sábado, 1 de agosto de 2015

LA CRISIS NO ES GRIEGA, NO ES EUROPEA, NO ES CHINA, ES MUNDIAL.

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La crisis actual del sistema capitalista es una crisis sólo de la Unión Europea – la euro-zona, o es una crisis coyuntural del sistema financiero global, o en definitiva es una POLI-CRISIS,  crisis estructural del sistema capitalista. Nosotros somos partidarios de que hoy se manifiesta en el ocaso de Occidente, como una poli-crisis del sistema capitalista. Sin embargo, veamos que dicen o que sustentan algunos profesionales especialistas en el tema: Hoy en día, el capitalismo afronta una severa crisis de alcance mundial que ha sido motejada, de manera reduccionista, como una crisis financiera que hizo eclosión en Estados Unidos, nada menos que el centro del sistema capitalista mundial, debido a la desregulación del sistema financiero y a la codicia y especulación del capital financiero, que en la búsqueda de mayores ganancias se desprendió de la llamada economía real y recurrió a instrumentos financieros lo que se ha dado en llamar la financiarización.

Bajo ese mecanismo, las superganancias del capital transnacional, los fondos soberanos, los fondos de inversión y otros recursos financieros ingresaban a la frenética órbita del capital ficticio que deambulaba los intersticios del sistema mundial, con el respaldo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y la aquiescencia de los Estados nacionales, en la búsqueda de ganancias mayúsculas y prontas. Las estafas estuvieron a la orden del día. Sin embargo, correspondió a los créditos chatarra otorgados a población de bajos recursos o ingresos irregulares de Estados Unidos, entre ellos los inmigrantes, los nuevos pobres, presionar para que explotara la burbuja del sector hipotecario. Los pobres son invocados, bajo esta interpretación, como el eslabón más débil que detonó la gran crisis. Los efectos nocivos pronto trasminaron en la industria de la construcción, donde se ocupa una buena porción de inmigrantes, y al resto de la economía de Estados Unidos y del mundo. Ahora, esa burbuja toma las dimensiones de una depresión económica mundial.

La tesis financista no marcha sola, compite con otras explicaciones. La tesis de sobreproducción identifica una contradicción entre la desbordante capacidad productiva del gran capital y la política de abaratamiento laboral que desemboca en el declive de la demanda, en una crisis de realización. Para una pléyade de analistas, el neoliberalismo está en crisis debido a su incapacidad congénita para generar crecimiento sostenido y desarrollo humano, y representa además el fracaso de las políticas de ajuste estructural y de la institucionalidad capitalista encabezada por el FMI, BM y OMC. Aunque el neoliberalismo, en tanto proyecto de clase, brinda buenos resultados en su propósito de concentrar capital, poder y riqueza en pocas manos. Los teóricos del ciclo económico encuentran dificultades serias para explicar la trayectoria mecánica del capital, por lo que infructuosamente esperan una quinta ola expansiva. Desde el sistema-mundo y del análisis geopolítico, se anticipa el derrumbe de Estados Unidos como potencia hegemónica mundial y el advenimiento de una nueva era comandada por una gran potencia, como la Unión Europea o Japón, o por potencias emergentes como Brasil, Rusia, India y, principalmente, China.

Otros autores identifican una severa crisis estructural ante la caída generalizada de la tasa de ganancia y la imposibilidad de recomponer una ciclo de valorización de largo aliento. Desde una visión más abarcadora, la crisis cimbra al sistema capitalista mundial en su conjunto y articula la crisis de valorización y con una multiplicidad de crisis, como la alimentaria y la energética. Más aún, se postula la idea de crisis civilizatoria para evidenciar el riesgo no sólo del proceso de valorización de capital sino de la organización de la sociedad contemporánea y la existencia de la vida humana en diversos ámbitos del planeta

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LA CRISIS NO ES GRIEGA,  NO ES EUROPEA, NO ES CHINA, ES MUNDIAL.

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Julio C. Gambina.

ALAI viernes 31 de julio del 2015.

 ALAI AMLATINA, 31/07/2015.-  En un mes, entre mediados de junio y julio cayó un 30% la valorización bursátil en Shanghái, una de las ciudades emblemáticas de la expansión económica de China, y en un año su deuda creció de manera exponencial.

Hasta ahora, solo se escuchaba hablar del crecimiento económico en China, especialmente desde el inicio de la modernización de su modelo económico desde 1978. Las llamadas tasas chinas, del 10% anual o más, así lo verificaban.

En el último tiempo se habló de desaceleración, con tasas del 7%, muy superior a la evolución de cualquier economía nacional, de países desarrollados, emergentes o atrasados. El interrogante es si bajo las nuevas condiciones de crisis evidente esto seguirá así, e incluso afectará la tasa de crecimiento y con ello al sistema mundial en una nueva espiral recesiva.

Vale el interrogante entre nosotros, por ser China uno de los principales compradores de la Argentina y un nuevo proveedor de fondos por inversiones externas o préstamos negados por el sistema mundial. Es una situación bastante generalizada en la región latinoamericana y caribeña, por lo que la situación se incluye en la agenda de preocupaciones de los gobiernos y los pueblos en esta parte del mundo.

El éxito del modelo escondía que junto al crecimiento se consolidaban todas las formas de las relaciones capitalistas, entre ellas el trabajo asalariado estimulado por inversiones externas difundidas por las transnacionales de todo tipo, sustentadas en el aliento del Estado.

Las relaciones capitalistas, el dinero, el Estado y la deuda.

Ello suponía una inserción de China en la economía mundial, como gran productor fabril y gestor de una fabulosa masa de dinero, usada principalmente para sostener el déficit estadounidense, convirtiendo a China en el principal acreedor del mayor Estado capitalista, de una deuda pública gigantesca, la más grande del mundo.

Con esas relaciones de producción, distribución, cambio y consumo se consolidó un tipo de desarrollo sustentado en la expansión del consumismo interno y la exportación, favoreciendo el despliegue de un sistema de crédito e inversión especulativa en mercados diversos, especialmente alentando la burbuja inmobiliaria y el crédito personal y empresarial local.

La intervención estatal tuvo ese propósito, la de estimular la expansión de las relaciones mercantiles y monetarias capitalistas.

Parecía que el gigante asiático, ascendiendo en el podio de la producción y la economía mundial quedaba afuera de la crisis mundial del capitalismo.

De hecho, China disputa la primacía de la producción mundial con EEUU y algunos se anticipaban a predecir el surgimiento de una nueva potencia hegemónica en el sistema mundial, replicando otras previas transiciones en la historia del orden capitalista.

Parece que no, que la burbuja especulativa tiene ahora su trayecto en China, con un Estado con capacidad de intervenir muy fuerte desde sus tenencias por 4 billones de dólares de reservas internacionales. Es lo que genera incertidumbre y expectativas de control de los desastrosos efectos de toda crisis, especialmente entre los sectores más vulnerables.

El Estado estadounidense tiene para actuar sobre la crisis el poder del monopolio de la emisión de dólares. China lo hace desde el poder de la tenencia de activos globales, especialmente estadounidenses y el intento de hacer circular su moneda por todo el mundo, por lo que generaliza acuerdos sustentados en intercambios en monedas locales. El objetivo es la mundialización del yuan, la moneda local de China.

Desde allí y el poder estatal sobre la propiedad de las principales empresas y la gestión de ámbitos de la regulación de la política económica puede intervenir para aletargar los efectos de la inevitable crisis.

Emisión como política anti-crisis.

Una crisis, que, reiteramos, es mundial y se hizo visible en 2007/2008 en Wall Street, el mercado inmobiliario, de valores y de toda la economía de EEUU, transferida al sistema mundial, con escalas y acontecimientos visibles en España, Europa, con Grecia en el centro de las noticias y la agenda actual.

En todos esos países el tema del endeudamiento es clave. Es un mecanismo utilizado para posponer el problema de la crisis e intentar superarla.

EEUU necesita prácticamente todos los años la autorización parlamentaria a los efectos de incrementar su deuda, que es del 100% de su PBI.

Al mismo tiempo, como esa deuda genera intereses que deben cancelarse, el problema fiscal se constituye en problema estructural y año a año, así como crece la deuda, se sostiene un déficit fiscal (mayores egresos que ingresos) que se explica con emisión sin límite, forzando la posibilidad que tiene cada Estado de imponer la circulación de su moneda.

En el caso de EEUU, el Estado obtuvo desde 1945 la prerrogativa de imponer al mundo la circulación y dominación del dólar, aun con la crisis de la convertibilidad de 1971.

Hoy amenaza con la suba de tasas que provoca la caída de las otras monedas y los precios de las materias primas de exportación, generando condiciones para imponer una salida a la crisis capitalista desde los intereses nacionales de la dominación transnacional global. Pretende atrapar a los capitales excedentes del sistema mundial en búsqueda de rentabilidad y seguridad.

Para el caso griego, el Estado está limitado por los compromisos impuestos por el euro-grupo, y el monopolio en la emisión del euro, que algunos quisieron violentar sin éxito, sugiriendo emitir euros virtuales sostenidos para la circulación en el interior de Grecia. Era parte de lo que se llama Plan B en la situación griega e incluso para otros países atrapados en la lógica del euro y la hegemonía ortodoxa de Alemania y su gobierno.

Algo así como los bonos provinciales de la crisis del 2001, las “cuasi monedas” que favorecían el intercambio entre los habitantes de la Argentina, más allá, claro, de quitas y restricciones de sectores privados a la circulación de esos títulos públicos. Fue el mismo argumento usado en los clubes del trueque, con el reconocimiento y validez que la propia sociedad otorgaba a esos medios de pagos, los que también fueron objeto de especulación y fraude. Fueron medios que desaparecieron con el tiempo, pero el Estado y la Sociedad puedo imponerlos, aun transitoriamente como medios de circulación y pago.

La soberanía de los Estados nacionales está puesta en discusión por la crisis actual y sus manifestaciones monetarias, que entre otros, se explica, según CEPAL, como volatilidades monetarias para América Latina, con respuestas coyunturales diferenciales entre los países, algunos devaluando sus monedas y otros posponiendo las medidas con políticas diferenciadas, pero todos desde una lógica de subordinación al dólar o a las monedas de aceptación en el mercado capitalista mundial.

Crisis, hegemonía y alternativa.

Por eso es que sostenemos desde hace tiempo que la crisis no es de algunos países que se hacen visibles por ciertas dificultades, hoy Brasil, Grecia o China, sino que el problema está en el capitalismo en su conjunto y por eso, el principal problema que intoxica al sistema mundial son las relaciones sociales capitalistas y el ejercicio del poder mundial desde el principal Estado capitalista: EEUU, que ejerce con la fuerza del dólar, las armas y la simbología del poder cultural la hegemonía mundial.

El problema es que sus recetas impregnan las instituciones que formulan políticas con pretensión universal, la OMC, el FMI, el Banco Mundial, y con ellos se difunden las recetas liberalizadoras en las cumbres y todo protocolo de asistencia a países con problemas. Cuando no funcionan las recetas es siempre responsabilidad de mal aplicación de los poderes locales, nunca del sistema ideológico que promueve esas medidas.

Asumo la dificultad de romper la lógica de la receta del poder dominante para superar la crisis y restablecer la normalidad de la valorización y la acumulación. Ello supone superar el conjunto de valores culturales de la sociedad capitalista, de un modelo de producción sustentado en la explotación y el saqueo junto a una cultura de consumismo estimulado por las cuotas del irresponsable endeudamiento inducido por el sistema financiero y las políticas públicas del capitalismo contemporáneo.

Tenemos el desafío histórico de hacer realidad las propuestas emancipadoras que sucumbieron ante el proyecto de dominación. Como siempre decimos, parece una tarea gigantesca que se inicia desde el debate y la construcción de una práctica social por otro orden social y cultural de cooperación, solidaridad y pensando en la armonía del metabolismo social, lo que supone el respeto a la reproducción de la naturaleza, o sea, la inclusión de la reproducción de la humanidad, su hábitat la sociedad.

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- Julio C. Gambina, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP.- Ciudad de Buenos Aires.

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