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—Por qué no era mutuamente beneficioso el TLC con EE.UU.? El tratado ha tenido tres grandes costos para el Perú. Uno ha sido permitir que sus inversionistas puedan enjuiciar al
Estado peruano en tribunales internacionales cuando piensan que les puede afectar un ajuste o
cambio legal. El segundo ha sido aceptar que los productos agrícolas
norteamericanos puedan ser importados
sin aranceles. Y el tercero fue ampliar el monopolio de las grandes transnacionales farmacéuticas, reforzando su capacidad legal de mantener patentes que les permiten cobrar precios totalmente abusivos.
—Con qué otros países deberíamos
repensar o reforzar nuestras relaciones económicas? Nuestro
vecino Brasil, Argentina, México,
Chile y Colombia. China sería un caso
interesante porque nos plantea algunas debilidades estratégicas, y es que
solo le exportamos minerales sin
procesar. Con el puerto de Chancay seremos también invadidos por las
manufacturas chinas, lo que podría
desencadenar en tener más dumping de
textiles chinos en Perú.
—¿En
el nuevo contexto global, China estaría dispuesta a aceptar nuevas condiciones
en sus relaciones comerciales con la región? Antes,
China tenía el camino libre, pero hoy enfrenta
un escenario en el que debe adaptarse a nuevas condiciones si quiere profundizar sus vínculos con los
países de América Latina. En realidad, todo el mundo está en un
proceso de reacomodo estratégico. Perú,
por su parte, debería aprovechar este
momento para lanzar una gran iniciativa de estrategia comercial que le permita reforzar y reposicionar
sus intereses en el mercado internacional.
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Pedro Francke, ex ministro de Economía y
Finanzas, explica los efectos de una economía congelada por los Aranceles de
Donald Trump. Foto. PUCP.
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Pedro
Francke, exministro de Economía y Finanzas:
“EL
PERÚ PODRÍA SER UN ESPACIO DE DISPUTA ENTRE EE.UU. Y CHINA (debido a CHANCAY)”
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TORPE. Así calificó la manera en que Donald Trump
inició la guerra comercial con China porque quería que más fábricas se mudaran
a EE. UU. Su desorganización y decisiones repentinas enfrió la economía global.
Por. Entrevista. Pedro Francke.
Economista Docente Universitario.
Entrevista. Dax Canchari. Periodista.
Fuente. La República jueves 17 de abril
del 2025.
Las
últimas semanas se ha estado hablando de un solo tema: los aranceles de Donald
Trump. Con gravámenes
que van desde el 10% al 245%, la
guerra comercial entre Estados Unidos y
China tiene como víctimas colaterales a países emergentes como Perú. A continuación, Pedro Francke, exministro de Economía y Finanzas, explicará su impacto.
—Cómo evalúa usted el regreso de medidas arancelarias por parte de
Trump, especialmente en un contexto global aún sensible tras la pandemia y la
guerra en Ucrania?
Donald Trump ha subido, bajado, retornado y establecido excepciones a los aranceles,
a veces, el mismo día. La ruptura total
de todos los acuerdos comerciales impulsado por los propios Estados Unidos en los últimos treinta años ha provocado un temblor
que va a frenar la economía mundial.
Sin embargo, la guerra comercial contra
China generada por estas políticas no
es nueva: se arrastra desde el primer gobierno de Trump, fue continuada con
ciertas iniciativas por la administración de Joe Biden y hoy regresa, de forma más torpe, como parte de su
reiterada promesa de recuperación económica.
—Cuáles han sido las respuestas alrededor del mundo?
Los estados miembros de la Unión Europea y Canadá amenazaron y respondieron con aranceles del 25%. Fue esta respuesta más los aranceles del 125% de China quienes hicieron retroceder a los EE.UU. con una pausa de 90 días.
Aranceles
hacia China en EE.UU. hasta febrero 2025. Foto: france24 en español.
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—Cómo están afectando las políticas comerciales de EE.UU.?
El horizonte de planificación de las grandes transnacionales respecto al mercado norteamericano se ha acortado. Si una gran empresa desea vender en EE.UU.
—que representa una cuarta parte de la
demanda mundial— ya no sabe cómo
producir, cómo adaptarse, ni siquiera qué esperar en los próximos tres meses.
El impacto recesivo a nivel internacional se refleja en las bolsas
de valores y en la caída de los
precios de algunos commodities.
—Y cuál cree que serían los principales efectos indirectos de los
aranceles en economías emergentes como la de Perú?
Los análisis sugieren que nuestras agroexportaciones en su mayoría no se verán afectadas, ya que
EE.UU. no cuenta con muchos sustitutos locales. Por su lado, el cobre está exceptuado de los aranceles
y todo indica que seguirá estándolo. Aun
así, la situación es sumamente volátil.
—Porque Trump cambia su decisión de un día a otro?
Sí. Cuando salieron las primeras
medidas, había aranceles muy fuertes a Vietnam,
India, Bangladesh, que parecía abrir
una oportunidad para nuestras exportaciones textiles, pero eso ya
desapareció. Del mismo modo con el retroceso
de la demanda del cobre, cuyo
precio ha rebotado, pero un enfriamiento de la economía mundial siempre genera un efecto negativo para una economía como
la peruana.
—Cree que los aranceles distorsionan cadenas globales de suministros en
las que Perú participa como proveedor o receptor?
Nuestro rol en las cadenas globales de suministro como país es menor. La mayor parte
del comercio exterior del país está concentrado en minerales, que representan el primer eslabón, y su principal comprador es China. Y agroexportaciones. Eso no
va variará mucho. Pero con el enfriamiento
y consecuente reducción de la demanda,
veríamos una presión a la baja de los
precios, el cuánto aún es incierto.
—A qué países afecta?
México, Brasil, y otros países que producen productos industriales intermedios. Ellos se verán
afectados en la medida que las empresas
reacomoden sus cadenas globales de suministros.
—Nuestras autoridades se han estado tomando a la ligera la amenaza de un
aumento del
gravamen hasta que llegó el 10%
EE.UU. se zurró en el TLC. En Perú, el primer ministro, Gustavo Adrianzén, decía: “No
vemos posibilidades para que lo previsto en el Tratado de Libre Comercio (TLC)
se vea afectado”. Posteriormente, Alfredo
Ferrero, el embajador de Dina
Boluarte en los EE.UU., incluso afirmó “el TLC nos protegió y nos colocó en la base
más baja”, pero es fácil de comprobar la falsedad de sus afirmaciones, ya que otros países que no tienen TLC también la han recibido.
—La ministra de Comercio Exterior y Turismo, Desilú León, sostuvo el
mismo discurso incluso cuando Mauricio Claver-Carone, asesor de Donald Trump,
sugirió aplicar aranceles del 60% a los productos que pasen por el puerto de
Chancay.
Fue una pésima evaluación de lo que Trump podía o no hacer. Lo razonable,
a mi juicio, habría sido actuar de forma preventiva. Si sabes que te pueden golpear, no esperas a que te tiren al piso para
recién reaccionar. Era necesario anticiparse,
no responder de forma tardía, como se ha
hecho ahora.
Mauricio
Claver-Carone, asesor de Donald Trump, y el puerto de Chancay. Foto:
composición LR/Andina/BID
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—La realidad no solo la contradijo, sino que llevó al Mincetur a
intensificar las negociaciones comerciales en curso con países como Guatemala,
El Salvador, India, Indonesia e incluso Emiratos Árabes Unidos
Guatemala y El Salvador representan apenas el 0,1% del comercio mundial. Son mercados ínfimos para nuestras exportaciones. Si hablamos de abrir nuevos frentes, hay que mirar
hacia países con mayor peso, dentro y fuera de la región.
—La respuesta de Perú debería ser solo comercial?
En mi opinión, el problema de fondo no es solo comercial, sino estratégico: se trata de nuestra
política industrial y económica. Debemos
preguntarnos:
¿Cuál es nuestra estrategia
para defender la industria nacional, promover sectores con potencial,
desarrollar nuevos productos o impulsar
el turismo? No se trata solo de reaccionar al golpe, sino de ampliar el
abanico de respuestas.
—De acuerdo con el Banco Central de Reserva, el impacto de los aranceles
en el país será moderado. ¿Coincide con el análisis del ente emisor?
Actualmente, el impacto directo de los aranceles del 10% no es grave y una parte de nuestras
exportaciones están exentas. Sin embargo, el impacto indirecto es incierto: hay
desaceleración económica mundial, pero es difícil predecir la magnitud del efecto debido a la volatilidad e incertidumbre respecto de
las decisiones de Trump. El gobierno debe prepararse como ante un desastre natural, sin saber exactamente qué podría suceder, pero reconociendo que existe una probabilidad.
—Desde ADEX señalaron que la ley de promoción agraria (Ley Chlimper 2.0) cobrará
ahora mayor relevancia para los pequeños y medianos agricultores, quienes se
verán afectados en sus márgenes.
No estoy de acuerdo. Es un sector diversificado y, si bien Estados Unidos es un destino
importante, representa una cuarta
parte de nuestras exportaciones
agroindustriales. No se trata de seguir ampliando beneficios para las grandes
empresas, sino de promover la pequeña agricultura, fortalecer a las pequeñas empresas, darle acceso a crédito, asistencia tecnológica y buscar nuevos mercados de exportación.
Lamentablemente, con este gobierno ese
sector está más relegado que nunca.
—De qué forma los hogares peruanos podrían sentir este impacto en su
consumo diario o en subvenciones de ahorro e inversión?
Por un lado, hay que esperar cierta volatilidad en el precio del dólar, aunque el BCRP puede
atenuarlo. También podrían darse
ciertos efectos sobre el empleo, pero
con la situación actual no parecen ser
muy graves ni muy serios. El problema
es que ya partimos de una situación
bastante compleja, entonces el riesgo
es que, como se dice, podría llover
sobre mojado.
Caída
del dólar y las bolsas alrededor del mundo. Foto: difusión
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—Sigue siendo seguro tener nuestras reservas en dólares y en bancos de
EE.UU.? No hace mucho se estuvo debatiendo tener reservas en oro.
La asignación de los activos financieros del Perú
es un asunto en el que, ante la
incertidumbre, lo recomendable es diversificar.
Hoy cobra mayor relevancia la seguridad
de tener reservas en dólares y depósitos
en EE.UU., considerando que ese país
usa cada vez más el sistema
financiero global como herramienta de
seguridad nacional. Incluso asesores
de Trump han sugerido expropiar reservas de países considerados
enemigos. En este contexto, Perú
debería diversificar sus reservas, no solo por rentabilidad, sino por seguridad. Invertir parte en yenes, euros y otras plazas internacionales
podría darnos mayor estabilidad.
—China, con una fuerte presencia en Perú y sólidos lazos comerciales con
países clave, nunca ha dado indicios de imponer una ola de aranceles como EE.
UU.
China ha dejado claro que su política se centra en promover el comercio con otros países y mantener relaciones comerciales abiertas. De
hecho, actualmente Xi Jinping se
encuentra en Vietnam y tiene programada una gira por varios países asiáticos con el objetivo de fortalecer sus vínculos
comerciales.
—Si Trump se levanta mañana y decide intervenir en el puerto de Chancay
como lo hizo en Panamá, ¿Cuáles serían las consecuencias?
No sabemos si realmente puede pasar, pero es un riesgo potencial para el Perú
porque podríamos ser un espacio de
disputa entre las dos grandes
potencias. Además, nos pondría en una
situación difícil porque China
tiene diversas inversiones en el país.
Si uno ve Panamá, ahora mismo está Tupac amarizado por dos gigantes.
—Cómo debería responder el Perú ante los cambios?
En primer lugar, debemos replantear nuestra relación comercial con los EEUU y reaccionar, porque están
desconociendo el tratado, uno en el que además
concedimos puntos muy importantes que nos han afectado negativamente. Sin embargo, hay que reconocer que una renegociación será difícil porque significamos para ellos muy poco en contraste con sus otras prioridades.
Además, este gobierno ya está de salida y no es probable que le den
prioridad.
—Por qué no era mutuamente beneficioso el TLC con EE.UU.?
El tratado ha tenido tres grandes costos para el Perú. Uno ha sido permitir que sus inversionistas puedan enjuiciar al Estado peruano en tribunales internacionales cuando piensan que les puede afectar un ajuste o cambio legal. El segundo ha sido aceptar que los productos agrícolas norteamericanos puedan ser importados sin aranceles. Y el
tercero fue ampliar el monopolio de
las grandes transnacionales
farmacéuticas, reforzando su
capacidad legal de mantener patentes que les permiten cobrar precios totalmente abusivos.
—Con qué otros países deberíamos repensar o reforzar nuestras relaciones
económicas?
Nuestro vecino Brasil,
Argentina, México, Chile y Colombia. China sería un caso interesante porque nos plantea algunas debilidades estratégicas,
y es que solo le exportamos minerales
sin procesar. Con el puerto de Chancay
seremos también invadidos por las
manufacturas chinas, lo que podría
desencadenar en tener más dumping de
textiles chinos en Perú.
—¿En
el nuevo contexto global, China estaría dispuesta a aceptar nuevas condiciones
en sus relaciones comerciales con la región?
Antes, China tenía el camino libre, pero hoy enfrenta un escenario en el que debe adaptarse a nuevas condiciones si
quiere profundizar sus vínculos con los
países de América Latina. En realidad, todo el mundo está en un
proceso de reacomodo estratégico. Perú,
por su parte, debería aprovechar este
momento para lanzar una gran iniciativa de estrategia comercial que le permita reforzar y reposicionar sus
intereses en el mercado internacional.
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