jueves, 22 de septiembre de 2016

LULA CONTRAATACA Y HACE CAMPAÑA. LAS CONVICCIONES IMPERIALES DE LULA.-

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LAS CONVICCIONES IMPERIALES DE LULA.- Emir Sader.- Antes incluso de abrir las compras que trajo de un nuevo viaje a los EE.UU., el promotor Sergio Moro trasformó a Lula, de nuevo, en reo de su operación jurídico-policial. Son tantos sus viajes al Imperio, que no queda claro si vive alla y viene a actuar en Brasil o si vive en Brasil y va regularmente a los EE.UU. a recibir orientaciones para actuar en Brasil. Un buen tema de investigación para el Parlamento.
Lo cierto es que Moro, frente al fracaso espectacular de la nueva farsa montada por sus comparsas en un hotel de Curitiba en contra de Lula, que recibió la condena unánime (incluso de los que apoyan esa operación), no tuvo el coraje de tomar una decisión solo. La sensación era la de un nuevo paso en falso de sus comparsas, que habían tomado una vez más una actitud precipitada, para buscar protagonismo, en medio de la campana electoral municipal, y que ello dejaba a Moro y sus secuaces en una situación difícil, porque sería imposible, en base a la ridícula demostracion del power point y de la falta de pruebas, hacer a Lula reo de nuevo.
Pero frente a esa situación difícil, Moro fue, una vez más, a buscar nuevas instrucciones, seguramente de los que, según Wikileaks, lo hicieron depositario de los materiales obtenidos por Estados Unidos en el espionaje de la Presidencia de Brasil, en el Ministerio de Minas y Energía y en la misma Petrobras, y le han permitido iniciar su operación. Como confesión de que no solamente sus comparsas, sino él mismo, no tienen pruebas, sino tan solamente convicciones, Moro ha refrendado la misma presentación de la farsa del power point. Esto es, no posee ninguna otra acusación con pruebas en contra de Lula, habiendo viajado para reforzar sus convicciones hacia su patria adoptiva y volviendo enseguida a tomar rápidamente la decisión para reforzar la manipulación en el escenario electoral municipal.
Significativamente, Lula viaja en este mismo momento al nordeste de Brasil para hablar con el pueblo, mientras Moro fue a los EE.UU. a hablar con sus patrones. Cada cual en lo suyo, cada uno con su gente. Mientras uno intenta ampliar los espacios democráticos achicados en el país, en medio a tantos golpes en contra de la democracia, el otro refuerza la idea de que su operación Lava Jato no cabe en la democracia brasileña, tiene que destruirla definitivamente para triunfar.
Se trata de dar continuidad al proyecto ambicioso de Moro y de sus comparsas de reescribir la historia reciente de Brasil, como copia ridícula de la Operación Manos Limpias de Italia. Sólo que en Brasil, apenas en contra de la izquierda, de Lula y del PT. Con el intento grotesco de intentar invalidar la historia reciente del país, que no sería un momento virtuoso de combate a las desigualdades sociales, sino una farsa montada por la corrupción de recursos públicos.
Habría así que destruir la imagen de Lula, para invalidar ese período de la historia de Brasil, revertir su sentido, mostrar que sólo habría sido posible gracias a la corrupción, aun si no hay pruebas, sólo convicciones. De ahí la decisión estrafalaria de hacer a Lula reo, aun con la falta de pruebas, ya ridiculizada en Brasil y en el exterior mediante un power point, con la grotesca alegación de que faltan pruebas pero sobran convicciones.
Moro llega así a su fin de línea. Ha agotado sus investigaciones, los intentos de que con presiones logre delaciones premiadas con tal de que impliquen a Lula y puedan ser fuentes de pruebas forjadas, confiesa que los malabarismos realizados con espectáculos mediáticos son todo lo que tienen en contra de Lula. Que el departamento que le atribuyen a Lula no es de él, pero son las únicas convicciones de Moro y de sus comparsas.
Como marioneta de la derecha brasileña y de los proyectos macabros del imperio en contra de Brasil –que suponen el desmonte de las bases económicas del proyecto de desarrollo con distribución de renta, incluyendo la destrucción de Petrobras y del Presal—, Moro se revela así como un obstinado militante en contra de la democracia, la distribución de renta y el proyecto nacional de Brasil. Luego se va para EE.UU., donde terminará por recibir algún oscuro título de alguna universidad trucha de Miami y gozar de buenas remuneraciones por los servicios prestados al Imperio.
Pero con ese nuevo paso en falso –que se suma a la tentativa frustrada de apresar a Lula y a otras denuncias pirotécnicas– Moro corre el grave riesgo de ser desenmascarado en público y frenado en sus aventuras por el Supremo Tribunal Federal y por el propio Congreso. La farsa montada por sus amigos ya fue condenada unánimente en Brasil. Si él la reforzó, antes de que fuera desechada completamente, es porque es su última carta. Por lo menos fue lo que han decidido en la reunión recién realizada en el imperio y cuyas decisiones tomó apenas bajó del avión en su nueva incursión en los EE.UU., país al que se debe en cuerpo y alma.
Es el final para el proceso de corrupción moral de farsantes que actúan según los intereses extranjeros en el intento de relegar a Brasil a ser una república de bananas, sin democracia, ni Poder Judicial, sin proyecto nacional.
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LULA CONTRAATACA Y HACE CAMPAÑA.
En el noreste brasileño, el ex presidente desafió a la Justicia a encontrar pruebas en su contra.
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En el interior del nordestino estado de Ceará, el líder del PT fue aclamado por miles de personas y habló como posible aspirante a la presidencia. Volvió a proclamar su inocencia.

Página /12 jueves 22 de setiembre del 2016.

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzó ayer una contraofensiva proselitista frente al juicio por corrupción y lavado de dinero abierto en su contra, afirmó que está con la “conciencia tranquila”, desafió a la Justicia a encontrar pruebas de los delitos que se le achacan y aseguró que existe un proyecto para destruir al PT y hacerlo inviable en las elecciones presidenciales de 2018.
En el interior del estado de Ceará, en el noreste del país, Lula fue aclamado por miles de personas y habló como posible aspirante a la presidencia en 2018, además de proclamar nuevamente su inocencia ante la denuncia de la fiscalía aceptada por el juez Sergio Moro, que investiga el escándalo del “Petrolao”, la red de corrupción originada en Petrobras.
“Hay quien dice que están haciendo esto, acusar a Lula, investigarlo desde hace dos años, porque están con miedo de que vuelva a ser candidato en 2018. Hay quien dice que haber destituido a Dilma Rousseff fue para impedir que Lula vuelva en 2018”, dijo a la multitud en la localidad de Barbalha, a 550 kilómetros de Fortaleza.
En el llamado “Brasil profundo” –el nordeste rural semiárido– Lula llegó para participar de las campañas municipales para los comicios del 2 de octubre, pero los actos se concentraron en rechazar el juicio que le inició el juez Moro. “Si ellos prueban que robé diez centavos, con la misma honradez de siempre, con la cabeza en alto, sabré pedir disculpas al pueblo”, declaró Lula, quien agregó que si se comprueba su inocencia, será él quien esperará un pedido de perdón. Según Lula, la “persecución judicial” que sufre es obra de una “elite económica y política” que no perdona que “un obrero haya llegado al poder” en Brasil, un país del cual afirmó que “desde el descubrimiento había estado gobernado por la aristocracia”.
Con una multitud que pidió la renuncia del presidente Michel Temer, el acto también sirvió como un repaso de la gestión de Lula, entre 2003 y 2010, época donde según los fiscales se consolidó el “Petrolao”, la red de sobornos a cambios de contratos en Petrobras para abastecer financieramente a las campañas políticas.
“Hace dos años que buscan delitos en mi vida y no encuentran. Me buscan por haber mejorado la vida del pueblo. Cometí muchas barbaridades, mejoré la vida del pueblo, ahora comen tres veces por día, los hijos de las mucamas y campesinos son ingenieros y médicos. Eso no lo perdonan. No perdonan que la mucama compre el mismo perfume que la patrona”, arengó. Según Lula, sus rivales “buscan la destrucción del Partido de los Trabajadores” desde que él llegó a la presidencia, en 2003.
El ex mandatario se refugió en el nordeste, el reducto electoral que fue clave para la elección de Rousseff en 2010 y 2014 y que se transformó en una región clave para preparar el plan de regreso del PT al poder.
En su fallo, el juez acepta juzgar a Lula, a su esposa y a otras seis personas por la propiedad de un apartamento en el balneario de Guarujá. El magistrado Moro recordó que Lula es sometido a otra investigación referente a la propiedad de una casaquinta en Atibaia, estado de San Pablo, donde pasó varias temporadas desde que en 2010 dejó la primera magistratura brasileña.
Lo dijo el propio Moro en el fallo con el que ayer aceptó investigar la denuncia de la fiscalía contra Lula, en la cual lo acusa de recibir ventajas indebidas de la empresa OAS como parte de los beneficios que esa compañía constructora obtuvo en contratos de Petrobras durante su gobierno (2003-2010).
La casaquinta de la ciudad de Atibaia, en el interior del estado de San Pablo, es propiedad de dos amigos de Lula y fue reformada por las empresas Odebrecht y OAS, ambas vinculadas con el caso Petrobras, aunque la investigación busca un nexo entre las ventajas recibidas por la empresa en contratos con la petrolera y estas refacciones. La defensa de Lula sostiene que esa propiedad no le pertenece y sí a sus amigos, que se la cedieron para que viva con su familia una vez abandonada la presidencia de Brasil.
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