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JUAN MARTÍN GUEVARA, HERMANO
DEL CHE: "SU IMAGEN APARECE EN TODOS LADOS PORQUE LA SITUACIÓN DEL MUNDO
ES IGUAL O PEOR A LA QUE ÉL QUERÍA CAMBIAR". A 54 años
de la muerte del revolucionario. En comunicación con AM750, contó cómo se
enteró del fusilamiento, repasó sus últimos días y
analizó su legado. Esta peor en el sentido de la inequidad, en el
sentido de la desigualdad, en el sentido de los poderosos
y de la explotación del hombre por el hombre. Por todo lo que luchó el Che está igual o peor. Su legado es la lucha. Grupo Octubre
· Juan Martín Guevara
¿CÓMO te enteraste de
la noticia de la muerte del Che? -Yo me enteré al día siguiente cuando vi su foto
en los diarios. En aquel momento trabajaba en el reparto de productos lácteos. Me levantaba muy
temprano y muy temprano vi su imagen en
los diarios. Todo ese día tuve que trabajar pensando
en si esto era o no verdad porque muchas veces habían dado la misma noticia.
Pero esa vuelta para mí fue impactante porque inmediatamente me dio la
sensación de que sí. Cuando terminé de trabajar me
encontré con mi familia y discutimos si era una noticia
falsa o no. Ahí se decide que mi hermano Roberto
vaya a Bolivia para intentar reconocer el
cuerpo. Él viajó, pero los militares bolivianos no
quisieron mostrarle el cuerpo. Luego, desde Cuba nos
comunicaron que ellos tenían la seguridad de que el
cuerpo era del Che.
¿QUÉ pudiste
reconstruir de los últimos días del Che? Donde funcionan tantos servicios de inteligencia como funcionaron en ese
momento en Bolivia, es difícil llegar a la
verdad exacta. De lo que estoy seguro es que el Che fue
asesinado y no murió en combate. Se sabe que a los Estados
Unidos llegó el mensaje de que "habían
capturado a papi" y desde Estados Unidos dan
la orden de fusilar al prisionero.
¿FUE cambiando la
imagen que tenías de tu hermano a través del tiempo? Más que ir cambiando la imagen de mi hermano se me fue acentuando. Yo siempre digo que yo soy hermano de sangre de Ernesto Guevara,
pero soy compañero de ideas del Che. Mi cercanía con él es con sus ideas, acciones y pensamientos. Con lo que
escribió y e hizo. Cuando él habla del pueblo habla de la explotación del hombre por el hombre. Este es su
concepto y por eso es un enemigo mortal del capitalismo,
de la apropiación de los demás por parte de unos pocos.
¿QUÉ se
decía en tu casa sobre el camino que eligió el Che? El camino del Che fue todo
un proceso. No se convierte en Che Guevara de
un día al otro. Hay todo un camino que él va haciendo que fuimos conociendo a
partir de sus cartas. En ese camino hay dos momentos
cruciales en el que uno, mirando para atrás, se
dan cuenta que lo marcaron. Uno es en Guatemala con el golpe de (Juan Jacobo) Árbenz. Ahí el empieza a tomar contacto con algunos
compañeros cubanos. El otro momento es cuando conoce a
Fidel y a los demás compañeros en México y
se involucra en lo que es el 26 de julio. En México
ya deja de escribirnos y de contarnos lo que está haciendo hasta que en un momento nos enteramos que cae
preso con sus compañeros días previos a salir en expedición rumbo a Cuba. Ernesto
fue el último en salir en libertad porque a él lo acusaban de comunista. Cuando salieron inmediatamente se suben al Granma
y se van. Ahí tenemos la certeza de que el se embarca en esta decisión de luchar por la libertad de Cuba.
¿QUIÉN se hace cargo
hoy del legado del Che Guevara? Siempre digo que la imagen del Che aparece en
todos lados porque la situación del mundo es igual o peor a la del mundo que el
Che quería cambiar. Esta peor en el sentido de
la inequidad, en el sentido de la desigualdad, en el sentido de los poderosos y
de la explotación del hombre por el hombre. Por todo lo que luchó el Che está igual o peor. Su legado es la lucha. No se consigue nada sin unidad, organización, lucha,
decisión, estrategias. Ése el legado. Por
supuesto se necesita valor y calidad ética. Galeano tiene
un hermoso poema donde dice que al Che no lo pudieron
hacer desaparecer porque él lo que pensaba lo decía y lo que decía lo
hacía. Ese es el ejemplo del Che. Hay que luchar
para conseguir la libertad, la soberanía, la
independencia si a eso se quiere llegar. El camino es largo y difícil,
Fuente. Página/12.
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EL
CHE GUEVARA, UN ETERNAUTA QUE TRASCIENDE Y SE RENUEVA.
A 94 años de su nacimiento.
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Por Luis Bruschtein.
Página /12 martes 12 de junio del 2022.
Ernesto "Che" Guevara renegó de todos los arquetipos que le colocaron: el idealista, el
marxista, el foquista; entre otros. Miró hacia el futuro buscando un camino
para la humanidad. Su lucha en Cuba y Bolivia.
Los años pasan y el Che Guevara queda como el si fuera el
eternauta y lo hubiera inventado Héctor Oesterheld. Siempre igual y siempre distinto. Porque las épocas eligen del Che lo que prefieren. Sobre ese fondo del luchador contra la injusticia, a fines de los '50 se lo quiso equiparar a un comando
civil antiperonista, en los '60 fue el aventurero y el guerrillero heroico, el foco
ejemplar, la conciencia y la voluntad como motor, es la lucha contra las
dictaduras y por el socialismo y es el promotor de los estímulos morales sobre los materiales en la vida de los seres humanos. Es el idealista, el
marxista, el foquista. El Che es uno y mil, pero en toda encarna el impulso ancestral de la humanidad de rebelarse ante las injusticias, el
impulso sobre el que cabalga la
esperanza, sin la cual es imposible la vida.
El mismo Che renegó de algunos de esos
estereotipos.
Por lo menos, eso quedó plasmado en su
larga carta de respuesta a Ernesto Sábato cuando el escritor le preguntó si los barbudos que bajaban
de Sierra Maestra para derrocar a
Batista podían equipararse a los que habían
derrocado a Perón. Y la respuesta del Che fue un rechazo furibundo en el que hace una reivindicación del
peronismo como movimiento antimperialista y popular, aunque deja entrever
sus dudas con Perón.
Y más o menos lo mismo le dijo a su madre Celia en la carta que le envió tras el derrocamiento de Perón. Las dos cartas y otros textos del Che, donde se refiere al peronismo, fueron publicadas en un libro muy interesante de Norberto Galasso donde el Che, a contrapelo de la mayoría de la izquierda argentina de la época --que era antiperonista--, hace una lectura del peronismo como movimiento nacionalista y popular y subraya los aspectos positivos y las limitaciones que le veía.
Pero también fue producto de una época. El Che
foquista quedó atrapado en el remolino
de su momento histórico. Es el Che de “La guerra de guerrillas” donde repite
un esquema casi elemental que era producto de un momento específico y un país
muy particular. Pero esa misma idea
llevada a la forma del relato literario en “Los relatos de la guerra revolucionaria”, lo revela como escritor y lo rescata.
A pesar de esas múltiples facetas, no hay ruptura en el
camino que comenzó el joven aventurero que
en sus viajes abrió los ojos a la
realidad latinoamericana y se convirtió en el guerrillero de Sierra Maestra, y más tarde ministro de la Revolución y
finalmente el comandante
Ramón en el Congo y Bolivia. Más que ruptura, hay una línea de ascenso vertiginoso impulsado por esa autoexigencia al compromiso y la solidaridad que el Che aplicó en su vida y proponía para la
construcción del Hombre Nuevo.
Está la figura del Che antiburocrático, el que prefirió retomar la lucha en Bolivia y renunció a
la vida acomodada del ministro. Pero si el Che hubiera considerado que
era más útil quedándose en Cuba, lo hubiera hecho. Como ministro
impulsó la movilización popular
solidaria en las campañas de trabajo
voluntario y dio un debate profundo
que influyó en los movimientos
revolucionarios de todo el planeta, al contraponer los estímulos morales en la
producción frente a los estímulos
materiales del capitalismo y del modelo
soviético.
De la misma manera planteó el internacionalismo de los gobiernos revolucionarios en un plano diferente al del mero intercambio comercial de conveniencia. La idea del Hombre Nuevo que forjaría las sociedades del futuro se publicó en el periódico uruguayo Marcha y muestra una práctica donde ya aparece la importancia que asignaba a los procesos culturales.
Fueron debates que el Che perdió la
mayoría de las veces porque la época imponía urgencias a los procesos revolucionarios. Pero esos debates dejaron herramientas, embriones, semillas de ideas que tomaron importancia
con el tiempo, quizás ya no como parte
del morral de un comandante guerrillero, sino como parte de
la búsqueda de una opción al mundo
del individualismo exacerbado, las
injusticias y el poder de las corporaciones que plantea el capitalismo salvaje
de la globalización neoliberal.
Una parte de la humanidad valora a los que la valoran a ella, por eso la
figura del Che
trasciende y se renueva. La esperanza es una llama que se alimenta de la capacidad de los seres humanos para mejorar sus vidas como sociedad. Todas
las acciones y las ideas del Che se
basan en la confianza
en la humanidad, en la naturaleza y la esencia de los seres humanos. Son valores que todavía resisten a la
presión cultural hegemónica que
busca denigrarlos para naturalizar sociedades de cada vez menos mega-ricos
y poderosos y cada vez más pobres y sumergidos.
Es cada vez más difícil asegurar, como en la época
del Che, que la humanidad marcha hacia un futuro socialista y
hasta se puede dudar si llegará siquiera a un futuro mejor. Y más aún: el cambio climático instaló la duda sobre si hay realmente un futuro. Son
preguntas que dan por ganadora la idea
de que este mundo de desigualdad e
injusticia se corresponde con la naturaleza humana. La imagen más conocida
del Che, con la mirada
perdida hacia el futuro, ya descarnada del hombre que fue, surge y sobrevive como la esperanza
de que la humanidad puede encontrar un camino diferente.
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