De las armas a las urnas.
Desafíos de la Política exterior.
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TIEMPO DE CAMBIO
Por Oscar Peña Franco.
Los Tiempos.com S{abado 6 de noviembre del 2010.
América Latina se ha convertido en los últimos años en un escenario de cambios que marcan con su impronta el breve instante de la historia que hoy vivimos. Laboratorio, se diría, de experimentos sociales de dinámica centrífuga respecto de los ukases, ahora menos imperativos que en sus comienzos avasalladores, del nuevo liberalismo económico y de una globalización que es insoslayable pero se halla urgida de curarse de la tendencia a privilegiar al mercado y excluir a la gente.
De la nueva actitud de la región, que posa su mirada en una nueva esperanza, se encuentran rastros significativos en todo el largo y ancho del subcontinente. Comenzar en el sur es ir al encuentro de la Argentina de los Kirchner cuya vitalidad en el seno de las masas ha obtenido notable evidencia en el duelo popular por la muerte de Néstor. Él, Néstor, y Cristina, la actual presidenta, se formaron en los primeros años setenta en el seno contestatario de la “tendencia revolucionaria” juvenil del peronismo. Es ostensible que guardan fidelidad a los postulados de aquel tiempo de fieros vendavales que desembocaron en la peor “guerra sucia” de la que se tenga memoria en América Latina.
Al lado, cruzando el río nada más, gobierna José Mujica, un ex tupamaro que pasó largos años de prisión y tortura y hoy intenta aplicar en paz y democracia un programa que cuando menos atenúe las gruesas diferencias entre los pudientes y los desposeídos del Uruguay.
En Paraguay, un cura tercermundista trata de llevar a su país por ruta similar, aunque un cáncer artero levanta una muralla de dudas y preocupaciones. Y vaya uno a saber lo que puede ocurrir en Asunción si el mal que aqueja a Lugo priva a su país de una solución justiciera, ecuánime y concertada.
Las recientes elecciones presidenciales brasileñas han arrojado un resultado que pone en evidencia dos elementos a tomar en cuenta puntualmente. El primero es la nueva victoria obtenida por Lula da Silva sin ser candidato. El ex dirigente metalúrgico puso en la apuesta todo su prestigio y su ascendiente en las masas brasileñas (deja la presidencia, luego de dos períodos, con un insólito ochenta por ciento de aprobación) y deja garantizada la continuidad de sus políticas. Su sucesora, por él escogida para que queden dudas sobre su posición, es una ex guerrillera que también supo de cárcel y represión durante la dictadura de los generales de Brasilia.
Dilma Rousseff tiene la responsabilidad de conducir a la nación latinoamericana más grande escogida por un notable economista norteamericano (el BRICh, sigla que agrupa a Brasil, Rusia, India y China) como uno de los países llamados a liderar al mundo en el tiempo próximo por venir. Quienes, que no eran pocos, pensaban que Lula se inclinaba hacia posiciones conservadoras deben estar desconcertados por su decisión de escoger a una ex guerrillera para que empuñe el estandarte y le haga la posta.
Con diferencias de matices, hay otros casos. El de Rafael Correa, fortalecido luego de superar una intentona golpista. El del sandinismo nicaragüense, que sin duda está lejos del de 1979, con el obstinado comandante Daniel Ortega pulsando el timón.
Aun el del polémico Hugo Chávez, que no viene de guerrilla alguna sino de una rebelión militar.
En estos tiempos de globalización, lo dicho trata de algo urgido de consideración. De tomar en cuenta que la globalización debe llegar a la sociedad misma de manera que se respeten los derechos de todos y se privilegie, para mantener paz y democracia, las aspiraciones de las mayorías.
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Desafíos de la política exterior de Dilma Rousseff.
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Jesús E. Mazzei. EL UNIVERSAL
Viernes 5 de noviembre del 2010.
La política exterior de ese país enfrentara con el gobierno de Dilma Rousseff, un contexto internacional más globalizado y todavía con las incertidumbres de la crisis económica global, en curso con las que el coloso suramericano a sabido surfear.
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