MIRADA.- “ La gente que llega desde diferentes países, crea nuevas demandas sobre el Estado”. Afirma Bhabha.
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El relato de las naciones.
Homi K Bhabha y los estudios pos-coloniales.
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“Nación y narración”, editado ahora en español, reúne ensayos de diversos autores que renovaron en 1990 el modo de pensar lo nacional, las minorías y el rol de los lenguajes. Aquí, un diálogo con su compilador.
POR FERNANDO BRUNO.
Revista Ñ. Martes 28 de diciembre del 2010.
Homi K. Bhabha es una de las figuras más importantes en el área de los estudios poscoloniales. Formado principalmente en literatura inglesa –si bien es originario de la India, desarrolló sus estudios de posgrado en la Universidad de Oxford–, su interés principal es el ámbito de las humanidades, en el que las historias materiales de los diferentes países y civilizaciones se cruzan con los imaginarios, las utopías y las narraciones, con las reflexiones conceptuales pero también con las producciones ficcionales. Sobre esta perspectiva, en el marco de su actual trabajo como Director del Centro de Humanidades de la Universidad de Harvard, escribió: “Lo que los humanistas tienen en común es una peculiar relación con el mundo. Están en el mundo, pero no son enteramente del mundo. Los humanistas a menudo ocupan una posición intermedia, trabajando en una línea de sombras que, de golpe, divide y une al mundo ‘real’ con la imaginación, un campo disciplinario con el otro. La interdisciplinariedad no es meramente un método académico. Representa un compromiso ético de promover una diversidad de perspectivas –involucrarse en conversaciones productivas, apropiadamente discutidas, entre las disciplinas”.
Las miradas que surgen de este posicionamiento teórico son, por lo tanto, híbridas y complejas. Atañen tanto a las producciones literarias, musicales, pictóricas y “culturales” en general de una sociedad como a sus instituciones políticas y administrativas, sus costumbres y leyes. Conforman lecturas renovadas que Bhabha considera indispensables para el mundo contemporáneo, en la medida en que permiten que cada una de las sociedades vuelva a pensarse a sí misma y construya el futuro a partir de sus experiencias anteriores. “Como el clima –dice–, el conocimiento humanista puede ser cambiante, turbulento y elusivo. ¿Pero alguien argumentaría seriamente que podemos vivir sin aire? Necesitamos las humanidades, como necesitamos la atmósfera, porque nos permiten respirar el aliento de la vida y el arte humanos, y en ese proceso aspirar a lo mejor de nosotros y de los demás”.
En nuestro país, se acaba de publicar Nación y narración. Entre la ilusión de una identidad y las diferencias culturales , la obra fundamental de Bhabha, que reúne un conjunto de ensayos de varios autores y que tuvo desde su publicación original un enorme impacto en los nuevos modos de pensar el concepto de nación. Con motivo de esa edición, Ñ conversó con el autor. La adopción de la perspectiva de las minorías, la necesidad de lidiar con el pasado y no silenciarlo en la configuración de los relatos nacionales, la persistencia de las luchas por el acceso a la nacionalidad en varias regiones del globo y las mutaciones permanentes del concepto de nación fueron los temas centrales que ocuparon la charla.
“Nación y narración” se publicó originariamente en 1990. ¿Cuál considera usted que es la actualidad del texto? Es muy interesante el hecho de que el libro estuvo en cierto sentido muy por delante de su tiempo. Muchos de los modos de pensar acerca de la nación como una forma de narración, como una forma de imaginería, como una forma de metáfora, se volvieron una parte aún más importante del discurso contemporáneo en la era de la globalización.
También pienso que muchas de las posturas incluidas en el libro, y con certeza mi ensayo, reflexionan sobre el concepto de nación no desde la perspectiva del Estado, sino desde la perspectiva de las minorías, de las comunidades marginales que también deben ser reconocidas por la nación. Creo que este desplazamiento que va de una mirada de la nación desde el centro a una mirada desde los límites de la nacionalidad es un tema muy contemporáneo e incluso tiene más que ver con el mundo de hoy (el mundo de los refugiados, de los migrantes, de los conflictos étnicos, de los desplazamientos y las traducciones culturales) que con el de hace veinte años. Pienso que en este sentido el libro continúa siendo muy contemporáneo: incluso aquellos capítulos que se ocupan de períodos más tempranos, toman una perspectiva hacia ellos que le habla a nuestra situación actual. Por eso es que muchas ideas del libro, incluidas las mías propias, se reeditan continuamente.
Esa actualidad polemiza con las ideas de Ernest Renan… El texto de Ernest Renan acerca de la nación es uno de los textos fundacionales que fue redescubierto en los ochenta. Por supuesto que sus ideas siempre estuvieron allí; pero con ‘redescubrimiento’ quiero decir que hubo un tremendo interés crítico en la noción de nación de Renan. En parte, porque fue Renan quien dijo que a menudo sólo se puede tener una nación si la nación misma olvida el derramamiento de sangre y el trauma que se encuentran en las bases sobre las cuales ella misma es creada.
Nosotros todavía continuamos hoy teniendo luchas por el acceso a la nacionalidad. Pueblos que desean sus naciones, pero que son incapaces de obtenerlas y que están sufriendo un trauma histórico y político, incluso la muerte en la búsqueda de la nación. Entonces, la idea de Ernest Renan de que una nación tiene que olvidar su pasado para poder hacer su presente, para construir su contemporaneidad y su historia es una idea que tiene una larga historia pero que es muy relevante para nuestro tiempo. Por ejemplo, la nación sudafricana, en la construcción de su nacionalidad, tiene que lidiar con el trauma de su pasado y lo hace a través de la Comisión de Reconciliación y Verdad. Renan dice: ‘Hay que olvidar el pasado, la historia trágica que fue parte del acceso a la nación’. Esa idea es muy controversial en la actualidad, cuando se tienen casos como el de la Comisión de Reconciliación y Verdad en Sudáfrica, mostrando que el pasado no puede simplemente olvidarse, sino que se debe llegar a un acuerdo con el pasado.
¿Podría mencionar algún otro caso? La lucha palestina por la nacionalidad, que todavía no ha sido conseguida, y la historia que atravesaron para alcanzar la nación palestina es a menudo una historia de violencia y guerras. La nación israelí ha sido establecida; pero aún cuando existe una nación israelí, Israel todavía se enfrenta a ataques, se involucra en guerras y en hechos de violencia para mantener su nacionalidad. También existe el problema de un país como Cachemira, en la India: todo el tema de la región es la independencia de Cachemira, por qué el gobierno indio no permite que Cachemira vote su propio futuro. Aquí de nuevo aparece el problema de la violencia, de la ocupación militar.
Estos problemas locales se insertan sin embargo en un contexto de globalización.
Es fácil decir que vivimos en un mundo global, en un mundo transnacional o posnacional, pero ésta es sólo la mitad de la verdad. El mundo está lleno de sociedades y países en los que el pueblo está todavía aspirando a ser una nación. Está lleno de regiones en las que, si bien existen naciones, estas naciones todavía son inestables. Entonces pienso que una de las ideas más importantes de las que atraviesan el libro es la de que el proyecto de nación no es simplemente una idea del siglo XIX ni tampoco simplemente una idea de mediados del siglo XX, cuando muchas naciones coloniales lograron su independencia, sino que el concepto mismo de nación está cambiando continuamente, incluso en la era de la globalización. No es que la nación está terminada y ahora vivimos en la realidad transnacional de la globalización. Para nada. El gran argumento de este libro es que la nación está continuamente en un proceso dialéctico con temas como la internacionalización y la globalización. Y así como el internacionalismo o la globalización redefinen el mapa del mundo, redefinen el contexto geopolítico del mundo, también las ideas de nación y región están en un proceso de cambio permanente.
¿La literatura fue uno de los componentes esenciales en el surgimiento de los grandes relatos nacionales? El énfasis de los trabajos recogidos en este libro está puesto no en la literatura sino en las narraciones. Trabajar sobre las narraciones no significa trabajar solamente con la literatura, sino trabajar con los tipos de historias que las diferentes instituciones cuentan sobre los orígenes de la nación. Se puede tener una narración legal sobre el nacimiento de la nación, se puede tener una narración económica sobre los orígenes de la nación, se puede tener una narración literaria sobre los orígenes de la nación. Entonces, más allá de que muchos de los artículos hablan particularmente de la emergencia de una conciencia nacional en la literatura, el libro se ocupa de las relaciones entre la idea de nación, la idea de lo internacional, la idea de las minorías, y el rol de los leguajes y las narrativas.
¿Cómo se modificaron en los últimos años esas narraciones? Estas narraciones cambian permanentemente. Por ejemplo, el tema del ecologismo y del ambientalismo en relación a la nación no es uno de los más dominantes o destacados en el libro y es uno de los modos más recientes de pensar sobre la nación. Sin embargo, los temas de raza, género y estéticos vinculados a la idea de nación, ya sea la nación como realidad integral de un país particular o como parte de un paisaje internacional, son una parte esencial de este libro.
La naturaleza de la nación ha cambiado a través de los procesos migratorios. En la actualidad, las naciones son áreas mayoritariamente multiculturales, multiétnicas y multirreligiosas alrededor del mundo. Así se obtiene un tipo de internacionalismo o globalización en cualquier región local. Esa es una visión muy diferente de la del s. XIX o a la de comienzos del s. XX. Por otra parte, la gente que llega desde diferentes países crea un conjunto de nuevas demandas sobre el Estado a menudo vinculadas con cuestiones de derechos humanos y civiles; pero también realiza una nueva demanda sobre la cultura de la nación, ya que introducen diferentes tipos de prioridades culturales. Así surge la idea de que la transmisión cultural no es solamente un problema de tradición, como solemos entenderla, sino también un problema de traducción: el modo en el que tenemos que entender los valores de los otros en la esfera pública.
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NACION Y NARRACION.- Homi Bhabha (Compilador). Siglo XXI.
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