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"NO LOS NECESITAMOS,
ELLOS NOS NECESITAN": LA FIRME RESPUESTA DE TRUMP SOBRE SU VISIÓN PARA
AMÉRICA LATINA. Trump revocó 78 órdenes ejecutivas de la administración anterior y anunció la salida de EE. UU. del Acuerdo de
París y la OMS; sin embargo, su mayor polémica se dio al referirse a América Latina, captando la mirada
internacional. Donald Trump ha
juramentado como el nuevo presidente de Estados
Unidos, generando controversia desde su llegada a la Casa Blanca al afirmar que los países
latinoamericanos requieren más de su nación que al contrario. Esta declaración se produce en un
contexto de medidas drásticas y un
enfoque renovado hacia la política exterior estadounidense. En
su primer día como presidente, Trump revocó más de 78 órdenes ejecutivas de la
administración anterior y tomó decisiones significativas, como la salida de EE. UU. del Acuerdo de París
y la OMS. Sin embargo, su comentario sobre América
Latina ha captado la atención de analistas y líderes políticos, quienes interpretan sus palabras
como un reflejo de su visión sobre la relación con la región. Durante una conferencia de prensa, una corresponsal brasileña preguntó a Trump sobre su perspectiva respecto a
la relación con América Latina y Brasil.
Su respuesta fue clara y directa: “Grandiosa. Ellos nos necesitan más de lo
que nosotros los necesitamos a ellos”. Esta afirmación, que subraya
una postura de superioridad, ha
generado reacciones diversas en el ámbito internacional.
Un enfoque polémico hacia la
inmigración. La postura de Trump no es nueva, ya que,
durante su campaña presidencial, el
tema de la inmigración, especialmente
proveniente de América Latina, fue
uno de sus principales lemas. Su
administración ha adoptado medidas que buscan frenar la llegada de inmigrantes ilegales, a quienes ha
culpado de diversos problemas económicos
y de seguridad en Estados
Unidos. En este sentido, la declaración de emergencia
nacional en la frontera con México es un claro ejemplo de su
enfoque.
Relaciones con líderes
latinoamericanos. A
pesar de sus declaraciones, Trump ha mantenido un diálogo con varios líderes latinoamericanos, invitándolos a su ceremonia de asunción.
Entre ellos se encuentran Javier Milei
de Argentina, Santiago Peña de
Paraguay, Daniel Noboa de Ecuador, Nayib Bukele de El Salvador y Edmundo González Urrutia de Venezuela.
Esta aparente contradicción entre su retórica y sus acciones ha generado confusión sobre su verdadera intención
hacia la región. En
relación con Venezuela, Trump
indicó que su administración planeaba
cesar las importaciones de petróleo procedentes de ese país. Según el
expresidente, esta medida no solo obedecía a objetivos económicos, sino también
a la estrategia de "debilitar al régimen de Nicolás Maduro". Además,
subrayó que las necesidades energéticas
de Estados Unidos no están ligadas a América Latina: “No necesitamos a Latinoamérica para
nuestro desarrollo. Podemos y debemos ser autosuficientes”, afirmó,
reafirmando su posición de minimizar
cualquier dependencia económica o política de la región.
Medidas contra el narcotráfico y Cuba. En menos de 24 horas tras asumir la presidencia, Trump tomó decisiones que impactan directamente a América Latina. Una de ellas fue la inclusión de Cuba en la lista de patrocinadores de organizaciones terroristas, una medida revertida por su predecesor. Además, anunció que los cárteles de droga también serían considerados organizaciones terroristas, lo que podría intensificar la lucha contra el narcotráfico en la región. Impacto económico y comercial. Trump también ha manifestado su intención de aumentar los aranceles para México y Canadá, lo que podría tener repercusiones en los precios de bienes y servicios en esos países. Esta medida se suma a su declaración de que Estados Unidos debería recuperar el control del Canal de Panamá, lo que ha suscitado críticas por parte del presidente panameño, José Raúl Mulino. Con estas acciones y declaraciones, Trump establece un nuevo rumbo en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina, caracterizado por una postura de desdén y una clara intención de priorizar los intereses estadounidenses sobre los de la región. Melanie Córdoba. Fuente. La República. 22/01/2025/.
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DONALD
TRUMP ES LA "PEOR ALTERNATIVA PARA AMÉRICA LATINA"
Como
presidente de Estados Unidos, advierte Farid Kahhat. Entrevista.
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El internacionalista explica la visión que Donald Trump maneja sobre los países de América Latina, la cual no se ve condicionada por "afinidades ideológicas", sino por el beneficio que pueda tener Estados Unidos.
Por Mauricio Guevara. Periodista.
Fuente. La República miércoles 22 de
enero del 2025.
La visión de Donald
Trump, presidente electo de Estados Unidos, es cuanto menos peculiar.
El líder
republicano es en la actualidad una de las figuras
principales del autoritarismo y un firme defensor de la ideología nacionalista,
rasgos que lo han llevado a anunciar, o amenazar, con una serie de medidas
migratorias que endurecerán la
política de inmigración en Estados Unidos.
Para Farid Kahhat, internacionalista y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, esta perspectiva de las relaciones internacionales vuelve a Trump en una figura peligrosa y la "peor alternativa para América Latina", ya que plantea el uso de la fuerza como la primera alternativa contra aquellos países que no comparten "intereses" o "no coinciden" con los intereses de Estados Unidos.
Trump: ¿un peligro latente
para América Latina?
―¿Qué significa el nuevo triunfo electoral de Trump para América Latina y
cuál será su impacto?
―Hay
un lugar común
equivocado sobre lo que puede implicar el triunfo de Trump: su lectura en clave ideológica. Lo que se ignora es que la
consigna 'America
First' defiende un nacionalismo étnico exclusivista, donde
las afinidades ideológicas son secundarias. Si tus intereses no coinciden con
los de Estados Unidos, como los
entiende Trump, te va a sancionar o
te va a amenazar de cualquier manera.
Durante su
primer Gobierno, Trump sancionó con
aranceles punitivos las exportaciones brasileñas, a pesar de que Brasil era gobernado por Bolsonaro, quien se hace llamar 'el Trump de los trópicos'. En la
actualidad, Trump amenaza a Panamá
con arrebatarle, por la fuerza en caso de ser necesario, el control del
canal, a pesar de que el gobierno panameño es conservador.
Yo
diría que, en general, Trump es una peor alternativa para América Latina que
los demócratas porque ambos son proteccionistas, pero solo él
está amenazando con el uso de la fuerza. Habría que recordar que uno de sus
voceros, el nuevo enviado especial para América
Latina, ha dicho que habría que aplicar un 60% de aranceles a cualquier exportación que vaya desde Chancay hacia los Estados Unidos.
―¿Qué país de América Latina podría beneficiarse más con la administración
de Trump? ¿Milei o Bukele, por su mayor cercanía?
―Las afinidades ideológicas no han
impedido a Trump aplicar
sanciones contra gobiernos de derecha. Milei
tal vez obtenga de Trump un respaldo
para su pretensión de obtener un nuevo crédito del FMI (Fondo Monetario Internacional), pero, aunque Estados Unidos tiene un peso
específico, no puede tomar la decisión por cuenta propia. No lo descarto, pero
son muchos más los problemas que las ventajas.
Incluso, hay cosas que Trump va a hacer en temas que no tienen que ver directamente con América Latina, pero que nos van a afectar. Por ejemplo, si el conflicto comercial con China afecta al crecimiento de la economía china, terminará afectando a Perú. Según el Instituto Peruano de Economía, por cada punto porcentual que deje de crecer China, Perú va a dejar de crecer 0.4%.
Para el especialista, quizá Milei "obtenga de
Trump un respaldo" sobre todo frente a FMI. Foto: AFP.
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Las
leyes contra los migrantes no buscan la seguridad nacional
―¿Trump aborda el tema de la migración en Estados
Unidos desde una perspectiva de seguridad nacional, como una estrategia para
ganar simpatías políticas o cuál cree que sea la razón?
―No tiene mayores implicaciones en materia de
seguridad. Existe evidencia que señala a los inmigrantes como menos propensos a cometer delitos o estar
involucrados en actos de terrorismo
que la población local.
El
discurso de Trump ha convertido a
los inmigrantes en una fuente de
competencia desleal por puestos de trabajo, inseguridad ciudadana e incluso los
ha asociado con el terrorismo. Por
ejemplo, el último gran atentado
terrorista en Estados Unidos (atropello masivo en Nueva Orleans) fue
perpetrado por un ciudadano estadounidense nacido en el país.
Hay un
temor justificado, o no, de un sector de la opinión pública hacia los inmigrantes. Es cierto que, en años
previos, aunque ya no en la última etapa del gobierno de Biden, la inmigración indocumentada había crecido, es un
tema que Trump intentará afrontar en
su gobierno.
―¿Cómo afectarán las restricciones migratorias a
las comunidades de inmigrantes en Estados Unidos?
―Lo primero que habría que decir es que la idea
de Trump de deportar inmigrantes
indocumentados, sobre todo aquellos que tienen antecedentes penales, salvo por la dimensión, no es
nueva. Obama y Biden llegaron
a deportar hasta cerca del medio
millón en un año, el mismo en el que mayor número de deportaciones se hicieron,
sin embargo, para los demócratas
este no es un tema de campaña.
Habría que
ser absolutamente honestos y decir
que, salvo por la dimensión de lo que quiere hacer, Trump no pretende hacer algo que no se haya hecho antes.
De acuerdo con Kahhat las leyes anti-migrantes de
Trump no son con el fin de aumentar la seguridad en Estados Unidos. Foto: CNN.
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―Si Trump llegara a concretar “la mayor deportación
de la historia”, como ha afirmado, ¿Qué efectos tendrían en la economía de
Estados Unidos?
― El efecto será negativo, de eso
no hay mayor discusión posible. La
oferta de trabajo indocumentado se da en dos sectores de la economía estadounidense: la agrícola y, en menor medida, en el de
construcción de vivienda. En ese
sentido, no hay que pensar en la oferta de trabajo indocumentado para el
conjunto de la economía, sino para esos sectores. Menor oferta por las
deportaciones de trabajadores, mayores salarios, eso va a tener efecto inflacionario
y eso no es bueno para la economía
norteamericana.
En segundo lugar, si Trump intenta deportar entre 11 y 12 millones de indocumentados, según los cálculos oficiales,
eso va a tener un costo económico
muy grande porque hay que buscarlas, detenerlas, esperar que se procesen sus
casos, mantenerlas detenidas mientras se procesa el caso y finalmente deportarlas. Eso tendrá un costo que se
ha estimado en más de 120.000 millones
de dólares.
Por otra parte, surgirá el problema de qué
hacer cuando los países no acepten de vuelta a sus ciudadanos porque, por ejemplo, muchos de ellos llegaron como niños y nunca han vivido o no tienen
recuerdo de haber estado en el país.
Ante esto, surgirá un nuevo conflicto
con los países receptores, a quienes, probablemente, Trump lanzará nuevas amenazas de aranceles.
Además, cabe mencionar que, dentro de Estados Unidos, hay estados y ciudades santuario que se
niegan a cooperar con la detención y
deportación de indocumentados.
En estos lugares podría haber problemas legales e incluso conflictos si se
utiliza, como mencionó, a la Guardia
Nacional para obligar a estos estados
o ciudades a cumplir con sus decretos o con leyes que pueda aprobar el Congreso. Esto podría desencadenar un conflicto político y acarrear un costo
económico muy alto, en caso de llevarlo a cabo, algo que está por verse.
Trump entre del autoritarismo
y la dictadura
―Trump es conocido por su cercanía a líderes autoritarios como Putin o X
Jinping, ¿cómo cree que será la relación con la dictadura de Maduro con Marcos
Rubio al frente de la secretaria de Estado de EE. UU.?
―Lo que dependa
de la Secretaría de Estado será decidido por Marco Rubio desde una
perspectiva de hostilidad frontal. Rubio
escribió hace algún tiempo un artículo en el que mencionaba la importancia de
establecer una alianza con gobiernos afines para enfrentar dictaduras como la de Venezuela, pero las decisiones fundamentales probablemente se
tomarán a nivel del Ejecutivo en su
totalidad, donde prevalece la influencia de Trump, no de Rubio.
La
situación en Venezuela no sería un tema prioritario para Donald Trump. Foto:
AFP.
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Él (Marco Rubio) ya cambió su posición respecto a la
posibilidad del uso de la fuerza
para provocar un cambio de régimen en Venezuela.
Estaba a favor y ahora ya no, probablemente, pese a la posición de Trump que, recordemos, no recibió a Edmundo
González cuando viajó a los Estados Unidos y solo lo reconoció
como presidente electo un día antes de que Maduro
juramente.
―¿Qué tan viable es que Estados Unidos retome el canal de Panamá tras las
amenazas de Trump?
―Podrá obtener concesiones, pero no el control, por ejemplo,
menores tarifas. Dicho sea de paso,
las tarifas no subieron de manera
caprichosa, ni subieron solo para barcos estadounidenses. Las tarifas subieron por la sequía y subieron para todos los barcos
de cualquier bandera y ningún otro país ha hecho amenazas como las de Trump.
Eso es un indicio de que no es una amenaza, en mi opinión, creíble.
El propio Trump ha dicho cuáles son sus
preocupaciones. No se trata estrictamente de seguridad, es más bien sobre tarifas. Además, mencionó la presencia
de China, país
al que él acusó de administrar el Canal, lo cual es totalmente falso.
Sin embargo, es cierto que China
está invirtiendo de manera creciente en y alrededor del canal. Por ejemplo,
tiene puertos administrados por empresas
chinas y construidos en su momento por compañías
chinas en ambos extremos del canal.
Habría que recordar que aquí en Perú hay un megapuerto en Chancay, construido y administrado por empresas chinas. Esto es un indicio de lo que nos podría pasar a nosotros. Pero yo no creo que en el Canal de Panamá estén realmente pensando en usar la fuerza, que es su mecanismo de negociación, y diría lo mismo respecto a Canadá.
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