miércoles, 30 de abril de 2025

HOLLYWOOD EN CHINA: ALIMENTANDO AL DRAGÓN ASIÁTICO.

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“Y es entonces cuando llega la transformación, la tijera y el darle la vuelta a la historia…, y se manipulan los hechos para que encajen en la narrativa que complazca a China. En Amanecer rojo los invasores chinos se convierten en surcoreanos. En este caso, el productor y distribuidor Dan Mintz dijo que “si el filme se hubiera difundido sin esa manipulación, habría habido represalias de verdad”. En la película de 2013 Gravityen la que Sandra Bullock interpreta a una astronauta norteamericana, los restos de un satélite ruso dañan al transbordador estadounidense. La realidad fue otra. Los rusos nunca lanzaron un misil contra uno de sus propios satélites, pues que los servicios de inteligencia norteamericanos no fueron alertados por los chinos sobre el lanzamiento, una maniobra bastante temeraria, y los chinos, entre otras cosas, generaron la mayor y más peligrosa chatarra espacial de la historia, pero las culpas en la película recaen sobre los rusos. Los guionistas se las apañaron para distorsionar la historia.  El problema, ya para finalizar, va mucho más allá del negocio cinematográfico. No se trata sólo de Hollywood, no es solo el sector tecnológico, no es solo el baloncesto y todos los deportes…, así como un montón de industriasel problema es que, si quieren llevar sus productos y servicios a ese mercado, tienen que cumplir con unas reglas que le permitan acceder a los consumidores, luego… el problema es todo, afecta a todo. Hay quienes piensan que, si no hay un contraataque, con el tiempo estarán perdidos. 

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Fuentes: Nueva tribuna [Imagen: Qingdao, el “paraíso” para hacer cine en China que desafía a Hollywood]
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HOLLYWOOD EN CHINA: ALIMENTANDO AL DRAGÓN ASIÁTICO.

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Por Celín Cebrián | 30/04/2025 | Economía

 

Fuentes. Revista Rebelión miércoles 30 de abril del 2025.


En cuanto a la censura, a partir del 2019 el Gobierno chino implementó una serie de medidas más severas con respecto a las cintas hollywoodenses que se estrenaban en gigante chino.

En medio de los anuncios recientes de EEUU sobre los impuestos a productos de varios países en la anunciada guerra de los aranceles, el país asiático no se va a quedar de brazos cruzados. Y en esta línea, quizás debamos decir o anticipar que Hollywood depende China, ya que su influencia sobre aquél es cada vez más clara. 

China quiere llegar a un acuerdo, el problema es que no tienen claro cómo hacerlo. La guerra comercial continúa. Pekín ha subido el tono y ha dejado claro su posición. Menos Hollywood, más cine local



La primera y más visible de las consecuencias es el impacto que va a tener en la recaudación de los próximos estrenos en los cines, en esas producciones de altos presupuestos a las que les será difícil recuperar sus inversiones y llegar a convertirlas en verdaderos éxitos. A esto hay que sumarle una constatación, un hecho, que no es otro que la nueva generación, la generación Z no va al cine como las anteriores. Por otro lado, hay una cuestión de fondo y es que, generalmente, a los chinos les importan más las cosas con las que se identifican y por eso mismo prefieren ver películas en las que se refleje la realidad, puesto que la mayoría de las películas actuales que llegan de Hollywood son pura fantasía, de ciencia ficción, apariciones espaciales, de superpoderes y extraterrestres… Al principio, eran una novedad. Hoy en día, la cosa ha cambiado. Mirando la taquilla actual de Hollywood, dos películas han obtenido unos porcentajes altos de taquilla: Rápidos y Furiosos. También Jurassic Park, Avatar 2, Godzilla vs Kong…, y sobre todo Megadolón, debido a que tiene en su reparto a Wu Jing, y quizás sea un caso especial. Pero ahora China ya no depende de los taquillazos norteamericanos para llenar sus cines, ya que el 60 % de la taquilla total es producto de las películas chinas que se van estrenando. Y esto se debe a que el gigante asiático ha sabido aprender la lección y, una vez aprendida, ha diseñado una estrategia: ha cogido los referentes globales y los ha replicado con su propio sello. En la última década, para que nos hagamos una idea, ha desarrollado una industria capaz de hacer superproducciones locales con gran acogida. Ahí tenemos Wolf Warrior, Hi Mom, Ne Zha II, The Wandering Earth II…, que demuestran ese giro. 

China quiere llegar a un acuerdo, el problema es que no tienen claro cómo hacerlo. La guerra comercial continúa. Pekín ha subido el tono y ha dejado claro su posición: «Si Estados Unidos insiste en seguir su propio camino, China luchará hasta el final”. Menos Hollywood, más cine local. La medida responde a la ley de mercado y a la elección del público. Si los jóvenes chinos no van al cine, Hollywood tiene un problema. Según los datos de taquilla, sólo dos películas estadounidenses de las diez estrenadas en lo que va de año han superado los cien millones de yuanes, es decir, los 14 millones de dólares. Esas películas son Capitán América: Un nuevo mundo y Una película de MinecraftEl panorama ha cambiado. Filmes que en otros tiempos tuvieron mucha aceptación, ahora no la tienen. No hace mucho, la nueva entrega animada de El señor de los anillos fue un fracaso. A eso habría que sumar el descalabro comercial de Joker 2 ó Bordenlands. El público está dando la espalda a algunos estrenos. Y hay que recordar que estamos ante el mercado más grande del mundo con 1.400 millones de habitantes, entre los que va creciendo la clase media, que ya no va al cine exclusivamente los días festivos. La asistencia a las salas se ha reducido en un 40%. El cine cada día es más caro y esto afecta a Hollywood, porque el éxito o el fracaso de un estreno puede ser definitivo y marcar el futuro de ese producto. 



Durante años, el cine norteamericano buscó penetrar en ese mercado. Hasta el 2002, eran 10 las películas extranjeras al año que permitía China. La cifra se dobló a la siguiente década. Y en el 2012 el total era de 34 películas. Hollywood siempre hizo todo lo posible por estar dentro, por conquistar ese gran mercado, pero había y hay dos reglas a tener en cuenta: 14 de ellas tienen que llegar a las salas en formato 3D ó IMAX y…, sin olvidarnos de la censura. De ahí que los grandes estudios tengan que buscar las estrategias para estar en ese mercado. Y entonces, llegan las contradicciones de la industria, que, si por un lado se presenta como la valedora de la diversidad y la democracia, por otro se pliega a la censura y, de pronto, quedan vetados temas muy delicados como los del Tíbet, Taiwán, los personajes LGBTQIA. Es más, hay que decir que la fábrica de los sueños ha llegado a prescindir de Richard Gere por su compromiso con el Tíbet y su amistad con el Dalái Lama. También fueron vetados en China el director Martin Scorsese por Kundun y el actor Brad Pitt por Siete años en el Tíbet. Una de las estrategias para eludir la censura, o parte de ella, es incluir actores chinos en sus películas como Donnie Yen en Rogue Ona: una historia de Star Wars. 

De forma más sutil, hay películas que introducen ciertos guiños a la cultura china con productos cotidianos de ese país, como la leche Shuhua en Transformers: la era de la extinción o el servicio de mensajería QQ en Día de la Independencia: contraataque. Pero, siendo sinceros, las productoras tienen poco que hacer para cambiar las reglas del juego dictadas por el Gobierno de Pekín. No queda otra más que los cineastas norteamericanos se adapten a las condiciones chinas. Si quieren estrenar, los contenidos se tienen que ajustar a lo que ellos entienden por “un material aceptable”. Y por si faltaba algo, en octubre pasado, China desplazó por primera vez a Norteamérica como el mayor mercado cinematográfico del mundo.

Sólo las cintas que cumplen las estrictas demandas de los censores del Departamento Central de Propaganda del PCCh son tenidas en consideración



En cuanto a la censura, a partir del 2019 el Gobierno chino implementó una serie de medidas más severas con respecto a las cintas hollywoodenses que se estrenaban en gigante chino. De ahí que Eternals, Shang-chi, Doctor Strange 2 o Lightpear no pudieron estrenarse. Son muchas las limitaciones a las que ha de atenerse una película de Hollywood para llegar al público. Y es tal el valor que posee ese mercado que las productoras están dispuestas a todo o a casi todo. Es decir, están dispuestas a hacer todo lo posible para satisfacer los requisitos del Gobierno chino. Sólo las cintas que cumplen las estrictas demandas de los censores del Departamento Central de Propaganda del PCCh son tenidas en consideración. Esta entidad es la encargada de supervisar la producción, la distribución, la proyección de las películas…, de organizar la revisión del contenido…, la importación y exportación… Es un órgano que trabaja para que se cumplan las pautas de propaganda del partido. A los cineastas se les exige que eliminen escenas, diálogos y temas que puedan estar relacionados con alguna falta hacia el Gobierno chino. Los directivos de Hollywood cada vez tienen más en su mente los deseos de los censores: cuáles son y qué hacer. Pekín ejerce una gran presión sobre Hollywood, al que empuja a que presente una imagen positiva y blanqueada de China, de su partido gobernante, y alienta a que promuevan mensajes favorables con sus intereses políticos. 

La censura puede adoptar formas diferentes. Películas como Kundun y Siete años en el Tíbet, sobre la invasión y ocupación china, o El laberinto rojo, sobre las violaciones a los derechos humanos en el sistema legal chino, provocaron que China ordenara que se detuviera la relación comercial con los estudios que las produjeron en 1997. Los responsables pidieron disculpas, diciendo: ―”Cometimos un error estúpido. Lo bueno es que la película se hizo; lo malo es que nadie la vio”. Esto fue lo que le dijo el director ejecutivo de la Disney, Michael Eisner, al primer ministro chino Zhu Rongji. Y añadió: ―

“Quiero disculparme. En el futuro, deberíamos impedir que sucedan esta clase de cosas, para evitar una afrenta con nuestros amigos”.

Y es entonces cuando llega la transformación, la tijera y el darle la vuelta a la historia…, y se manipulan los hechos para que encajen en la narrativa que complazca a China. En Amanecer rojo los invasores chinos se convierten en surcoreanos. En este caso, el productor y distribuidor Dan Mintz dijo que “si el filme se hubiera difundido sin esa manipulación, habría habido represalias de verdad”. En la película de 2013 Gravityen la que Sandra Bullock interpreta a una astronauta norteamericana, los restos de un satélite ruso dañan al transbordador estadounidense. La realidad fue otra. Los rusos nunca lanzaron un misil contra uno de sus propios satélites, pues que los servicios de inteligencia norteamericanos no fueron alertados por los chinos sobre el lanzamiento, una maniobra bastante temeraria, y los chinos, entre otras cosas, generaron la mayor y más peligrosa chatarra espacial de la historia, pero las culpas en la película recaen sobre los rusos. Los guionistas se las apañaron para distorsionar la historia. 

El problema, ya para finalizar, va mucho más allá del negocio cinematográfico. No se trata sólo de Hollywood, no es solo el sector tecnológico, no es solo el baloncesto y todos los deportes…, así como un montón de industriasel problema es que, si quieren llevar sus productos y servicios a ese mercado, tienen que cumplir con unas reglas que le permitan acceder a los consumidores, luego… el problema es todo, afecta a todo. Hay quienes piensan que, si no hay un contraataque, con el tiempo estarán perdidos. 

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martes, 29 de abril de 2025

LA MALNUTRICIÓN NO SE DEBE ÚNICAMENTE A LA POBREZA MONETARIA.

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“La nutrición importa Como el hombre no vive solo de pan («carbohidratos» , mejor dicho, energía dietética procedente de los carbohidratos), un enfoque más holístico requiere precisamente un enfoque más integral de la nutrición humana. Las comparaciones del desarrollo físico de los hijos de los productores de alimentos y de los cultivadores comerciales sugieren que los ingresos económicos de los hogares no siempre han determinado el estado nutricional de muchos. Los hijos de los productores de alimentos suelen estar mejor que los de los agricultores comerciales. ¿Por qué? Probablemente, los productores de alimentos son mucho más propensos a proporcionar una alimentación adecuada a sus familias, independientemente de los ingresos en efectivo. Así, los hijos de los productores de alimentos satisfacen muchas de sus necesidades alimentarias sin comprarlas en el mercado. Por lo tanto, la presunción común de que unos ingresos en efectivo más elevados garantizan el bienestar, incluida la nutrición, es dudosa.

“La malnutrición desafía nuestra comprensión del bienestar y sus complejos determinantes. Muchas personas sufren ahora de malnutrición, no solo debido a la carencia de macro y micronutrientes, sino también a la creciente importancia de las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta. Al igual que con la obesidad y el sobrepeso, la incidencia de la diabetes ha aumentado con las nuevas preferencias de los consumidores. Los ingresos, los medios de comunicación y otras influencias moldean cada vez más los estilos de vida con consecuencias significativas para la nutrición y la salud, muchas de las cuales son perversas.

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Fuentes: IPS [Imagen: Mayak Akuot / FAO]
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LA MALNUTRICIÓN NO SE DEBE ÚNICAMENTE

A LA POBREZA MONETARIA.

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Por Jomo Kwame Sundaram | 29/04/2025 | Economía

 

Fuentes. Revista Rebelión martes 29 de abril del 2025.


KUALA LUMPUR – El Banco Mundial estableció su umbral de pobreza de «un dólar al día», con base en sus datos de 1990. Pese a las numerosas dudas y críticas, sus cifras de pobreza disminuyeron hasta que comenzó la pandemia de covid-19 en 2020.

Medidas monetarias

El Banco se atribuyó el mérito de haber reducido la pobreza en las tres décadas anteriores a 2020, principalmente debido al rápido crecimiento de China. Pero las estimaciones oficiales de la pobreza en otros lugares han disminuido en general más lentamente, si es que lo han hecho.

La pobreza se ha considerado durante mucho tiempo en términos de desigualdad, ya que la gente se siente generalmente más pobre en comparación con los demás. Mientras tanto, las explicaciones de la pobreza difieren considerablemente, y muchos piden mejores medidas políticas.

Durante décadas, el Banco se negó a abordar la desigualdad, centrándose en cambio en la pobreza. Los esfuerzos por mejorar la medición de la pobreza se han visto impulsados durante mucho tiempo por la creencia de que la política para erradicarla no puede mejorarse sin estimarla mejor.

Se ha dado prioridad inevitablemente a la medición o estimación de los ingresos en efectivo. Pero centrarse en los ingresos monetarios plantea problemas. Las medidas monetarias de la pobreza pueden ser útiles, pero también engañosas. Por ejemplo, muchos niños de hogares urbanos con ingresos superiores al umbral de pobreza siguen desnutridos.

Sin embargo, los ingresos por encima de cualquier umbral de pobreza establecido arbitrariamente no garantizan necesariamente el bienestar. Esto ha generado interés en indicadores de pobreza distintos de los ingresos monetarios.

Esas críticas reflejan un fetichismo del dinero y la práctica generalizada de medir el bienestar y la pobreza en términos monetarios. Reconocer el valor de otros indicadores de pobreza ya no es objeto de controversia.



Dimensiones de la pobreza

Sin embargo, muchos siguen queriendo un único índice compuesto de pobreza multidimensional a pesar de sus conocidos problemas. Un cuadro de mando de varias dimensiones clave de la pobreza, en lugar de un único índice compuesto, ofrece información mucho más relevante para mejorar la formulación de políticas.

Conscientes de estos problemas y limitaciones, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE, de grandes economías) y los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no han aprobado los índices compuestos.

Tampoco han adoptado el trabajo pionero sobre índices compuestos del estadístico más influyente de ambos organismos.

Los índices compuestos, como el índice de desarrollo humano, solo han sido adoptados y utilizados por los fondos y programas de la ONU, que no requieren la aprobación o revisión de los Estados miembros.

En tanto, la reducción de la mortalidad infantil y materna ha representado más de 80 % de la mejora de la esperanza de vida en muchos países en desarrollo. Las reformas de bajo coste para embarazos y partos más seguros han ampliado significativamente la esperanza de vida media a bajo coste.



Seguridad alimentaria

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha definido durante mucho tiempo los hogares con seguridad alimentaria como aquellos con ingresos suficientes para permitirse suficientes carbohidratos o energía dietética (normalmente medida en calorías o julios) para un estilo de vida sedentario.

A pesar de este bajo nivel y de sus problemas y limitaciones metodológicas, los hogares desnutridos o con «inseguridad alimentaria» han aumentado en todo el mundo desde 2014, creciendo durante años mientras que la estimación del Banco Mundial de hogares pobres siguió disminuyendo.

Según el Banco, el número de pobres en todo el mundo solo aumentó por primera vez desde la década de 1990 durante la pandemia, tanto en términos absolutos como relativos.

Esta discrepancia entre las tendencias multilaterales de pobreza y desnutrición ha desencadenado debates sobre la importancia de las diferentes medidas de bienestar y privación.

Diversas controversias y dudas sobre las cifras de pobreza del Banco han llevado a muchos a considerar la desnutrición como un mejor indicador de privación y falta de bienestar que la medida de pobreza.

Si bien las tendencias de la desigualdad de ingresos son discutibles y objeto de muchas disputas y controversias, las disparidades en todo el mundo han aumentado de nuevo en los últimos años.

Mientras tanto, los multimillonarios en dólares han proliferado en todo el mundo a medida que la desigualdad ha empeorado.

A medida que las desigualdades de ingresos y riqueza empeoran, también se han producido algunas convergencias, lo que ha provocado que ambas tendencias sean mixtas y desiguales.

Con el empobrecimiento rural extendiéndose por todo el mundo, la urbanización ha crecido al tiempo que se ha reducido la producción rural de alimentos para el consumo de subsistencia de los hogares.

Los hogares rurales solían producir alimentos para su propio consumo criando animales, cosechando frutas y verduras o incluso recolectando alimentos disponibles en las cercanías.

Sin embargo, las zonas urbanas ofrecen muchas menos oportunidades de producción y consumo de subsistencia. Los ingresos y gastos en efectivo determinan cada vez más el consumo de alimentos, incluida la alimentación personal.



La nutrición importa.

Como el hombre no vive solo de pan («carbohidratos» , mejor dicho, energía dietética procedente de los carbohidratos), un enfoque más holístico requiere precisamente un enfoque más integral de la nutrición humana.

Las comparaciones del desarrollo físico de los hijos de los productores de alimentos y de los cultivadores comerciales sugieren que los ingresos económicos de los hogares no siempre han determinado el estado nutricional de muchos.

Los hijos de los productores de alimentos suelen estar mejor que los de los agricultores comerciales.

¿Por qué? Probablemente, los productores de alimentos son mucho más propensos a proporcionar una alimentación adecuada a sus familias, independientemente de los ingresos en efectivo.

Así, los hijos de los productores de alimentos satisfacen muchas de sus necesidades alimentarias sin comprarlas en el mercado. Por lo tanto, la presunción común de que unos ingresos en efectivo más elevados garantizan el bienestar, incluida la nutrición, es dudosa.

La malnutrición desafía nuestra comprensión del bienestar y sus complejos determinantes.

Muchas personas sufren ahora de malnutrición, no solo debido a la carencia de macro y micronutrientes, sino también a la creciente importancia de las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta.

Al igual que con la obesidad y el sobrepeso, la incidencia de la diabetes ha aumentado con las nuevas preferencias de los consumidores.

Los ingresos, los medios de comunicación y otras influencias moldean cada vez más los estilos de vida con consecuencias significativas para la nutrición y la salud, muchas de las cuales son perversas.

Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.

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lunes, 28 de abril de 2025

GUERRA COMERCIAL: EL DETRÁS DE ESCENA Y LOS DESAFÍOS PARA LA ARGENTINA. “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal”.

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“Sombras chinas El brusco despliegue de una guerra comercial urbi et orbi también tiene ramificaciones muy significativas. A modo de ejemplo, al afectar incluso a los “aliados”, “protectorados” y “vasallos”, EE.UU. no puede evitar el resquebrajamiento del sistema de alianzas sobre las que se asentó su hegemonía. Los acercamientos —hasta hace poco impensados— entre China, Corea del Sur y Japón, como con Europa, son un claro signo de los nuevos tiempos.

“La respuesta de Beijing ante las iniciativas de Trump, por otra parte, expusieron ante los ojos del mundo el creciente poder orientalLa potencia asiática decidió resistir a “las prácticas de acoso” mediante: a) un incremento de aranceles “en espejo” a los aplicados por EE.UU.; b) la aplicación de restricciones a las exportaciones de tierras raras, donde China explica el 80% de la producción mundial, fundamentales para la tecnología civil y militar avanzada; c) la suspensión de importaciones de ciertos productos agrícolas; d) la inclusión de las corporaciones estadounidenses a la lista de control de exportaciones, prohibiendo el envío a EE.UU. de productos de doble uso (civil y militar); y e) la imposición de restricciones a la aprobación de nuevos proyectos de inversión de empresas chinas en EE.UU. Esta réplica contundente modifica las condiciones de partida para iniciar cualquier negociación. A ello se suma un dato incuestionable que dispara otros interrogantes sobre el porvenir de las tensiones comerciales y la posición del gobierno republicano. En una economía mundial con un grado de apertura e integración profundo, y donde China se erigió como la "fábrica del mundo", no es posible golpearla sin afectar la situación interna de EE.UU. (y, por supuesto, el estado del resto de las economías del planeta).

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La suba de aranceles amenaza la propia competitividad de la industria norteamericana. Imagen: NA

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GUERRA COMERCIAL: EL DETRÁS DE ESCENA Y LOS DESAFÍOS PARA LA ARGENTINA.

“Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal”.

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Las recientes acciones del Trumpismo abren una nueva etapa en la cual Estados Unidos intenta reestructurar la economía global abordando con tácticas más crudas y disruptivas las secuelas de un conjunto de movimientos tectónicos que afectaron el orden internacional vigente por décadas. El grave error que cometería Argentina si se somete sin chistar a los deseos de Trump.

Por Gabriel Merino* y Juan Manuel Padín**

Fuente. Página /.12 lunes 28 de abril del 2025.

 

La imposición unilateral de aranceles por parte de Estados Unidos el pasado 2 de abril significó un hito en una guerra comercial que ya contaba con diversos antecedentes de menor resonancia. En particular, las medidas proteccionistas desplegadas durante el primer gobierno del presidente republicano (2017-2021) y la continuación de dicho enfoque bajo la administración Biden (2021-2025).

No obstante, constituiría un error interpretar la "reacción arancelaria" que conmovió al planeta en los últimos días como un mero capítulo adicional de esa prolongada batalla comercial. En rigor, las recientes acciones del Trumpismo abren una nueva etapa en la cual Estados Unidos intenta reestructurar la economía global —bajo la perspectiva estratégica de las fuerzas nacionalistas-americanistas— abordando con tácticas más crudas y disruptivas las secuelas de un conjunto de movimientos tectónicos que afectaron el orden internacional vigente por décadas.



Reequilibrio global

Nos referimos, centralmente, al reequilibrio de la economía mundial que se produjo con mayor intensidad en los últimos veinte años, donde China y otros países emergentes adquirieron un peso decisivo, al tiempo que la potencia norteamericana entró en una fase de declive relativo que le impide, en las condiciones actuales, reproducir su hegemonía a la "vieja usanza" en un triple carácter: como paladín del libre comercio, en tanto garante de los intereses y la seguridad de sus protectorados centrales (Europa y Japón), y en su papel de artífice y regente de las reglas del sistema económico internacional, rol que ejerció sin grandes contratiempos en aquel mundo unipolar que supo liderar luego de la caída de la URSS.

Se trata de un cambio estructural. En los términos del historiador británico Paul Kennedy, atestiguamos las consecuencias de la sobre-extensión imperial, donde ya no es posible para EE.UU. reproducir los pilares de su hegemonía ni tampoco sintetizar una respuesta compartida entre las élites para enfrentar esta nueva realidad, lo cual además agudiza la fractura interna de la sociedad estadounidense.

Si bien la crisis tiene numerosas aristas, sobresalen en el paisaje yankee tres planos interrelacionados: el productivo, el fiscal y el monetario. En lo que respecta al debilitamiento industrial, los datos hablan por sí mismos. En la actualidad, China representa el 31,8% del PBI manufacturero mundial y EE.UU., el 17,4%.

No es casual que los republicanos definan esta situación como “un gran problema de seguridad nacional”, ya que la impotencia industrial se traduce en debilidades en las áreas de defensa y en la proyección tecnológica, además de impactar negativamente en el mercado laboral.

Escenario fiscal y monetario

El panorama fiscal también es complejo. Se deben incrementar los recursos para reducir el agudo déficit, y así lograr bajar la carga de la deuda pública total, que orilla el 125% del PBI. Ahora bien, si no es posible relanzar un proceso de acumulación virtuoso (que supone resolver, entre otras cosas, el intríngulis productivo) a fin de reducir las tensiones sociales en un marco de crecimiento, el interrogante pasa a ser más sombrío: ¿cómo realizar un ajuste del gasto sin que se disparen las tensiones entre las clases y fracciones al interior de EE.UU., en una sociedad que se encuentra polarizada, con una fuerte inequidad distributiva y con un estancamiento relativo de los ingresos de millones de hogares que lleva años?

Ciertamente, en el ámbito recaudatorio los aranceles podrían mejorar (parcialmente) las cuentas públicas, pero simultáneamente se incrementarían los precios internos, se reduciría el poder de compra de los ciudadanos estadounidenses se afectaría la competitividad-precio de sus productores al aumentar el costo de los insumos importados, entre otros efectos.

De todas formas, los hechos indican que se está privilegiando un uso de los aranceles menos influenciado por las necesidades fiscales y más cercano al de una moneda de cambio” destinada a imponer los intereses del país (económicos y extra-económicos) frente a sus contrapartes en negociaciones bilaterales, “cobrando” así el acceso al todavía principal mercado nacional del planeta. Esa lógica requiere cumplir otra condición: dinamitar los compromisos asumidos bajo el sistema multilateral de comercio, que EE.UU. forjó en pleno ejercicio de su rol hegemónico. Todo un síntoma del declive.

Finalmente, y respecto a la mencionada cuestión monetaria, se avizora otro reto adicional: ¿cómo propiciar una devaluación del dólar que le otorgue mayor competitividad a la economía estadounidense? Esto es algo que se ensayó exitosamente en el pasado, tanto en la década del 1970 con el fin del patrón oro, como en 1985, cuando las cinco naciones más industrializadas de aquel momento acordaron un programa conjunto para devaluar el dólar (Acuerdo Plaza). Pero el poder disciplinador para alcanzar resultados de ese tenor ya no es el mismo. El mundo cambió a tal punto que hasta la hegemonía del dólar estadounidense como "moneda mundial" se ve amenazada ante ciertas tendencias que apuntan hacia la desdolarización.



Sombras chinas

El brusco despliegue de una guerra comercial urbi et orbi también tiene ramificaciones muy significativas. A modo de ejemplo, al afectar incluso a los “aliados”, “protectorados” y “vasallos”, EE.UU. no puede evitar el resquebrajamiento del sistema de alianzas sobre las que se asentó su hegemoníaLos acercamientos —hasta hace poco impensados— entre China, Corea del Sur y Japón, como con Europa, son un claro signo de los nuevos tiempos.

La respuesta de Beijing ante las iniciativas de Trump, por otra parte, expusieron ante los ojos del mundo el creciente poder orientalLa potencia asiática decidió resistir a “las prácticas de acoso” mediante: a) un incremento de aranceles “en espejo” a los aplicados por EE.UU.; b) la aplicación de restricciones a las exportaciones de tierras raras, donde China explica el 80% de la producción mundial, fundamentales para la tecnología civil y militar avanzada; c) la suspensión de importaciones de ciertos productos agrícolas; d) la inclusión de las corporaciones estadounidenses a la lista de control de exportaciones, prohibiendo el envío a EE.UU. de productos de doble uso (civil y militar); y e) la imposición de restricciones a la aprobación de nuevos proyectos de inversión de empresas chinas en EE.UU.

Esta réplica contundente modifica las condiciones de partida para iniciar cualquier negociación. A ello se suma un dato incuestionable que dispara otros interrogantes sobre el porvenir de las tensiones comerciales y la posición del gobierno republicano. En una economía mundial con un grado de apertura e integración profundo, y donde China se erigió como la "fábrica del mundo", no es posible golpearla sin afectar la situación interna de EE.UU. (y, por supuesto, el estado del resto de las economías del planeta).

Las rupturas en las cadenas de suministros no son gratuitas y la alteración de los precios de los bienes importados no será inocua en el mercado estadounidense. Asimismo, es impracticable para EE.UU. sustituir de la noche a la mañana una parte sustancial de las compras chinas, que ascendieron a 439 mil millones de dólares en 2024, sin que ello genere importantes alteraciones en las condiciones económico-productivas en las que se desenvuelven sus firmas.

También es ciclópea, a decir verdad, la meta de reconducir el proceso de acumulaciónfronteras adentro”, y mucho más teniendo en cuenta que ello implica un enfrentamiento con los grandes capitales que mundializaron sus procesos productivos al calor del despliegue de las cadenas globales de valor.


La posición argentina

La disputa descripta con el país liderado por Xi Jinping se produce en conjunto con el repliegue estratégico estadounidense que, mientras lidia con los maltrechos pilares de su hegemonía, ambiciona expandir su territorialidad estatal continental.

En este escenario se inscriben las referencias expansionistas que contemplan tanto la incorporación de Groenlandia y Canadá, como el cambio de las condiciones operativas del canal de Panamá y la búsqueda de asegurar el control sobre el "hemisferio occidental”, es decir, América Latina.

Este último punto no es un deseo compartido. Si bien nuestra región recibió un trato inicial comparativamente benévolo el día de la imposición de los "aranceles recíprocos" —10% adicional, que luego se aplicó a múltiples países, exceptuando a China—, en la reciente Cumbre de la CELAC las principales autoridades llamaron a la unidad para enfrentar la política yankee, con dos excepciones resonantes: Paraguay y Argentina.

En el caso nacional, el gobierno de Javier Milei no sólo se ausentó de la Cumbre, sino que presentó el tratamiento arancelario dispensado como un subproducto de su supuesta amistad con Donald Trump, y celebró seruno de los primeros países en sentarse a negociar” con las autoridades de dicho país.

Cabe aquí una breve digresión. La importancia de esa negociación queda fuera de toda duda. EE.UU. es nuestro segundo destino de exportación (representa el 8% del total de ventas externas de bienes), el tercer origen de las importaciones (dando cuenta del 10% de total importado), constituye el primer inversor extranjero en el país y tiene una ascendencia central en el FMI, acreedor principal del país luego del endeudamiento macrista. Sin embargo, la mimética colonial que define al gobierno libertario, que ajusta sus decisiones en función de los dictados de Washington, permite albergar serias dudas acerca de los resultados de las conversaciones en marcha.

Por cierto, si el espíritu fuese alcanzar un acuerdo que conduzca a la "reciprocidad" entre las partes, deberían ponerse en primer plano tres cuestiones centrales. En primer término, que en los últimos diez años nuestro país acumuló un déficit en el intercambio de bienes con EE.UU. superior a los 29 mil millones de dólares.

En segundo término, que, aunque las exportaciones de nuestro país no enfrentan altos aranceles en el mercado estadounidense –de hecho, buena parte estaban exentas—, sí sufren numerosas restricciones no arancelarias. Un nítido ejemplo lo constituyen los contingentes arancelarios (en azúcar, lácteos, carne, maní, tabaco) así como las diversas medidas de defensa comercial que enfrentan nuestros productores (en biodiesel, aluminio y acero, miel, jugo de limón, mosto de uva).

En tercer lugar, se debería dejar en claro un aspecto esencial: los aranceles que median las relaciones comerciales entre los dos países no fueron producto de una negociación bilateral en la cual “Estados Unidos fue perjudicado por Argentina”, sino el resultado de lo acordado en el sistema multilateral de comercio impulsado por ese país durante décadas.

Es probable que la desesperación libertaria por congraciarse con las autoridades estadounidenses conduzca a los negociadores argentinos a aceptar sin ton ni son el conjunto de reclamos que enumera el flamante informe de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU.

Entre ellos, que nuestro país elimine la tasa estadística a las importaciones y los requisitos de consularización; autorice la importación de bienes usados y remanufacturados; permita el ingreso del ganado vivo; y acelere los trámites de solicitud de patentes para productos farmacéuticos que reclaman los laboratorios estadounidenses, entre otros asuntos.

¿Lo harían incluso a cambio de seguir consolidando el déficit comercial y validando las restricciones existentes en ese mercado, pero enfrentando “menores aranceles aun cuando fue Washington quién los subió intempestivamente sin respetar las reglas del sistema multilateral?

En 2017, cuando comenzaba a desarrollarse la primera fase de la guerra comercial, quedó grabada una frase lapidaria de Trump en la previa a una reunión con Mauricio Macri: “Yo voy a hablar de Corea del Norte y él me va a hablar de limones".

Más allá del tono irónico e imperativo, con esta afirmación el mandatario estadounidense ponía de manifiesto la utilización de la cuestión comercial en relación al alineamiento geopolítico. En el momento actual puede repetirse esa dinámica, pero de un modo más penoso: ya que no se percibe negociación alguna. En cualquier caso, en breve se develará este misterio y podremos examinar entonces cuán contemporánea resulta la famosa frase de Henry Kissinger: “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal”.

Adelantándonos al proceso y como demuestran distintas experiencias internacionales, es preciso recordar que otros caminos no sólo son deseables, sino también posibles. Pero requieren fortalecer la autonomía relativa nacional, dejar de lado los alineamientos automáticos y apuntar a la unidad regional para robustecernos en las negociaciones y así alcanzar una real reciprocidad.

Bajo ese enfoque, el desafío en esta crisis de hegemonía y transición de poder mundial sería otro: establecer las condiciones políticas y materiales para la defensa de los intereses nacionales, acrecentando nuestra influencia en un escenario relativamente multipolar y multicéntrico como parte de un bloque regional emergente que quiere hacer valer su derecho al desarrollo.

*Profesor e Investigador de la UNLP y del CONICET

**Profesor e Investigador de la Universidad Nacional de Quilmes

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