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El “experto” que “sabe todo” Si
la presidente es una inútil, “expertos” como Mendoza, podrían decirnos qué se puede
hacer frente la
estanflación que Julio
Velarde, presidente del Banco Central de Reserva lo niega. Mendoza
dice que las “raíces de la recesión
actual … habría que buscarlas en la política macroeconómica contractiva
tras el COVID, la violencia
social y los efectos del Yaku”. Ojo, con
lo de las “raíces”.
Luego, sin ningún remordimiento, dice que el “crecimiento económico no viene de la política
macroeconómica”. O sea, con una política monetaria y
fiscal
puedes generar recesión,
pero no crecimiento económico. Este es un perfecto “si, pero no”, la ambivalencia convertida
en coartada de quienes no son “ni chicha ni limonada”.
“Para que no queden dudas, dice “que las políticas expansivas son buenas en tiempos
extraordinarios” como fueron los momentos de crisis
de 2008 y 2009, así como la pandemia de 2019.
Los tiempos que vivimos hoy, con recesión con inflación sin
precedentes en 30 años,
no son nada extraordinarios para el “experto”. Tampoco le parece extraordinario la duración del flagelo que
viene desde el III
Trimestre-2022 y amenaza
mantenerse el 2024. Por supuesto, no será nada extraordinario que, por
la estanflación,
la pobreza aumentará y habrá muchos más niños desnutridos. No, no, no, nada de eso es
extraordinario, por lo que “no amerita cambios en la
política macroeconómica contractiva en curso”. Ni más ni menos”.
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PERÚ. TORMENTA EN LAS ALTURAS.
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Por Nilo Meza.
Fuente. Otra Mirada Lima martes 14 de noviembre del 2023.
Aguda
crisis política e institucional sacude los
cimientos de la democracia peruana. Una presidenta que “no
sabe nada” y un experto que “sabe mucho”.
La inestabilidad política con Dina Boluarte en la presidencia del Perú, con 8% de aprobación ciudadana, se constata diariamente.
El 6 de noviembre, luego de que se puso al descubierto la falacia de la “reunión bilateral Biden-Boluarte”, la Canciller
Cecilia Gervasi renunció al cargo abrumada por sus fracasos en el cargo. Como nuevo Canciller juramentó Javier Olaechea, un
ultraconservador enemigo del Acuerdo de Escazú y
terruqueador profesional, a la medida de Dina
Boluarte. Esta crisis en el Ministerio de Relaciones Exteriores no parece ser “una más”, sino podría estar revelando el inicio de
una etapa de crisis estructural en las alturas del poder político con final de
difícil pronóstico.
Por su parte, el Congreso de la República,
con su 6%
de aprobación, estaba a punto de cometer un atropello
más en contra de la institucionalidad del
país al pretender destituir a los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) considerada como uno de los pocos “bastiones democráticos” que aún quedan en pie frente
a la trituradora ultraderechista. Sin embargo, cuando nada hacía suponer una
reacción propia de una Estado de Derecho, apareció el Poder Judicial
otorgándole la “medida cautelar” solicitada por
la JNJ, dejando sin efecto los actuados del
Congreso de la República.
Como reclamando lugar en la “fiesta”, la Fiscalía de la
Nación, demostrando sin ningún escrúpulo su sometimiento al Congreso de la República, abre investigación express a
los miembros del Poder Judicial que se
atrevieron a enmendarle la plana al Congreso de la
República. Es un escenario que califica como tormenta perfecta en la
política peruana. La participación de las FFAA y FFPP en
esa “fiesta de petardos legales y legalistas”, parece
cuestión de horas o días.
Es evidente que “algo se pudre” en el régimen dictatorial que lidera la señora Dina Boluarte. De la misma manera, el poder omnímodo del que presumía el Congreso de la República ha recibido un duro golpe que podría generar una escalada crítica en la confrontación de los poderes involucrados.
La presidenta que “no sabe nada”
Según Waldo
Mendoza, exministro de Economía con Francisco
Sagasti de presidente, Dina Boluarte es
una presidenta que “no sabe nada y no opina sobre nada importante en el Perú”.
Comparado con Sagasti, efectivamente, la
Boluarte es una persona huérfana de conocimientos básicos de política y
economía. Por tanto, pedirle que opine sobre algo “importante”
es poco menos que hacer escarnio de la cultura de la señora presidenta.
Si Boluarte “no
sabe nada”, Mendoza si “sabe mucho”, incluso
puede surfear con pericia el “sí pero no” tan
apelado en nuestros “expertos”. La facilidad con
que afirma cosas en un momento y negarlas en otro, es una especialidad que
ejecuta con tal maestría que su audiencia
difícilmente lo advierte. Tributa con generosidad a su condición de “centrista” en lo político, pero no deja de gastarse
lisonjas zurdas sin perjuicio de llevarse muy bien con la derecha empresarial, especialmente minera.
Mendoza sabe que a Boluarte la sostienen los
poderes facticos, incluidos sus amigos mineros. No importaba, hasta ahora, si “no sabe nada”, pues era suficiente que cumpliera con
defender sus intereses. Esta situación cambió.
Es tal el fracaso de su gestión que está perdiendo la confianza de quienes la
sostienen, inclusive de gente como Mendoza,
considerada en algunos espacios como una de las “voces
más serias del medio” acusando al movimiento
social de enero y febrero 2023 como los
causantes de la recesión
con inflación alta, pese a que en otro momento dijo que eran las
políticas macroeconómicas contractivas.
En un escenario como el descrito, no debería sorprender que se desencadene pedidos de que se vaya Boluarte. Incluso el gobierno norteamericano reiteró recientemente la conveniencia de adelantar elecciones recomendada en marzo 2023. No es que este pedido sea lo mejor para el Perú, pero la fragilidad de la oposición “democrática” y de una izquierda que no termina de encontrar la vía para convertirse en alternativa de poder, hace que recomendaciones de corte semicolonial resulten casi bienvenidas. Cual circo romano, caricaturizada en el Congreso de la República, se preparan a “bajarle el dedo” a la presidenta que “no sabe ni opina nada”. Con esas características, obviamente, es prescindible.
El “experto” que “sabe todo”
Si la presidente
es una inútil, “expertos” como Mendoza, podrían
decirnos qué se puede hacer frente la estanflación que
Julio Velarde, presidente del Banco Central de
Reserva lo niega. Mendoza dice que las
“raíces
de la recesión
actual … habría que buscarlas en la política macroeconómica contractiva
tras el COVID, la violencia
social y los efectos del Yaku”. Ojo, con
lo de las “raíces”.
Luego, sin ningún remordimiento, dice que el “crecimiento económico no viene de la política
macroeconómica”. O sea, con una política monetaria y
fiscal
puedes generar recesión,
pero no crecimiento económico. Este es un perfecto “si, pero no”, la ambivalencia convertida
en coartada de quienes no son “ni chicha ni limonada”.
Para que no queden dudas, dice “que las políticas expansivas son buenas en tiempos
extraordinarios” como fueron los momentos de crisis
de 2008 y 2009, así como la pandemia de 2019.
Los tiempos que vivimos hoy, con recesión con inflación sin
precedentes en 30 años,
no son nada extraordinarios para el “experto”. Tampoco le parece extraordinario la duración del flagelo que
viene desde el III
Trimestre-2022 y amenaza
mantenerse el 2024. Por supuesto, no será nada extraordinario que, por
la estanflación,
la pobreza aumentará y habrá muchos más niños desnutridos. No, no, no, nada de eso es
extraordinario, por lo que “no amerita cambios en la
política macroeconómica contractiva en curso”. Ni más ni menos.
Como buen neoliberal, Mendoza aplaude que se hayan recuperado niveles de déficit fiscal pre COVID en tiempo récord. Tras tener un déficit fiscal de 9% en 2020, se puso en 2.6% en 2021 y 1.6% en 2022. Mientras el BCR subió sus tasas de interés de 0.25 a 6% en los años referidos. O sea, las políticas macroeconómicas claramente contractivas impactaron brutalmente en el consumo interno, el empleo, el crédito, la masa monetaria, entre otros. Si a esto le sumamos los impactos del Niño que amenaza ser “fuerte”, no queda duda que estamos frente una recesión con inflación de proporciones no vistas hace 3 décadas.
Si las causas de la estanflación son las políticas macroeconómicas,
como dice Mendoza, ¿por qué oponerse a una
política expansiva cuando el Perú tiene unas RIN de las más altas de
Latinoamérica, un nivel de deuda externa bajísimo respecto
al PBI, déficits absolutamente manejables, etc.?
Y, respecto a la inflación
dice que, estando aún alta, sería riesgoso bajar
las tasas de referencia. Con esa lógica el BCR
debería subir más sus tasas de interés,
pero el
“banquero de lujo”, Julio Velarde, ha decidido bajar lo más rápido posible porque sabe que por allí
no va la mejor forma de combatir la inflación. Coincidimos con Mendoza
en que el Crédito Suplementario aprobado será
solo “será un analgésico”
para la grave enfermedad
que padece el país.
La única solución dice, en eso discrepamos, es “volver
a la minería” y respetar con actitud colonial los “Contratos Ley”.
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