sábado, 15 de febrero de 2025

STIGLITZ: "LA GUERRA COMERCIAL DE TRUMP TRAERÁ MÁS POBREZA PARA TODOS"

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SEIS AÑOS DESPUÉS QUE NOS DICE EL PREMIO NOBEL JOSHEP STIGLITZ, SOBRE LAS POLÍTICAS DEL PRESENIDENTE TRUMP. 

 PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA STIGLITZ. HAY QUE GRABAR MEGAFORTUNAS EN RESPUESTA A LA “POLÍTICAS” DE TRUMP. Hay que responder de manera creativa a lo que es un gobierno DISFUNCIONAL en ESTADOS UNIDOS, destacó Joseph Stiglitz durante un foro en el Vaticano, donde agregó que el sector digital representa los impuestos del futuro. El mundo debe responder a la decisión de Estados Unidos de no participar en los distintos frentes para recaudar dinero de la tributación de las grandes fortunas, sostuvo Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía. Creo que tenemos que buscar responder de manera creativa a lo que es un gobierno disfuncional en Estados Unidos, agregó. “Si Estados Unidos no paga los impuestos en los países donde sus empresas actúan y si decide no entrar al programa de Naciones Unidos a nivel global, es un abuso de derechos humanos a nivel básico y el resto del mundo debería responder: ‘Vamos a imponer impuesto a las multinacionales’”, declaró.



Stiglitz participó en un foro de justicia fiscal y solidaridad, el primero en su tipo que se llevó a cabo ayer en Ciudad del Vaticano y al que acudieron ministros de Finanzas y líderes que buscan que las compañías multinacionales y los multimillonarios que concentran la riqueza en el mundo realicen contribuciones a los sistemas fiscales nacionales más acordes a sus niveles de rentabilidad.  Ahora que tenemos algo patente y Estados Unidos no va a negociar, el resto del mundo debe negociar, mencionó Stiglitz. Dijo que la elusión fiscal es el resultado de la globalización, porque existe la libertad de mover fondos de un lado a otro. Tenemos que cambiar esta arquitectura fiscal global, no se puede hacer si no se trabaja a nivel mundial, reiteró. Aseveró que los flujos ilícitos son de gran envergadura, además que se están permitiendo actividades contrarias a la ley. La CORRUPCIÓN es algo que hemos visto durante años en Estados Unidos y este es uno de los problemas que vemos. Comentó que el resultado de la evasión fiscal es que los ricos se convierten en ULTRARRICOS, lo que aumenta la DESIGUALDAD.  Stiglitz, también copresidente de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT), que participó en la organización del foro, destacó que el sector digital representa los impuestos del futuro. Si las actividades económicas en un mundo digital se brindan ahí donde están los consumidores, no sólo donde están los gigantes digitales, donde esconden sus fondos, la tributación digital debería ser una forma clave y la principal de la tributación en el mundo del futuro

BOLSA para la POBREZA.  José Antonio Ocampo, ex ministro de Finanzas de Colombia, quien asistió al evento, comentó en entrevista con este diario que los impuestos justos y adicionales al impuesto sobre la renta (ISR) a las empresas multinacionales y a las personas que gozan de grandes fortunas, generarían una bolsa multimillonaria –que ha sido calculada entre 200 mil millones y 250 mil millones de dólares al año– , que permitiría apoyar programas para erradicar la pobreza en países en vías de desarrollo y en África, donde se registra más de la mitad de la pobreza global. Estados Unidos no va a cooperar en estas tareas, pues así lo manifestó la administración Biden, Sin embargo, en la medida que haya una convención tributaria internacional que permita que se graven correctamente las multinacionales, eso sí va a incluir a las empresas de EU en los países en los que opera, dijo.  En el evento, el Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de Su Santidad, declaró que es imperativo que se promueva el pago de impuestos para asegurar una distribución equitativa.



LA VOZ DE UN MAGNATE. Inhibiría la inversión: Slim.   El pasado lunes, el magnate Carlos Slim, aseguró que aplicar un impuesto a las grandes fortunas inhibiría la inversión, lo que impediría que la economía crezca a tasas de interés superiores a 3% y que suba el ingreso promedio.  El chiste es que el capital que se tenga se invierta y se dé empleo y se trabaje y se genere actividad económica (...) Supón que pones un impuesto a las grandes fortunas, ¿Qué va a hacer el de (la fortuna)? Se la va a llevar a otro lado a invertir. Se va a desanimar a invertir. Lo que necesitamos es que el empresario le atore y que le atore y no esté con inseguridad económica y jurídica. El empresario y el inversionista extranjero, expresó. El magnate señaló que si en 24 años, que son cuatro sexenios, la economía mexicana crece 5% anual, el ingreso promedio sería de 36 mil dólares, es decir, el triple de lo que es actualmente.

Hay muchas exenciones en los países, pero los corporativos trasladan gran parte de su utilidad a paraísos fiscales o a sitios de baja tributación que no pagan los impuestos justos (correspondientes a) dónde operan, comentó. Recordó que el impuesto a la riqueza es un acuerdo discutido por los países que integran el Grupo de los (G-20), que se espera que sea ratificado y que también forma parte de la convención tributaria que se empieza a negociar con la ONU (https://bit.ly/42UYczr). A su vez, será tema de la conferencia de financiamiento para el desarrollo que tendrá lugar a mediados del año en Sevilla, España. . Fuente Diario la Jornada México. /15/02/2025/.

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STIGLITZ: "LA GUERRA COMERCIAL DE TRUMP TRAERÁ MÁS POBREZA PARA TODOS"

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La ley tributaria de 2017 fue la más regresiva y a destiempo de la historia

Las inversiones necesitan certezas, pero Trump medra en el caos

Las políticas de Trump son malas en lo económico y peores en lo político

 

Por Jhosep Stiglitz. Premio Nobel de economía.

Fuente. El Economista de México.

Ciudad de México. 28 de diciembre del 2018.

Una Publicación para analizar lo que hoy representan las Políticas de Trump, 6 años después.

 

Joseph E. Stiglitz

21:57 - 28/12/2018

A finales de 2017, el Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump y los congresistas republicanos lograron impulsar una rebaja de impuestos corporativos por un billón de dólares, compensada en parte por el aumento de impuestos a la mayoría de los estadounidenses de clase media. Pero en 2018, la celebración de la comunidad empresarial en Estados Unidos por este regalo comenzó a dar paso a la preocupación por Trump y sus políticas.

Hace un año, la codicia desenfrenada de los líderes empresariales y financieros de Estados Unidos les hizo olvidar su aversión al déficit fiscal. Pero ahora están viendo que el paquete impositivo de 2017 fue la ley tributaria más regresiva y a destiempo de la historia. En la más desigual de todas las economías avanzadas, millones de familias estadounidenses sufren problemas económicos y las generaciones futuras tendrán que pagar las rebajas de impuestos destinadas a los multimillonarios. Aunque Estados Unidos tiene la menor expectativa de vida de todas las economías avanzadas, la redacción de la nueva ley tributaria implica que otros 13 millones de estadounidenses se queden sin seguro médico.

Como resultado de la ley, el Departamento del Tesoro prevé para 2018 un déficit de un billón de dólares; el mayor déficit anual en tiempos de paz no recesivos que haya tenido cualquier país en toda la historia. Y para colmo, el prometido aumento de inversiones no se ha materializado. Después de dar algunas migajas a los trabajadores, las corporaciones destinaron la mayor parte del dinero a recomprar acciones y pagar dividendos. Nada de qué sorprenderse: las inversiones necesitan certezas, pero Trump medra en el caos.

Además, el apuro por aprobar la rebaja impositiva ha llevado a que esté llena de errores, incoherencias y privilegios metidos de contrabando en la distracción general. La falta de un apoyo popular para la ley es casi la certeza de que terminará derogada en su mayor parte cuando cambien los vientos políticos (y los empresarios lo saben).



Como muchos advertimos en el momento, la rebaja impositiva (que se combina con un aumento temporal del gasto militar) no estaba diseñada para dar a la economía un estímulo sostenido, sino más bien el equivalente a un pasajero subidón de azúcar. La amortización acelerada del capital implica que las ganancias después de impuestos sean mayores en el corto plazo, pero que se reduzcan después. Y como en la práctica la ley reduce la capacidad de deducir pagos de intereses, aumenta en definitiva el costo después de impuestos del capital, lo que desalentará la inversión (que en buena medida se financia con deuda).

En tanto, el inmenso déficit de Estados Unidos tendrá que financiarse de algún modo. Como la tasa de ahorro estadounidense es baja, la mayor parte del dinero tendría que proceder de prestamistas extranjeros; es decir, Estados Unidos estaría enviando grandes sumas de dinero al exterior para hacer frente a sus deudas. Es casi seguro que dentro de una década la renta total de Estados Unidos será menor que sin la rebaja impositiva.

Además de la desastrosa ley tributaria, las políticas comerciales del Gobierno de Trump también están perturbando a los mercados y alterando las cadenas de suministro. Muchas empresas exportadoras estadounidenses, que dependen de insumos chinos, ahora tienen buenos motivos para trasladar operaciones al extranjero. Todavía es demasiado pronto para evaluar los costos de la guerra comercial de Trump, pero no es arriesgado suponer que el resultado será más pobreza para todos.

En tanto, las políticas de Trump contra los inmigrantes están alentando a las empresas que dependen de ingenieros y otros trabajadores cualificados a trasladar al extranjero laboratorios de investigación y plantas de producción. Es sólo cuestión de tiempo que empecemos a ver escasez de trabajadores en otros sectores de Estados Unidos.



Trump llegó al poder explotando las promesas incumplidas de la globalización, la financierización y la economía del derroche. La crisis financiera global y una década de escaso crecimiento desprestigiaron a las élites, y entonces apareció Trump para repartir culpas. Pero por supuesto, ni la inmigración ni las importaciones son la causa de la mayoría de los problemas económicos que Trump supo explotar para obtener ventajas políticas. Por ejemplo, la pérdida de empleos industriales se debe en gran medida al cambio tecnológico. En cierto sentido, hemos sido víctimas de nuestro propio éxito. Pero es indudable que las autoridades podían responder mejor a estos cambios, para asegurar que el incremento de la renta nacional llegara a todos, no sólo a algunos. La dirigencia empresarial y los financistas se dejaron cegar por la codicia, y el Partido Republicano, en particular, accedió de buen grado a todas sus demandas. El resultado fue estancamiento de los salarios reales (ajustados por inflación) y abandono de los que resultaron desplazados por la automatización y la globalización.

Como si las políticas de Trump no fueran suficientemente malas por el lado económico, son todavía peores por el lado político. Y lamentablemente, su modelo de racismo, misoginia y provocación nacionalista tiene réplicas en Brasil, Hungría, Italia, Turquía y otros países. Todos ellos experimentarán problemas económicos similares (o peores), así como todos enfrentan las consecuencias reales del incivismo en el que prosperan sus líderes populistas. En Estados Unidos, la retórica y las acciones de Trump han desatado fuerzas oscuras y violentas que ya se están saliendo de control.

La sociedad sólo puede funcionar cuando los ciudadanos confían en el Gobierno y en las instituciones, y se tienen confianza mutua. Pero la fórmula política de Trump se basa en erosionar la confianza y maximizar la discordia. ¿Dónde termina esto? ¿En el asesinato de once judíos en una sinagoga de Pittsburgh? ¿En una Kristallnacht estadounidense?

No hay modo de saberlo. Mucho depende de cómo evolucione la situación política actual. Si los que hoy apoyan a los líderes populistas se decepcionan por el inevitable fracaso de sus políticas económicas, podría ocurrir que se acerquen todavía más a la derecha neofascista. O, siendo más optimistas, que se los pueda traer de vuelta al rebaño de la democracia liberal (o que al menos la decepción los desmovilice).

Lo único que sabemos es lo siguiente: la política y la economía están conectadas y se retroalimentan la una a la otra. En 2019 serán mucho más visibles las consecuencias de dos años de medidas erradas y de un modo de hacer política todavía peor.

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