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“El
Proyecto 2025 plantea una estrategia para
consolidar la hegemonía estadounidense
en estas regiones mediante alianzas selectivas,
proteccionismo económico y un enfoque militarista, todo bajo una agenda nacionalista y conservadora. Pensar
que el fenómeno Trump es un
accidente o producto de su personalidad
excéntrica es un error de análisis. Lo que está en juego es un proyecto político y económico bien estructurado, que busca redefinir
el papel de Estados Unidos en el mundo
y consolidar el poder de ciertas élites
económicas. El Proyecto 2025 no es un simple manual de gobierno, es una
hoja de ruta para una transformación
radical y permanente de las instituciones estadounidenses. El verdadero poder detrás de este proyecto no radica en Trump como individuo, sino en
las corporaciones, think tanks y
actores económicos que lo impulsan. Beneficios directos de políticas
conservadoras del Proyecto 2025 son:
desregulación ambiental y energética;
reforma fiscal y reducción de
impuestos corporativos; apoyo al
desarrollo de combustibles fósiles;
política comercial favorable; renegociaciones de acuerdos como el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá)
aseguran términos más favorables para exportaciones
energéticas y productos manufacturados. ¿Realmente creen que esto es solo Trump?
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NO
ES TRUMP, IDIOTA, ES UN PROYECTO.
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Por Alejandro Marcó del Pont | 16/01/2025 | Economía
Fuentes
Revista Rebelión jueves 16 de enero del 2025.
Fuentes: El
tábano economista
Los cuchillos están a la caza del patrimonio
El
20 de enero, con la asunción de Donald Trump al poder, se pondrá en marcha la
recalibración de las prioridades de política exterior de Estados Unidos y la
ejecución de objetivos estratégicos nacionales e internacionales más amplios.
Esta transición no se trata de un liderazgo excéntrico ni de decisiones
erráticas, sino de la ejecución de un proyecto político de largo alcance.
Para algunos defensores del realismo
político, la llegada de Trump al
poder es un cambio bienvenido, ya que prioriza una política exterior pragmática
donde la máxima de «la paz a través de la fuerza»
predomina sobre el moralismo ideológico. Sin embargo, para los
internacionalistas liberales, la agenda del «Hagamos a Estados Unidos
grande otra vez» genera temores legítimos de que las alianzas
multilaterales, el comercio global y los compromisos climáticos sean relegados
o directamente desmantelados.
En este contexto, emerge un plan
clave que da forma al trumpismo como
un fenómeno más amplio que la figura del expresidente: el Proyecto 2025, impulsado por la Heritage
Foundation, uno de los think
tanks más influyentes del movimiento conservador. Este proyecto es
mucho más que un conjunto de recomendaciones políticas. Se trata de una hoja de
ruta ambiciosa y radical para reconfigurar el Gobierno federal de Estados Unidos bajo una agenda conservadora, nacionalista y
desregulatoria.
Aunque
no existen pruebas
públicas de una conexión explícita entre el Proyecto 2025 y lo que algunos llaman el «Deep State», es evidente que grandes corporaciones
y actores económicos estratégicos están alineados con esta agenda, promoviendo
políticas que priorizan sus intereses financieros y económicos. Estas
organizaciones operan tras bambalinas, influenciando las decisiones políticas a
través de financiamiento de campañas, presión legislativa y difusión de ideas
en los medios.
El Proyecto 2025 es un enfoque estructurado para rediseñar el Gobierno federal estadounidense y garantizar que cualquier Administración republicana entrante pueda implementar reformas rápidas y profundas desde el primer día en el poder. No es una simple transición de gobierno, sino un plan estratégico para transformar permanentemente la burocracia federal, asegurando que las instituciones del Estado funcionen como herramientas eficientes para la agenda conservadora.
Este
plan se inspira en precedentes
históricos, como las reformas implementadas por Ronald Reagan en los años 80,
cuando se impulsó la desregulación de la economía y se promovieron los valores
tradicionales. Sin embargo, el Proyecto
2025 va mucho más allá: amplifica esas reformas para enfrentar los desafíos
contemporáneos y reconfigurar el papel de Estados
Unidos en un mundo multipolar.
Los
elementos fundamentales
del Proyecto 2025 son: reorganización del Gobierno federal
reduciendo el tamaño del Estado y
delegando competencias al sector
privado, desregulación masiva, es decir, derogar regulaciones en sectores clave como medio ambiente, energía, educación y tecnología, bajo el argumento
de fomentar la «libertad económica».
Control ideológico a través de redes
sociales, a las cuales ya adhirieron X,
Facebook, Instagram eliminando el sistema de verificación de datos. Reforma energética
y climática, políticas sociales
que trasformen la educación, entre
otras. Frenar avances en temas como el aborto,
la igualdad de género y los derechos LGBTQ+, regresando a un
enfoque basado en «valores familiares
tradicionales». En cuanto a la inmigración,
endurecer las políticas fronterizas
y reforzar la deportación de inmigrantes indocumentados, priorizando
la construcción de infraestructura fronteriza, como el muro con México.
La
política exterior
promoverá una política exterior de «América primero», enfocada en
reducir la participación de Estados
Unidos en conflictos internacionales, renegociar
acuerdos comerciales y priorizar los intereses nacionales. Limitar los fondos destinados a alianzas multilaterales como la OTAN y los compromisos climáticos
internacionales.
Para
esto hay un plan de transición gubernamental con un manual
operativo detallado con pasos prácticos
para implementar estos cambios desde el primer día de una Administración republicana, acelerando la sustitución de
funcionarios clave en el Gobierno federal. El
manual no solo contempla los primeros días de gobierno sino también una
estrategia sostenida para consolidar las reformas durante todo el mandato
presidencial.
Este enfoque priorizaría una redefinición del papel de Estados Unidos en el mundo, basada en una combinación de pragmatismo económico, aislacionismo selectivo y un intento de reposicionar estratégicamente el poder estadounidense en regiones clave. Aun así, El Proyecto 2025 no sería posible sin el apoyo y financiamiento de corporaciones influyentes que buscan beneficiarse directamente de estas políticas. Estas empresas, que operan en sectores clave como la energía, la tecnología y las finanzas, son las grandes ganadoras de este proyecto.
Entre
los actores corporativos más relevantes se encuentran:
– Koch Industries, una de las mayores corporaciones
privadas del mundo, controlada por la familia
Koch, que ha sido un pilar fundamental en la promoción de políticas de
desregulación energética y ambiental.
– ExxonMobil y Chevron, que se benefician de la eliminación de restricciones
ambientales y la explotación de recursos en regiones estratégicas como el Ártico (Groenlandia) y Venezuela.
– Rio Tinto y Freeport-McMoRan, empresas mineras interesadas en
tierras raras y minerales estratégicos, especialmente en Groenlandia y Canadá, dos regiones ricas en estos
recursos.
– Amazon Web Services (AWS) y
Microsoft, que controlan
una gran parte de la infraestructura de almacenamiento de datos del Gobierno
estadounidense y se benefician de la digitalización y modernización de los
sistemas estatales.
Además, think
tanks como la Heritage Foundation, que lidera el Proyecto 2025, y otros organismos como la Federalist
Society, juegan un papel clave
en el diseño y promoción de estas políticas.
Uno
de los aspectos más
preocupantes del Proyecto 2025 es su
impacto geoestratégico en regiones
clave del mundo. Las políticas promovidas por esta agenda conservadora no
solo buscan reforzar el poder económico
y militar de Estados Unidos, sino también reposicionar estratégicamente su influencia en regiones con alta
importancia geopolítica y económica.
Las
cuatro regiones
mencionadas en el plan —Groenlandia,
Panamá, Canadá y Taiwán— tienen
algo en común: el desafío de China
como rival estratégico de Estados
Unidos.
– Groenlandia representa un interés geopolítico por sus vastos recursos minerales y su posición
estratégica en el Ártico.
– El Canal de Panamá sigue siendo un punto clave en
el comercio global, y su control es fundamental para la seguridad marítima
estadounidense.
– Canadá, pese a ser un aliado tradicional, ha generado tensiones comerciales que se
exacerbarían bajo una política proteccionista como la que propone el Proyecto 2025.
– Taiwán, por su rol en la disputa de poder con China, es un eje
clave de la política exterior estadounidense.
El
Proyecto 2025
plantea una estrategia para consolidar la hegemonía
estadounidense en estas regiones mediante alianzas selectivas, proteccionismo económico y un enfoque militarista, todo
bajo una agenda nacionalista y
conservadora.
Pensar que el fenómeno Trump es un accidente o producto de su personalidad excéntrica es un error de
análisis. Lo que está en juego es un proyecto
político y económico bien
estructurado, que busca redefinir el papel de Estados Unidos en el mundo y consolidar el poder de ciertas élites económicas.
El
Proyecto 2025 no
es un simple manual de gobierno, es una hoja de ruta para una transformación radical y permanente de
las instituciones estadounidenses.
El verdadero poder detrás de este proyecto no radica en Trump como individuo, sino en las corporaciones, think tanks y actores
económicos que lo impulsan. Beneficios directos de políticas conservadoras del Proyecto 2025 son: desregulación ambiental y energética; reforma fiscal y reducción de impuestos
corporativos; apoyo al desarrollo de
combustibles fósiles; política comercial favorable; renegociaciones de acuerdos como el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá)
aseguran términos más favorables para exportaciones
energéticas y productos manufacturados.
¿Realmente
creen que esto es solo Trump?
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