&&&&&
LOS
PAÍSES INSULARES DEL MUNDO REPRESENTAN UNA CUARTA PARTE DE TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO. Un país insular es un estado
limitado totalmente a una isla o a un grupo de islas, además de no tener ningún territorio sobre el
continente, es decir, no cuenta con fronteras. En el mundo existen cuarenta y
ocho países insulares, incluidos los más pequeños. Los países insulares pueden ser clasificados en dos grupos.
Un grupo comprende aquellos que son grandes, relativamente poblados y, por lo general, cerca de un continente. Estos
incluyen Japón, Sri Lanka, Filipinas, Nueva Zelanda, Cuba,
el Reino Unido, Irlanda, Indonesia y Madagascar. El miembro más grande de
este grupo es Groenlandia, uno de los países
constituyentes del Reino de
Dinamarca junto con las Islas Feroe (también insular) y la propia Dinamarca. Estos países comparten semejanzas culturales y políticas con sus vecinos
continentales. Su estado insular era una ventaja importante que los ha
aislado de invasiones, y los ha hecho importantes
en el comercio regional debido a su ubicación
y a las capacidades marítimas de
la población. Australia forma
parte de esta categoría, sin embargo, varios estudios la consideran como sector continental de Oceanía o Australia
continental.
El otro grupo comprende países más
pequeños como Malta, Chipre, las Comoras, Bahamas, Tonga,
y las Maldivas. Estos países tienden a ser muy
diferentes de los países continentales.
Su pequeño tamaño, por lo general, quiere decir que cuentan con poca tierra agrícola y escasos recursos
naturales. Sin embargo, en la actualidad, estos pequeños países insulares son
considerados en muchos casos importantes
centros turísticos, convirtiendo el turismo en la industria predominante
de estos territorios.
Algunos países insulares se limitan a una o dos islas principales, como el Reino Unido.
(Inglaterra) Otros se extienden en
cientos o miles de islas, como Indonesia o las Maldivas. Algunos países comparten
sus islas con otros países; estos incluyen a Irlanda, que
comparte la isla del mismo nombre
con Irlanda del
Norte (país constituyente del Reino Unido); Haití y República
Dominicana, que comparten la isla La Española;
o Indonesia, que comparte la isla
de Timor con Timor Oriental, la isla de Nueva Guinea con Papúa Nueva
Guinea y la isla de Borneo con Malasia y Brunéi.
Hay
47 países insulares en el mundo.
Muchos países
insulares son pequeños y están escasamente poblados, pero algunos son grandes y
se encuentran entre los países más poblados del mundo.
Hay países
insulares en todos y cada uno de los océanos del mundo.
Indonesia es el país insular más grande y poblado del
mundo. Mayor Archipiélago del mundo, formado por más de 17,500 Islas. (Ver la última fotografía, ahí están todos los países Insulares del mundo, que pertenecen a los 5 continentes.)
/////
Fuentes: La marea climática [Imagen: Anne Rasmussen, de Samoa, en nombre de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS), en la COP28. Foto: IISD/ENB | Mike Muzurakis]
*****
«LA
META DEL 1,5 °C NO ES UN NÚMERO ARBITRARIO EN UN PAPEL» Entrevista a Anne Rasmussen, líder de las negociaciones climáticas para
la Alianza de los Pequeños Estados Insulares.
*****
Por Juan F. Samaniego | 30/03/2024 | Ecología social
Fuente. Revista Rebelión sábado 30 de marzo del 2024.
La
líder de las negociaciones climáticas para la Alianza de los Pequeños Estados
Insulares analiza el acuerdo de la última cumbre del clima, las expectativas
para la próxima y la delicada situación a la que se enfrentan países como su
Samoa natal.
Puede que no
haya mejor escenario para un tirón de orejas climático
que una COP.
Aun así, pocos se atreven a aprovechar la oportunidad: los equilibrios geopolíticos de las cumbres del clima son
precarios y los acuerdos penden siempre
de un fino hilo. Al final del día, todo el mundo quiere que todos estén
contentos.
Anne Rasmussen, Assistant CEO del Ministerio de Medio Ambiente y
Recursos Naturales de Samoa, un pequeño
archipiélago del Pacífico, y líder de las negociaciones para la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés),
no es diferente. Es de las que cree firmemente en que el consenso está por encima de todo. A pesar de ello, sus palabras
retumbaron en un pabellón atestado, frente a todas las potencias del planeta,
con todos los ojos y oídos del mundo dirigidos hacia ella.
«No podemos
permitirnos volver a nuestras islas con el mensaje de que el proceso [de la COP28] nos
ha fallado», recalcó en su último discurso.
Pocas horas antes de partir hacia Copenhague, donde ha participado en
el Climate Ministerial,
hablamos con ella sobre la última COP, la que está por llegar y la delicada
situación a la que se enfrentan los pequeños
Estados insulares como Samoa por causa
del cambio climático.
Sus palabras, pronunciadas al final de la última cumbre del clima, tuvieron
impacto en todo el mundo.
No me refería exactamente a que toda la COP28
nos hubiese fallado. Desde la Alianza de
Pequeños Estados Insulares no pusimos objeciones al documento final. Pero
como somos muchos tardamos en tener una respuesta coordinada. No había consensos entre los miembros
del grupo y había algunos puntos delicados con los que no todos estaban de
acuerdo. Así que, cuando se leyó el
documento final, ni siquiera estábamos en la sala.
Por eso tuve que hacer la intervención que hice. En ella quería dejar claro que desde AOSIS no íbamos a retrasar el pleno ni a oponernos al consenso final, no íbamos a hacer objeciones de última hora, pero queríamos dejar constancia de la situación.
¿Qué pasó exactamente? Cuesta imaginar por qué se
produce el acto final de la COP28, la escenificación del consenso alcanzado,
sin que todas las partes estén presentes.
En ese
momento ya no hay que votar nada,
todo está decidido y, simplemente, el presidente de la COP presenta los resultados alcanzados ante todo el plenario. Si nadie presencia objeciones de última
hora, se da por cerrado el acuerdo. Como la sala estaba tan llena, creo que
era difícil darse cuenta de que todo el mundo estuviera presente, había un poco
de caos. No hay que darle más vueltas.
Hablando de ese documento final de la COP28, hubo mucho
debate sobre el lenguaje que había que emplear con los combustibles fósiles y
sobre cómo incluir la necesidad de abandonarlos en el acuerdo. Al final, las
palabras elegidas fueron «una transición para alejarse del carbón, el petróleo
y el gas». ¿Son lo suficientemente contundentes?
Bueno, no. Está claro que en la Alianza de Pequeños Estados Insulares habríamos preferido otro término que hablase claramente del fin de los combustibles fósiles. Pero también somos conscientes de que el acuerdo de la COP28 es un paso, un trampolín para abordar el fin del petróleo, el gas y el carbón. El acuerdo es positivo, está por encima de las palabras escogidas.
Más allá de las palabras, ¿Cuáles son los puntos más positivos y cuáles los
más negativos del acuerdo?
Nos quedamos con muchas cosas concretas que consideramos
positivas, como la hoja de ruta para
actualizar las NDC [los planes de
cada país para reducir las emisiones] en 2025
o el programa de implementación de energías
renovables. También hay una referencia clara y contundente al papel de la
ciencia en todo el documento.
Después hay otras partes más débiles, como la referencia poco concreta a alcanzar el pico de emisiones de
gases de efecto invernadero en 2025 o todo lo relacionado con el desarrollo de los países pobres.
Como líder de las negociaciones para la Alianza de Pequeños Estados
Insulares, ¿Cómo es tener enfrente a las grandes potencias petroleras?
No todos los
países son iguales. Por ejemplo,
mantuvimos una relación muy buena con los Emiratos
Árabes Unidos, que eran los anfitriones. Durante todo el año trabajamos de
forma fluida con ellos y creo que tuvieron en cuenta muchas de las cuestiones
que los pequeños Estados insulares
pusimos sobre la mesa.
«Con perspectiva, creo que el trabajo de la
presidencia de la COP28 fue bueno»
Quizá como anfitriones es normal que tuvieran una
postura más abierta, ¿pero ¿Cuál fue la posición del resto de Petro estados?
Siempre hay cuestiones polémicas y grandes desacuerdos, no
solo con los productores de petróleo y
gas, sino también con el G7 y
otros de los grupos de más poder. Vuelvo a decir, con perspectiva, que creo que
el trabajo de la presidencia de la COP28 fue bueno: había que conseguir
una mención directa a los combustibles
fósiles y se consiguió, con las palabras que fuesen.
Es decir, que hay muchos grupos en las negociaciones que muestran
posiciones abiertamente contrarias al abandono de los combustibles fósiles.
Sí, claro,
las partes y los países cuyos medios
de vida dependen del petróleo, el gas y el carbón y también muchos de los que
tienen un problema de desarrollo.
La próxima COP repite fórmula: se celebrará
en Azerbaiyán, un país productor de petróleo y
gas, y estará presidida por un exejecutivo de la industria de los combustibles
fósiles. ¿Cuáles son sus expectativas?
La COP29 va a ser una cumbre muy financiera. Casi todo el debate va a girar alrededor de la adopción de un nuevo acuerdo financiero y sus mecanismos, conocido como NCQG. Además de esto, habrá que estar atento a que todas las partes tengan en marcha la redacción de sus NDC para 2025 y a cómo implementar el acuerdo energético que firmamos en la COP28.
***
Ahora mismo está a punto de salir hacia Copenhague, donde se celebrará el Climate Ministerial, un encuentro de unos 40 líderes y ministros climáticos para preparar la COP29 [el encuentro se celebró el 21 y el 22 de marzo, después de esta entrevista].
Es una especie de toma de contacto de cara a la COP29. Básicamente, es la primera
reunión de ministros climáticos después de la COP de Dubái y en ella discutiremos el
acuerdo, los puntos que necesitamos mejorar y otras acciones para mitigar el cambio climático. Entre otras cosas,
hablaremos del fondo de pérdidas y daños.
«En Samoa todos los impactos del cambio climático
se sienten con fuerza»
En Copenhague, como en Madrid y en muchas otras capitales de Europa, la
situación de los pequeños Estados insulares queda muy lejos.
Somos países pequeños. Nosotros, en Samoa, tenemos una superficie particularmente pequeña.
Allí, todos los impactos del cambio climático se sienten con fuerza: la sequía, el aumento de la intensidad de
los ciclones o las inundaciones. A medida que pasan los años, notamos que
estos efectos se van amplificando. Somos testigos del aumento de la erosión y de las marejadas
ciclónicas [inundaciones costeras
con agua de mar asociadas a los ciclones].
Y los habitantes de las costas se
desplazan cada vez más al interior de la isla.
¿Temen por la desaparición de su territorio?
No por completo, pero disponemos de estudios que analizan los
diferentes escenarios y que confirman que las zonas de menor altitud estarán
cubiertas de agua en unos 50 años si
no logramos reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero.
¿Qué opciones tienen si no se frena el cambio climático?
No muchas. Somos un archipiélago
pequeño, así que o nos desplazamos al interior a zonas más altas [el punto de
mayor altitud de Samoa es el monte
Silisili, con 1.858 metros] o
nos vamos a otro país.
No tenemos
mucho impacto a nivel de
emisiones y tampoco podemos hacer mucho más a nivel adaptación, con los medios
que tenemos. Creo que, en este sentido,
el fondo para pérdidas y daños del que hablábamos antes va a ser un instrumento
importante. Nos costó 30 años que se
negociase, ahora nos va a ayudar mucho.
30 años. ¿Cree que los intereses de los países pequeños se
tienen suficientemente en cuenta en negociaciones multilaterales como la COP?
Los pequeños
Estados insulares en vías de
desarrollo somos reconocidos como países con necesidades y circunstancias
especiales en las agendas de desarrollo y en el Acuerdo de París. Esto es positivo porque nos da flexibilidad, sobre todo, a la hora de presentar nuestros
informes. Por otro lado, nuestros países son considerados, a menudo, como los defensores de la voz de la ciencia,
porque siempre intentamos que las negociaciones
estén alineadas con el conocimiento científico.
Estas cuestiones, unidas al trabajo que hemos hecho con mucho esfuerzo, nos han dado algunas victorias muy importantes, como la aprobación del fondo de pérdidas y daños y la referencia en el Acuerdo de París a no superar los 1,5 °C de calentamiento respecto a los niveles preindustriales.
En 2008, la Alianza de los Pequeños Estados Insulares logró incluir este límite
por primera vez en los acuerdos de una COP. 15 años después, ¿sigue a nuestro alcance?
El 1,5 °C ha estado presente en muchas decisiones desde
entonces, incluyendo el Acuerdo de París. Pero mantener vivo ese objetivo
no es sencillo. Desde AOSIS incluso
solicitamos un informe especial del IPCC
sobre el 1,5 °C,
que acabó publicándose. Aun así, divulgar
no es lo mismo que actuar.
Nos estamos
moviendo en la dirección correcta, la
mención a los combustibles fósiles en el documento final de la COP28 o el paquete
energético adoptado en Dubái son algunos ejemplos. Sin embargo, el
impulso actual no es suficiente para
mantener el calentamiento global alrededor de esos 1,5 °C.
De hecho, últimos datos señalan que mantener vivo ese objetivo de 1,5 ºC es casi imposible. ¿Implicará esto un cambio de
estrategia para los pequeños Estados insulares?
La respuesta
es un no rotundo. La meta del grado y medio no es algo arbitrario que pusimos nosotros en
un papel. Alcanzarla significa evitar los peores efectos del cambio climático. Somos optimistas con las NDC que se presentarán el año que
viene y creemos que estarán alineadas con el objetivo del 1,5 °C.
Nosotros
perseguimos un objetivo final
claro: la eliminación gradual de los
combustibles fósiles para mantener bajo
control el calentamiento global.
Las tácticas quizá cambien, pero la
estrategia y el objetivo se van a mantener. Hemos sido eficaces hasta ahora y seguiremos trabajando en ese
sentido.
Los expertos
del IPCC
creen que todavía es posible alcanzar
el objetivo de 1,5
°C con medidas claras y contundentes.
Y AOSIS va a
seguir trabajando alineada con ese conocimiento científico.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario