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“Los demócratas han insistido en culpar a
Jill Stein de una posible derrota, pero no han hecho nada para
evitar un suicidio electoral, ignorando de forma expresa los reclamos de millones de demócratas que
están furiosos con el genocidio en
Palestina. Cada vez que Kamala Harris fue interpelada en alguno de sus
mítines políticos, ha silenciado
estas protestas diciendo “Estoy hablando yo”, para luego
continuar como si se tratase de un libreto aprendido de memoria: “cierto, es un tema importante, pero ahora
no estoy para hablar de eso sino de otros temas importantes, como el costo de
los alimentos en el supermercado”.
“Más
insensible hipocresía,
más arrogancia no es posible. Para
rematarla, su esposo anunció feliz
que a la entrada de la Casa Blanca colocarían
una mezuzah, lo cual no
tiene nada de malo en una casa
privada si no fuera por el momento y
el lugar. Luego Bill Clinton intentó calmar las protestas sobre Gaza diciendo que Israel tiene derechos especiales porque
el Rey David había estado allí hace
3.000 años. Entonces, amables demócratas, dejen de llorar por el fascismo nacional
que se viene si son ustedes los primeros responsables del
fascismo global.
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Fuentes: Rebelión - Imagen: El presidente Biden y la vicepresidenta Harris reunidos con asesores de seguridad, previamente a una conferencia telefónica de coordinación con Netanyahu, 10 de octubre 2023. (Adam Schultz/Wikimedia Commons)
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GOBERNAREMOS
SOBRE LAS CENIZAS O SEREMOS CENIZAS.
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Por Jorge Majfud | 04/11/2024 | EE.UU.
Fuentes. Revista Rebelión lunes 4 de
noviembre del 2024.
El Partido Demócrata ha insistido en culpar a Jill Stein de una posible derrota, pero
continúan ignorando de forma desafiante los reclamos de millones de personas
que están en desacuerdo con la complicidad del gobierno de Biden-Harris en el
genocidio de palestinos.
El
4 de setiembre de 2024
se desató una tormenta tropical
sobre Jacksonville. La conversación
con Jill Stein en el auditorio de la
universidad estaba fijada para las 5:30 de la tarde, que a esa hora se
había vuelto noche cerrada debido a
la tormenta. Para restarnos público,
el Comité del Partido Demócrata
decidió organizar un discurso de los candidatos
de Kamala Harris al senado en el
mismo campus, en la Facultad de Negocios de Jacksonville University, una hora
antes, cuando casi no queda espacio para
estacionar.
Al
final de la conversación,
alguien desde la platea protestó
porque yo había sido “demasiado amable”
con Stein. A la salida lo reconocí
como un activista demócrata, una persona amable hasta donde yo lo había conocido.
―No soy periodista ―le dije―; aquí la idea era profundizar en las ideas de Stein.
Me
desagrada el juego de
hacerse el entrevistador estrella,
tipo Jorge Ramos de Univisión, acosando al entrevistado.
Tal vez por eso siempre consideré al español Jesús Quintero un maestro del género,
por aquellas entrevistas llenas de silencios,
casi psicoanalíticos.
Del
auditorio fuimos a
compartir una cena frugal en un
salón del museo de un edificio cercano,
reservado por mis colegas para agradecerle a Jill, al excongresista y
coordinador del Partido Verde Jason Call y a
su equipo el esfuerzo de llegar hasta
allí.
La
cena había sido dejada
allí por el catering de
la universidad. Sin meseros y sin público, mis colegas y yo pudimos compartir una interesante conversación que no detallaré por haber
sido hecha en un espacio privado. Sí
puedo conectar una sola idea con las elecciones
y con la tragedia global en la que nos vamos hundiendo cada día más.
Le
comenté a Jill,
sentada a mi lado, que hacía unos
años estuve en la Deutsche Welle de
Berlín y la periodista principal con la que cené después de la actividad me
mencionó que era esposa de líder del
Partido Verde de Alemania, Cem Özdemir, por entonces congresista y actualmente ministro de Agricultura de Alemania. Özdemir aceptó
mi invitación para dar una conferencia en JU a finales del 2019, pero la policía alemana descubrió un plan de la rama estadounidense del grupo
neonazi más violento del siglo, Atomwaffen
Division (AWD), para atentar contra
su vida y el viaje se frustró.
Hasta
ahí nuestra coincidencia.
Pero Jill nos comentó una importante
diferencia que el Partido Verde de Estados Unidos tenía
con el de Alemania: Ucrania.
Hasta
aquí llega mi indiscreción.
Puedo agregar que la evaluación del
problema y la posición de Jill Stein
en ese tema coincide completamente con la
mía. Ahí sí puedo elaborar más, para entender
qué dijo Stein aquella noche.
Cuando
el presidente Biden
retiró las tropas estadounidenses de
Afganistán, dejó en su desbande millones de dólares en tanques
de guerra y otros arsenales militares. Luego de veinte años de ocupación, luego de casi diez
años de haber (supuestamente) encontrado y ejecutado a Osama bin Laden, de repente el ejército
estadounidense salía tan apresurado como de Vietnam. Luego de veinte
años, los estadounidenses perdieron 14
billones de dólares (siete veces Brasil)
sólo en Afganistán, no por fundar escuelas y hospitales sino por
un proyecto de dominación militar
que sólo benefició al tráfico de drogas
y a las compañías privadas, tal como lo demostró
el Wall Street Journal.
Luego
de 20 años Washington
volvía a poner en el gobierno de Afganistán a los hijos pródigos de la CIA, los Talibán, luego de haber eliminado a
otro de sus hijos pródigos, Osama bin
Laden. Negocio redondo: crear
más problemas para invertir más en nuevas
soluciones bélicas.
Como
dijimos antes,
parte de los históricos fracasos de
Estados Unidos en las guerras que no sean meros bombardeos aéreos se debe no sólo a su ineficiencia, sino a que perder
guerras es un gran negocio para las
corporaciones privadas que domina la
política y la narrativa en el país.
Por entonces, en un artículo advertimos que sólo había que esperar una nueva guerra, que ese misterioso desbande sólo se explicaba por la urgencia de un nuevo plan en marcha.
Entonces
vino la invasión de Rusia a Ucrania. Antes, muchos coincidimos en que se
había hecho todo lo posible para que
eso ocurriese, logrando que Zelensky (la marioneta de Washington, de profesión
payaso) confirmase el proceso de membrecía de Ucrania a la OTAN. La OTAN, el sueño de Hitler (dos de sus directores fueron asistentes de Hitler),
una vez más se salía con su objetivo
de aumentar las tensiones para extender
la hegemonía del Macho Alfa, el
occidente anglosajón, algo que comenzó apenas terminada la Segunda Guerra y pudo ser resuelto con
la propuesta de Stalin de 1952, conocida como “Stalin notes”.
En
marzo de 2022, Le Monde de
París publicó una
página describiéndonos a Paco Ignacio
Taibo II y a mí como “intelectuales
de izquierda pro Putin”, a pesar de que antes y después de ese informe no perdí oportunidad de dejar claro que
no aprobaba la invasión pero me parecía
una hipocresía criminal querer escribir la historia a partir de ese día, sin considerar el largo acoso, las matanzas de la población rusa del Donbas
y el golpe de Estado contra el
presidente democráticamente electo Viktor Yanukovych promovido por Occidente.
No
soy “pro-alguien”
sino “pro-causas”, como la causa de la No-Injerencia de un país en las políticas de otro, como si
se tratase de un problema entre cowboys
e indios, donde los agresores
siempre se describen como las
víctimas de la reacción. Los viejos
y permanentes intervencionismos, madre
de todos los problemas en los países
del Sur Global… Básicamente ésta fue
la coincidencia, aquella anoche del 4 de setiembre.
El
primero de noviembre, un comunicado de los Verdes de
Europa instó a Jill Stein a
bajarse de las elecciones y apoyar a
Kamala Harris para evitar un gobierno fascista de Trump.
Les preocupa el caos que crearon en
Ucrania, no el genocidio que crearon
en Palestina.
Los
demócratas han insistido
en culpar a Jill Stein de una
posible derrota, pero no han hecho nada para
evitar un suicidio electoral, ignorando de forma expresa los reclamos de millones de demócratas que
están furiosos con el genocidio en
Palestina. Cada vez que Kamala
Harris fue interpelada en alguno de sus
mítines políticos, ha silenciado
estas protestas diciendo “Estoy hablando yo”, para luego
continuar como si se tratase de un libreto aprendido de memoria:
“cierto, es un tema importante, pero
ahora no estoy para hablar de eso sino de otros temas importantes, como el
costo de los alimentos en el supermercado”.
Más
insensible hipocresía,
más arrogancia no es posible. Para
rematarla, su esposo anunció feliz
que a la entrada de la Casa Blanca colocarían
una mezuzah, lo cual no
tiene nada de malo en una casa
privada si no fuera por el momento y
el lugar. Luego Bill Clinton intentó
calmar las protestas sobre Gaza
diciendo que Israel tiene derechos
especiales porque el Rey David había
estado allí hace 3.000 años.
Entonces,
amables demócratas,
dejen de llorar por el fascismo nacional que se viene si son ustedes
los primeros responsables del fascismo global.
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