¡! Hermoso, simpático, decadente, post-moderno: Dice: Lo que deben hacer las empresas antes de la crisis.¡¡
Primero, que deben prepararse antes de que llegue la crisis. Muchas compañías resultaron golpeadas porque sus sistemas de control de riesgos eran muy pobres y seguían sus operaciones como si los buenos tiempos fueran eternos. Vino la caída y no tenían reservas financieras para protegerse.
Segundo, que deben mantener sus inversiones en activos intangibles (relación con clientes, marca, empleados, productos y servicios) porque las crisis permiten ganar participación de mercado. Así, salen de la crisis con más fuerza que con la que entraron.
!! Pero si las empresas son parte del origen de la crisis como lo fueron los bancos, las bolsas, las aseguradoras, sus empresarios, sus banqueros, sus inversionistas, etc Al final, para salvarlos, el Estado fue parte de su solución. O No?. ¡¡
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Los desequilibrios entre países y clases sociales como una de las causas profundas de la crisis.
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El segundo, publicado en 2009, se titulaba "El lado oscuro de la economía" y llevaba el sugerente subtítulo de "Lo que no quieren que sepas sobre la crisis". Cuando algunos análisis confundían los detonantes con las causas profundas de la crisis, Tugores supo desmantelar las bondadosas e interesadas explicaciones hechas desde los mismos sectores que con sus comportamientos habían contribuido y no poco a la gravedad de la crisis. También apunta algunas ideas a retener: equidad ¿estamos todos en el mismo barco? o la contraposición entre macroeconomía y microciudadanía. Con estos antecedentes su último libro estaba cantado.
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Se titula "Crisis: lecciones aprendidas…. O no". Nos advierte que los análisis de la crisis están contaminados por los intereses en juego. Nos recuerda que los ingredientes de la crisis son viejos conocidos nuestros, a pesar de que suela olvidarse. Se insiste en los desequilibrios entre países y sobre todo clases sociales como una de las causas profundas de la crisis.
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Apunta a que no se supo o no se quiso ver los riesgos de determinados comportamientos porque el sistema económico y financiero permite que algunos puedan asumir riesgos y después externalizar las consecuencias de sus conductas a otros o al conjunto de la sociedad. Y termina con un conjunto de interrogantes construidos sobre una pregunta retórica sobre si hemos aprendido las lecciones de la crisis o una vez más nos disponemos a repetir la historia.
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La respuesta resulta obvia. Posiblemente -y esto es de mi cosecha- porque si "aprender las lecciones de las crisis significa para los poderes económicos dejar de tener importantes beneficios, los incentivos que tienen para no aprender son muy poderosos". El siguiente libro bien pudiera titularse Cómo enseñar a los que no quieren aprender de las crisis".
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