viernes, 5 de junio de 2020

EL FRACASO DE LA DERECHA BRASILEÑA. BOLSONARO IMITA A TRUMP Y AMENAZA CON MÁS REPRESIÓN.

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BOLSONARO IMITA A TRUMP Y AMENAZA CON MÁS REPRESIÓN.
Calificó de "terroristas, marihuaneros y desocupados" a quienes lo acusan de atentar contra la salud pública-
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  El presidente brasileño durante la inauguración de un hospital de campaña en el Estado de Goiás.
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Página/12 viernes 5 de junio del 2020.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, amenazó con usar la Fuerza Nacional de Seguridad, una tropa de élite policial, contra las protestas convocadas para el domingo por grupos sociales y movimientos antifascistas a los que calificó de "terroristas, marihuaneros y desocupados", en medio de la conmoción nacional por los 34.000 muertos por la pandemia del coronavirus.

Bolsonaro hizo la amenaza durante la inauguración de un hospital de campaña, el primero del Gobierno federal para atender a pacientes con coronavirus, en la ciudad de Aguas Lindas, en el estado de Goiás, vecino a Brasilia, cuya construcción había sido anunciada en abril pasado.

El mandatario llegó al lugar en helicóptero, y al pisar barro se resbaló y se cayó, luego de saludar a un bombero sin usar barbijo y violando las directivas de distanciamiento social del gobierno de Goiás.
El mandatario levantó el tono ante las protestas del próximo domingo que, según el gobierno, pueden ser parte de un movimiento mayor -pese a la pandemia- para presionar al Congreso a abrirle un juicio político.
Ya se presentaron alrededor de 30 pedidos de destitución del presidente, los últimos por atentar contra la salud pública por su mundialmente criticada gestión del brote, que dejó más de 34.000 muertos y puso a Brasil como el país con más fallecimientos por detrás de Estados Unidos y Reino Unido.
Brasil registró el jueves un nuevo récord diario de 1473 muertes
"Espero que el domingo las policías de los estados hagan su debido trabajo", pidió Bolsonaro dirigiéndose al gobernador conservador goiano, Ronaldo Caiado, un ruralista y médico que rompió con el Gobierno nacional en medio de la pandemia a raíz de la postura negacionista del mandatario sobre la gravedad del coronavirus, al que una vez calificó de "gripecita".
En su discurso, Bolsonaro les pidió a sus seguidores no salir a las calles el fin de semana,
"para que las fuerzas de seguridad, no solo estatales, sino también las nuestras, las federales, puedan hacer su trabajo si los marginales extrapolan los límites de la ley", afirmó.
Y prosiguió: "Generalmente son marginales, terroristas, marihuaneros, desocupados que no saben lo que es la economía, no saben lo que es trabajar y ganar el pan de cada día".
El domingo pasado grupos antifascistas de hinchadas de fútbol, en especial de Corinthians, cruzaron a bolsonaristas que pedían un golpe militar en el país y fueron reprimidos por la policía.
El lunes, en Curitiba, estado de Paraná, fronterizo con Misiones, hubo vidrieras rotas por grupos que pedían la renuncia del ex capitán ultraderechista.
Por otra parte, Bolsonaro insistió en que eliminará los impuestos de importación de armamento, en el marco de una segunda campaña de su gobierno para armar a la población bajo el lema "un pueblo armado jamás será esclavizado".
En una reunión de Gabinete de abril pasado, Bolsonaro dijo que quería armar a la población para que reaccionara ante las cuarentenas y distanciamiento social decretados por gobernadores e intendentes para contener el coronavirus.
La cruzada anticuarentena de Bolsonaro ha socavado el acatamiento a las medidas en muchas gobernaciones e intendencias, porque muchos siguen las recomendaciones del presidente.
En ese marco, y pese a que la curva de muertos ha subido en la última semana y se superaron los 600.000 casos registrados, varias ciudades empiezan a aliviar las medidas.
Río de Janeiro, cuyo intendente es el pastor Sergio Crivela, aliado de Bolsonaro, lo hizo el martes y ayer: permitió baños de mar para deportes y autorizó a 14.000 vendedores ambulantes a salir a las calles y montar sus tiendas.
Pero la medida más osada llegó desde San Pablo, la ciudad más grande de Brasil y Sudamérica y la más afectada por el nuevo coronavirus, con 72.171 contagiados y 4250 muertes confirmadas por Covid-19.
Hoy comenzó la reactivación gradual de sus actividades económicas presenciales con la apertura, por apenas cuatro horas y limitación de personas, de concesionarias de automóviles y oficinas de prestación de servicios.
El intendente Bruno Covas publicó en el Diario Oficial del Municipio una resolución de apertura de las concesionarias de vehículos y de actividades en oficinas de contabilidad, abogacía y otros servicios. Según la reglamentación, el espacio físico debe tener un 20% de ocupación.
El Sindicato de Abogados de San Pablo y la Asociación Juristas por la Democracia pidieron a la Justicia suspender los decretos de apertura por atentar contra la salud pública.
Enfrentados a Bolsonaro, el intendente Covas y el gobernador paulista, Joao Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña, impusieron una cuarentena hasta el 15 de junio, pero la apertura ha hecho que el subte y los trenes tengan aglomeraciones.
El principal parámetro del protocolo implementado por el gobierno del estado paulista para flexibilizar las actividades no esenciales es la ocupación de las camas de terapia intensiva.
La tasa promedio de ocupación para flexibilizar actividades presenciales debe ser menor a 80%, y la ciudad de San Pablo actualmente tiene el 73% considerando las camas en hospitales públicos y privados.
Corresponsalía de la agencia estatal Télam 

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EL FRACASO DE LA DERECHA BRASILEÑA
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Emir Sader.

Página /12 viernes 5 de junio del 2020.

La historia de la derecha brasileña es una historia sucesiva de fracasos. Brasil fue liderado, ininterrumpidamente, por la derecha, hasta la crisis de 1929.
La responsabilidad de la crisis cayó unánimemente en la derecha, porque era liberal y el liberalismo permitió que la crisis se extendiera, con su opinión de que el mercado produce periódicamente una crisis, pero así reconstruye a la economía, ya que algunas empresas más frágiles quiebran, mientras las más sólidas salen fortalecidas y la economía sigue adelante. Pero esa vez la recesión fue más profunda que nunca, el desempleo en los Estados Unidos e Inglaterra alcanzó el 30 por ciento y el mercado no pudo restaurar la economía y el empleo.
En ese entonces, todas las reacciones fueron antineoliberales, ya sea el fascismo, el comunismo soviético o el Estado del bienestar. Éste, con Franklin Delano Roosevelt regresando a John Maynard Keynes, se convirtió en el modelo de gobierno hegemónico durante décadas. Europa tuvo tres décadas de pleno empleo. Un presidente de derecha en los Estados Unidos, como Richard Nixon, llegó a decir, a principios de la década de 1970: "Todos somos keynesianos". Quien implementó el Estado del bienestar en Europa no fue predominantemente la socialdemocracia, sino la derecha, en Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, por lo que este tipo de Estado fue consensuado. Durante décadas, no se habló de educación privada, sino de educación pública. El liberalismo desapareció de la escena política, considerada una ideología exótica, que defendía posiciones antiestatales, completamente contrarias al consenso mayoritario.
En Brasil, la derecha fue vencida sucesivamente desde que fue derrotada por la revolución de Getulio Vargas, en 1930. Su último presidente, antes de 1930, Washington Luis, se destacó por la declaración de que "el problema social es un asunto de la policía". La caída de Getulio, en 1945, no representó el fin del getulismo, que continuó con el propio Getulio en 1950.
La derecha se concentró en las ofensivas golpistas, coordinadas por la Escuela Superior de Guerra, fundada por Golbery do Couto e Silva y Humberto de Alencar Castelo Branco - los mismos que finalmente lideraron el golpe de 1964. El suicidio de Vargas en 1954, pospuso la dictadura durante diez años, pero antes de eso, el gobierno de Juscelino Kubitschek representó un cambio estructural importante, con la llegada de inversiones masivas desde Estados Unidos, con la industria automotriz como punto principal, inversiones que cambiaron la dirección del desarrollismo brasileño, ahora bajo la hegemonía del capital extranjero. Joao Goulart fue vice presidente de Kubitschek, mostrando cómo los sectores populares estaban subordinados en el nuevo bloque gubernamental.
La mayor victoria de la derecha en la historia de Brasil no ocurrió de manera democrática, sino a causa del golpe de estado de 1964, que terminó con un período de inestabilidad política y afirmó un modelo económico que, para el capitalismo brasileño, fue eficiente. Afirmó el camino brasileño como una alternativa en América Latina, allanando el camino para otras dictaduras, en Uruguay, Chile y Argentina, que sin embargo no tuvieron éxito, porque perdieron el final del ciclo expansivo del capitalismo, utilizado por Brasil. La dictadura militar fue el período más exitoso para la derecha brasileña. En la democratización, logró derrotar una salida de amplia re-democratizacion del país. El gobierno de Sarney fue una victoria para la derecha, al evitar una salida a la izquierda de la dictadura, pero fue un fracaso político como gobierno.
La otra gran victoria de la derecha se dio en el período neoliberal, con los gobiernos de Fernando Collor de Melo y Fernando Henrique Cardoso. Se las arreglaron para imponer la ideología neoliberal. Políticamente derrotaron a Lula y al Partido de los Trabajadores tres veces seguidas, dos de ellos en la primera ronda. Parecía que enterrarían a la izquierda y consagrarían al neoliberalismo, con la condena del Estado, del gasto público, de los derechos de los trabajadores, con el ajuste fiscal como un valor absoluto. El giro de la página del getulismo, anunciado por FHC, tenía la intención de pasar la página de la división derecha-izquierda, de las alternativas de izquierda al neoliberalismo, del liderazgo de Lula, del PT, de los sindicatos y de todos los movimientos sociales.
Fue una victoria para la derecha instalar a la agenda neoliberal en la centralidad de los problemas sociales, en el país más desigual del continente más desigual: inflación, gasto excesivo e ineficiente del Estado, el mercado como el mejor asignador de recursos, ideas que han permanecido en la opinión pública hasta hoy, excepto en los años de los gobiernos del PT. En los 90 la inflación fue contenida, pero, sin políticas sociales, la desigualdad social aumentó, la recesión tuvo lugar, junto con el desempleo. La victoria se convirtió en una derrota.
Los años de los gobiernos del PT fueron la mayor derrota de la derecha hasta ahora en la historia de Brasil. Brasil vivió sus años más virtuosos, con desarrollo económico, distribución del ingreso, reducción de las desigualdades, aumento de la inclusión social. La economía creció sin una inflación descontrolada o un desequilibrio desordenado en las cuentas públicas. El déficit de la seguridad social disminuyó, con la creación de más de 20 millones de empleos formales. El sueldo mínimo subió un 70 por ciento por encima de la inflación. La democracia política se mantuvo plenamente, al igual que la libertad de prensa. La imagen de Brasil en el mundo nunca fue sido tan buena, el país proyectó a Lula como líder político de alcance mundial.

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