Increíble, casi inexplicable, como tan fácil y abiertamente se manifiestan las paradojas de la globalización, por ahora veamos simplemente como se presenta en el ámbito de los alimentos, mercados y corporaciones. Las paradojas de la globalización y del mundo en que vivimos. El planeta Tierra genera dos veces más alimentos de los que sus 7.000 millones de habitantes precisan para vivir, a pesar de lo cual 925 millones de personas se encontraban en situación de hambre crónica en 2010. Se preguntan “cómo en un planeta con tal producción puede haber gente que pasa hambre”. A su juicio, “el libre juego de la oferta y la demanda no explica el hambre en el mundo”, y ni siquiera las últimas sequías y el crecimiento poblacional son motivo en vista de los datos. Consideran que la falta de voluntad política de los Estados y a la especulación con el precio de los alimentos como las principales causas del problema, el índice de precios de los alimentos de la FAO permaneció constante entre 1990 y 2006, con oscilaciones entre 90 y 120 puntos y una media en torno a los 100 para todo el período. Sin embargo, a finales de 2006 y principios de 2007 los precios comenzaron a subir de forma incesante y alcanzaron el índice 213 en 2008, señaló. Volvieron a caer en 2009, aunque en 2010 iniciaron otra subida (hasta los 214) y en 2011 llegaron a situarse en los 240 puntos. También destacan que el mercado de materias primas alimentarias pasó de unos 35.000 millones de dólares en 2004 a acumular 350.000 millones en 2009. Es decir, que “el bluf de la burbuja inmobiliaria atrajo a los fondos de inversión a este sector, que parece seguro y rentable”, lo que a su juicio explican el alza y la volatilidad en el precio de los alimentos.
A esto hay que añadir el acaparamiento del mercado en manos de unas pocas empresas, así como la acumulación de tierras, sobre todo en África, donde las multinacionales se están haciendo con grandes extensiones de terreno. Cinco empresas controlan el 80% de la producción y el comercio de granos, cuatro el 100% de las semillas transgénicas, tres monopolizan el mercado mundial de lácteos y otras tres acaparan la producción de maíz en el mundo. Por ello, exigió al G-20 aprobar una regulación internacional para limitar el porcentaje del mercado alimentario en manos de un solo grupo inversor; establecer una tasa contra los movimientos especulativos en este terreno; imponer una moratoria a la compraventa de tierras, y acabar con las primas a los agro-combustible. Además la falta de transparencia en este mercado, con gobiernos como los de China o India que no informan sobre su producción por ser secreto de Estado, lo que “solo beneficia a unas pocas empresas”.
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Las Paradojas de la Globalización.
“Cambios en los sistemas políticos de los Estados Nacionales”.
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Jesús Mazzei Alfonzo.
El Universal. Jueves 15 de marzo del 2012.
Si bien, la globalización, entre otras muchas características, desearía recalcar dos de ellas, por una parte, su alcance, es decir, la extensión del proceso y la intensidad de los fenómenos que le son propios. Es decir, en el alcance y la profundidad que produce sus efectos en los distintos niveles de los procesos sociales operados en los sistemas políticos de los Estados nacionales que forman la estructura internacional. Ambos procesos en una resignificación de la aceleración del tiempo de la modernidad. En la globalización, la simultaneidad es esencialmente la modalidad temporal dominante. Hay un proceso sincrónico.
En efecto la globalización es polifacética, multiforme, modifica estructuras económicas, afecta procesos sociales, promueve nuevas tecnologías, replantea figuras y categorías políticas, especialmente impacta y afecta nuestras vidas de distinto modo, positiva y negativamente, dependiendo de la economía, ubicación geográfica, recursos, tecnología, educación e infraestructura.
En ese sentido el marco conceptual y analítico que ofrece el profesor de Economía Política de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, en su última libro. La paradoja de la globalización, ofrece algunas respuestas a los dilemas o paradojas de esta dinámica. Nos centraremos en tres de ellas. Rodrik habla del “trilema político de la economía mundial” entre el estado nación, la democracia y la hiper-globalización”. Según su análisis solamente dos de las tres premisas son compatibles al mismo tiempo, es decir,
1).- La democracia se debilita en el marco del Estado nación, si éste está integrado profundamente a la economía internacional.
2).- La democracia y el Estado nación son compatibles solamente si retrocede la globalización;
3).- La democracia puede convivir con la globalización si se articulan fórmulas de gobernanza transnacional y se debilita el Estado nación.
En primer lugar, la hiper-globalización y el Estado nación funcionarían bien en un mundo friedmaniano en el que los únicos servicios que proveen los gobiernos son aquellos que garantizan el buen funcionamiento de los mercados es decir su marco regulatorio. En este mundo, según Rodrik, "el objetivo de los gobiernos es ganar la confianza de los mercados para poder atraer comercio y entradas de capital: austeridad, gobiernos pequeños, mercados laborales flexibles, desregulación, privatización y apertura comercial".
Citando a Rodrik "Consideremos todo lo que se necesita. Los mercados modernos precisan una infraestructura de transporte, logística y comunicación, que en gran parte es el resultado de inversiones públicas. Necesitan sistemas de cumplimiento de contratos y protección de los derechos de propiedad. Precisan regulaciones que aseguren que los consumidores tomen decisiones informadas, que las externalidades se internalicen y que no se abuse del poder del mercado. Necesitan bancos centrales e instituciones fiscales para evitar el pánico financiero y los ciclos comerciales moderados. Precisan protecciones sociales y redes de seguridad para legitimar los resultados distributivos". Es decir instituciones que le provean de gobernabilidad.
En segundo lugar, sigamos con el marco establecido por Rodrik: la segunda opción consiste en limitar la globalización para fortalecer la democracia y la soberanía nacional. El autor propone un replanteamiento de los acuerdos comerciales y una regulación más rigurosa de los movimientos de capital para permitir la expansión del espacio democrático a nivel nacional que priorice los objetivos sociales y económicos nacionales sobre los de las empresas y grandes bancos transnacionales. Por lo tanto, se podría fijar una tasa a las transacciones financieras, como lo propuso Joseph Tobin hace más de 30 años.
En tercer lugar, para cerrar el trilema, existe la posibilidad de ir sacrificando paulatinamente el Estado nación y construir redes sólidas de democracia transnacional que sean compatibles en escala, espacio y poder con la globalización. Es por esta vía por la que Europa, dada su experiencia en la construcción de un proyecto supranacional, podría superar los desafíos del trilema. Solamente a través de una Europa federal, política y económica, los europeos podremos continuar integrándonos en la economía global, preservando nuestra democracia. Es decir lograr una gobernanza total no sólo Europea sino global. Es eso posible, no lo sabemos pareciera que el mundo desea caminar hacia ese rumbo, es caminar en la modelación y en la mayor interacción de ese proceso.
Sin embargo, siguiendo a Rodrik "El Estado nacional vive, si no del todo bien, y sigue siendo esencialmente la mejor alternativa. La búsqueda de gobernancia global es algo absurdo. Es improbable que los gobiernos nacionales cedan un control significativo a instituciones trasnacionales, y las reglas armonizadoras no beneficiarían a sociedades con necesidades y preferencias diversas. La Unión Europea puede ser la única excepción para este axioma, aunque su crisis actual tiende a demostrar que es así".
Creo que se debe ir es a la gobernabilidad, de este fenómeno y tendencia histórica, para que pueda ser un proceso inclusivo, dentro del cual todos podamos sacar beneficios y tener una globalización más equitativa y solidaria esta es la ruta a seguir. Estos son alguna de las paradojas, es lo que la hace un asunto interesante para el análisis y comprensión y estudio contemporáneo.
Finalmente, como dice Rodrik "Deberíamos esforzarnos por alcanzar una máxima globalización que sea coherente con un espacio para la diversidad en los acuerdos institucionales nacionales".
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