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“Se avecina una época de
grandes turbulencias en la geopolítica internacional. Al tiempo que Musk hace un salto trasatlántico y se apropia del debate político interno europeo,
a pocos días de su asunción Trump ya habla de apropiarse de Groenlandia (territorio autónomo
dependiente de Dinamarca), de recuperar el Canal de Panamá y de anexar
a Canadá. Todas proyecciones osadas que necesitan de medios de comunicación
favorables para crear consensos como parte de un ejercicio simplista para dividir al mundo entre amigos y enemigos. Justamente, el rol que ya está jugando la red X (al igual que muchos otros medios de comunicación) como
instrumento de polarización política, como lo documentó un estudio
que la Escuela de Ciencia y
Tecnología City St. George’s, de la Universidad de Londres, con el
apoyo del Instituto Alan Turing,
publicó en noviembre de 2024
en Nature Communications (https://www.nature.com/articles/s41467-024-53868-0).
“Si bien este estudio reconoce sus
propios límites –solo incluye nueve países y su análisis de los 375 millones de interacciones en X
se limita a un solo día en septiembre
de 2022–, de todos modos sirve para indicar tendencias. Y concluye que los mensajes tóxicos influyen y limitan el diálogo democrático en los nueve
países estudiados al promover el
abuso o el mal uso de contenidos
políticos. Más que nunca
el mundo real, presentado a su manera por la comunicación en redes
digitales –construida en gran parte por la nueva inteligencia artificial–,
controladas por los hombres más ricos
de la tierra, se está convirtiendo
en escenario de una creciente polarización político-ideológica que no se había visto desde el fin
desde la Guerra Fría y que amenaza incendiarse con nuevas guerras hasta ahora impensadas.
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HACIA UNA NUEVA INTERNACIONAL
REACCIONARIA.
Ofensiva de Elon Musk y su X
en Europa.
*****
Por Sergio Ferrari | 13/01/2025 | Europa.
Fuente. Revista Rebelión lunes 13 de
enero del 2025.
El magnate
financiero y propietario de la red social X, Elon Musk, pasó a la ofensiva
metiéndose de lleno en el debate político europeo.
Quien se perfila como un
poderoso peón del futuro Gobierno de Donald Trump no escondió su ambición de
convertirse en principal protagonista
y en los últimos días movió piezas en el ajedrez
internacional. Anticipando, de esta
forma, que desde el confortable poder republicano en la Casa Blanca podría llegar a ser un
activo promotor de lo que se perfila como una internacional de extrema
derecha. Nada menos que una “internacional reaccionaria”,
como ya la definen numerosos medios europeos. La estrecha relación de Musk con la jefa de Gobierno
italiano facilitó la reunión de inicios de enero de la dirigente italiana con el futuro presidente Donald Trump. Estrecha cercanía que, sin duda, perfila lo que será
el eje ideológico estadounidense-europeo
de esta nueva alianza internacional.
La relación muy próxima del presidente Javier Milei tanto con Musk como con Meloni proyectaría al gobernante argentino como la “pata” latinoamericana de dicha construcción conservadora.
El detonanteEl último fin de semana de diciembre Musk, multimillonario
sudafricano nacionalizado canadiense y estadounidense, comentó en el periódico
alemán Welt am Sonntag (edición dominical de Die
Welt) algo que tuvo el efecto de una bomba política en ese
país. Según Musk, la fuerza de extrema derecha Alternativa por
Alemania (AfD) es “la última chispa de esperanza” para esa nación, la cual, remarcó, “está al borde del colapso económico y
cultural”.
Este comentario se publicó junto con otro escrito por Jan Philipp Burgard, el nuevo jefe de redacción del grupo Welt,
quien afirmó que
“El diagnóstico de Musk es correcto, pero su enfoque terapéutico, en el sentido de
que sólo el AfD puede salvar a Alemania, es fatalmente erróneo». Burgard
calificó a la AfD como “un peligro para nuestros valores y nuestra economía” y
recordó que Björn Höcke, uno de los líderes de la AfD, “había sido condenado
varias veces por haber utilizado un lema nazi prohibido”.
La posición de Musk amplió un mensaje publicado días antes en su red social X, en el que ya anticipaba escuetamente su análisis sobre la coyuntura
germana. Análisis que generó
malestar en importantes sectores de la clase política alemana abocados a la campaña para las elecciones adelantadas que
se realizarán el 23 de febrero.
En las encuestas preliminares, la
AfD, que Musk
apoya desde Estados Unidos, aparece
con un cercano 20% de la intención
de voto.
Un día después de su polémico comentario en Welt am Sonntag,
el cotidiano francés Le Monde se interrogaba:
“¿Hasta dónde extenderá Elon Musk su influencia en la campaña
electoral alemana?”. En cualquier caso,
opinó Le Monde, “el multimillonario parece decidido a
desempeñar un papel activo en los debates a menos de doce semanas de las
elecciones legislativas anticipadas”.
Musk y Primera Ministra de Italia Meloni. ¿A punto de perder la visión?
***
La visión de Musk
A diferencia de sus breves opiniones en X,
señala Le Monde, esta vez Elon Musk
“se tomó el tiempo para argumentar, justificando su injerencia
en el debate público alemán por su condición de inversor”, en alusión a su grupo empresarial Tesla, cuya
única fábrica europea de automóviles se encuentra en Grünheide, cerca de Berlín.
Según el cotidiano galo, el apoyo abierto de Musk a la derechista Alianza por Alemania es muy
problemático desde el momento que lo considera un partido “respetable”. Con gran oportunismo, las únicas
reivindicaciones de la Alianza que
Musk cita en su columna de opinión forman parte también de los programas electorales de la Unión Cristianodemócrata (CDU y CSU) y de los liberales del Partido Democrático Libre (FDP): la reducción de impuestos y
la desregulación económica,
un control más estricto de la inmigración
y la reforma de la política energética a favor de un retorno a la energía nuclear.
El magnate estadounidense además afirmó en su comentario la semana pasada que sólo la AfD es digna de confianza,
ya que los demás partidos “han
fracasado” y defendió su posición con argumentos banales:
“A quienes condenan al AfD como extremista, les digo: ‘No se
dejen preocupar por la etiqueta que se le ha puesto’”. Y citó como
evidencia de no ser de extrema derecha
ni anti-extranjera el hecho de que Alice
Weidel, la principal dirigente y candidata a canciller por la Alianza, mantiene una relación lésbica con su
compañera de vida, la productora de cine Sarah Bossard,
originaria de Sri Lanka.
La opinión de Musk produjo renuncias
inmediatas en la cabeza redaccional del semanario y también desató respuestas inmediatas de dirigentes políticos, entre ellos la
del canciller Olaf Sholz. Su
impacto fue tal, que agitó las aguas de
un debate que sigue vivo esta primera quincena de enero y que ya ha desbordado la geografía alemana para
extenderse a otros países europeos,
como Gran Bretaña.
Ofensiva europea
El jueves 9 de
enero Musk ofreció nuevamente una tarima mediática de primera línea a su aliada
alemana Alice Weidel, con una entrevista de más de una hora transmitida en directo por la red digital del magnate y que superó, en
algunos momentos, los 200 mil
seguidores.
Musk ha venido expresando un
particular interés en la política
británica desde que el socialdemócrata Partido Laborista ganara las elecciones en julio de 2024. En los últimos seis meses, por ejemplo, se pronunció
a favor de los conservadores de ese
país y demandó el enjuiciamiento de Keir Starmer, el primer
ministro británico, acusado
por la oposición de encubrir la explotación sexual de numerosas jovencitas a manos de bandas de inmigrantes en varias
ciudades cuando era director de la fiscalía
nacional.
La encuesta que Musk acaba de lanzar entre sus usuarios, con la propuesta
de que “Estados Unidos debería liberar al pueblo de Gran Bretaña de su
Gobierno tiránico”, habla de su atrevimiento. Por el momento Gran Bretaña, con afinidades históricas con Estados Unidos, y Alemania,
columna vertebral de la Unión Europea,
son el blanco predilecto de los dardos lanzados por el futuro ministro del gabinete
estadounidense.
La primera semana de enero Starmer, Scholz, Emmanuel
Macron y Pedro Sánchez salieron al cruce de las declaraciones de Musk criticando su apoyo a la
ultraderecha europea, así como su intromisión
en la política interna del continente. El el presidente francés lo denunció por “respaldar
una internacional reaccionaria” que amenaza la democracia, por
entrometerse en la campaña electoral de
Alemania y por las presiones de los grandes
“conglomerados tecnológicos”.
Un día antes, la Unión Europea criticó a Musk y su red social de no acatar las normativas de transparencia ni el reglamento de los servicios digitales de la Unión y lo instó a que su plataforma mantenga una postura neutral con respecto a los próximos comicios en Alemania.
Según la TV pública suiza
TSR, el 4 de enero Scholz condenó las “declaraciones
erráticas” de Musk,
quien lo había llamado “loco” e “imbécil incompetente”, y
calificado al presidente alemán
Frank-Walter Steinmeier de “tirano”. TSR también mencionó que el primer
ministro noruego, Jonas Gahr Støre, había expresado en la radio pública NRK su preocupación
“por el hecho de que un hombre con un acceso considerable a las
redes sociales y recursos económicos significativos se involucrara de tal
manera y directamente en los asuntos internos de otros países”.
Pero fue, tal vez, el primer ministro
español Pedro Sánchez quien fue más lejos en su
crítica y el miércoles 8 de enero
en el acto inicial por los 50 años de la
desaparición del dictador Francisco Franco pasó a la ofensiva. En el Museo
Reina Sofía de Madrid aseguró que no hace falta ser de izquierda ni de derecha para mirar con enorme tristeza
y terror los años oscuros del franquismo
y “temer
que ese retroceso se repita”. Sánchez agregó que
“el fascismo
que creímos dejar atrás es ya la tercera fuerza de Europa. Y la internacional
derechista liderada por el hombre más rico del planeta” (refiriéndose a Musk
sin mencionar su nombre), “ataca abiertamente a nuestras instituciones, azuza
el odio y llama a apoyar a los herederos del nazismo en Alemania”. La libertad
nunca se conquista de forma permanente, se puede perder, concluyó el dirigente
socialdemócrata español.
Poder muy especial
Recientemente la emisora France Inter se
preguntaba: “¿Qué otro ciudadano privado en el mundo tiene este poder de provocar
tantas reacciones?”. Su conclusión fue que, evidentemente,
Musk no es un ciudadano
como los demás:
“Es, a la vez, el hombre más rico del mundo, al frente de
empresas emblemáticas como Tesla o Space X; se acercó a Donald Trump, quien le confió la tarea de recortar
el gasto federal y, sobre todo, es el dueño de la red social X, la antigua
Twitter, de la que ha hecho su caja de resonancia personal y de las causas que
defiende”.
Este mismo análisis se refirió a la “Alianza
de Choque” entre el magnate y la nueva
dirigencia estadounidense: “Elon Musk no habla en nombre de Donald Trump, pero, por el momento,
está en sintonía con él. Ha adoptado sus
códigos de comunicación y utiliza y abusa del poder de su plataforma X”.
Subrayó que la unión de y otros
gigantes tecnológicos con Donald Trump
anuncia el matrimonio entre los nuevos amos del capitalismo estadounidense y el
promotor de Make America Great Again [MAGA]. Y anticipó que esta
formidable alianza impactará e influirá directamente en los aliados
de Estados Unidos, empezando por los europeos.
Entre ellos, la primera ministra italiana Meloni, prácticamente la única dirigente de las grandes naciones europeas, quien ha aceptado con júbilo la línea Trump-Musk. Meloni acaba0 de definir a Musk como un “genio” e “innovador extraordinario”.
Contraofensiva europea
En sentido contrario a esta posición, varios
parlamentarios europeos objetan las negociaciones en marcha entre el Gobierno italiano y SpaceX para el uso de
sistemas de cifrado de las comunicaciones gubernamentales a
través de la red de satélites Starlink
(propiedad de la corporación SpaceX, de
Musk). De concretarse estas podría
ser el primer país de la Unión Europea en optar dicho sistema en detrimento
del proyecto comunitario europeo IRIS2. El Gobierno Meloni
desmintió que se hubiera concluido un contrato. En su edición del de enero el medio francés L’Express afirma
que lo actuado con SpaceX
“forma parte de las conversaciones en profundidad que los
organismos estatales mantienen con las empresas, en este caso con las que se
ocupan de conexiones protegidas”.
Se avecina una época de
grandes turbulencias en la geopolítica internacional. Al tiempo que Musk
hace un salto trasatlántico y se
apropia del debate político interno
europeo, a pocos días de su asunción Trump ya habla de apropiarse de Groenlandia (territorio autónomo
dependiente de Dinamarca), de recuperar el Canal de Panamá y de anexar
a Canadá. Todas proyecciones osadas que necesitan de medios de comunicación
favorables para crear consensos como parte de un ejercicio simplista para dividir al mundo entre amigos y enemigos. Justamente, el rol que ya está jugando la red X (al igual que muchos otros medios de comunicación) como
instrumento de polarización política, como lo documentó un estudio
que la Escuela de Ciencia y
Tecnología City St. George’s, de la Universidad de Londres, con el
apoyo del Instituto Alan Turing,
publicó en noviembre de 2024
en Nature Communications (https://www.nature.com/articles/s41467-024-53868-0).
Si
bien este estudio reconoce sus propios límites –solo incluye nueve países y su análisis de los 375 millones de interacciones en X
se limita a un solo día en septiembre
de 2022–, de todos modos sirve para indicar tendencias. Y concluye que los mensajes tóxicos influyen y limitan el diálogo democrático en los nueve
países estudiados al promover el
abuso o el mal uso de contenidos
políticos.
Más que nunca el mundo real, presentado a su manera por la comunicación en redes
digitales –construida en gran parte por la nueva inteligencia artificial–,
controladas por los hombres más ricos
de la tierra, se está convirtiendo
en escenario de una creciente polarización político-ideológica que no se había visto desde el fin
desde la Guerra Fría y que amenaza incendiarse con nuevas guerras hasta ahora impensadas.
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