viernes, 17 de junio de 2011

La CELAC y la ruptura del mundo unipolar. ¿Forjar y construir un multilateralismo más participativo y democrático?.

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La creación del CELAC – Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe – constituye un hecho sin precedentes en el proceso de integración de América Latina, pero con nuevas orientaciones, nuevos objetivos estratégicos y principalmente tratando de abarcar en dicha integración a todos los países y sobretodo que este proceso sea absolutamente completo – respetando las culturas, identidades, historia social y política, no intervención en los asuntos internos y básicamente que cada país sea capaz de construir su propio destino histórico, como resultado de una nueva mirada dialéctica nacional sobre cuáles son sus fortalezas económicas, su columna vertebral social – cultural, ambiental – y el conjunto de sus potencialidades endógenas que hoy constituyen el centro principal del conjunto de poderes locales-regionales – huella digital – de la nueva sociedad civil local, popular, emergente y democrática, que sustenta la estructura estratégica de carácter político-.


Precisamente estos son los nuevos elementos y poderes locales sobre los que se construyen los nuevos procesos de integración local-nacional-continental, con la finalidad de fortalecer la economía interna, consolidar el mercado interno, que en el futuro sirvan de verdaderas fortalezas en el proceso de integración. Lo demás es cuento publicitario, cuando se reúnen solamente dirigentes, con afanes mediáticos. La alternativa más segura y viable – que cuente con el apoyo y participación activa de los pueblos – es precisamente forjando nuevos liderazgos sociales y humanistas, con visión de futuro y que todos los ciudadanos, trabajadores, comunidades históricas y pueblos originarios – donde hoy están los nuevos sujetos sociales históricos y el nuevo capital político – representen el motor principal del proceso de integración, con la finalidad de romper definitivamente la unipolaridad corporativa global y forjar desde la bases locales una nueva, diferente y superior multilateralidad y así detener el avance prepotente y autoritario de la nueva fase de acumulación del capitalismo mundial.


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La CELAC y la ruptura del mundo unipolar.


¿Forjar y construir un multilateralismo más participativo y democrático?.


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Jueves 16 de junio del 2011.


Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)



La creación oficial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) el 5 de julio de este año en Caracas viene a rubricar los nuevos procesos sociales y políticos que se han originado en las naciones de nuestra América en la búsqueda de mayores niveles de democracia e independencia respecto a la hegemonía del imperialismo estadounidense.

En este contexto, las experiencias previas de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), están enmarcadas en los principios de cooperación pacífica entre las naciones e impulso y consolidación de la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos que debe regir el Derecho internacional.



De esta manera, el surgimiento de este nuevo bloque regional se acopla al proceso de luchas sociales, económicas y políticas libradas por nuestros pueblos desde finales del siglo pasado, las cuales han determinado, a su vez, que haya gobiernos de tendencia progresista y/o revolucionaria abocados a reivindicar la soberanía popular y demás derechos democráticos. Por ello mismo, las latinoamericanas y los latinoamericanos debemos comprender y compartir la trascendencia de este hecho indudablemente histórico, ya que nos permite ocupar un lugar propio en el amplio escenario mundial; ahora controlado por las apetencias de recursos y de territorios estratégicos por parte de Washington.



En síntesis, la creación de la CELAC contribuye enormemente a romper con esa concepción de un mundo unipolar que ha provocado intervenciones y guerras de carácter neocolonial, ahora legitimadas por la ONU, una cuestión que han enfrentado los pueblos del mundo de una forma espontánea, pero que podrían asumir en conjunto los gobiernos de los países que se sumen a esta iniciativa integracionista, dando así un ejemplo a los demás bloques regionales existentes, dominados básicamente por intereses económicos.



No obstante, es vital que a tal iniciativa se incorporen de manera activa y protagónica los movimientos populares, tal como lo han hecho con la ALBA-TCP, haciendo de la integración latinoamericana y caribeña un elemento fundamental de la lucha común que se libra contra la hegemonía capitalista, la explotación sin una compensación válida de trabajadores y de recursos naturales, y el ordenamiento imperialista de Estados Unidos.


En la medida que esto sea posible, la integración de nuestra América podrá emprender exitosamente la consolidación de uno de sus sueños más caros y largamente postergados: su pleno desarrollo económico. Para ello requerirá de un amplio abanico de acciones e iniciativas colectivas que logre la ruptura de un mundo unipolar donde el acceso a los mercados de crédito, tecnología y comercio se halla dominado por las grandes transnacionales estadounidenses, europeas y japonesas; algo que no pueden obviar jamás los gobiernos de la región.


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