miércoles, 2 de febrero de 2011

¿ Están cayendo todos los gobiernos al servicio del capital imperial ?. Es el final del "Consenso de Washington" y la Unipolaridad .

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La crisis política que hoy se presenta en la mayoría de países árabes, del norte de África y oriente medio, no solamente es consecuencia de gobiernos entornillados por décadas en el Poder económico y político, sino principalmente de haber gobernado mirando hacia el exterior, hacia el mundo de la globalización neoliberal y les importó "un comino" el mercado interno, el trabajo, las economías locales, los salarios, la educación, la salud; simplemente su crecimiento económico estuvo en función de una mayor venta de sus recursos naturales - petróleo - al mercado global capitalista. Políticamente se encerraron en una falsa democracia, basada en la corrupción, el servilismo, el robo, el desempleo generalizado, la pobreza y básicamente liquidaron la esperanza de generaciones de jóvenes, que hoy precisamente son el "motor central", no de las revueltas populares, sino la dirección y el liderazgo de la Revolución Popular en Egipto, Túnez, Yemen, Marruecos, Mauritania, Argelia, Libia, etc, sellando definitivamente el fin del modelo económico neoliberal del Consenso de Washington y políticamente la era de la Unipolaridad mundial.
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La crisis económica - multidimensional - social y política global, hoy es el catalizador de un Nuevo Orden Mundial.
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¿ Están cayendo todos los gobiernos al servicio del capital imperial ?.


Es el final del "Consenso de Washington" y la Unipolaridad.




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Darío La Hoz.


OPINION.- Martes 1 de febrero del 2011.



El llamado proceso de globalización iniciado en la década de los años noventa del siglo XX, fruto de la labor estratégica elaborada por el denominado “Consenso de Washington” tuvo su origen en el desplome que sufrió la economía norteamericana en la segunda mitad de la década de los años setentas, cuando quedó claro que los acuerdos de Breton Wood era ya infuncionales, pues el dólar estaba devaluado.

En esta temprana fecha ya la Escuela de Chicago había confeccionado su receta neoliberal. Los años ochenta conocerían la implementación de dichas recetas y para los noventa se harían hegemónicas producto del desplome del denominado campo socialista, la caída del muro de Berlín, o mejor dicho, la unificación alemana que hizo pasar el mundo de un esquema político bipolar a uno unipolar consolidó la posición del capital internacional en desmedro no solo del trabajo sino de los pueblos y del planeta. La globalización ofreció al mundo una pax romana eterna pues el problema del mundo era el comunismo y había sido derrotado.

La crisis asiática del año 1998 fue la primera señal indicativa de que el achicamiento del Estado fue una estafa internacional. A partir de ese momento la tesis neoliberal empezó a quebrarse hasta desplomarse en 2008 con el advenimiento de la crisis financiera internacional.

El 11 de septiembre fue el preludio que anunció el cambio del mundo, ya nada sería igual. El orden global o mejor dicho la inseguridad global quedó en evidencia pues se demostró que Estados Unidos, es decir la potencia unipolar, no tenía el control, o bien que podía ser no solo desafiada sino herida en su propio techo. Así, nada quedó igual y todo cambio para peor, pues el sofisma neoliberal quedó al desnudo cuando la banca pidió al gobierno federal que acudiera en ayuda de las colapsadas líneas aéreas del Tío Sam y de otras naciones.

Así, el mismo neoliberalismo que negaba toda posibilidad de que el estado acudiera en ayuda de los débiles exigía y lograba que fuese en ayuda de los poderosos. Al tiempo que medidas de seguridad totalitaria eran implementadas en todo Occidente y particularmente en Estados Unidos. La historia se repitió en 2008. Año en que el neoliberalismo quedó en evidencia como una estafa económica en provecho de los ricos del mundo, cuando la especulación y el robo ocasionado por altos ejecutivos bancarios, desplomó el sistema financiero internacional.

Pero faltaba por verse cierto cambio en el plano no ya económico sino en el político. La crisis estadounidense llevó a Obama al poder, algo insólito pero sucedió, lo que ha generado en dicho país a una seria reflexión sobre el futuro de la nación.

Por otra parte, hemos visto que Europa está en seria dificultad económica, al borde del colapso, con la excepción de Alemania.

Sin embargo, lo que deseamos destacar ahora es que ya la globalización empieza a tener dificultades también en el plano político, los países árabes están mostrando al mundo que los gobiernos no pueden mantenerse en el poder con base a una política internacional caracterizada por pertenecer al club de los ricos, es decir, sirviendo al capital internacional, al tiempo que descuidan los intereses y los derechos de sus poblaciones, pues al final, los pueblos revientan como estamos viendo en los casos de Túnez, Yemen, Egipto, etc. Es sintomático que la crisis política del mundo árabe haya estallado simultáneamente a la reunión anual de los ricos en Davos. Con seguridad la agenda ha sido allí modificada pues Túnez no es ya el problema, el problema es el país entrada a África y al mundo árabe: Egipto.

Esto nos dice que estamos asistiendo al entierro de la era de la globalización, al entierro del unipolarismo. Los gobiernos de los diferentes Estado-naciones deberán focalizar sus políticas públicas no en el ámbito internacional sino en el plano interno. Si en algún momento se dijo que ningún Estado Nación podía sobrevivir fuera de la globalización se debe entender ahora que lo que no podrán los Estados es limitarse a servir al capital internacional, deberán confeccionar políticas públicas para resolver añejas demandas de sus pueblos so pena de que se les aplique la receta tunecina.

Dicho de otro modo, los gobiernos hasta ahora criticados por no entrar a un esquema ciegamente global, y tachados de populistas, principalmente en Latinoamérica, con probabilidad, pasarán a ser el modelo referente en el campo global por un buen tiempo. Es decir estamos pasando de un modelo basado en estados nacionales al servicio del capital internacional a un modelo basado en la atención a las demandas internas de los pueblos.

Estas demandas son desde más democracia en unos casos, más equilibrio económico y políticas sociales focalizadas a los excluidos de la globalización, hasta respeto por el medio ambiente. Pues la globalización no solo ha esquilmado a los pueblos sino que ha maltratado a la naturaleza, la que, por intermedio del cambio climático, se está vengando de sus destructores. Así, mientras los pueblos tumban gobiernos de líderes bien vestidos y al servicio del capital internacional, la naturaleza les ocasiona catástrofes que dejan al desnudo las desigualdades de un mundo basado en el egoísmo, pues, por ejemplo, el tema haitiano, prueba la insensibilidad de la globalización. Dicho con pocas palabras, prueba que los pueblos, nada deben esperar de un mundo basado en el interés del capital internacional.

Al mismo tiempo, vemos que gobernantes, como Ignacio Lula Da Silva salen del poder con márgenes de popularidad que superan el 80% como consecuencia de haber focalizado políticas públicas a la solución de la pobreza, pues la India presenta un repunte al aplicar también recetas hacia los pobres y focalizarse en su mercado interno. Puede decirse que el caso alemán es paradigmático porque este país junto con la aparición de la globalización debió concentrar serias políticas públicas hacia su mercado interno como consecuencia de la unificación emprendida en 1989.


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