sábado, 31 de julio de 2010

Globalización o localización. Con poblaciones con Identidad Cultural, con objetivos comunes y con firme voluntad de desarrollo.

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La triple crisis global -
económico-financiera; cambio climático -crisis hídrica- y crisis de la confianza, crisis social, política. cultural, etc - cuando estamos ya dentro de un "Canbio de Época", y un nuevo proceso de acumulación mundial del capitalismo, la alternativa más sólida, participativa, directa, civica y dialogante hoy representa establecer una "nueva mirada" en torno a lo, LOCAL desde la perspectiva del "Desarrollo Local, con visaión territorial"
Los próximos treinta años nos llevarán por caminos que conocemos de manera parcial. Serán senderos sinuosos, excitantes, llenos de sorpresas, que se transformarán a partir de nuevas realidades. Trazar los detalles de nuestro futuro sería una osadía de alto riesgo, pero delinear los rasgos generales de nuestra ilusión es una obligación.
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Globalización o localización. Con poblaciones con Identidad Cultural, con objetivos comunes y con firme voiluntad de desarrollo.

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Martes 27 de julio del 2010.


Creemos en que ya no existen soluciones globales… el avance de los diseños y construcciones –en el marco de las peores aspiraciones económicas- nos acerca cada vez más al arrasamiento de los recursos naturales, a la contaminación total, a la sobrepoblación, a la extracción desmedida, a la locura de la industrialización, a la dependencia de los combustibles fósiles, a la expropiación de tierras, a las dobles calzadas… y siempre es el nativo quien va quedando a la saga como un desterrado más…


Y en esas circunstancias es necesario diseñar otras formas de supervivencia… apoyándose más en unidades agroecológicas, con poblaciones con identidad cultural, objetivos comunes… y lo más importante… con la firme voluntad de ‘mamarle gallo’ a las tendencias del desarrollo económico acelerado.


En La Cocha, Nariño, existe una unidad étnica y territorial que trabaja en función de un futuro común alrededor de una organización -la Asociación para el Desarrollo Campesino- a la cual pertenezco- que nos convocó del 30 de junio al 5 de julio para una reunión de nombre muy bonito: "Soñar y disoñar por múltiples caminos". La inauguración estuvo a cargo de su líder y fundador Octavio Duque, y fue estrenada con una excelente oración que queremos compartir.

Queremos querernos más Octavio Duque, director ADC-

Hemos sido a veces marginales, casi siempre modestos y a menudo invisibles para nuestros contemporáneos, insiste Octavio Duque, apoyado en las insinuaciones de Edgar Morin… sin embargo, en la ADC nos sentimos orgullosos de pertenecer a lo que él mismo describió como un "hervidero creativo que existe en todas partes, con multitud de iniciativas locales, vinculadas a la regeneración económica, o social, o política, o cognitiva, o educacional, o ética… o reformadoras de la vida. Son iniciativas que se ignoran entre sí, ninguna administración las toma en cuenta, ningún partido se da por enterado. Pero ellas son el vivero del futuro". Estos gestos generosos de amor a la vida se constituyen en eje de una conciencia planetaria en desarrollo.

Antes de 1980.

Nuestra historia comenzó a finales de los años setenta, cuando la visión de los pioneros de la ADC estaba modelada por el acontecer histórico de la época: en el ámbito mundial el final de la guerra en Vietnam, el impacto de los movimientos estudiantiles y la hiper-urbanización; en América Latina el auge de la teología de la liberación, la elección de Allende y su asesinato liderado por el siniestro dictador; en Colombia, el final del Frente Nacional, el protagonismo de movimientos guerrilleros y de organizaciones civiles y políticas que se abrieron paso entre la inercia bipartidista, el surgimiento de la clase emergente que se apropió del territorio y erigió el imperio del narcotráfico, la promulgación del "Estatuto de seguridad" con el correspondiente aniquilamiento de los derechos ciudadanos y la aceleración del éxodo de campesinos hacia la periferia de las grandes ciudades.

Aquí, en Nariño, en La Cocha, donde tuvo origen la ADC, la mayoría de los habitantes de entonces vivían en un mundo cuyos límites naturales eran los cerros circundantes. Más allá del Patascoy, del Cerro El Alcalde, del Tábano, del Bordoncillo y del Campanero, habitaba gente "nacida en otra parte" que imponía códigos económicos y sociales exógenos, gente que venía de manera regular cada domingo con alimentos producidos en lugares desconocidos, con mercancías exóticas, con herramientas sofisticadas y con ofertas de compadrazgo a cambio de los frutos del trabajo familiar de la semana. Algunos campesinos de La Cocha debieron entregar sus tierras y sumarse a las aglomeraciones humanas en los suburbios anejos a Pasto.

La perspectiva de un futuro incierto.

Los próximos treinta años nos llevarán por caminos que conocemos de manera parcial. Serán senderos sinuosos, excitantes, llenos de sorpresas, que se transformarán a partir de nuevas realidades. Trazar los detalles de nuestro futuro sería una osadía de alto riesgo, pero delinear los rasgos generales de nuestra ilusión es una obligación. En la ADC queremos querer más porque comprendemos que ese es el corazón de nuestra esperanza en una sociedad que incluya a todos sus miembros. Permítanme compartir con ustedes una sinopsis de nuestros tres quereres.


1. Queremos querernos más a nosotros mismos Sí. Queremos que cada uno se quiera más a sí mismo. Vamos a continuar con el descubrimiento de los valores que nos imprimen carácter sagrado, único e irrepetible y que están a la base de actitudes como el autorespeto o como la responsabilidad de tomar decisiones sobre qué comer, qué vestir, qué consumir. Es, en definitiva, dar el paso esencial hacia el establecimiento de relaciones armoniosas con nuestro propio espíritu y con el ecosistema más próximo del que hacemos parte: nuestro propio cuerpo.


2. Queremos querer más a los demás Sí. Queremos querer más a los demás y que los demás nos quieran más; interactuar con quienes compartimos el presente y el futuro que nos son comunes e intentar mirar la realidad desde diferentes perspectivas, desde la de Francisco de Asís y desde aquella del lobo que, según la interpretación de Saramago, le dijo al santo: "Tú puedes llamarme hermano, pero no me exijas que llame hermana a la oveja".

3. Queremos querer más nuestro territorio y nuestro medio natural Nosotros, los seres humanos que establecimos los códigos para identificar las especies, tenemos mucha dificultad para reconocernos como una entre ellas. La actitud arrogante que asumimos nos impide aceptar que no somos el núcleo en torno al cual gravita el planeta. Es hora de actuar en consecuencia, de identificar caminos que nos lleven al respeto individual y colectivo de todas las formas de vida y de amar la biodiversidad como premisa para protegerla. Es la única manera de proteger nuestra propia existencia.

Nuestros quereres hacen parte de una historia que nos habita y del territorio y los ecosistemas que habitamos. Treinta años después de nuestra fundación, es un sueño que continúa transformándose al mismo tiempo que dinamiza nuestra cultura. La metamorfosis de la ADC es un proceso continuo: somos oruga, quizá crisálida, pero un día queremos ser mariposa y recomenzar de nuevo.

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