Caída libre. Un contundente ensayo sobre la crisis económica global y sus devastadoras consecuencias.
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La inexorable agonía de los mitos del apócrifo catecismo neoliberal.
A tres años del estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera en los Estados Unidos y su posterior contagio al resto del mundo desarrollado, la salud de la economía global sigue siendo extremadamente vulnerable, lo cual corrobora las crónicas disfuncionalidades del capitalismo.
Hugo Acevedo
En "La caída: el libre mercado y el hundimiento de la economía global", el economista norteamericano Joseph Stiglitz elabora un contundente ensayo crítico, que explora incisivamente los turbulentos territorios de la debacle económica que azota a su país.
El autor, que es un especialista de reconocida solvencia técnica, fue Premio Nóbel de Literatura en 2001 y ocupó la vicepresidencia del Banco Mundial, entre otros importantes cargos jerárquicos.
Sumada a su formación académica, esa experiencia acumulada en organismos financieros internacionales le permite analizar -con rigor y autoridad- la severa crisis que actualmente golpea al mundo desarrollado, cuyas secuelas perduran en la escenografía global.
Stiglitz, que es catedrático de Economía en la Universidad de Columbia, es autor de varios recordados libros, como "El malestar en la globalización", "Cómo hacer que funcione la globalización", "Comercio justo para todos" y "La guerra de los tres billones de dólares".
En todos estos trabajos, que constituyen invalorables aportes a la reflexión colectiva, el prestigioso especialista elabora un enérgico discurso crítico, que fustiga ácidamente a los fundamentalistas de la economía de mercado.
En este nuevo ensayo, el objeto de análisis es la devastadora crisis que, desde hace tres años, golpea con rigor a las sociedades altamente desarrolladas e impacta, por vía indirecta, a las denominadas naciones periféricas.
Esta obra tiene la intrínseca virtud de analizar los flagrantes errores involuntarios o deliberados- de los programas de salvataje ejecutados por las administraciones encabezadas por George W. Bush y su sucesor, el presidente Barak Obama.
En este libro, el autor afirma que la denominada Gran Recesión ha afectado a más personas que ninguna otra crisis precedente, desde los tiempos de la depresión.
Al imputar responsabilidades, el técnico considera que la génesis de la debacle fue una combinación entre políticas públicas francamente negligentes e ineficientes y la inescrupulosa conducta de agentes financieros que, en muchos casos, obtuvieron cuantiosas ganancias del desastre que ellos mismos provocaron.
El economista denuncia, sin ambages, que, hace dos años, la economía global estuvo a punto de hundirse inexorablemente a profundidades que pusieron en tela de juicio su propia viabilidad.
Reflexionado sin eufemismos ni posturas demagógicas, Joseph Stiglitz acusa al neoliberalismo desregulador de haber dejado a la economía norteamericana en estado de extrema vulnerabilidad, lo cual facilitó las prácticas fraudulentas de los piratas de las finanzas que provocaron el estrepitoso derrumbe.
Aunque el prestigioso analista no cuestiona los fundamentos mismos del sistema capitalista hegemónico, sí fustiga -con particular acidez y virulencia- a los teóricos del libertinaje de mercado.
Stiglitz, a quien la derecha más recalcitrante y ultraconservadora ha tildado insólitamente de socialista, es realmente un economista de cuño neokeynesiano que sólo aspira a "regenerar" al capitalismo, sin advertir que es realmente una patología social incurable.
Aunque reivindica la necesidad de mayores regulaciones públicas, es claramente refractario a una excesiva participación del Estado en la actividad económica de un país.
No obstante, la historia reciente parece corroborar que la ausencia de adecuados mecanismos de regulación es el origen de los peores desastres, que suelen devenir en la socialización de las pérdidas. De ahí la necesidad de fortalecer el papel del Estado, tornándolo más eficiente y poniéndolo al servicio de la producción y la impostergable redistribución de la riqueza.
Intercalando abundantes referencias históricas, el ensayista dispara munición gruesa contra los profetas de la desregulación, que comenzaron a sembrar la semilla del desastre durante las presidencias del neoliberal ortodoxo Ronald Reagan y el mandato de la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher.
La desaparición del denominado socialismo real que cerró el ciclo de bipolaridad planetaria característico de la posguerra, fue el punto de inflexión que inauguró el auge del capitalismo salvaje, los severos programas de ajuste estructural, las privatizaciones, el desmantelamiento del Estado y el entronizamiento de la política de mercado como sistema hegemónico universal.
Con sólidos e incontrastables fundamentos teóricos, Joseph Stiglitz demuele la tesis de la autorregulación proclamada por los apólogos del libre mercado, reivindicando sus propias advertencias de carácter admonitorio- que pronosticaron la debacle.
En este trabajo, que mixtura el análisis con la investigación, el Premio Nóbel de Economía explica pormenorizadamente la secuencia de la crisis, desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y el derrumbe del sistema financiero de su país, hasta el dramático contagio del sector real de la economía y la ulterior globalización del desastre.
Asimismo, analiza la crucial incidencia de la abundancia de dinero, el consumismo exacerbado, las bajas tasas de interés, los créditos blandos, el descomunal déficit presupuestal provocado por la guerra y las disfuncionalidades de la balanza comercial devenidas de las excesivas importaciones de productos chinos.
Stiglitz considera que el 15 de setiembre de 2008 es la fecha más significativa de este proceso, cuando se concretó la sorprendente quiebra de Lehman Brothers, una compañía global de servicios financieros con más de 150 años de existencia.
La agonía y muerte de este coloso, que había sobrevivido a las peores turbulencias, es parangonada por los expertos con la caída del Muro de Berlín y el peor trauma del mundo capitalista.
El autor acusa a Wall Street de haberse transformado en el villano de esta historia real de fraudes y estafas a gran escala, que ha provocado un irreparable daño doméstico a millones de norteamericanos de clase media y baja.
Sin embargo, el alegato de Stiglitz no se concentra en la mera condena a la inmoralidad de agentes financieros inescrupulosos, sino también en los flagrantes errores cometidos por los gobiernos, que contribuyeron a maximizar el drama social.
En efecto, el economista revela que la asistencia estatal a los bancos y empresas fundidas alcanza a la friolera de 12 billones de dólares, lo cual equivale al 80% del Producto Bruto Interno norteamericano.
No obstante, considera que lo más grave no es el volumen del desembolso financiero sino el destino de los recursos que, en muchos casos, fueron a parar a las cuentas bancarias de accionistas, comisionistas y meros especuladores.El economista aduce que la asistencia a los sectores más golpeados por la crisis, que han perdido sus trabajos o sus viviendas, resulta claramente insuficiente y no soluciona los problemas de fondo.
El autor promueve un mecanismo muy estricto de regulación estatal para terminar definitivamente con la impunidad, recomendando canalizar la asistencia a la reactivación del mercado de trabajo, la inversión productiva y la ayuda a las víctimas de la gran estafa.
"Caída libre" es una obra de referencia, que corrobora las crónicas disfuncionalidades de un sistema de acumulación capitalista que exhibe visibles síntomas de decadencia.
Este es un trabajo sin dudas aleccionante y de alto nivel académico, que convoca a reflexionar sobre la extrema vulnerabilidad de los apócrifos mitos del catecismo neoliberal.
(Editorial Taurus).
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