – La GUERRA SOCIAL Y CULTURAL
interna – que en realidad es GUERRA POLÍTICA debe ser frontal, definida – en un solo sentido –
porque el enemigo interno es poderoso y disfrazado en la CORRUPCIÓN, con el virus envenenado dentro “de
la clase política”, y “amigos” empresarios, captura y destrucción masiva de las
INSTITUCIONES. Realmente sería hermoso y excelente se cumpla con este “sueño”
de la “promesa de la vida peruana”, pero solo una mirada a la Reconstrucción
con cambios del Norte. Mediocre – y ahora se pasa – positivo – a
Convenios de Gobierno a Gobierno/incluso considerando la Línea 2 y 3 del subte
de Lima y Parte de la carretera Central.
NUESTRA
TRAGEDIA NACIONAL es que no hemos avanzado, NO hemos construido NACIÓN en 199
AÑOS de Vida Republicana, no hemos sido capaces de cumplir y
desarrollar, los grandes “ofrecimientos” que se hizo en el PERÚ, el Día
de la Independencia Nacional, 28 de julio de 1821. La “promesa de la Vida
Peruana” está en deuda hasta el día de hoy. Derechos Republicanos como EDUCACIÓN, SALUD, JUSTICIA, TRABAJO, más Derechos
Cívicos y Republicanos, antes de ser “resueltos” o intentos de solución,
han sido destruidos con su mercantilización y
privatización. Igualmente, NO hemos sido capaces de resolver brechas “raciales” que
nos persiguen toda nuestra historia: genero, etnia, instrucción, lengua,
regional, hoy todo lo NO resuelto, muy por el contrario, sigue insurgiendo
en el escenario local-regional-nacional, en la coyuntura actual se
presentan con toda su violencia, salvajismo e inhumanidad como es la DESIGUALDAD SOCIAL (Múltiple).
DESIGUALDAD
SOCIAL, (múltiple) vil, violenta, salvaje, inhumana, alimentada – solo para
tomar los últimos 30 años – con la concentración de toda la riqueza
en el 1% de la población una NUEVA OLIGARQUIA
FINANCIERO COMERCIUAL EXPORTADORA – y su
“terrible” democracia de mercado”, y su “Mafia de Políticos”,
profundizó la Desigualdad con todos los inmensos beneficios de la “década” –
2004-2014 – década del “gran crecimiento macro económico” de los
precios altos de los Commodities en el mercado global (materias
primas-minería, petróleo, gas, pesca, agro-exportación, etc. – Pero, esta Desigualdad, crece
sin control, destruye, enferma, con “OLAS
MIGRATORIAS” permanentes de los últimos 70 años en el país,
alimentada y manipulada por “Modelos de Desarrollo”, todos ellos
fracasados; Populismo, Reformismo, Nacionalismo, Asistencialismo. Con
corrupción, contrabando, explotación, saqueo de nuestros recursos naturales,
proceso intenso y permanente MIGRACIÓN,
campo-ciudad, sin INDUSTRIALIZACIÓN, “creando” CIUDADES sin orden, sin dirección, con total ausencia de
Planificación, y centros de HACINAMIENTO con subalimentación y extrema pobraza
– dejando Pueblos y Comunidades abandonadas sin población – pueblos
fantasmas – regiones geográficas sin Fuerza de Trabajo. MIGRACIÓN, que
alimenta y recrea una violenta DESIGUALDAD Horizontal y Vertical, centros
de Hacinamiento, Pobreza, Miseria, hambre,
Desempleo, Informalidad, Violencia, territorios
donde el Virus del Covid-19 ha encontrado su “verdadera mina de destrucción
y muerte”.
PERÚ
PAÍS SIN NACIÓN, PAÍS CON UNA GRAN DEUDA EN SISTEMA REPUBLICANO. En 199 años
de vida Republicana, no hemos sido capaces de cumplir para solucionar, los grandes
y graves problemas heredados de la colonia. Parte del desastre nacional, actual
es que nuestra estructura interna, del aparato estatal, NO ha
cambiado nada y seguimos con fuertes elementos heredados
desde la colonia. Modelo de PRODUCCIÓN, el EXTRACTIVO EXPORTADOR – seguimos
siendo exportadores, vendedores de materias primas – desde el Guano y el
Salitre, antes de la guerra con Chile, pasando por el Caucho de fines
del siglo XIX, Petróleo, Minería, Lana; Harina de pescado y hoy Minería,
Petróleo, Gas, Agro exportación, pesca – todo en crisis - un modelo del ESTADO, de tipo Patriarcal, Machista, Vertical, Autoritario;
pero junto a esta “herencia”, nos sigue persiguiendo “como santo y
seña” de nuestra historia, la CORRUPCIÓN, POBREZA, HAMBRE,
VIOLENCIA, DESIGUALDAD, hoy todos presentes – desnudados dentro
de un modelo asfixiado, destruido como es el neoliberal, propio del capitalismo
salvaje, del capitalismo del desastre, aún vigente en todo el mundo, con
una GLOBALIZACIÓN de las ÉLITES – que hace agua, por todos los poros – propia
de un sistema que lleva al mundo a
una CRISIS PLANETARIA, combinada y
asfixiada con la CRISIS del CAMBIO CLIMÁTICO o la destrucción, por el ser humano y el propio
capitalismo salvaje de la MADRE NATURALEZA, y
caminamos hacia un PLANETA SIN FUTURO y una CRISIS CIVILIZATORIA. Pablo Raúl
miércoles 29 de julio del 2020.
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EL CULPABLE QUE DESNUDÓ EL SISTEMA
PERUANO
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Kevin Hudson. |31/07/2020|América Latina y el
Caribe.
Fuentes: Rebelión viernes 31 de julio del 2020.
Tuvo que llegar el SARS-CoV-2
al Perú para que su gente comprenda el precario sistema en el que vive.
El común denominador de la población peruana
jamás se imaginó usando mascarillas para poder salir de sus casas. Tal
situación se percibía muy lejana e improbable, propia de países como China,
Japón, Corea del Sur u otras naciones asiáticas consideradas
extremadamente distantes de la realidad peruana. Eso se pensó hasta marzo
del presente año, a partir de donde todo cambió en el país sudamericano.
Actualmente América es el epicentro
de la pandemia por el coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave
o simplemente SARS-CoV-2. Para
darnos una idea es preciso mencionar que, de los ocho países con más casos
reportados de esta enfermedad, cinco pertenecen a dicho continente, entre los
que se encuentran Estados Unidos, Brasil, México, Perú y Chile.
A pesar que en el Perú
el Gobierno tomó las medidas posibles para frenar la propagación de esta
infección, los contagios siguen avanzando como un incendio forestal.
Cabe anotar que el Perú es el segundo país con más casos de esta enfermedad en
la región de América Latina después de Brasil, y el tercero con más
muertes por esta misma causa, superado por el gigante sudamericano y México.
Pero, ¿qué fue lo que sucedió en el
Perú?, ¿por qué a pesar de la inmovilización social
obligatoria dictada por el Ejecutivo,
la paralización de las actividades comerciales no esenciales, el impulso
de campañas para la prevención, el cierre de fronteras terrestres y
aéreas, los bonos económicos entregados a la población, entre
otras medidas, Perú es uno de los países más
afectados en esta pandemia?
Desde el inicio de la cuarentena, exactamente el 16
de marzo de 2020, muchos peruanos minimizaron
sus salidas de casa, acataron órdenes y el Gobierno puso en marcha
medidas para que las empresas puedan ajustar sus regulaciones con el fin de
evitar los despidos masivos de los trabajadores. De esta manera, la idea
por parte del Estado fue que junto a la población y a los entes
públicos y privados se pudiera sobrellevar esta situación que, si bien es
cierto, traería consigo una gran merma en la economía, pero por encima de todo
se preservaría la salud y la vida de las personas.
La gente aplaudía estas y otras iniciativas
anunciadas por el Gobierno del presidente Martín Vizcarra, que al
parecer reestablecerían la situación en cuestión de unas cuantas semanas.
Asimismo, importantes medios de comunicación internacionales saludaban
las estrictas acciones tomadas en este país, elogiaban al presidente y a sus
ministros y ponían a la nación incaica como el ejemplo a seguir en la región.
Incluso, tras un par de semanas de confinamiento y en medio de esta coyuntura
tan optimista la gente comenzó a salir para continuar su vida con normalidad
y confiando en que 14 días habían sido suficientes para librarse de este
virus. ¡Craso error!
Con el paso de los días la situación comenzó a ser
preocupante, teniendo en cuenta que muchos peruanos fueron despedidos de sus
empleos por no estar en planilla, a varios les suspendieron el salario
durante últimos meses, otros no tenían la facilidad de cumplir su trabajo
desde casa, además que alrededor del 70 por ciento de la población económicamente activa del Perú es informal o se desempeña en empleos en los que
obtienen sus ingresos día a día, donde si no se trabaja hoy no
hay dinero para comer al día siguiente. Aparte de los bonos económicos
entregados por el Estado a las personas más necesitadas, ¿quién se supone que
ayudaría a los demás ciudadanos de a pie para evitar que salieran de casa a ganarse el pan de
cada día? Es inviable mantener a la gente en sus casas de brazos cruzados
después que han perdido sus puestos de trabajo, de ver sus salarios suspendidos
o después de ver quebrar sus propios emprendimientos.
En cuanto al sistema de salud la circunstancia fue
y sigue siendo aún peor. Al iniciar
esta crisis sanitaria había en todo el Perú un total de 852 camas UCI
(unidad de cuidados intensivos), de las cuales solamente 276 tenían los
equipos y el personal adecuado para atender los casos graves de SARS-CoV-2.
Todo esto en un país que cuenta con 32 millones de habitantes, es decir,
aproximadamente una cama por cada 116 mil personas. En contraste, solo
en la región italiana de Lombardía contaban con un total de 720 camas
UCI previamente a la crisis, y aun así los centros
de salud no se daban abasto.
Pero esto no queda ahí. Lo más vergonzoso es que mientras los centros de salud públicos colapsan, muchas camas
siguen vacías en los centros de salud privados, donde a pesar de esta crisis
sanitaria solo se siguen atendiendo las personas con mayor poder
adquisitivo. Además, algunos de estos entes privados siguen lucrando con
la salud y la vida de la gente –tal como se
acostumbra en Perú– cobrando cifras
exorbitantes por medicamentos, pruebas de diagnóstico y demás servicios
hospitalarios. No solo los centros de salud privados, sino también algunas farmacias
y supermercados empezaron a abusar de la necesidad de las personas.
Bien lo describió el Dr. Alfredo Celis del
Colegio Médico del Perú en un prestigioso medio internacional:
“Esta situación no es solo una emergencia
sanitaria, sino una catástrofe sanitaria definida
como aquella situación en que la epidemia ha sobrepasado la capacidad de
respuesta del sector salud”.
No dejemos de lado el tema del transporte
público que lamentablemente no se puede ordenar de la noche a la mañana.
Antes que la pandemia llegue al Perú era normal ver que en los micros,
combis y colectivos la gente viajara casi aplastada. Ante esta problemática y
con el propósito de que se respete por lo menos el metro de distancia, el
Ejecutivo tomó cartas en el asunto decidiendo que se reduciría la
cantidad de pasajeros por unidad. Pero, la respuesta de los transportistas públicos no
se hizo esperar… convocaron a un paro y se manifestaron para que esta
norma no se aplicara, pues con la mitad de pasajeros a bordo tenían que
trabajar doble jornada para poder ganar lo mismo. Al Gobierno no
le quedó otra cosa que prescindir de dicha medida y exigir a los pasajeros
usar un protector facial (aparte de la mascarilla), aunque ya no se
respetara el metro de distancia.
En lo que respecta al sistema
educativo, que de por sí
deja mucho que desear, prácticamente es un año perdido sobre todo para
los centros escolares. No es lo mismo una clase de natación en la
piscina o un proyecto de química en el laboratorio de la escuela que
a través de un ordenador en línea dentro de las cuatro paredes de tu
casa. Pero, no es lo más preocupante. Si bien es cierto, algo se puede
aprovechar de las clases en línea, ¿cómo
hacemos con la educación de los niños que no tienen acceso a internet?, ¿y con los que no tienen al menos un ordenador,
computadora portátil o algún dispositivo que se pueda conectar a la red?
Según el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones
(Osiptel), el 73 por ciento de los
hogares peruanos tienen acceso a internet ya sea fijo o móvil.
De manera oportuna el Gobierno creó programas
para radio y televisión para que los niños que no tengan acceso a
internet continúen aprovechando –en la medida de lo posible– las
transmisiones educativas con las materias escolares más importantes. Sin
embargo, todavía queda pendiente un cinco por ciento de los hogares peruanos
que son los que no cuentan con energía eléctrica.
Ya sea la educación
presencial o remota, en la escuela o en la casa y que venga de profesores o
padres de familia, todavía en el Perú
falta más cultura de prevención y responsabilidad social.
Es importante recalcar que menos en esta situación
nadie debe lucrar con la salud de la gente ni
abusar de la necesidad de las personas, el Gobierno no debería permitir
la reapertura de los centros comerciales pensando que la idiosincrasia de
los peruanos está preparada para respetar todos los protocolos, el Ejecutivo
no debe dar espacio a contenidos que no educan, no informan ni entretienen
sanamente en los medios de comunicación.
Asimismo, se nos olvida constantemente que no debemos reunirnos fuera de
nuestras casas y menos con gente extraña tan solo para tener un momento de libertinaje
en plena catástrofe sanitaria, tampoco debemos subir como ganado al
transporte público empujando a todos para poder sentarnos primero, no
podemos levantarnos la mascarilla pensando solo en nosotros y no respetando
la salud de los demás, de ninguna manera hay que dejar de cumplir el
distanciamiento social, menos aún debemos burlarnos de quienes sí
cumplen las reglas ni sentirnos tontos por cumplirlas, en definitiva no
debemos vivir eternamente sacándole la vuelta a la ley.
Lamentablemente lo que se denuncia líneas arriba ya
se ha hecho tradición en este país, es
como un círculo vicioso al que la mayoría de peruanos están acostumbrados
y ven con normalidad. Toda esta triste realidad no es solo responsabilidad
del actual Gobierno, el sistema está podrido
desde hace décadas, en gran parte
gracias a la corrupción que viene reinando desde anteriores regímenes.
Entonces, no podemos pedirle al actual presidente –que lleva menos de dos
años y medio al mando de esta nación y dejará su cargo en julio de 2021–
que en cuestión de días solucione todos los problemas del país.
El SARS-CoV-2 ha expuesto sobremanera las gigantes brechas
sociales y la desigualdad en el Perú, también ha descubierto
vergonzosamente un sistema precario y una sociedad que es producto de
todas estas falencias. En conclusión, para salir de esta
crisis no solo son necesarias estrictas medidas y normativas sanitarias, además
es fundamental una buena cultura de prevención y responsabilidad social por
parte de la población en general. Finalmente cabe
subrayar que siempre y cuando sepamos respetar la salud y la vida de los demás,
quedarnos encerrados no tiene caso.
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