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“Pero
la euforia inicial en Israel dio paso rápidamente a una mayor conciencia cuando Irán respondió con misiles que alcanzaron el corazón del territorio
israelí. La destrucción en ciudades
israelíes desmanteló la ilusión de invulnerabilidad. Dado el
gran número de misiles balísticos en
posesión de Teherán (2000), Irán podría continuar con tales
bombardeos durante semanas. Ahora que EE.UU. se ha involucrado directamente en esta guerra, la pregunta es cómo responderá
Irán. EE.UU. tiene bases militares
en países como Irak, Kuwait y Catar.
¿Serán estos el próximo blanco de los misiles iraníes? ¿Atacarán las milicias de Yemen (los llamados hutíes)
a los buques en el mar Rojo?
“¿Bloqueará Irán el estrecho de Ormuz,
un paso marítimo crucial para el transporte de petróleo? Eso haría disparar los precios del crudo y tendría consecuencias muy graves
para la economía mundial. Las
tensiones internacionales, en
cualquier caso, han vuelto a aumentar drásticamente. Es la primera vez que EE.UU. ataca directamente objetivos
militares en Irán desde el inicio
del conflicto. Crece el temor de que esta escalada sea el comienzo de una
guerra mucho más amplia en la región, o
incluso más allá.
Los
próximos días lo dirán.
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Fuentes: Rebelión [Foto: Gage Skidmore, Flickr & Grebeshkov, ivandesign via Canva Teams.].
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¿POR
QUÉ ESTADOS UNIDOS ATACA AHORA? LA AGENDA OCULTA DETRÁS DEL ASALTO A IRÁN.
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Por Marc Vandepitte | 24/06/2025 | Mundo.
Fuentes. Revista Rebelión. Martes 24 de junio del 2025.
Traducido por el autor
Mientras Donald Trump celebra el «exitoso» ataque a instalaciones nucleares iraníes, surge la pregunta sobre los verdaderos
motivos detrás de esta escalada. Este artículo revela cómo los recientes
bombardeos forman parte de una estrategia más amplia y coordinada, y por qué se
producen justamente ahora.
El
sábado 21 de junio de 2025,
el presidente Donald Trump anunció
que su ejército había bombardeado con éxito tres instalaciones nucleares
iraníes: Fordow, Natanz y Esfahan.
Según
Trump, se trató de un ataque a gran escala en el
que Fordow, una instalación
subterránea fuertemente protegida, fue alcanzada con una carga completa de
bombas rompe-búnkeres (GBU-57). Además, se dispararon desde submarinos 30 misiles Tomahawk contra las
instalaciones en Natanz y Esfahan.
Según Trump, la operación se llevó a cabo sin contratiempos: todos los aviones salieron del espacio aéreo iraní sin incidentes. La calificó como un «momento histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo» e instó a Irán a «poner fin a la guerra ahora».
Medios
de EE.UU. confirmaron que Israel fue informado con antelación y participó activamente en la
planificación. Netanyahu felicitó a Trump en un mensaje en video por su «valiente decisión» y calificó el
ataque estadounidense de «punto de
inflexión histórico».
Los
medios estatales iraníes
minimizaron el impacto del ataque y
afirmaron que tanto el personal como el material nuclear habían sido evacuados
a tiempo de las instalaciones atacadas. Aún no está claro el grado de daño
causado a las instalaciones nucleares.
El
ataque tuvo lugar
apenas una semana después de que Israel lanzara un ataque sorpresa contra Irán
el 13 de junio. Fue una operación coordinada en conjunto con EE.UU., aprobada personalmente por
Trump.
Mientras Washington hablaba públicamente de negociaciones de paz, detrás de escena entregaba armas, inteligencia y apoyo logístico —incluidos 300 misiles Hellfire. El Pentágono trasladó un portaaviones nuclear al mar Arábigo y envió decenas de aviones cisterna a Europa, listos para ser desplegados en Medio Oriente.
¿Por qué este ataque?
Al
igual que Israel, EE.UU.
justifica su ataque militar con el argumento de que Teherán está a punto de
construir una bomba nuclear. Pero eso es propaganda bélica. Justamente los
servicios de inteligencia estadounidenses y el Organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA) han indicado
recientemente que no existen
pruebas de que Irán esté ejecutando un
programa activo de armas nucleares.
Hasta
1979, Irán estaba en el campo occidental y se le
permitió incluso desarrollar un programa nuclear. Pero tras la revolución de 1979, se convirtió en enemigo de Occidente, y tanto EE.UU. como Israel buscaron un cambio de régimen.
Dado
que hasta ahora no han logrado dicho cambio y las perspectivas siguen
siendo escasas, el eje EE.UU.-Israel
intenta neutralizar a Irán como
subpotencia regional.
El
objetivo a largo plazo
en Medio Oriente es fragmentar los países en entidades más
pequeñas y débiles que ya no puedan actuar con autonomía, y en el mejor de los
casos sean gobernadas por fuerzas prooccidentales. La meta es crear una región
en la que ningún país sea más grande o poderoso que Israel, asegurando así su supremacía regional.
Para
alcanzar ese objetivo, Israel debe «hacer el trabajo sucio», según palabras del canciller Merz. Para ello
cuenta con el armamento más letal y
avanzado proporcionado por EE.UU. y
sus aliados occidentales, además de apoyo militar y logístico desde Washington.
Y si es necesario, Washington también
interviene directamente, como ha ocurrido ahora.
La
semana pasada, Israel
aplicó en Irán la misma estrategia
que antes en el Líbano: asesinatos selectivos, bombardeos de
precisión y eliminación de sistemas de comunicación. También atacó depósitos de combustible para desorganizar el suministro
interno y posiblemente obstaculizar la exportación de petróleo —especialmente
hacia China.
Todo
apunta a debilitar al Gobierno y la estructura social.
Recuerda lo ocurrido en Irak tras 2003
y más recientemente en Siria. En ambos países, la autoridad central y el
ejército fueron severamente debilitados y el territorio quedó de facto
fragmentado en zonas fuera del control estatal.
En
ambos casos,
eso ocurrió por agresiones militares
externas y mediante la división de grupos internos. Algo similar podrían
intentar EE.UU., Israel y sus
aliados occidentales también en Irán.
Al igual que en Irak y Siria, los kurdos
representan en Irán una minoría
importante.
Según
el periodista de
investigación Ben Norton, la guerra
contra Irán tiene como objetivo
final debilitar
a China y reforzar la hegemonía mundial
de Estados Unidos. EE.UU. apoya activamente a Israel con inteligencia, armas y
entrenamientos, y ahora también con bombardeos, con el objetivo de lograr un
cambio de régimen en Teherán.
Cita
a Michael Flynn, exasesor de seguridad nacional de Donald Trump, quien afirma que un
régimen proestadounidense debilitaría a China y consolidaría el poder
de EE.UU. e Israel.
Según
una política alemana Sevim Dağdelen, esta acción militar
forma parte de una estrategia más amplia de EE.UU. Se trata de una guerra
mundial en tres frentes con el objetivo de mantener su propia hegemonía frente a los
países BRICS y el Sur global.
En Europa, Alemania desempeña un papel de liderazgo en la guerra por poder de la OTAN contra Rusia; en Oriente Medio, Israel libra una guerra por encargo contra Irán con el apoyo de EE.UU.; y en Asia Oriental, EE.UU. se prepara para una confrontación con China, preparando a países como Japón, Taiwán y Filipinas como líneas de frente.
¿Por qué ahora?
Washington
y Tel Aviv consideran que este es el momento ideal para
atacar a Irán y asestarle un golpe mortal. La
reciente eliminación de la defensa antiaérea iraní por parte de Israel, la caída del régimen de Assad en Siria, el debilitamiento de Hezbolá en Líbano y la destrucción
de Gaza han inclinado notablemente
el equilibrio de poder en la región a favor de Israel y sus aliados occidentales.
Cómo
evolucionará
este conflicto sigue siendo completamente incierto. Israel ha causado graves
daños militares con sus primeros ataques en Irán, afectando estructuras de mando y posiblemente retrasando
partes del programa nuclear.
Pero
la euforia inicial en Israel dio paso rápidamente a una mayor conciencia cuando Irán respondió con misiles que alcanzaron el corazón del territorio
israelí. La destrucción en ciudades
israelíes desmanteló la ilusión de invulnerabilidad.
Dado el
gran número de misiles balísticos en
posesión de Teherán (2000), Irán podría continuar con tales
bombardeos durante semanas.
Ahora
que EE.UU. se ha involucrado directamente en esta guerra, la
pregunta es cómo responderá Irán. EE.UU.
tiene bases militares en países como Irak,
Kuwait y Catar. ¿Serán estos el próximo blanco de los misiles iraníes? ¿Atacarán las milicias de Yemen (los llamados hutíes) a los buques en el mar Rojo?
¿Bloqueará Irán el estrecho de Ormuz, un
paso marítimo crucial para el transporte de petróleo? Eso haría disparar los precios del crudo y tendría consecuencias muy graves
para la economía mundial.
Las
tensiones internacionales,
en cualquier caso, han vuelto a aumentar
drásticamente. Es la primera vez que EE.UU.
ataca directamente objetivos militares en Irán
desde el inicio del conflicto. Crece el temor de que esta escalada sea el
comienzo de una guerra mucho más amplia en la región, o incluso más allá.
Los
próximos días lo dirán.
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