España, el día lunes 29 de marzo debe responder al más grande desafío social y político de los últimos tiempos. La Huelga General de los trabajadores sindicalizados, la participación de los partidos políticos de oposición – muchos de ellos responsables directos de la tragedia social y política que hoy afronta la “madre patria”. Participación directa del más grande y significativo movimiento social de los Indignados del 15-M, Democracia Real, Ya, No. Nos representan; maestros de educación, despedidos y desempleados que suman millones, migrantes y todos los que están fuera: sin trabajo, sin papeles y sin vivienda. Según informa la prensa unitaria de los trabajadores, debe ser la más grande protesta contra el desastre y destrucción social, que deja no solamente la crisis económica financiera, el fracaso de los partidos políticos y gobernantes, asociados con los banqueros, empresarios y corporaciones, han forjado al “calor de la lucha de clases” la “bancocracia”, pero la lucha viene desde las fábricas, las calles, la plaza pública, las universidades, los colegios y en general el nuevo espacio público que se va construyendo, es una lucha, movilización, protesta social contra el sistema capitalista ya que la crisis llegó al epicentro del sistema y no tiene alternativa de salida, al contrario, los tiempos de la crisis y sus políticas de salvataje que significan miles de millones que el Estado, entrega “democráticamente” a los banqueros, empresarios y corporaciones, es dinero de los ciudadanos contribuyentes y entregar dinero ajeno, para supuestamente “reparar” la deuda pública, el déficit, no es simple y llanamente la mejor y más brillante operación de apropiación de corrupción, saqueo y pillaje - el saqueo de los fondos públicos - por parte de los empresarios y banqueros del dinero de toda una Nación y el camino más original para la acumulación de riqueza; ahora en la coyuntura, cuando también tienen el gobierno – el Sr Rajoy y su partido político conservador y reaccionario - no contentos de satisfacer su inmensa codicia, ahora agreden directamente los derechos de los trabajadores.
La llamada Reforma laboral, que no es más que la definitiva destrucción de los derechos sociales – laborales – de los trabajadores y ciudadanos en general. La clase trabajadora sindicalizada, la juventud de los indignados, los millones de desempleados, forjan la unidad en su lucha contra el neoliberalismo salvaje y sus políticas brutales y salvajes. La democracia liberal representativa se juega su tiempo suplementario, los pueblos hoy están decididos a parar definitivamente el salvajismo del neoliberalismo, parar la codicia de la elite global de voraces empresarios – piratas y gánsteres de la globalización neoliberal - y sus políticos corruptos e inmorales. El pueblo jamás se pondrá de rodillas, es la hora de la Unidad y la cohesión social y política de los pueblos del mundo. Otro mundo socialista, si es posible en una nueva civilización humana.
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ESPAÑA para RAJOY: “No es reforma laboral, es lucha de clases”. El 29-M todos a la Huelga.
“La contra-reforma laboral: todo el poder para el capital, nueva acumulación de capital a partir de la desposesión de derechos laborales”.
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Entrevista a Manuel Cañada, educador social, sobre la huelga general del 29-M.
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Salvador López Arnal.
Rebelión. Miércoles 28 de marzo del 2012.
Manuel Cañada trabaja actualmente de educador social en un IES de Extremadura. Forma parte, en condición de afiliado, del PCE, IU y CGT, aunque su tiempo de militancia, como él mismo señala, lo dedica fundamentalmente a un colectivo por los derechos sociales que lleva el nombre de “La Trastienda”.
La huelga del 29-M toma como motivo más inmediato la agresión contra los trabajadores que significa la denominada “reforma laboral” de febrero de 2012. ¿Qué piensas de esa nueva contrarreforma?
“No es reforma laboral, es lucha de clases”, podríamos decir parafraseando el aforismo del 15M. La “reforma laboral agresiva” que susurraba De Guindos al oído de los capataces del Banco Central Europeo expresa a la perfección el tiempo que vivimos y el que viene. La burguesía sí tiene una nítida conciencia de clase, de la situación y de la correlación de fuerzas. Mientras que la izquierda y el sindicalismo mayoritario llevan años recitando la letanía del Estado del bienestar, el gran capital recuenta las fuerzas de cada uno y toma la iniciativa. La lucha de clases no se rige por criterios de caridad o compasión. La “globalización feliz” y el “capitalismo popular” se han terminado. La crisis sistémica (económica, ecológica, urbana, de equilibrios geopolíticos) obliga al capital a una reorganización que pasa, ineludiblemente por eliminar el poder real o latente de los antagonistas, por disciplinar la mercancía llamada trabajo, de dónde emana la valorización del capital. ¿Por qué habríamos de mantener el contrato social por el que suspiráis todavía si vosotros no tenéis la fuerza suficiente para sostener el pulso? Lo queremos todo y lo queremos ahora, vienen a decir.
“No es la reforma laboral, es el capitalismo”. Allá por 2002, algunos compañeros definían la globalización capitalista como el desbocamiento del capital. El desbocamiento de verdad lo estamos empezando a ver en los últimos años. “Cuanto más alto quieras llegar más cadáveres tendrás que dejar en la cuenta. Y es justo que sea así. La ley es la de los que son leones”. Son palabras de Terri de Niccoló, una de las prostitutas que participaba en las fiestas político-empresariales de Berlusconi, que expresa con una metáfora la filosofía mundana del capitalismo naturaleza. Caballos desbocados y leones que reclaman su derecho a comerse la gacela. Ese es el trasfondo de la contra-reforma laboral: todo el poder para el capital, nueva acumulación de capital a partir de la desposesión de derechos laborales.
Los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, sus direcciones quiero decir, hablan, lo han hecho en algún momento si no ando errado, de modificar los aspectos más lesivos de la ley. ¿Este debería ser uno de los objetivos centrales de la movilización del 29M?
Muchas veces sonroja escuchar a los dirigentes del sindicalismo de concertación. Frente a una contrarreforma que no deja títere con cabeza y arrambla contra todos los derechos, dicen que quieren corregir (Méndez) y enmendar (Toxo) la reforma laboral. Tienen bastante más miedo que vergüenza. A pesar de la brutalidad de la agresión, siguen afiliados al “virgencita que me quede como estoy” y a la nostalgia del pacto social permanente.
La extendida desconfianza hacia las direcciones sindicales no es el producto de una conspiración de El Mundo. Basta con recordar el papelón que han hecho en tres de los momentos cruciales desde que se inició la crisis. Callaron -y cuando hablaron fue para justificarlo- mientras se saqueaban los fondos públicos para rescatar a los bancos. El segundo gran episodio que demostró la falta de firmeza fue el pensionazo: cuatro meses después de la huelga general del 29 de septiembre, dispusieron, junto al gobierno, que tendremos que trabajar dos años más para cobrar una pensión más exigua. Y la tercera “cantada” fue la meliflua protesta frente a la reforma constitucional que blindó el cobro de la deuda para los bancos.
Y ahora, es una insensatez situar la huelga general como respuesta únicamente a la contrarreforma laboral, aunque ésta sea gravísima. En un país con casi 6 millones de parados, tres veces más personas acogidos a los programas de alimentos de Cáritas que en el 2008, la degradación sistemática de los servicios públicos y con 150 desahucios y 10 suicidios diarios, la huelga debe desbordar el timorato planteamiento de las centrales sindicales mayoritarias. Uno de las fuentes de deslegitimación sindical es precisamente su empecinamiento corporativo, su economicismo de bajo vuelo. La huelga ha de ser general, es decir, radical, abarcadora, política.
Se habla –la CEOE por ejemplo- de que el “mercado laboral” español es poco flexible, que hay que flexibilizarlo más, que así no pueden surgir nuevos “emprendedores” y no “se crea empleo”. Toda esta jerga “político-economicista”, ¿qué significa para ti?
Las jergas casi siempre buscan o producen una zanja entre el experto y el lego. Para empezar, esa jerga convierte la economía en un lenguaje indescifrable. Es el pensamiento mágico de nuestros días: los brujos dicen que es así y así debe ser.
Y después está el propósito deliberado de edulcoración. Son las nuevas maneras de ocultar la explotación; es el capitalismo disfrazado de interés general. La palabra emprendedor, sustituyendo a la de empresario, resume bien el camaleonismo, la capacidad del capital para integrar los valores antagonistas. La palabra “emprendedor” toma el relevo de otra palabra prestigiada en su momento, la de “autónomo”. Frecuentemente, con ese término se ha puesto en pie la ficción de una figura híbrida, mezcla de empresario y trabajador que disfrazaba, en muchas ocasiones una relación salarial encubierta. Como entonces, el capital transforma los aspectos más superficiales de la crítica a la fábrica, a la extenuación laboral o a la rutina, en los atributos con los que caracterizar a la empresa. La empresa como emprendimiento, exploración, iniciativa…
Algo parecido es lo que ha hecho Mario Monti, el primer ministro italiano para referirse a la precariedad: "Los jóvenes tienen que acostumbrarse a la idea de que no tendrán un puesto fijo de trabajo para toda la vida. Por otra parte, digamos la verdad, qué monotonía tener un puesto fijo para toda la vida. Es más bonito cambiar y tener desafíos". La precariedad, que es justamente una cárcel móvil para el trabajo, es transformada en aventura, en libertad, frente a “la monotonía de la estabilidad laboral”
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¿Ves algún punto de ruptura entre la política laboral de PP y la que abonaron e impulsaron los últimos gobiernos del PSOE? Estos últimos afirman que ellos no cruzaron determinadas líneas rojas que siguen siendo sagradas.
Me parece que tanto la política laboral como el conjunto de la política económica del PP y del PSOE comparten la misma lógica neoliberal y obedecen a los mismos amos. Las diferencias entre ambos son de ritmo, no de rumbo; de intensidad, pero en modo alguno de orientación. Si comparamos las reformas laborales de 2010 y 2012 comprobaremos que el despido y la negociación colectiva son dos piezas preciadas en ambas cacerías. Pero, sin duda, la reforma laboral de 2012 supone un salto cualitativo. Es una estrategia elaborada, un ataque articulado, un nuevo marco de relaciones laborales.
Por otra parte, la esquizofrenia del PSOE es ya proverbial: ortodoxos neoliberales en el gobierno y fervientes socialdemócratas al día siguiente de perder las elecciones. Este enrojecimiento súbito es ya una historia cansina, sólo apta para aparateros y chusqueros desesperados.
Creo que el 15M se sumará a las movilizaciones. ¿Debería el movimiento obrero componer o recomponer sus relaciones con ese movimiento? No siempre, según creo, sus relaciones son las organizaciones clásicas de los trabajadores son fluidas.
Es lamentable el desprecio con el que los sindicatos oficiales han tratado la movilización del 15-M. En lugar de buscar una convocatoria que entroncase con la gran movilización de las plazas, se ha dedicado a tildar de infantil y ambiguo al movimiento indignado. Bastaría con recordar algunos de los lemas que se exhibían en las plazas y acampadas para darse cuenta de que el 15M no se puede despachar con la etiqueta de “interclasista”: “Manos arriba, esto es un contrato”; “Sin curro, sin casa, sin pensión, sin futuro”; “Violencia es cobrar 600 euros”; “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”.
Se ha utilizado reiteradamente como metáfora del 15-M el cuento del emperador desnudo. El problema es que el insolente niño que ha ocupado las plazas durante 2011 no sólo ha señalado la desnudez y corrupción del poder político, sino que también ha interpelado, aunque no se lo propusiera, al sindicalismo de concertación. Señalaba su complicidad en los años de crisis, indicaba las limitaciones del sindicalismo mayoritario en relación a amplios sectores de trabajadores precarizados, jóvenes y no tan jóvenes.
Hace unos días Iñaki Gabilondo presentaba su colaboración en El País con un significativo título: “Precariato”. La precariedad toca ya la puerta de los que aún conservan algún derecho. Se conmueven y tocan a rebato. Pero desde hace más de 10 años el debate sobre la precariedad era materia cotidiana en el movimiento antiglobalización o en el sindicalismo crítico. Bertinotti, el dirigente de Rifondazione Comunista de Italia, llegó a hablar del movimiento antiglobalización como el nuevo movimiento obrero, expresión del precariado. Al final, hasta los que soñaban con desempeñar tan ricamente su papel de clase media-colchón social de por vida, hasta esa fantasiosa nueva clase trabajadora propietaria acaba entendiendo a qué nos referíamos cuando hablábamos de tiempos precarios, de régimen precario.
Claro que tampoco en el 15-M es oro todo lo que reluce. Claro que hay, a veces, demasiado ciudadanismo, demasiada fe en el performance, demasiado Keynes y demasiado Punset. No, todo no se arregla con abrazos colectivos e inteligencia emocional. Se dio un giro social, de la exigencia de reforma electoral a los desahucios y las expulsiones de inmigrantes. Pero hay que profundizar esa orientación.
Hace falta una nueva alianza que sea capaz de unir las plazas, las empresas y los barrios; los precarios, los bastiones de trabajadores con derechos y los pobres. Hace falta un nuevo movimiento obrero, capaz de integrar los indignados, el sindicalismo crítico y la rabia de los barrios excluidos.
Refuta este argumento: en Grecia han hecho en estos dos últimos años más de 15 huelgas generales y mira lo que han conseguido: nada. Así que: a currar o a asaltar los cielos en serio.
Para empezar, en lugar de esperar a que los griegos nos saquen las castañas del fuego, arrimemos el hombro. Es como el esquirol que, en lugar de hacer huelga, te echa en cara que no has conseguido nada haciéndola tú.
La situación griega viene de camino. Y no quedará más remedio que plantar cara. La lucha siempre rinde frutos, aunque a veces no sean visibles. Los cuatro derechos que tenemos se han conseguido mediante la lucha obrera, no son la regalía de ningún político. Y, como decía mil veces Marcelino Camacho, los derechos que no se defienden, se pierden.
Luchemos como si estuviésemos preparándonos para asaltar los cielos. Y sobre todo, escribamos en las paredes y en los blogs la advertencia certera: Si luchamos podemos perder, si no luchamos estamos perdidos.
¿Cómo deberíamos continuar? ¿Qué hacer tras el 29-M?
La lucha va a ser muy larga y hace falta una estrategia de alcance. La huelga general ha de ser un instrumento de acumulación de fuerzas, tanto si consigue derrotar la reforma laboral como si no lo consigue. Hay que trabajar por un frente amplio, por una conjunción de fuerzas, por la construcción de un movimiento socio-político, es decir de un desafío consciente y sostenido al neoliberalismo.
El 15M, el sindicalismo crítico, los movimientos sociales alternativos, la izquierda anticapitalista, los movimientos de los barrios, son algunos de los componentes llamados a jugar un papel importante en la construcción de ese movimiento.
La huelga general ha de tener continuidad. Las huelgas de consumo, las acciones de desobediencia y boicot, las acciones de deslegitimación del poder político y económico, deben ir acompañados de la construcción de espacios comunitarios alternativos. Luchar en lo grande y en lo pequeño. Por la huelga general europea o la auditoría de la deuda, pero al mismo tiempo por la creación de grupos de autoconsumo o economatos sociales. Por la revuelta general y por la política entendida no como representación sino como comunidad.
No basta con defenderse, hay que pasar al contraataque. La renta básica como derecho ciudadano puede ser una propuesta que una plazas y barrios, precarios y excluidos, austeridad y justicia.
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¡El 29-M todos a la huelga!
Plataforma unitaria HAY QUE PARARLES LOS PIES.
Dijeron que no subirían los impuestos y a los seis días de gobierno nos los subieron y nos rebajaron los salarios. Dijeron “Nunca apoyaremos el despido más barato y el recorte de las políticas sociales”, y no han hecho más que llegar para meter más recortes y decretarnos una reforma laboral que facilita y abarata los despidos, recorta los salarios, precariza el empleo, deja en manos de los empresarios el derecho a rebajar arbitrariamente los salarios, modificar las condiciones de trabajo y hacer EREs sin autorización administrativa. ¡Esto no es una reforma, es un atraco laboral!
Y tienen la desfachatez de decir que hay que acordarse de los parados/as, cuando en su reforma los/as trata como si fueran delincuentes a quienes hay que obligar a hacer trabajos sociales. Su reforma, como el propio Rajoy reconoce, no solo no va a crear empleo, sino que prepara 630.000 parados/as más en este año.
Cada medida del gobierno no es más que el preludio de una nueva y peor. Acaban de aprobar la reforma y ya hablan de una nueva reforma de la Ley de huelga, o lo que es lo mismo, buscan impedir más aún el derecho a la huelga. Anuncian unos Presupuestos Generales del Estado que como mínimo (y con el permiso de la troika europea) recortarán más de 29.000 millones de euros
De este Gobierno de los banqueros, de estos lacayos de la Merkel y Sarkozy, no se puede esperar más que, como en Grecia, medidas de guerra social al servicio de pagar la deuda de los banqueros y llenar los bolsillos de las grandes empresas y multinacionales a costa de la miseria de los trabajadores/as y el pueblo.
No hay salida si no les plantamos cara. Por eso la huelga general del 29-M tiene que ser un éxito. El Gobierno dice que una huelga general no va a servir para nada. ¡Ya veremos si sirve! Lo que seguro no sirve para nada es el miedo, la resignación o el quedarse en casa y esperar a ver, porque si no les paramos nosotros/as ellos no van parar de enviarnos a la ruina. Hay que pararles los pies y cuanto antes mejor.
Los dirigentes de CCOO y UGT, presionados por las huelgas generales que ya estaban convocadas para el 29 de marzo en Euskal Herria, Galiza y Canarias y por las multitudinarias manifestaciones del 19 de febrero, se han visto obligados a convocar la huelga general. Pero de los que firmaron el pensionazo, de los que con sus pactos sociales han dejado que lleguemos a cerca de seis millones de parados, de los que firmaron con la CEOE un acuerdo vergonzoso hace apenas unas semanas, no podemos esperar ninguna firmeza en la lucha.
Tenemos que ser los trabajadores/as, desde las empresas, centros de trabajo, facultades, Institutos y barrios obreros, quienes garanticemos la huelga y digamos que vamos a la huelga ¡para echar abajo esta reforma laboral; para frenar los recortes, para exigir un plan de rescate de los trabajadores y el pueblo. Y no para “negociar” con el gobierno. ¿Qué es lo que hay que negociar de una reforma que es una declaración de guerra social, un atraco a mano armada? No queremos un paro testimonial, un 29-S sin continuidad alguna. ¡Huelga General... para empezar!, pero plan de lucha hasta que echemos abajo la reforma y los recortes. Ese plan de lucha debe incluir el unirnos a los trabajadores del resto del continente para que se convoque una huelga general en toda Europa. Ese es el camino.
Llamamos a todos los trabajadores/as a participar en la huelga. Llamamos a los parados/as a que ese día se incorporen a los piquetes y la manifestación, porque ellos/as son los principales damnificados de una reforma que cierra las puertas a la creación de empleo.
Llamamos a los/as estudiantes, a los jóvenes, a participar en la huelga y los piquetes porque este gobierno condena a la juventud a no tener ni futuro… ni presente.
Llamamos a los jubilados/as y pensionistas a que ese día salgan con los huelguistas a la calle porque este gobierno de la Troika, como en Grecia, seguirá robando las ya miserables pensiones.
Llamamos a los pequeños/as comerciantes a sumarse a la huelga de los trabajadores, porque el gobierno de los banqueros y la Ley de libertad de horarios comerciales les empuja a la ruina.
Y llamamos a todos/as a venir el 29 por la tarde a la manifestación con los que queremos la continuidad de la lucha hasta echar abajo la reforma.
¡Abajo la reforma laboral y los recortes sociales!
¡Huelga general y plan de lucha hasta echarlos abajo!
Fuera el “Acuerdo para el empleo y la negociación colectiva” firmado por CEOE-CCOO y UGT
¡Ni un euro más para los banqueros! ¡Suspensión del pago de la deuda y auditoría pública de la misma!
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