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La
“gran oportunidad” de Mercosur. “La diversificación es una
prioridad de la agenda comercial y sigue siéndolo”, reconoció este viernes el
portavoz de Comercio, Olof Gill, que
recordó que esa estrategia viene de hace “mucho tiempo” y que la “prueba de que funciona” es que la UE es la potencia que tiene una red de
acuerdos “más amplia y profunda”. Fuentes comunitarias comparan: “76 países están cubiertos por un
acuerdo comercial con la Unión Europea.
Estados Unidos sólo tiene 20”. Y
es que el mercado único, con más de 450 millones
de consumidores es un punto fuerte para el bloque comunitario. Y en esa
estrategia emerge con especial fuerza
el acuerdo firmado con Mercosur,
que se resistió durante décadas y que es
muy polémico. De hecho, hay países
relevantes de la UE, como Francia o Polonia, que lo rechazan, más allá de las organizaciones
sociales por la factura medioambiental
y social que puede pasar. “Invertiremos mucho esfuerzo y tiempo en finalizar el acuerdo”, aseveró Gill, que reconoció que Bruselas usará la guerra comercial para
intentar convencer a los Estados
miembros reticentes a ese acuerdo que supone el primero que el bloque latinoamericano firma con otra
potencia: “Mirad lo que pasa en el mundo, esta es una gran
oportunidad para nosotros”.
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Fuentes: El diario [Imagen: el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, junto al vice primer ministro chino, He Lifeng.]
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LA GUERRA COMERCIAL DE TRUMP
EMPUJA A LA UE A MIRAR DE NUEVO A CHINA.
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Por Irene Castro, Daniel Yebra Carmona.
|09/04/2025| Economía.
Fuente.
Revista Rebelión miércoles 9 de abril del 2025.
El comisario
de Comercio visitó recientemente Pekín para “fomentar
una relación comercial más equilibrada y cooperativa”, y Francia logra
aplazar el posible castigo al brandy como represalia por los aranceles a los
coches eléctricos. Sánchez viaja esta semana para afianzar los lazos con
el gigante asiático
La guerra
comercial desatada por Donald Trump amenaza a la economía mundial con un menor crecimiento y una mayor inflación.
Prácticamente, todas las potencias están
en la diana de Washington y las piezas
del tablero comercial se ven obligadas a reconfigurarse. Con ese marco rebrota la relación de la Unión Europea y China, que siempre ha sido convulsa.
La UE define al gigante asiático como un “socio, competidor y rival sistémico” y, con base en esa contradictoria calificación, calibra sus
lazos. En los últimos tiempos, las
relaciones han sufrido una escalada de la tensión sobre todo por los aranceles al coche eléctrico de fabricación
china, cuyos subsidios suponían una competencia
desleal con el mercado comunitario, y
la reacción de Pekín contra
productos como la carne de cerdo
–vital en el caso de las exportaciones de
España–, los lácteos o el brandy,
que golpeaba especialmente a Francia.
En pleno
desafío de Trump, el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, viajó a Pekín para
“fomentar una relación comercial más equilibrada y cooperativa”. Tras los contenciosos por los vehículos eléctricos, los chips, la discriminación en el mercado sanitario o la energía solar, entre otros, la intención de la Comisión Europea era abordar una relación basada en la “igualdad de condiciones” y en la “apertura simétrica de mercados”.
Sefcovic informará a los ministros de Comercio de los resultados de esas conversaciones en una reunión extraordinaria
en Luxemburgo este lunes en la que el plato principal será,
no obstante, la respuesta de la UE al
golpe de Trump. Lo que el comisario
acordó con el viceprimer ministro
chino, He Lifeng; el ministro de
Comercio, Wang Wentao, y el ministro de Aduanas, Sun Meijung, fue “realizar un seguimiento estrecho” de temas “clave”, como los vehículos
eléctricos, las cadenas de suministro o crear un grupo de trabajo sobre el acceso al mercado agroalimentario y
estudiar una posible hoja de ruta para la revisión
del Acuerdo de Cooperación y Asistencia Mutua Aduanera entre la UE y China de 2024.
Francia
suaviza la tensión
En paralelo, el ministro
de Exteriores francés, Jean-Noël
Barrot, viajó a China con el objetivo de negociar las represalias con
las que amenazó ese país tras la
imposición de aranceles a los vehículos eléctricos y que suponían un golpe a sectores como el porcino
(especialmente importante para España),
el lácteo o los alcoholes como el brandy.
“Mi visita permitió alejar esta amenaza inminente aplazando las conclusiones de la investigación y que las autoridades chinas decidieran una medida para facilitar el suministro de coñac y [brandy] Armañac a los dutyfree. Se trata de un paso importante hacia una solución diferente que nos permita avanzar hacia la cooperación que deseamos entre Francia y China, y, por supuesto, entre la Unión Europea y China, porque deseamos que haya cooperación y no confrontación”, dijo el jefe de la diplomacia gala el lunes en Madrid sobre la ampliación hasta julio de la investigación antidumping, que inicialmente tenía como fecha límite el 5 de abril.
También
Pedro Sánchez pretende afianzar las relaciones con el gigante
asiático en un viaje la próxima semana. El presidente del Gobierno
visitará China y Vietnam
para ampliar los mercados de nuestras exportaciones, y salvar los aranceles de Estados Unidos. Es la tercera visita en tres años de Pedro
Sánchez a la segunda potencial
mundial y el primer viaje oficial de
España al país del sudeste asiático.
Con ambos,
España tiene un importante déficit comercial (les compramos mucho más de lo que les vendemos) y el Gobierno busca equilibrar esta
situación en un contexto de guerra comercial total en el que el tablero
mundial se está reajustando a marchas
forzadas. Las visitas de Sánchez son
bilaterales pero coordinadas con la
Comisión Europea. Eso sí, España no
será la punta de lanza de la UE ni llevará ningún mensaje de la Comisión, según
han confirmado fuentes españolas a
elDiario.es.
La inmensa
capacidad industrial y tecnológica de China
favorece que tenga grandes superávits
comerciales con la UE. En
concreto, a España le vende 40.000 millones y solo le compra unos 7.000 millones al año. El
Gobierno quiere aumentar esta última
cifra y para ello está negociando
protocolos y documentos que derriben las barreras no arancelarias que dificultan
la entrada de nuestras empresas en el gran mercado asiático (barreras
administrativas y regulatorias, estándares técnicos, problemas para contratar,
etc.).
El sector de la agricultura y la ganadería, el farmacéutico y el de los cosméticos están muy pendientes de estas conversaciones, que podrían servir para redirigir exportaciones hasta ahora destinadas a Estados Unidos, que se han encarecido un 20% tras el anuncio de los aranceles de Trump. Mientras, España quiere conseguir nuevas inversiones de relevancia: en baterías, hidrógeno verde, fabricación de coches…
Y es que
China es un mercado atractivo para España
y para el conjunto de la UE, que celebra este año el 50º aniversario de sus relaciones
diplomáticas. Los intercambios
comerciales ascienden a 730.000
millones de euros al año y China
es el tercer socio comercial más importante de la UE y el segundo en comercio de bienes.
No obstante, el déficit comercial en
favor del gigante asiático alcanzó
los 304.500 millones de euros en 2024.
Con los
aranceles de Trump, a los
que China ha
respondido con la misma tasa del 34%,
la UE se enfrenta a un desafío
adicional que es la inundación del
mercado comunitario de productos
procedentes de los países asiáticos
que no encuentren salida en EEUU por el incremento de los precios. Países
como China, Camboya, Vietnam o
Tailandia, entre otros, que se han
convertido en las fábricas del mundo, afrontan tasas adicionales de hasta el 49%.
“Vigilaremos de cerca los efectos indirectos que puedan tener
estos aranceles, porque no podemos absorber el exceso de capacidad mundial ni
aceptaremos el dumping en nuestro mercado”,
advirtió la presidenta de la Comisión
Europea, Ursula von der Leyen, en su declaración tras el discurso del
llamado ‘Día de la Liberación’ de Trump.
Entre las opciones que tiene la UE
si se da ese caso, está la activación de la cláusula de salvaguardia prevista
por la Organización Mundial del Comercio,
que permite restringir las importaciones si se detecta un aumento excesivo que
perjudica al mercado interior, o incluso plantear una investigación, como
sucedió con los coches eléctricos fabricados en China.
“Negociación,
represalias y diversificación”
A pesar de las fuertes
discrepancias con China, en asuntos como su apoyo a la maquinaria de
guerra rusa, la UE no quiere
romper lazos y el acercamiento en lo
comercial responde en buena medida a la estrategia
que ha adoptado para enfrentar la guerra
comercial de Trump:
“Negociación,
represalias y diversificación”. Los dos primeros pilares se refieren a
EEUU: la
pretensión de Bruselas es intentar buscar una solución negociada y,
en caso de fracaso, imponer “contramedidas proporcionadas”.
La tercera pata supone ampliar las alianzas con otros
países para agrandar el espectro
comercial y económico de la UE.
“La UE no depende de ningún mercado y
aprovecharemos esta situación para diversificar aún más nuestras asociaciones
comerciales en todo el mundo, a fin de garantizar que nuestras empresas puedan
crecer y prosperar a escala mundial”, expresó Sefcovic en un comunicado.
La agenda internacional
de Von der Leyen se ha multiplicado
en los últimos meses con ese propósito. De hecho, el ‘Día de la Liberación’ pilló
a la presidenta de la Comisión Europea y al presidente del Consejo Europeo, António Costa, en Uzbequistán
con motivo de la primera cumbre UE-Asia Central que derivará en un nuevo
“partenariado estratégico”. “Europa quiere ser su socio preferente”,
les dijo Von der Leyen, que anunció
inversiones por un valor de 12.000
millones en esa región para abrir nuevas rutas comerciales y flujos de
inversión en el marco de la denominada ‘Global
Gateway’ en Uzbekistán, Tayikistán,
Kirguistán y Kazajistán. A cambio, la UE
logra “cooperación” en materia de minerales críticos.
La “gran
oportunidad” de Mercosur
“La diversificación es una
prioridad de la agenda comercial y sigue siéndolo”, reconoció este viernes el
portavoz de Comercio, Olof Gill, que
recordó que esa estrategia viene de hace “mucho tiempo” y que la “prueba de que funciona” es que la UE es la potencia que tiene una red de
acuerdos “más amplia y profunda”. Fuentes comunitarias comparan: “76 países están cubiertos por un
acuerdo comercial con la Unión Europea.
Estados Unidos sólo tiene 20”. Y
es que el mercado único, con más de 450 millones
de consumidores es un punto fuerte para el bloque comunitario.
Y en esa
estrategia emerge con especial fuerza el acuerdo firmado con Mercosur, que se resistió
durante décadas y que es muy polémico. De hecho, hay países relevantes de la UE,
como Francia o Polonia, que lo rechazan, más allá de las organizaciones
sociales por la factura medioambiental
y social que puede pasar.
“Invertiremos mucho esfuerzo y tiempo en finalizar el acuerdo”,
aseveró Gill, que reconoció que Bruselas usará la guerra comercial para
intentar convencer a los Estados
miembros reticentes a ese acuerdo que supone el primero que el bloque latinoamericano firma con otra
potencia: “Mirad lo que pasa en el
mundo, esta es una gran oportunidad para nosotros”.
India o
Sudáfrica para ampliar la red comercial
En los
últimos meses, en plena preparación para la guerra comercial con
Trump, se han intensificado las
relaciones con países como Canadá.
También se selló la modernización del
Acuerdo Global de la UE con México.
“La UE y México ya son socios de confianza. Ahora queremos
profundizar aún más nuestra cooperación, beneficiando considerablemente a
nuestros ciudadanos y nuestras economías. Los exportadores de la UE, incluidos los agricultores y las
empresas agroalimentarias, obtendrán
nuevas oportunidades comerciales. Este acuerdo histórico demuestra que un
comercio abierto y basado en normas puede contribuir a nuestra prosperidad y
seguridad económica, así como a la acción por el clima y el desarrollo
sostenible”, dijo entonces Von der
Leyen.
La Comisión
Europea se trasladó a la India a finales de febrero con el objetivo de cerrar un acuerdo comercial este
mismo año.
“Europa e India son socios afines, unidos por la convicción
compartida de que la democracia es lo que mejor sirve al pueblo”, dijo Von der Leyen al anunciar ese viaje en
el elitista Foro de Davos en Suiza.
Más allá del interés geopolítico a través de la profundización en la “agenda estratégica” con un país que
juega a varias bandas al tener una posición ambigua respecto a Putin o China, el interés estaba
en el margen para incrementar el comercio, que supone unos intercambios de 120.000 millones en bienes al año entre
dos regiones que representan el 25% de
la población mundial.
“Hemos puesto en marcha la primera Asociación para el Comercio y la Inversión Limpios con Sudáfrica. Nuestro objetivo es concluir
un acuerdo comercial con la India a
finales de año. Mantenemos intensas negociaciones con Indonesia y Tailandia”, expresó Von der Leyen en el Parlamento Europeo la víspera de que Trump
anunciara sus aranceles universales para los que la UE asegura tener “todo
lo que necesita para superar la tormenta”.
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