domingo, 4 de septiembre de 2011

Pleno Empleo y Trabajo Decente: Pacto Mundial, “una” salida a la crisis sistémica.

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El Perú, con la nueva Administración Política, debe retomar la senda de los años 70, contexto en el cual las políticas nacionalistas del General Velasco, logran un contenido de políticas laborales altamente avanzadas para su tiempo – tiempo político e histórico cuando en Europa se reconocían todos los derechos laborales y sociales de los trabajadores, como ciudadanos – Década de gran avance de los derechos laborales, como la jornada de 8 horas, negociación colectiva anual, derecho de sindicalización, derecho de huelga y lo más importante estabilidad laboral después de tres meses de trabajo continuado. La “Ciudadanía Laboral”, logró consolidarse en nuestro país, prueba de ello es que todo estos derechos más los sociales quedan consolidados e institucionalizados en la Constitución del 79.


El neoliberalismo y las políticas internas del “fujimorismo” después del golpe de estado del 92 destrozan y liquidan todos estos derechos. Volvemos a los tiempos aurorales del capitalismo, siglo XVII y XVIII donde no hay ni reconocen ningún derecho. Hoy está vigente la política del “cholo barato” como en todo el mundo donde está presente la globalización neoliberal, los “nuevos esclavos asalariados”, Ejemplos millones. China. India, Tailandia, Singapur, Hong Kong, Taiwan, y los países de Centro América y México donde hoy está presente “Las maquilas”, los “nuevos hornos de humanos”, - Palenques, Quilombos – “cámaras” de explotación de mujeres muy jóvenes sin derechos social o laboral alguno. Hoy que se plantea la inclusión social como política de Estado en América Latina “corre” la tendencia y la política de devolver los derechos laborales y sociales a los trabajadores, mientras que paralelamente la crisis hunde a Europa, y ahí están destrozando los derechos de los trabajadores. El gran aporte social y político que Europa dio al mundo desde el Estado de Bienestar hoy la derecha conservadora está demoliendo, tratando de encontrar una salida a la gran crisis que ellos mismos han creado. El mundo que nos pertenece y que en los 80’ el neoliberalismo nos expropió, hoy lo estamos recuperando, en el contexto de que Otro Mundo Socialista, si es posible.


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Dr. Pablo Raúl Fernández Llerena. Sociólogo. Politólogo, Ciudadano Mariateguista. Crítico de la globalización neoliberal. Como Sindicalista y co-fundador del SUDUNSA - . Es un convencido defensor de los derechos laborales, sociales y políticos de los trabajadores (as).

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Pleno Empleo y Trabajo Decente: Pacto Mundial, “una” salida a la crisis sistémica.


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Pablo Raúl Fernández Llerena.


Sociólogo. Politólogo.


“ No estoy de acuerdo con tus ideas, peo defiendo tu sagrado derecho a expresarlas”.


En la coyuntura mundial actual, cuando nos encontramos en el epicentro de la triple crisis sistémica, crisis multidimensional, la generalidad de los economistas – Premios Nobel -, académicos, sociólogos, politólogos, coinciden en una primera tarea-responsabilidad que deben asumir de inmediato para tratar o intentar salir de la crisis – pero con políticas de calidad, viables, oportunas y sobre todo respetables para todas las clases y sectores sociales hoy inmersos en la turbulencia social, política, cultural, ambiental, constituye sin duda alguna, la lucha frontal contra el desempleo. Que el Estado debe, en estas circunstancias proponer Políticas Públicas de Estado, responsables que garanticen la creación del Pleno empleo y Trabajo Decente –no cualquier trabajo de emergencia o de coyuntura, o informal o trabajo basura – y junto a ello aplicar políticas de salarios dignos y de calidad que reconozca, proteja y garantice los derechos laborales de los trabajadores.


Esta política global, con características básicamente locales-nacionales por lo general busca dinamizar y potenciar el mercado interno, primera alternativa que otorgue fortaleza y confianza de los trabajadores y ciudadanos, debe ir acompañada con otras políticas como disminución de los gastos superfluos, menos burocracia y lucha contra la corrupción, pago de mayores impuesto por los ricos,- mega y corporaciones transnacionales - mayor exportación y cada vez más competitivos en el mercado mundial, políticas claras y transparentes contra la economía criminal y los paraísos fiscales, mayor inversión por parte del Estado en asuntos sociales – educación, salud, vivienda, agua, luz, aguas residuales, y ahora seguridad ciudadana, etc.


La Organización Internacional del Trabajo – OIT – en parte ha venido reclamando un conjunto de políticas globales con incidencia nacional-local, contexto en el cual se está tomando conciencia clara de la importancia de dos nuevos instrumentos generales de la OIT, adoptados en los tres últimos años. La declaración sobre la Justicia Social para una Globalización Justa (DJS) del 2008 y el Pacto Mundial para el Empleo (PME) un año después. El Pacto ratifica el espíritu, orientación y los conceptos de la declaración que es la “reglamentación de la aplicabilidad” de la Declaración a los efectos laborales de la crisis financiera global.


El concepto de Trabajo Decente fue formulado por los mandantes de la OIT – gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores – como una manera de identificar las prioridades de la Organización. Se basa en el reconocimiento de que el trabajo es fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad, democracias que actúan en beneficio de todos y crecimiento económico que aumenta las oportunidades de trabajo productivo y el desarrollo de las empresas.


El trabajo decente refleja las prioridades de la agenda social, económica y política de los países y del sistema internacional. En un periodo de tiempo relativamente breve, este concepto ha logrado un consenso internacional entre gobiernos, empleadores y trabajadores y la sociedad civil sobre el hecho de que el empleo productivo y el trabajo decente son elementos fundamentales para alcanzar una globalización justa, reducir la pobreza y obtener desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible.


El objetivo general del trabajo decente es provocar cambios positivos en la vida de las personas a nivel nacional y local. La OIT proporciona ayuda a través de programas nacionales de Trabajo Decente desarrollados en colaboración con los mandantes de la OIT. Las prioridades y objetivos se definen dentro de los marcos de desarrollo nacional con el propósito de superar los principales déficits de trabajo decente a través de programas eficientes que abarquen cada uno de los objetivos estratégicos.


La OIT ha desarrollado una agenda para la comunidad del trabajo, representada por sus integrantes, tripartitos – Gobiernos, empresarios y trabajadores – con el fin de movilizar sus considerables recursos. La puesta en práctica del Programa del Trabajo Decente se logra a través de cuatro objetivos estratégicos de la OIT, que tienen como objetivo transversal el género.


A.- Crear Trabajo.- En una economía que genere oportunidades de inversión, iniciativa empresarial, desarrollo de calificaciones, puestos de trabajo y modos de vida sostenibles.


B.- Garantizar los derechos de los trabajadores.- Para lograr el reconocimiento y el respeto de los derechos de los trabajadores. De todos los trabajadores y en particular de los trabajadores desfavorecidos o pobres que necesitan representación, participación y leyes adecuadas que se cumplan y están a su favor, y no en contra de sus intereses.


C.- Extender la protección social.- Para promover toda la inclusión social como la productividad al garantizar que mujeres y hombres disfruten de condiciones trabajo seguras, que les proporcionen tiempo libre y descanso adecuados, que tengan en cuenta los valores familiares y sociales, que contemplen una restricción adecuad en caso de pérdida o reducción de sus ingresos y que permitan el acceso a una resistencia sanitaria adecuada.


D.- Promover el diálogo social.- La participación de organizaciones de trabajadores y de empleadores, sólidas e independientes, es fundamental para elevar la productividad, evitar los conflictos en el trabajo, así como crear sociedades cohesionadas.


La OIT: Hacer del Trabajo Decente un objetivo global y una realidad nacional.


El progreso requiere de acciones a escala sistémica. El programa del Trabajo Decente establece las bases de un marco más justo y sostenible para el desarrollo global. La OIT trabaja para desarrollar políticas económicas y sociales con un enfoque orientado hacia el Trabajo Decente en colaboración con las principales instituciones y actores del sistema multilateral y de la economía mundial. La OIT trabaja, igualmente con otros interlocutores dentro y fuera de las Naciones Unidas para ofrecer experiencia consolidada e instrumentos políticos claves para el diseño y la aplicación de esos Programas. Además proporciona apoyo para formar las instituciones necesarias para llevarlas a cabo y medir los progresos. El contenido de estos programas difiere de un país a otro, al reflejar sus necesidades, recursos y prioridades.


1.- Luego de la creación del concepto de Trabajo Decente en 1999, la DJS lo institucionaliza y se lo sitúa en el centro de las políticas de la OIT. Se aclara además otro tema clave: que las cuatro dimensiones del trabajo decente son objetivos inseparables, interrelacionados y reforzados mutuamente. El Trabajo Decente es un concepto propuesto por la organización internacional del Trabajo para establecer las características que debe reunir una relación laboral para considerar que cumple los estándares laborales internacionales, de manera que el trabajo se realice en condiciones de libertad… El Trabajo Decente es esencial para el bienestar de las personas. Además de generar un ingreso, el trabajo facilita el progreso social y económico, fortalece a las personas, a sus familias y comunidades. Pero todos estos avances dependen de que el trabajo sea un trabajo decente, ya que el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de los individuos durante su vida laboral.


Cuando el trabajo establece pautas y directivas con las que afrontar la crisis teniendo como eje y centro principal el trabajo decente, está modificando el enfoque ideológico previo, según el cual ante el retraso en el crecimiento o la depresión, se encontraba una escusa o motivo suficiente para reducir los derechos laborales, al plantearse que la preservación o creación de puestos de trabajo podía ser a costa del desconocimiento o degradación de los derechos. Era una lógica “empleo versus derechos”. Lo que ahora se afirma es que no basta con crear empleos basura sino que tienen que ser “empleos con derechos”.


2.- Se fortalece el papel de la OIT como productor de normas. Los dos instrumentos están ahora restableciendo los valores, conceptos e instrumentos propios de la OIT y con ello sus propias normas. Se dota de contenido jurídico al concepto de Trabajo Decente que antes era de difícil categorización en la teoría del derecho, identificándolo con la noción de Trabajo Digno, propio de las normas internacionales del trabajo. Además se habla de todas las normas y no sólo aquellas que la Declaración de 1998 consideraba fundamentales y que era limitada en su número. Política de empleo, Salarios, Seguridad Social, relación de trabajo, trabajadores migrantes. Condiciones de trabajo en el marco de los contratos públicos, Salud y seguridad en el trabajo, horas de trabajo y mecanismos de diálogo social.


3.- Lo dicho hasta aquí ya convertiría a ambos instrumentos en algo valioso y novedoso. Pero hay más: La Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas ( CTAL ) ha destacado este elemento en el Documento presentado a la XVII Conferencia Americana de la OIT sobre la Agenda Hemisférica de Trabajo Decente ( AHTS ) Santiago, diciembre del 2010. A eso se dirigen las características tercera y cuarta de estos instrumentos que se destacan a continuación.


4.- la Declaración y el Pacto son instrumentos de política global. Son una plataforma común para la gobernanza a nivel internacional, la cooperación al desarrollo y las políticas nacionales. Hacen un llamado a favor de iniciativas de políticas coordinadas a nivel mundial. Hay que recordar que el impulso de la DJS vino de consultas Tripartitas, luego del lanzamiento del Informe de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización, del 2004. Por eso el concepto de “globalización justa”, es un avance. El pacto se ocupa de la crisis financiera global, que es un producto típico de la “globalización injusta”. Esto – expresan – es un cambio grande, para una historia de la OIT centrada en establecer normas comunes para los Estados nacionales. Ahora incluso establece la tarea de la OIT dirigida a evaluar desde la política comercial y la política de los mercados financieros, en cuanto a su repercusión en el empleo. Encomienda la responsabilidad de examinar y considerar todas las políticas económicas y financieras internacionales, tomando en cuenta el objetivo fundamental de la justicia social.


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5.- El Pacto ya no se mantiene dentro de los límites de la política laboral, y menos de la política social, sino que cubre toda política económica. El Pleno Empleo y el Trabajo Decente deben ponerse en el centro de las respuestas de política económica. “El programa se presenta en el contexto de la crisis mundial y se proyecta al futuro, más allá de la recuperación inmediata”. Promueve una recuperación productiva centrada en la inversión, el empleo y la protección social. Busca al mismo tiempo la sostenibilidad económica, social y medio-ambiental. Incluso avanza en la mención de las políticas económicas que podrían conseguir este objetivo, definiendo cuatro áreas:


a.- Marco regulador y supervisión financiera al servicio de la economía real, las empresas sostenibles y el trabajo decente.


b.- Comercio y mercados eficientes y bien regulados con beneficios para todos, sin proteccionismo pero con la debida consideración de la situación de los países de bajos ingresos.


c.- Transformación de la economía hacia actividades con baja emisión de carbono y respetuosas del medio ambiente. Y


d.- Senda de desarrollo sostenible que permita a todos los países, inclusive los países en desarrollo, poner el empleo y la protección social en el centro de sus políticas económicas, sociales y de reducción de la pobreza, con apoyo internacional.


Los acuerdos del FMI sobre la problemática. Y la “renuncia” de DSK. “Todo lo sólido se desvanece en la calle”.-


Dominique Strauss Kahn como Director General del Fondo Monetario Internacional,- FMI- “hizo” conocer al mundo, acuerdos y resoluciones sobre esta problemática en relación a la globalización. Obviamente, se considera, necesario conocer en el contexto “multidimensional”, complejo y turbulento que dichos acuerdos generan grandes y graves problemas para el francés – DSK – además se hizo conocer, que se acordó nuevas políticas globales que fundamentan y sustentan nuestra propuesta central Pleno Empleo y Trabajo Decente: Políticas del Fondo Monetario Internacional, que (in)surgieron en el escenario global, como todo lo sólido, pero a la velocidad de un rayo, se desvaneció en la calle, con el “problemón” en el cual fue protagonista central, actor y “delincuente” sin condena el Director General, acusado de violación y violencia a una modesta camarera en un Hotel 5 Estrellas. “Vaya” peliculina y psico-social que le fabricaron sus antiguos amigos, protectores y favorecidos con sus políticas.


Las “resoluciones” del FMI, aparecieron y desaparecieron el instante, realmente tuvieron serias consecuencias para el propio DSK sobre todo en Francia, con relación a Sarkozy, y su reelección en el próximo proceso electoral; igualmente, podemos considerar, que más conflictivo aún, fue en el escenario financiero global, para Wall Street y la Casa Blanca cuando anunció a inicios de abril, en la Universidad George Washington, la defunción del Consenso de Washington.


En ese mismo contexto de acuerdos y resoluciones, con respecto a la globalización expresó que "A largo plazo, el crecimiento sostenible está asociado con una distribución más igualitaria de la riqueza", insistió en que es necesaria una globalización "más justa" en la que no haya tan solo "unos pocos privilegiados" que acaparen los beneficios. "Necesitamos una nueva forma de globalización, una globalización más justa, una globalización con un rostro más humano". Pedir o pronunciarse desde la cúspide de un organismo supranacional y como máxima Autoridad, un cambio “radical” en la gestión y administración de la globalización neoliberal, conducción hoy que es de absoluta responsabilidad de los mercados – empresarios, corporaciones y mega corporaciones transnacionales, - es como pedir que el oscuro y tenebroso “Club de Bilderberg” centro y base hoy del poder mundial, se descubra ante la opinión pública mundial y nos señale sus integrantes, sus objetivos y metas económico-financieras, comerciales en el mundo del fundamentalismo neoliberal. Transparencia pública, accoutability, pedirle al Pentágono, es como pedir hoy que la CIA renuncie o deje de espiar en todo el mundo. Ahí creo que estaban algunos de los pecados “mortales” de DSK y su posterior linchamiento mediático y renuncia.


Todos conocemos, que durante décadas, el FMI enarboló las banderas del Consenso de Washington promoviendo privatizaciones, reducción del papel de los gobiernos en la economía, disciplina fiscal sin déficit, reformas impositivas, liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas, reordenamiento de las prioridades del gasto público, auge de los mercados financieros, liberalización del comercio exterior, desregulación para suscitar competencia, liberalización de las tasas de interés, la liberalización de las relaciones laborales y su progresiva liquidación de todos los derechos laborales y sociales, promulgación de tasas de cambio competitivas y el reconocimiento de derechos de propiedad. También, impuso los célebres programas de ajuste estructural (PAE) entre nosotros el “fuji-shock”, programas llamados a “apretar el cinturón” a los pueblos de los países endeudados para que sus gobiernos puedan pagar sus débitos a las naciones desarrolladas. El Consenso de Washington ha servido para abrir el mercado laboral de bajos ingresos de los países subdesarrollados a la explotación por parte de las empresas y corporaciones del primer mundo en detrimento de los intereses de la clase obrera en las naciones industrializadas.


“Pero todo esto se derrumbó con la crisis financiera global. Ya el Consenso de Washington es historia”, reconoció Strauss-Kahn, quien llamó a que el Estado ejerza mayor papel en la economía y controle los excesos del mercado. “El Consenso debe ser superado por una nueva política económica con acento en la cohesión social y el multilateralismo”, señaló. La expansión económica que el Consenso de Washington prometía a Latinoamérica no se ha traducido en un desarrollo significativo, sino en severas crisis económicas, incremento de la deuda externa y más subdesarrollo. Además lo que irritó a Obama y los ricos del “Tío Sam”, expresó que “Es necesario un impuesto sobre las actividades financieras para forzar a ese sector a asumir parte de los costes sociales de su actividad inherentemente arriesgada”. “No me malinterpreten: los viejos patrones de la globalización dieron muchas cosas buenas (…), pero la globalización tiene su lado oscuro: el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres. Mientras que la globalización en el comercio se asocia a la reducción de las desigualdades, en las finanzas la globalización las incrementa. Necesitamos una globalización con rostro más humano porque las desigualdades pudieran ser causas silenciosas de las crisis”. Haber declarado la muerte del Consenso de Washington, una globalización más social y con rostro humano y que lo ricos paguen impuestos, obviamente, fue la “chispa” que incendió el odio de los poderosos, usureros, banco-gánsteres, especuladores, financistas de Wall Street y otros operadores de la crisis y recesión mundial.


Los ciudadanos buscan una mayor libertad y una distribución más justa de las oportunidades y los recursos económicos, que para satisfacer esas necesidades serán necesarios grandes cambios en las instituciones políticas, económicas y sociales., cambios de esa magnitud requerirá tiempo y esfuerzo necesarios y fundamentales para preservar la cohesión social sin minar la estabilidad macroeconómica, pero asumiendo ahora la gran tarea y responsabilidad del Empleo Digno y el Trabajo Decente, importantes hoy en un escenario del “cambio de época” y cuando de manera seria y responsable se trata de encontrar “la luz al final del túnel” y comenzar a salir de la oscura profundidad de la crisis que al final sólo favorece a los verdaderos iniciadores y responsables de este drama y tragedia que hoy vive la humanidad.


Arequipa, patrimonio cultural de la humanidad.


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