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Según la analista de Stratfor en China, las medidas del gobierno argentino apuntaban a mejorar su poder de negociación. “Argentina en cambio parece buscar un mejor posicionamiento al imponer nuevos aranceles antes de que una delegación comercial de Argentina visite a china el 31 de mayo para tratar de solucionar estos problemas.” Para la analista, Argentina llevaba las de perder: “Mientras Argentina podría buscar importadores alternativos en Estados Unidos, Japón, México y otros países para ayudar a compensar el declive del comercio con China, los granjeros argentinos tendrían que vender en el mercado diario, donde ya tienen muchos problemas de crédito por la prolongada crisis de la deuda y donde el precio de los granos argentinos sería menos competitivo”.
El texto de Richmond mereció una respuesta lapidaria del jefe de Análisis de Stratfor, Reva Bhalla: “Argentina juega un juego peligroso con China”, escribió. “China tiene alternativas para sus importaciones de soja. No creo que la Argentina tenga muchas alternativas a las exportaciones Chinas.” Sin embargo, los embarques de aceite de soja se reanudaron en octubre de ese año, tres meses después de la visita de la delegación argentina a Beijing. Stratfor siguió paso a paso los vaivenes de la relación bilateral. Tanto en la Argentina como en el resto de América Latina, el creciente intercambio y la incipiente relación política y militar con China motivó decenas de comunicaciones y análisis por parte de Stratfor, cuya clientela incluye a las principales multinacionales y organismos de seguridad de Occidente.
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Según mensajes de la Agencia Global Stratfor, Argentina busca
frenar la invasión de productos asiáticos.
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Según correos Stratfor cedidos por Wikileaks a Página/12, la estrategia de las grandes comercializadoras de granos debilita la posición argentina en su intento por defender a la industria nacional de productos chinos baratos.
Según correos Stratfor cedidos por Wikileaks a Página/12, la estrategia de las grandes comercializadoras de granos debilita la posición argentina en su intento por defender a la industria nacional de productos chinos baratos.
Por Santiago O’Donnell
Página /12 Lunes 5 de marzo del 2012.
ADM, Bunge, Cargill y Dreyfus, las cuatro grandes comercializadoras de granos que concentran el negocio de las exportaciones agrícolas en Argentina, a su vez realizan fuertes inversiones en China para reducir su demanda de aceite de soja argentino. Según correos electrónicos de la agencia de Inteligencia global Stratfor cedidos por Wikileaks a Página/12, la estrategia de las comercializadoras debilita la posición argentina en su intento por defender a la industria nacional de productos chinos baratos.
ADM, Bunge, Cargill y Dreyfus, las cuatro grandes comercializadoras de granos que concentran el negocio de las exportaciones agrícolas en Argentina, a su vez realizan fuertes inversiones en China para reducir su demanda de aceite de soja argentino. Según correos electrónicos de la agencia de Inteligencia global Stratfor cedidos por Wikileaks a Página/12, la estrategia de las comercializadoras debilita la posición argentina en su intento por defender a la industria nacional de productos chinos baratos.
“La demanda de soja en China crece sostenidamente, y el gobierno chino está alentando a las firmas chinas a que busquen fuentes alternativas (a la Argentina) para productos de soja. Esas fuentes alternativas son principalmente Brasil y Estados Unidos, que ya exortan grandes volúmenes de soja a China y tienen capacidad para expandir ese intercambio. China también busca mejorar la cadena de valor agregado en la producción de soja y reducir importaciones de aceite de soja expandiendo la capacidad de procesamiento local, tarea en la cual las firmas estadounidenses ADM, Bunge, Cargill y Louis Dreyfus se han comprometido con fuertes inversiones”,señala un análisis de la jefa en China de Stratfor, Je-nnifer Richmond, del 19 de mayo del 2010.
El texto alertaba que los esfuerzos del gobierno argentino por controlar la invasión de productos chinos a través de barreras arancelarias pone en riesgo al principal mercado para los productos agrícolas que exporta el país.
En ese momento China había interrumpido hacía tres semanas la importación de aceite de soja argentino. Aducía motivos sanitarios, pero era claro que la medida era una respuesta a una serie de medidas antidumping impuestas por el gobierno argentino para proteger a la industria manufacturera local, señaló la analista de Stratfor. El 19 de mayo Argentina dobló la apuesta con una serie de medidas proteccionistas que motivaron el análisis de la agencia de inteligencia:
“En una movida que seguramente escalará la pelea comercial con China, el Ministerio de Industria y Turismo (sic) anunció el 19 de mayo que ha impuesto nuevas medidas anti-dumping a productos textiles de China e Indonesia. La nuevas medidas imponen una tarifa del 14,28 por ciento a la lana de poliéster de China y 7,52 por ciento la lana de poliéster de Indonesia. En medio de la crisis global del 2009, Argentina había impuesto 18 medidas anti-dumping a productos chinos, que van desde el acero a las tuberías y a los textiles, mientras buenos Aires vio cómo su superávit de balanza comercial se encogía por presiones domésticas y externas. En los primeros dos meses del 2010 el déficit comercial con China alcanzó los 600 millones de dólares”.
Según la analista de Stratfor en China, las medidas del gobierno argentino apuntaban a mejorar su poder de negociación. “Argentina en cambio parece buscar un mejor posicionamiento al imponer nuevos aranceles antes de que una delegación comercial de Argentina visite a china el 31 de mayo para tratar de solucionar estos problemas.”
Para la analista, Argentina llevaba las de perder: “Mientras Argentina podría buscar importadores alternativos en Estados Unidos, Japón, México y otros países para ayudar a compensar el declive del comercio con China, los granjeros argentinos tendrían que vender en el mercado diario, donde ya tienen muchos problemas de crédito por la prolongada crisis de la deuda y donde el precio de los granos argentinos sería menos competitivo”.
El texto de Richmond mereció una respuesta lapidaria del jefe de Análisis de Stratfor, Reva Bhalla: “Argentina juega un juego peligroso con China”, escribió. “China tiene alternativas para sus importaciones de soja. No creo que la Argentina tenga muchas alternativas a las exportaciones Chinas.”
Sin embargo, los embarques de aceite de soja se reanudaron en octubre de ese año, tres meses después de la visita de la delegación argentina a Beijing.
Stratfor siguió paso a paso los vaivenes de la relación bilateral. Tanto en la Argentina como en el resto de América Latina, el creciente intercambio y la incipiente relación política y militar con China motivó decenas de comunicaciones y análisis por parte de Stratfor, cuya clientela incluye a las principales multinacionales y organismos de seguridad de Occidente.
Stratfor había empezado a especular con que China reemplazaría a la Argentina como proveedor de aceite de soja el 4 abril del 2010, tres días después de que Beijing interrumpiera los embarques. Desde Texas, Estados Unidos, la analista Karen Hooper escribió: “¿Brasil tiene capacidad excedente como para reemplazar la exportaciones argentinas a China? Esto sería bastante devastador para el sector agrícola... Por otra parte, China es un mercado ENORME y hay sólo un puñado de países en el mundo que producen soja. Si Brasil incrementara su producción radicalmente, ¿hay otros mercados que puedan absorber la soja argentina? Parece plausible, porque todos los días se inventa algo nuevo con la soja”.
A lo que el analista Paulo Gregoire contestó desde Brasil: “Acá hay mucha tierra buena y barata disponible en los estados de Piaui, Tocantins, Mato Grosso du Sul y Mato Grosso. El gobernador de Mato Grosso es uno de los mayores productores de soja del mundo y también es del sur. Es un negocio creciente en Brasil...”.
A pesar de las tensiones existentes, los analistas de Stratfor se mostraron sorprendidos por la buena predisposición de la Argentina hacia las inversiones chinas, y la contrastaron con la creciente preocupación que recogieron de sus fuentes brasileñas por el daño que las importaciones chinas al aparato productivo de ese país. A propósito de un seminario en el CARI, una institución de relaciones internacionales vinculada a la Cancillería argentina, el analista Gregoire escribió:
“La reunión me sorprendió mucho porque pensé que el debate sobre cómo tratar a China iba a ser similar a los que presencié en Brasil, donde diplomáticos, académicos y tanques de pensamiento, etc. están repensando la relación con China, ya que las importaciones de productos chinos han empezado a crecer considerablemente. Eso no fue lo que vi en el CARI. Casi todos eran diplomáticos en actividad y prácticamente decían que China es la carta que puede usar en contra de Estados Unidos y que Argentina necesita fortalecer su relación con China. Dijeron que cada vez que viene un militar chino de alto rango a la Argentina, la embajada estadounidense se vuelve loca y al gobierno argentino, por supuesto, eso le encanta”.
Según el analista de Stratfor, los diplomáticos argentinos le dieron un mapa de la presencia militar china en la región. “Di-jeron que China en términos de cooperación en Defensa ha categorizado a Sudamérica en tres grupos. Uno es con el que se han firmado más acuerdos de cooperación militar: Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. El segundo grupo es al que le venden armas: Venezuela, Ecuador y Bolivia. El tercero es con el que tienen más intercambios navales, los de la costa del Pacífico: Perú, Chile, Ecuador y Colombia. Un diplomático dijo que uno de los problemas es que hay muchos militares latinoamericanos entrenándose en China, pero los militares chinos no vienen a Latinoamérica para mantener intercambios con los militares de la región.”
En junio del 2011 un artículo de The Wall Street Journal sobre una ola de inversiones chinas en la Argentina motivó otro intercambio entre los analistas de Stratfor. “Parece que China está por todo el mapa de América latina. ¿Alguna vez nos ocupamos de esto? ¿Qué piensa hacer Estados Unidos?”, preguntó el analista Benjamín Preisler.
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Cargill como ADM, Bunge y Dreyfus, exporta aceite de soja desde Argentina, mientras invierte en aceiteras en China.
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Contesta Reva Bhalla, el analista jefe: “Es un buen tema, están en todas partes. Lo hemos tratado muchas veces en el pasado, pero siempre hay mucho para contar... Por ejemplo, China ha invertido diez mil millones de dólares en energía brasileña, ocho mil millones en Argentina (N. del R.: la anunciada inversión china de siete mil cien millones para comprar Pan American Energy se cayó en noviembre del año pasado). dos mil millones en Ecuador y, si recuerdo bien, siete mil millones en metales peruanos, tres mil millones en metales chilenos y un montón en Venezuela, especialmente en energía y transporte.”
Con respecto al futuro de la relación de China con la región, Stratfor advierte que una serie de fracasos, incluyendo inversiones chinas en el sector agrícola de Argentina, más los efectos de la crisis mundial, pondrán paños fríos en el 2012 a la voluntad de Beijing de expandir su presencia en la región. “Esto es lo que veo que va a pasar en el 2012: las compañías chinas se van a dar cuenta de que muchas de sus inversiones en Latinoamérica han fracasado. Ejemplo: Beidahuang en Argentina (Río Negro) (N. del R.: frenado por un amparo judicial en favor de ambientalistas). Ejemplo: Zijin Mining en Perú. Ejemplo: Shunde Ruixin en Chile.
La gente inteligente aprende de sus errores y hay muchas personas inteligentes manejando las empresas chinas”, escribió la analista Allison Fedirka desde Argentina en diciembre del año pasado.
Sin embargo, la creciente convergencia entre la necesidad de China de comprar commodities y el interés de América latina en venderlos asegura que el intercambio seguirá creciendo en el mediano plazo, arriesga la analista. “Este es un matrimonio en que ambas partes realmente se necesitan. China necesita adquirir recursos para crecer y América latina necesita vender recursos para crecer. Creo que el 2012 va a ser otro año de ‘asentamiento’ y las dos partes van a empezar a acostumbrarse al otro.”
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