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URUGUAY
RENUNICAS DE MINISTROS. PRESIDENTE LA CALLE POU EN SERIOS PROBLEMAS POLÍTICOS.
EL NARCOTRAFICO EN LA POLÍTICA. Cuando Marset huyó,
dejó atrás un tendal de detenidos. Entre ellos había futbolistas
como él. Dos son de nacionalidad uruguaya: el volante Christian Marcelo Latorre Long,
que pasó por Blooming, en la primera división
del fútbol boliviano, y Lucas Casavieja Grande, que jugaba con el narco en Los Leones El Torno.
En agosto pasado, colegas de los jugadores lanzaron una colecta para ayudarlos mientras continuaban en prisión. Están alojados en la cárcel santacruceña de
Palmasola y al grupo que integran se lo acusa por los delitos
de privación de la libertad, robo agravado,
lesiones graves y leves y atentados contra integrantes de la seguridad del Estado.
El club por el que pasó Marset
con identidad falsa fue sancionado y lo hicieron descender
hasta la última categoría. El 15 de septiembre pasado, el secretario ejecutivo de la
Agremiación de Futbolistas de Bolivia (Fabol), Erwin
Romero, declaró que el “narcotráfico perforó al fútbol nacional”. Se refería sin nombrarlo a uno de los hombres más buscados por Interpol,
y que por el pasaporte que le otorgó el gobierno
de Lacalle Pou en 2021, desató un escándalo de consecuencias imprevisibles en
Uruguay.
El caso
explotó con las renuncias de dos ministros, el canciller
Francisco Bustillo y el de Interior, Luis
Alberto Heber y otros funcionarios de menor jerarquía. Pero
desató una crisis política que obligó al
presidente Lacalle Pou a rendir cuentas ante la sociedad y la coalición gobernante que
lidera.
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Sebastián Marset, es el que lleva la pelota. Jugó en El Club Los Leones El Torno.*****
EL NARCO MARSET: CUANDO LA
REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN.
En URUGUAY, el caso golpea al
gobierno De Lacalle Pou.
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El hombre al que Uruguay
le otorgó un pasaporte exprés, que escapó de la DEA e
Interpol, se movía como futbolista
profesional con identidades falsas. Una trama
que incluye mafias transnacionales, drogas y
políticos.
Por Gustavo Veiga.
Página /12 martes 7 de noviembre del 2023.
Sebastián Marset, es el que lleva la pelota. Jugó
en El Club Los Leones El Torno.
En Uruguay parece que ahora ningún
funcionario del gobierno conocía al narco Sebastián Marset. Su caso y las
derivaciones cinematográficas que tuvo, dejaron en situación muy incómoda al
presidente Luis
Lacalle Pou. La
historia de uno de los prófugos más buscados en América del Sur reúne los
ingredientes de una película de Scorcese: mafias transnacionales, drogas, políticos permeados
por bandas criminales, una fuga increíble y el fútbol como escenario de
fondo.
¿Por qué el hombre que hasta hoy escapó de la DEA, Interpol y un par de Estados del continente logró transformarse en una sombra para sus perseguidores? ¿Por qué se volvió indetectable pese a exponerse jugando en dos clubes: primero en Capiatá de Paraguay y después en Los Leones El Torno de Bolivia? El prófugo habría pagado para que lo tuvieran en cuenta hasta que se descubrió que era un futbolista profesional con identidad falsa. Marset, Luis Amorim o Gabriel De Souza Beumer, depende de dónde estuviera, son los nombres con los que se movía.
En
el espejo de Escobar
El narco tiene algunas semejanzas con el capo del cártel de Medellín Pablo Escobar.
Su mirada utilitaria del fútbol, la capacidad de entender que es
una pantalla para cometer ilícitos y hasta un pasatiempo para captar voluntades
dispersas. Pero al uruguayo lo perdió su
exhibicionismo. Radicado en Asunción, había
fichado para Capiatá, un equipo que disputaba el
torneo de Segunda División en 2020. Un año
después, técnicamente sería declarado prófugo y
apareció en los registros de interpol junto a su
pareja, la también uruguaya, Gianina García, madre de sus tres hijos.
Al narco de 32 años poco le
importó exponerse. El jefe del denominado Primer Cartel
Uruguayo (PCU) ya llevaba una larga trayectoria en el mercado de estupefacientes.
Un día, sin decir agua va, abandonó las filas de
Capiatá. A ese club iba a entrenarse a bordo de una camioneta blindada Toyota Land Cruiser, que estaba a nombre de la empresa
Tapyracuái, propiedad del clan Insfrán sometido a proceso en Paraguay por el caso A
Ultranza Py, la mayor operación contra el narcotráfico y lavado de activos
de la historia en ese país. Es la misma organización criminal denunciada en el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo
Pecci cometido en Cartagena, Colombia, en mayo del 2022.
La que un testigo clave en ese caso, Francisco Luis Correa Galeano, terminó
involucrando junto al expresidente
Horacio Cartes.
Los acusó de ser
los autores intelectuales del crimen, algo
que el dirigente del Partido Colorado desmintió en sus
redes sociales.
Marset huyó del Paraguay y su destino siguiente fue Bolivia. Vivía en una casa de dos plantas con pileta en Santa Cruz de la Sierra rodeado de lujo y autos de alta gama.
Su fuga en julio pasado cuando estaba sobre él la policía hizo evidente su poder de penetración y contactos entre las fuerzas de seguridad. El escape del narco dejó en ridículo al ministro de Gobierno boliviano,
Eduardo del Castillo. Este funcionario
había asegurado:
“Estamos
seguros. En las próximas horas lograremos la detención de Sebastián Marset Cabrera”. No fue así y el uruguayo
continúa en libertad hasta hoy.
Lo que sí logró el gobierno de Luis Arce fue incautar 17 fusiles, una pistola, 1.915 municiones, 28 cargadores de
distintas armas, cuatro chalecos antibalas y un parque automotor compuesto por 31 vehículos, una motocicleta, cuatro cuatriciclos
y un vehículo deportivo Terix. Además de marihuana y documentación
valiosa sobre Marset. Se dijo entonces que había
huido en dirección a Cochabamba, pero le
perdieron el rastro. En su vivienda también se encontraron animales exóticos.
Un pequeño zoológico que a escala menor remite a
la Hacienda Nápoles de Pablo Escobar, hoy transformada en Parque temático.
Sin éxito, las autoridades bolivianas dispusieron un operativo donde involucraron a casi 3 mil efectivos policiales. Pero el narco se les escurrió. Habían tenido tiempo de detectarlo porque dejaba múltiples señales de su paso por el oriente boliviano. Las más evidentes fueron los videos de sus partidos en la Liga Santacruceña de Fútbol. Había sido inscripto en el club Los Leones El Torno con documento brasileño a nombre de Luis Amorim. Así lo mencionaban los relatores de los partidos que jugó hasta que se supo quién era en verdad.
Cuando Marset huyó,
dejó atrás un tendal de detenidos. Entre ellos había futbolistas
como él. Dos son de nacionalidad uruguaya: el volante Christian Marcelo Latorre Long,
que pasó por Blooming, en la primera división
del fútbol boliviano, y Lucas Casavieja Grande, que jugaba con el narco en Los Leones El Torno.
En agosto pasado, colegas de los jugadores lanzaron una colecta para ayudarlos mientras continuaban en prisión. Están alojados en la cárcel santacruceña de
Palmasola y al grupo que integran se lo acusa por los delitos
de privación de la libertad, robo agravado,
lesiones graves y leves y atentados contra integrantes de la seguridad del Estado.
El club por el que pasó Marset
con identidad falsa fue sancionado y lo hicieron descender
hasta la última categoría. El 15 de septiembre pasado, el secretario ejecutivo de la
Agremiación de Futbolistas de Bolivia (Fabol), Erwin
Romero, declaró que el “narcotráfico perforó al fútbol nacional”. Se refería sin nombrarlo a uno de los hombres más buscados por Interpol,
y que por el pasaporte que le otorgó el gobierno
de Lacalle Pou en 2021, desató un escándalo de consecuencias imprevisibles en
Uruguay.
El caso
explotó con las renuncias de dos ministros, el canciller
Francisco Bustillo y el de Interior, Luis
Alberto Heber y otros funcionarios de menor jerarquía. Pero
desató una crisis política que obligó al
presidente Lacalle Pou a rendir cuentas ante la sociedad y la coalición gobernante que
lidera.
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