domingo, 26 de junio de 2011

Sociólogo Alemán Ulrich Beck: El Hombre Globalizado.

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Beck cree que el capital será controlado y debe ser controlado por el consumidor. Es el consumidor con su poder de compra lo que pone límite al capital y le obliga a actuar de una manera responsable y útil para la sociedad. Este es el razonamiento que consideramos ingenuo. El consumidor es un ser que se ve expuesto a cierto elementos que lo hacen en definitiva no sólo un controlador inútil sino más bien un aliado del capital abusivo. Esto ocurre desde diferentes vías que unen todas para que el producto final sea un individuo deseoso de servir al capital. La primera vía es la televisión. La tan criticada televisión es pero que queda a cargo de los niños, ya que los padres están ocupados en nuestro mundo.


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Sociólogo Alemán Ulrich Beck: Crítica al Hombre Globalizado.


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Pueblo y Sociedad Noticias. Sábado 25 de junio del 2011.


Ulrich Beck desarrolla siete tesis contra el hombre globalizado. Es un documento interesante e inteligente. Una de sus tesis pero parece ingenua.


Beck considera que el capital no es un elemento que se autocontrola, sino que necesita un control externo para no caer en los ya conocidos abusos que ha construido a lo largo de la Historia cada vez que se lo ha dejado librado a sus propias fuerzas y conciencia. El último ejemplo palpable fue el del S. XIX por no citar la actual.


Beck cree que el capital será controlado y debe ser controlado por el consumidor.


Es el consumidor con su poder de compra lo que pone límite al capital y le obliga a actuar de una manera responsable y útil para la sociedad. Este es el razonamiento que consideramos ingenuo.
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El consumidor es un ser que se ve expuesto a cierto elementos que lo hacen en definitiva no sólo un controlador inútil sino más bien un aliado del capital abusivo. Esto ocurre desde diferentes vías que unen todas para que el producto final sea un individuo deseoso de servir al capital.
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La primera vía es la televisión. La tan criticada televisión es pero que queda a cargo de los niños, ya que los padres están ocupados en nuestro mundo.


La televisión es la que les enseña que es lo que vale la pena y pocos padres hacen el contrapeso necesario, aunque algunos lo intentan. De hecho el niño crece con un mensaje que es lo que interesa y además con la relación con un referente específico, la televisión. Los padres sienten este efecto a través de los pedidos que los niños hacen de ciertos bienes y no de otros, aquellos que han sido anunciados. Los padres no sienten el efecto de otros valores que se van manifestando a lo largo del tiempo.


Así, cuando el niño es adolescente y luego adulto, sigue recibiendo la información de su referente, la televisión y tiene establecido un puente psicológico no declarado pero efectivo. Lo que la televisión dice es criticado, pero es al mismo tiempo tomado en cuenta y lo que la televisión anuncia tiene un efecto deletéreo en la persona que arrasa con cualquier otro mensaje. El adolescente, el adulto, compra lo que le anuncian.


Otro eje que coincide en que el consumidor no pueda ser el controlador del capital es el precio. Además de la calidad, el precio es sin duda un elemento importante. Ante bienes caros el consumidor se ve eliminado por falta de poder adquisitivo o por lo menos se ve detenido a pensar si realmente quiere gastar tanto dinero. Cuando el bien es barato, la compra es casi automática.


Ahora bien el bien es barato cuando los precios sucesivos son bajos, empezando por el de fabricación. La invasión de los productos de Oriente son el resultado de una mano de obra barata y en general explotada, los bienes que se producen en los talleres de las capitales donde las personas están cerradas y trabajan seis o siete días a la semana, duermen en el lugar, comen y respiran en él las veinticuatro son bienes baratos, para que las personas ganan remuneraciones ridículas o trabajan sólo por la casa y la comida.


Esto no es un triste privilegio de una ciudad, sino de muchas, desde Nueva York a más, donde la policía hace la vista gorda porque se dice que la economía rica necesita que se cubra la franja de los bienes baratos y porque es pagada por los productores para que no intervenga. Así el consumidor tiene bienes baratos que compra rápidamente, asociando el capital explotador de otros seres humanos que no podrán nunca comprar estos bienes y muchos otros.


El tercer eje por el que el consumo no podrá ser el controlador del capital es la competencia. No hablamos de la competencia en la fabricación ni en la venta, sino de la competencia en el tener. ¿Cómo puede una persona aceptar que su vecino tenga un televisor más grande sin hacer nada? Y no digamos si cambia el auto o si el hijo está usando una bicicleta con cambios. ¿Qué pasa cuando una amiga se compra un modelo de marca? ¿Qué pasa cuando el otro cambia la raqueta de tenis?


El mundo consumista está basado en una calidad connatural en el ser humano: la envidia (o los celos si se le quiere mirar de otra manera). Todos los seres humanos tenemos celos / envidia de alguna manera. El consumismo ha hecho hincapié en esta calidad para incitar al consumidor a que tenga más que el otro. Hay que ganar y cuando se dice hay que ganar no se piensa que hay que ganar a ser solidario o amable, sin que se dice que hay que ganar más dinero, tener más cosas y otros temas por el estilo.


Así pues, cuando Beck dice que el capital debe ser y puede ser controlado por consumir, es ingenuo o apela a un último acto de desesperación en vista de que el capital no hay quien lo controle y hace lo que se le da la gana. El capital hoy en día construye donde está prohibido, trafica droga por donde quiere, consigue contratos inauditos del Estado, presiona las personas a hacer más hasta donde quiere y hace lo que siempre ha hecho cuando no ha tenido frente a una sociedad con otros valores que no fueran dinero. El capital seguirá haciendo lo que quiera hasta que nos damos cuenta de que globalización no significa explotación.


Neoliberalismo significa explotación, pero la globalización ha dado ya en el pasado sin que fuera necesario recurrir a extremos. Se puede estar globalizado y tener otros valores además del dinero. La plutocracia es una cosa, la globalización es otra y el neoliberalismo es otra. Lo que ha pasado es que plutocracia y neoliberalismo se han identificado en una sola cosa y han usado el concepto de globalización para presionar a los Estados a través de entidades internacionales para aplicar las políticas que convenían.


Pero Beck no podrá nunca ver en nuestra sociedad como el consumidor controla el capital y más bien verá como el consumidor se alía con el capital para poder tener lo que se supone que debe tener para ser tenido en cuenta en nuestra sociedad.


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