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"Sin respuestas de fondo a la crisis alimentaria. En cuanto al acuerdo sobre el acopio de alimentos para contrarrestar la crisis alimentaria mundial — como consecuencia del conflicto Ucrania-Rusia y el drama climático–, los movimientos sociales consideran que la Cumbre de Ginebra no adoptó la medida clave que les hubiera permitido a los países en desarrollo aumentar realmente su capacidad de producción. Esta solución duradera exigiría una revisión del tratado sobre agricultura de la OMC que las principales naciones industrializadas no quieren enmendar. Una revisión de esta envergadura supondría que la OMC modificara sus normas sobre agricultura para permitir que los países en desarrollo apoyen (subsidien) a sus propios productores y consumidores pobres, como lo han hecho durante mucho tiempo los países desarrollados.
"Varias naciones enriquecidas, como los Estados Unidos, bloquearon cualquier posibilidad de ir al fondo del problema, en parte debido a su temor que India y otras naciones del Sur pudieran exportar sus granos subvencionados. Tampoco aceptaron buscar una opción temporal de transición que tuviera vigencia hasta que se encontrara, en el futuro, una solución permanente a la crisis alimentaria. Lejos de acuerdos estratégicos esenciales para los países en desarrollo, en Ginebra se aprobaron dos documentos. Uno de ellos es la Declaración Ministerial sobre la Respuesta de Emergencia a la Inseguridad Alimentaria, el cual subraya la importancia de «no imponer prohibiciones o restricciones a la exportación» contrarias a las normas de la OMC.
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DESACUERDOS EN GINEBRA ENTRE
RICOS Y POBRES. Corolarios de una Cumbre comercial “opaca”
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Por Sergio Ferrari. |28/06/2022| Economía.
Fuentes: Rebelión martes 28 de junio del 2022.
La
gran preocupación de la OMC es su sobrevivencia
Aunque los dirigentes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) desbordaron de euforia por
los resultados de su reciente Conferencia Ministerial de Ginebra, La Vía Campesina Internacional los consideró “opacos y decepcionantes”.
Luego de
cinco días de negociaciones (12 a 17 de junio) entre los representantes de 164 Estados que participaron en la 12ª Conferencia
Ministerial de la OMC, sus portavoces hablaron de “acuerdos sin precedentes”. Se refirieron, concretamente, a las patentes de las vacunas contra el COVID-19,
a la seguridad alimentaria y a las normas
que regulan la pesca.
Esta Conferencia “confirma la importancia histórica del sistema comercial multilateral”,
enfatizó Ngozi Okonjo-Iweala,
directora general de la OMC, al cerrar la
maratón de discusiones que se extendieron 48
horas más de lo previsto con el objetivo de alcanzar consensos mínimos.
Detrás de
dichos consensos se jugaba la credibilidad misma –de por sí fuertemente cuestionada– de este organismo que hacía ya cinco años que no lograba reunirse presencialmente desde la conferencia de diciembre de 2017 en Buenos
Aires y que hacía una década no
lograba alcanzar ningún tipo de
acuerdo.
Por su parte La Vía Campesina, el movimiento rural más importante a nivel internacional, evalúa que la OMC ha vacilado respecto a los asuntos más acuciantes para los productores rurales y urbanos de alimentos de pequeña escala a nivel mundial. En su comunicado del 20 de junio dice que “el Paquete de Ginebra no aborda las múltiples crisis de inflación, aumentos de precios, hambre, y calentamiento global” (https://viacampesina.org/es/el-paquete-de-ginebra-de-la-omc-avance-o-mas-de-lo-mismo/).
Ambiente de protesta
El sábado 11
de junio, un día antes de iniciarse el cónclave de Ginebra, centenares de
manifestantes se volcaron a las calles de
la ciudad para exigir la anulación de las normas
sobre la agricultura que rigen en la
actualidad.
La
Vía Campesina y otras organizaciones
internacionales lanzaron la invitación a la protesta a fines de abril. Bajo la consigna:
“¡El
libre comercio es hambre! ¡OMC fuera de la agricultura!”, dicha
organización convocó también a todos sus miembros y aliados a organizar
reuniones públicas, conferencias y manifestaciones entre el 10 y el 15 de junio
a fin de “exponer el impacto de los Tratados de Libre
Comercio y las políticas de la OMC sobre
los pequeños productores de alimentos tanto rurales
como urbanos”.
Para este
movimiento rural, en la actual coyuntura mundial marcada por la pandemia, por los efectos
visibles del calentamiento global en la agricultura y
por la guerra en
Ucrania, “está claro que
hacer que la seguridad alimentaria de la gente
dependa del comercio internacional y de las empresas transnacionales es un
crimen”. Esto debe terminar, subrayó, e insistió en que la OMC no debe controlar la agricultura. Por el contrario, la Soberanía
Alimentaria debe ser la base de las políticas agrícolas y alimentarias en cada país y a nivel internacional.
Para el
movimiento rural internacional, la OMC intenta imponer su hegemonía en un mundo
azotado por la desigualdad, el hambre, la pobreza extrema,
las guerras y una pandemia
única en el siglo. Y por eso es fundamental
“movilizarse para denunciar a esta organización y defender la Soberanía Alimentaria de los pueblos”. (https://viacampesina.org/es/convocatoria-de-movilizaciones-de-cara-a-la-reunion-ministerial-de-la-omc-junio-2022-en-ginebra-suiza/).
Sin la autorización policial necesaria para realizar la protesta frente a la sede de la Organización Mundial del Comercio, la manifestación del 11 de junio optó por recorrer las calles de Ginebra, intercalando en distintos puntos del trayecto discursos de dirigentes campesinos que llegaron desde los diversos continentes.
Mirada crítica de la sociedad civil
Diferentes
voces de la sociedad civil internacional salieron al cruce de las declaraciones eufóricas de la OMC que
las agencias internacionales de noticias amplificaron unilateralmente sin
darles la palabra a los movimientos
sociales.
Isolda
Agazzi, experta en comercio internacional en el seno de la plataforma suiza Alianza Sur, fue contundente al evaluar la cumbre de la OMC:
“aprobó una
decisión insustancial sobre el COVID 19. Tampoco
encontró una solución permanente para el almacenamiento
obligatorio de los alimentos”. Y subrayó que el organismo, “no propone soluciones viables ni para la crisis sanitaria ni para la crisis
alimentaria que azotan a nuestro planeta. Como
suele suceder en tales negociaciones, las
resoluciones solo se aprobaron porque representan un compromiso; nadie
está realmente contento con eso”.
Según
Agazzi, cuya plataforma reúne a las principales ONG helvéticas
de cooperación, los acuerdos
alcanzados sobre COVID-19 en la Cumbre están muy lejos de la propuesta que India y Sudáfrica habían presentado en octubre de 2020, para democratizar y descentralizar la producción
de las vacunas y
los medicamentos anti-COVID-19 hacia
países del Sur.
Dicha
propuesta requería una suspensión temporal de todos los derechos exclusivos de propiedad intelectual (patentes,
secretos comerciales y datos) sobre vacunas,
medicamentos y pruebas del coronavirus, que debería facilitar su fabricación y comercialización en los países
en desarrollo y beneficiar así las poblaciones
menos protegidas ante la
pandemia.
Muy
rápidamente, la iniciativa de India-Sudáfrica contó con el
apoyo de un centenar de países y ONG
de todo el mundo. Pero desde un
primer momento, Suiza y el Reino Unido,
entre otras naciones desarrolladas, se opusieron radicalmente para proteger los intereses de las grandes transnacionales farmacéuticas
que tienen sus sedes en países del
Norte.
La decisión
adoptada en la reciente Cumbre de Ginebra, explica Agazzi, simplemente repite las disposiciones
vigentes de la OMC. En
particular, existe la posibilidad de que
los países en desarrollo elegibles o designados puedan comercializar medicamentos genéricos
a pesar de la protección de las
patentes a través de un mecanismo denominado “licencias obligatorias”.
Sin embargo,
este acuerdo no contribuye a fortalecer las capacidades productivas locales. De
hecho, no tiene sentido revocar patentes
sin revelar los secretos
de producción y sin transferir
tecnología y conocimientos. Por otra parte, dicho mecanismo de “licencias
obligatorias” es complicado y
requiere mucho tiempo para su implementación.
Prueba de ello es que, aunque entró en vigencia
en 2001, se ha utilizado solo excepcionalmente.
Según Agazzi, las ONG, incluida Alianza Sur, hubieran preferido que no se llegara a ningún acuerdo pues éste es un mal acuerdo. En ese escenario, los Estados miembros de la OMC hubieran estado obligados a empezar a tratar de encontrar una solución multilateral satisfactoria para la producción de las vacunas y los medicamentos anti-COVID en ciertos países del Sur.
Sin respuestas de fondo a la crisis
alimentaria
En cuanto al
acuerdo sobre el acopio de alimentos para
contrarrestar la crisis alimentaria mundial —
como consecuencia del conflicto
Ucrania-Rusia y el drama climático–,
los movimientos
sociales consideran que la Cumbre de Ginebra no
adoptó la medida clave que les hubiera
permitido a los países en desarrollo aumentar realmente su capacidad de producción.
Esta
solución duradera exigiría una revisión del tratado sobre agricultura de la OMC que las principales
naciones industrializadas no quieren enmendar. Una revisión de esta envergadura supondría que la OMC modificara sus normas sobre agricultura para permitir
que los países en desarrollo apoyen (subsidien) a sus propios productores y consumidores pobres, como lo han hecho durante mucho tiempo los países desarrollados.
Varias
naciones enriquecidas, como los Estados Unidos, bloquearon cualquier posibilidad de ir al fondo del problema, en parte debido a su
temor que India y
otras naciones del Sur pudieran
exportar sus granos subvencionados. Tampoco aceptaron buscar una opción temporal de transición que
tuviera vigencia hasta que se encontrara, en el futuro, una solución permanente a la crisis alimentaria.
Lejos de
acuerdos estratégicos esenciales para
los países en desarrollo, en Ginebra se aprobaron dos documentos. Uno de ellos es la Declaración
Ministerial sobre la Respuesta de
Emergencia a la Inseguridad Alimentaria, el cual subraya la
importancia de «no imponer prohibiciones
o restricciones a la exportación» contrarias a las normas de la OMC.
El segundo
documento, protege las compras de
alimentos por parte del Programa Mundial de Alimentos (PMA), exceptuándolo de las restricciones que podrían imponer algunos países. En vista de la ayuda humanitaria en situación de crisis que presta el PMA –agravada por el fuerte aumento de los niveles de hambre
en el mundo–, la OMC les pide a sus Estados miembros que no impongan «prohibiciones
o restricciones a la exportación de productos alimenticios adquiridos por el
PMA con fines humanitarios, no comerciales» (https://news.un.org/fr/story/2022/06/1121952).
Al evaluar
la Cumbre Ministerial de Ginebra, el Centro Europa-Tercer Mundo, (CETIM), considera
que
“la toma de
decisiones sobre la seguridad alimentaria se ha pospuesto indefinidamente, ya
que para algunos Estados poderosos la prioridad es defender a toda costa los
intereses particulares de la agroindustria y
promover la liberalización del mercado
agrícola”.
Para esta
asociación con sede en Ginebra y que es
una de las voces más reconocidas a nivel
mundial en el tema de las negociaciones sobre comercio,
“los graves
problemas que plantea la agricultura industrial altamente
mecanizada son bien conocidos: contaminación de las
tierras y los cursos de agua, avance de
la desertificación, grandes monocultivos para la exportación,
disminución de la calidad nutricional de los alimentos, despilfarro de alimentos
y recursos naturales, precios elevados de los alimentos,
éxodo rural, entre otros”.
El CETIM enfatiza que a pesar de los graves problemas que
plantea la agricultura industrial, algunos Estados poderosos (con Estados Unidos a la
cabeza) siguen impulsando la
liberalización total del sector
agroalimentario en el seno de la OMC. Su principal
argumento: ¡fomentar
la competencia! Y concluye que:
“como todos sabemos, las normas de la OMC están adaptadas a los intereses de las empresas transnacionales. Poner a los pequeños y medianos agricultores familiares en competencia con las empresas multimillonarias significa condenarlos a muerte”.
La
Vía Campesina, por su parte,
anunció que en los próximos días va a publicar
un balance detallado sobre la 12ª Cumbre Ministerial de la OMC. Y anticipa que en el mismo va a analizar cómo el Paquete de Ginebra 2022, que la
OMC presenta
como un éxito histórico, “es solamente un
intento por salvar la Organización Mundial del Comercio de su extinción”.
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