Según el FEM, el crecimiento de naciones como China, India, Rusia y Brasil, las llamadas economías BRICH, "está reequilibrando el poder económico entre países", aunque la desigualdad dentro de cada país "va en aumento". Además, los problemas de desigualdad y equidad económica en el ámbito nacional e internacional cada vez pesan más y, en el plano político, por el propio proceso de descentralización regional del Poder Global, - China India, Rusia, Brasil, Unión Europea y Estados Unidos - hay indicios de que se está produciendo un resurgimiento del nacionalismo, del populismo y de la fragmentación social. En muchos países de economías emergentes - antes en desarrollo - están optando por el Proteccionismo ante la crisis global, la guerra de las divisas, el hundimiento económico de Europa, via hacia un nacionalismo revolucionario con visión de futuro hacia el Siglo XXI.
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El Foro Económico Mundial advierte de que el mundo no puede resistir una nueva crisis global.
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Por Agencia EFE – Miércoles 12 de enero del 2011.
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Londres, 12 ene (EFE).- El mundo no está en condiciones de resistir una nueva crisis global, porque el colapso del sistema financiero en 2008 vació las arcas públicas y dejó sin ahorros a los ciudadanos, advirtió hoy el Foro Económico Mundial (FEM).
El FEM presentó en Londres el informe "Riesgos Globales 2011", que hace hincapié en que el aumento de la tensión geopolítica y la creciente falta de cohesión social han situado a los Gobiernos y a las sociedades en una situación "especialmente vulnerable".
"Cada vez es mayor la preocupación por los riesgos globales, las probabilidades de una propagación rápida de las crisis a través de sistemas cada vez más interrelacionados y la amenaza de efectos catastróficos", afirmó Robert Greenhill, director gerente del FEM.
Greenhill destacó "dos riesgos globales transversales", de particular importancia por su alto grado de incidencia e interrelación: la desigualdad económica y los malos Gobiernos.
"Un mayor desequilibrio económico se traduce en menos cohesión social, un elemento que es crucial en la recuperación de las sociedades, como quedó demostrado en la capacidad de Suecia de superar sus problemas financieros en los 90", afirmó.
En cuanto a los Gobiernos, el problema es que "no estamos viendo iniciativas por parte de los gobernantes para mejorar esta situación", denunció Greenhill, que llamó la atención sobre la incapacidad desde instancias oficiales para calibrar el problema.
Según el análisis del FEM, que pretende adelantarse en una década a los potenciales riesgos, el contexto de los riesgos globales en 2011 se define por una paradoja del siglo XXI, la de que a medida que crece la unión del mundo, también aumentan las distancias.
La globalización generó crecimiento económico sostenido durante una generación, remodeló el mundo, y aumentó su grado de interrelación e interdependencia, pero generó una distribución desigualdad de la riqueza, con gran beneficio para unos pocos.
Según el FEM, el crecimiento de naciones como China, India y Brasil "está reequilibrando el poder económico entre países", aunque la desigualdad dentro de cada país "va en aumento".
Además, los problemas de desigualdad y equidad económica en el ámbito nacional e internacional cada vez pesan más y, en el plano político, hay indicios de que se está produciendo un resurgimiento del nacionalismo, del populismo y de la fragmentación social.
Para afrontar estos problemas, "es fundamental mejorar la gobernanza mundial", argumentó Greenhill, quien consideró el consenso en el marco del G-20 el evento más importante de los últimos años, a la espera de confirmar sus efectos positivos.
En el terreno económico, el FEM alertó también sobre la creciente volatilidad cambiaria, las crisis fiscales, el derrumbe de los precios de los activos, los desequilibrios de las balanzas comerciales y los niveles de endeudamiento de los países ricos.
Igual peso tienen las actividades ilegales, incluidos el narcotráfico, el tráfico de armas y la corrupción, que mueven ya un 10% de la economía mundial y están en "franco crecimiento".
Otro foco de preocupación es el que el Foro Económico Mundial engloba en el triángulo "agua-alimentos-energía".
El rápido crecimiento demográfico del mundo y la creciente prosperidad económica están ejerciendo presiones insostenibles sobre los recursos, y el FME prevé que la demanda de agua, energía y alimentos crezca entre un 30% y un 50% en los próximos 20 años.
"Esperamos volatilidad en el precio de los alimentos y de otras materias primas en las próxima década, algo que tendrá graves consecuencias en un entorno de creciente clima extremo", afirmó John Drzik, director de la consultora Oliver Wyman Group.
Drzik pronosticó que los precios seguirán subiendo, entre otras cosas porque "los especuladores financieros no van a dejar escapar la oportunidad" del incremento de la demanda derivada de un aumento de la población mundial hasta los 7.700 millones en 2020.
De cara al futuro se identificaron cinco riesgos principales: la ciber-seguridad, la presión demográfica, la falta de seguridad y el terrorismo, el rechazo a la globalización a través de respuestas populistas y la proliferación de armas de destrucción masiva.
Pese al sombrío panorama, Greenhill quiso aportar una dosis de optimismo, afirmando que el mundo ha tenido la capacidad de solucionar problemas como el del agujero de la capa de ozono y de "preocuparse de manera creciente por el cambio climático".
"No es imposible cambiar las cosas y ser capaces de anticipar las crisis", dijo Greenhill, quien recordó que cuando el mundo estuvo al borde de la catástrofe y la destrucción total durante la Guerra Fría tuvo la capacidad de cambiar su forma de pensar sobre el futuro.
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