viernes, 20 de agosto de 2010

El macarthismo extiende sus tentáculos por Universidades Israelíes.

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La "caza de brujas", que muchos comparan ya con la que el senador Joseph McCarthy emprendió en los años 50 en EEUU contra cualquier sospechoso de comunismo, la inició el Instituto de Estrategias Sionistas de la UTA en un estudio que denuncia que los departamentos de Sociología de las universidades israelíes están llenos de "post-sionistas". El director del departamento, el nacionalista Israel Harel, exige cambiar el programa de estudios de Sociología, una demanda que se suma a otras similares durante el último año y a ataques físicos como la bomba que estalló en 2008 en casa del politólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén Zeev Sternhell, conocido por sus posturas de izquierdas.
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Intolerante y macartista.


El macarthismo extiende sus tentáculos por Universidades Israelíes.

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Martes 17 de agosto del 2010.


Elías L. Benarroch Jerusalén, 17 ago (EFE).-


Grupos de derechas han desencadenado una sensación de macarthismo en las universidades israelíes al amenazarlas con medidas sancionadoras si no cambian el plan de estudios y a una parte de los profesores, a los que consideran antisionistas.

La campaña, que ha salido a la luz en los últimos días, ha despertado el temor en las instituciones de estudios superiores al ver cómo estos grupos atacan, desde distintas direcciones, libertades básicas como las de expresión y cátedra.

"Amenazado físicamente no me siento, pero veo que un gran peligro se cierne sobre la libertad académica en el Estado de Israel", advierte en declaraciones a Efe Raanán Rein, profesor de Estudios Latinoamericanos e Historia Española en la Universidad de Tel Aviv (UTA).

La "caza de brujas", que muchos comparan ya con la que el senador Joseph McCarthy emprendió en los años 50 en EEUU contra cualquier sospechoso de comunismo, la inició el Instituto de Estrategias Sionistas de la UTA en un estudio que denuncia que los departamentos de Sociología de las universidades israelíes están llenos de "post-sionistas".

Por ese término el documento entiende cualquier persona o programa de estudios que "pretende minar los pilares fundacionales del ethos sionista", el movimiento nacional judío que dio vida al moderno Estado de Israel en 1948, y que "son afines a las corrientes de la izquierda radical" de todo el mundo.

El director del departamento, el nacionalista Israel Harel, exige cambiar el programa de estudios de Sociología, una demanda que se suma a otras similares durante el último año y a ataques físicos como la bomba que estalló en 2008 en casa del politólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén Zeev Sternhell, conocido por sus posturas de izquierdas.

En su editorial de hoy, el diario progresista "Haaretz", del que Harel es también columnista, advierte de que "la preocupación por el programa de estudios en la UTA no es más que la máscara de una peligrosa visión del mundo que establece que la investigación académica debe acatar los vientos que soplan en el Parlamento y en la calle".

El rol de la universidad debe ser plantearse preguntas objetivas, independientemente de si son o no incómodas, agrega.

Bajo el título de "Politruks en las universidades", por los comisarios y oficiales soviéticos encargados de garantizar la omnipresencia de la ideología comunista en la URSS, el "Haaretz" subraya que las presiones "harán imposible para los investigadores sacar adelante cualquier estudio que no esté en línea con las posturas del informe".

Con las conclusiones de este documento coincide el grupo "Im Tirtzu" ("Si lo queréis", mítica frase de Teodoro Herzl en los primeros días del sionismo), que amenaza a la Universidad Ben Gurión del Néguev (UBG) con ahuyentar a sus donantes si no contrata a investigadores de derechas para su Departamento de Ciencias Políticas.

El presidente del grupo, Ronen Shoval, defiende en cambio que su colectivo es "sionista de centro" y "trata de evitar tanto el monopolio de la derecha como el de la izquierda".

"Ocho de los once lectores del Departamento de Políticas de la UBG aparecen como firmantes de peticiones públicas contra Israel, que piden (a la comunidad internacional) boicotear a su propio estado, y que han establecido de facto una 'Policía intelectual' que no tolera otras ideas dentro del departamento", afirma en declaraciones a Efe.

Para Rein, hasta el año pasado vicerrector de la UTA, esta aparente apelación al equilibrio académico no es más que una "fachada" porque "Im Tirtzu es un grupo de ultraderecha apoyado por elementos en el gobierno de Israel", y cuyas actividades "bendijo" en un encuentro reciente el ministro de Educación, Gideón Saar, del partido gobernante Likud.

"Una persona -explica- es aceptada como investigador permanente, y asciende en el escalafón de acuerdo a criterios muy estrictos de excelencia en sus investigaciones, cantidad y calidad de publicaciones, acceso a fondos internacionales... Sus posturas políticas no son tenidas en cuenta en ningún momento".

Por ello está convencido de que el verdadero objetivo de estos grupos de derechas "es carcomer por dentro los centros dedicados a la investigación, al ser éstas instituciones en las que se permite el pluralismo y un debate crítico en completa libertad".

Consultado sobre las ramificaciones que el fenómeno podría tener en el futuro, dice ver "una combinación de persecución macarthista con tácticas propias de la mafia".

"Un grupo político-ideológico no puede ejercer este tipo de presiones y amenazas sobre una institución académica", concluye el autor de libros como "La alianza entre Franco y Perón" o "No pasarán: la Guerra Civil Española". EFE

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¿ Qué es el macartismo?.

La Tragedia.
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" El senador por Wisconsin Joseph McCarthy fue un personaje de obscura trayectoria hasta que en 1950 acusó públicamente a 205 funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos de ser comunistas infiltrados. En el clima de la “Guerra Fría” de aquellos años, esta y otras acciones del mismo tipo le valieron una efímera notoriedad, muy superior a sus escasos méritos personales. En 1953 fue nombrado Presidente de la Subcomisión Permanente de Investigaciones del Senado, donde tuvieron que comparecer numerosos funcionarios de la administración norteamericana. Desde ese cargo McCarthy amplió su afiebrada cruzada y ejerció gran influencia sobre la “Comisión de Actividades Antiamericanas”, organismo dependiente de la Cámara de Representantes,que ya venía realizando su propia labor inquisidora desde fines de la década anterior".
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Centenares de miembros del gobierno, de la administración y de las fuerzas armadas fueron acusados por McCarthy de profesar la ideología comunista.
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"Las denuncias más absurdas, los procesos irregulares, las listas negras de sospechosos y demás características de las “cazas de brujas”, contribuyeron a crear un pesado clima político en los Estados Unidos. Pero McCarthy fue demasiado lejos. En 1954 acusó al Secretario de Defensa de encubrir actividades de espionaje extranjeras. Entonces el Presidente Eisenhower y otros líderes republicanos se volvieron en su contra. Ese año McCarthy fue censurado y la retransmisión televisiva de una audiencia del Senado contra oficiales del Ejército por presuntas actividades comunistas, acabaron por desacreditarlo y aislarlo completamente. Su alcoholismo crónico le provocó la muerte (por cirrosis y hepatitis) en 1957, a los 48 años. El único “legado” histórico de McCarthy fue dejar su apellido para designar genéricamente las persecuciones paranoicas de ciertos poderes estatales a sus oponentes políticos y la violación de los derechos civiles en nombre de la seguridad nacional".
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La farsa

" El “macarthismo” ha seguido teniendo émulos en muchos lugares. Chile no ha sido la excepción. Durante la dictadura pinochetista la “caza de brujas” anticomunista y antiizquierdista alcanzó niveles de paroxismo. Los “humanoides” portadores del “cáncer marxista” debían ser denunciados, perseguidos y exterminados. Se suponía que el advenimiento de la democracia terminaría totalmente con esas prácticas. Craso error".

"Desde hace varios años, el Estado chileno ha respondido a la lucha de los mapuches por recuperar sus tierras ancestrales con allanamientos policiales a las comunidades, detenciones, maltratos de todo tipo, torturas, e incluso asesinatos de algunos de sus integrantes. A ello se ha sumado la acción “legal” de los fiscales especiales que persiguen judicialmente a los luchadores mapuches. Estos fiscales, que actúan como McCarthy montando acusaciones desprovistas de fundamentos sólidos, hacen gala de un paranoico celo persecutorio. De este modo tratan de dar un poco de realce y notoriedad a sus tristes carreras profesionales y, de paso, congraciarse con el poder para obtener un ascenso". Sergio Grez T. Historiador.

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