En defensa del medio ambiente: pioneros.
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El Mundo. Martes 23 de noviembre del 2010.
Nov 22, 2010, 02:29 AM Por todo lo que hemos planteado en artículos anteriores, no hay dudas de que el drama ecológico podemos considerarlo como uno de los jinetes apocalípticos de la globalización contemporánea. Se trata de una amenaza planetaria que requiere de atención prioritaria, en el esfuerzo mundial necesario para humanizar la globalización y preservar la existencia de la sociedad humana en nuestra madre tierra.
Algunas organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones de académicos y personalidades han sido pioneros en el empeño de proponer un manejo amigable de nuestro entorno ecológico. Tal es el caso de Greenpeace, por ejemplo, una activa ONG defensora de nuestro planeta, que ha desafiado inclusive fuerzas militares, poderosos intereses y consorcios comerciales. Esta agrupación ecologista y pacifista de alcance internacional fue fundada en Vancouver, Canadá, en 1971 y ha tenido importantes luchas en defensa de nuestro entorno ambiental, tales como el haber desalentado la caza de ballenas, la campaña contra intentos de algunas transnacionales petroleras de realizar ciertas acciones que ponían en peligro de contaminación el Mar del Norte; la moratoria de 50 años para la explotación minera en el Antártico; la resistencia que auspició durante muchos años para evitar pruebas atómicas en el Pacífico; las luchas que ha tenido en diversos países contra la devastación de los bosques; y la promoción del uso de fuentes energéticas renovables y no contaminantes.
Grupos afiliados de esa organización en diferentes países han tenido varias actuaciones relevantes, como la de Greenpeace de España que está exhortando al Gobierno de ese país para actuar más activamente contra el cambio climático, especialmente en Cataluña, en donde esa ONG le ha recomendado tomar medidas concretas para reducir en 20% el consumo de energía en 2020 respecto de los niveles de 2005, y se estableció el año 2050 como la meta cronológica para que 100% de la energía que se consuma sea de fuentes limpias.
Otro grupo destacado por sus señalamientos del deterioro ambiental y sobre la necesidad de concientizar el mundo para la protección ecológica ha sido el Club de Roma, constituido inicialmente en Roma y formalizado como tal en 1970 como una asociación bajo las leyes suizas, con objetivos de promover la investigación sobre el deterioro ambiental y las consecuencias de este problema, con el fin de concientizar a científicos, políticos y otras personalidades influyentes a escala mundial para enfrentarlo adecuadamente, con estudios y un enfoque integral, considerando las interrelaciones con los aspectos energéticos, políticos, alimentarios, geográficos, educativos, institucionales, sociales, con énfasis en la brecha entre países ricos y pobres.
Para el año 2000, el Club de Roma contaba con 100 miembros, la representación de 52 países y había publicado 21 informes, entre ellos el elaborado en 1972 con el título Los Límites del Crecimiento, con el cual alcanzó resonancia mundial, aunque muchos criticaron los pronósticos de ese estudio, calificándolo de alarmista, sin prever que en los últimos años las cifras del calentamiento ambiental, la crisis del hambre y otros problemas sobre los que se alertaba en el documento son ahora temas fundamentales en las agendas globales, en las que se están planteando los peligros de la globalización depredadora que estamos viviendo.
La Organización de Naciones Unidas ha venido igualmente promoviendo varios eventos y acuerdos para enfrentar estas calamidades, desde la Cumbre de la Tierra, celebrada en junio de 1992 en Río de Janeiro, que concluyó con un compromiso marco sobre el cambio climático, hasta los más recientes encuentros, incluyendo la cumbre de Copenhague, celebrada el año pasado. Estos acuerdos y protocolos no han sido suficientemente efectivos para lograr las metas de lucha contra el ecocidio que los seres humanos están cometiendo contra el planeta, entre otras razones, por el entramado de intereses económicos y políticos que conspiran contra el interés planetario y por las ineficiencias burocráticas de las instituciones, tanto nacionales como regionales y globales que no son capaces de implementar las normas y recomendaciones que surgen de esos frecuentes encuentros.
Lo cierto es que el deterioro ecológico y en especial el cambio climático están presentes y acentuándose como una de las mayores amenazas medioambientales y que la depredación del ambiente continúa, con efectos que, de no hacerse esfuerzos contundentes para detener ese proceso, van a generar consecuencias apocalípticas en las décadas por venir. Mientras, todas las expectativas de los ecologistas están puestas en la próxima Cumbre sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Cancún, a partir del 29 de este mes. *****
jmoreno@unimet.edu.ve.- rectorunimet.blogspot.com
@JoseIgnacioM José I. Moreno León* José I. Moreno León*
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