ESTADOS UNIDOS CORRE HACIA EL PRECIPICIO. TRUMP HABLA DE
"TERRORISMO INTERNO" Y SACA AL EJÉRCITO A LAS CALLES. AMENAZA
PROTESTAS SOCIALES AFRO AMERICANAS “ESTOS SON ACTOS DE TERRORISMO DOMÉSTICO”.
En un MENSAJE a la NACIÓN, El
PRESIDENTE asegura que RECURRIRÁ a los MILITARES si los GOBERNADORES de los ESTADOS,
a los que se ha ACUSADO de “DÉBILES”, no PONEN FIN a la VIOLENCIA. NOAM CHOMSKY; expresa “No hay un liderazgo coherente. Es
caótico. La Casa Blanca está en manos de un SOCIÓPATA MEGALÓMANO que solo está
interesado en su propio poder, en sus perspectivas electorales, y al cual no le
importa lo que pasa en el país, ni en el mundo”. Ante las protestas y disturbios contra LA VIOLENCIA RACIAL Mientras
frente a la Casa Blanca la policía reprimía a los manifestantes, el
presidente estadounidense anunció que en Washington desplegará "miles y
miles de soldados fuertemente armados". Dijo que hará lo mismo en los
estados y ciudades donde las autoridades no apliquen la mano dura que reclama
contra las protestas que estallaron tras EL
ASESINATO DEL AFROAMERICANO GEORGE FLOYD.
“ESTOS NO SON ACTOS DE PROTESTA PACÍFICA, son actos
de terrorismo doméstico”, ha dicho este lunes el presidente Donald Trump, en un
mensaje a la nación desde la Casa Blanca, minutos antes de que entrara en vigor
el toque de queda en la capital de Estados Unidos, ante una nueva noche
de protestas por todo el país en repulsa por la muerte en MINNEAPOLIS del afroamericano GEORGE FLOYD en
manos de la policía, que dos autopsias han calificado de homicidio. Si los
GOBERNADORES de los Estados no terminan ya con la violencia, ha advertido, utilizará
al Ejército “para resolver el problema por ellos”. Desde el jardín de
las rosas de la Casa Blanca, en su primer mensaje al país desde que las
protestas por la VIOLENCIA RACIAL se han apoderado del país, el
presidente prepara un despliegue de fuerza que “dominará las calles” hasta
que “la violencia sea sofocada”.
EN UN
PAÍS EN LLAMAS POR LAS PROTESTAS RACIALES que se han extendido durante ya seis
noches, en más de 50 CIUDADES, el presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, mantiene la mano dura y este lunes ha urgido a los “DÉBILES”
gobernadores de los Estados a utilizar la fuerza para recuperar el
control de las calles. “Tenéis que dominar. Si no domináis,
estáis perdiendo el tiempo. Os van a pasar por encima, vais a quedar como un PUÑADO DE IMBÉCILES”, ha
dicho Trump a los gobernadores durante una llamada colectiva este lunes por la
mañana desde la Sala de Emergencias de la Casa Blanca/
VOY A MOVILIZAR TODOS los recursos federales disponibles, civiles y
militares, para parar los saqueos", anunció el presidente
de Estados Unidos, Donald Trump, en su primer discurso luego de una
semana de protestas contra la violencia racial luego del asesinato del afroamericano George Floyd
a manos de la policía. TRUMP HABLÓ DE "ACTOS DE TERRORISMO
DOMÉSTICO" y volvió a apuntar contra "ANARQUISTAS
PROFESIONALES" y el movimiento ANTIFA. Mientras daba su
discurso, de fondo se escuchaban las detonaciones de la represión contra la
protesta que llegó hasta el frente de la Casa Blanca
ANUNCIÓ QUE HARÁ CUMPLIR EN
WASHINGTON el toque de queda
dispuesto desde las 7 pm. "Estoy desplegando miles y miles de
soldados fuertemente armados, personal militar y agentes de seguridad",
aseguró. Además, dijo que hará lo mismo en otros lugares del país donde haya
revueltas "si la ciudad o estado se niega a tomar las acciones
necesarias". "Entonces desplegaré al ejército
para resolverles rápidamente el problema", insistió. Tras su discurso, un desafiante Trump
caminó desde la Casa Blanca hacia una iglesia dañada por los
disturbios, mientras seguía la represión en las
inmediaciones. Pablo Raúl lunes 1 de junio del 2020.
BIENVENIDOS AL FUTURO.
FRANCIA SE MUNDIALIZA LA LUCHA CONTRA EL RACISMO. INCIDENTES EN PARÍS EN UNA
MARCHA CONTRA LA VIOLENCIA POLICIAL LOS MANIFESTANTES FUERON REPRIMIDOS CON GASES Y BALAS DE GOMA Una manifestación en PARÍS contra la VIOLENCIA
POLICIAL y el RACISMO derivó en
la noche del martes en violentos incidentes entre los manifestantes y la
policía, que utilizó gases lacrimógenos como forma de desmovilizar la
concentración en las inmediaciones del Palacio de Justicia. La prefectura
había prohibido la manifestación debido a la emergencia sanitaria por el
coronavirus, que no permite las concentraciones de más de 10 personas, y
también por el riesgo de "altercados".
LOS MANIFESTANTES FUERON convocados
por el comité de apoyo a la familia de ADAMA TRAORÉ,
un joven negro de 24 años que murió en 2016 en una comisaría, dos horas
después de ser arrestado. La concentración, que reunió a unas 15 mil
personas y empezó al final de la tarde en la explanada delante del palacio
de Justicia, al noreste de París, se vio perturbada por el uso
de gases lacrimógenos por parte de la policía, que eran respondidos por el lanzamiento
de proyectiles de los manifestantes.
UN NUMEROSO GRUPO de personas
ante los incidentes se dispersaron por las calles aledañas y en el bulevar
periférico que rodea la capital francesa,
donde cientos de ellos bloquearon el paso de los vehículos. En esa vía se
produjeron varios enfrentamientos, en los que la policía recurrió a
las escopetas de balas de goma. En las calles, se levantaron barricadas y
algunas bicicletas fueron incendiadas.
AL COMIENZO DE LA PROTESTA, ASSA
TRAORÉ, hermana mayor de ADAMA, dijo: "Hoy no se trata solo del
combate de la familia TRAORÉ, se trata del combate de todos ustedes. Hoy,
cuando peleamos por GEORGES FLOYD, peleamos por ADAMA TRAORÉ". Frente
a la joven, portavoz del Colectivo Adama, los manifestantes
gritaban "Revolución" o "Todo el mundo odia a la
policía". El llamado a la manifestación coincidió con la ola de
protestas en Estados Unidos tras la muerte de George
Floyd, un hombre negro de 46 años asfixiado por
un policía blanco en MINEÁPOLIS. Pablo Raúl martes 2 de junio del 2020.
/////
EEUU: CUANDO LAS RAZAS INFERIORES DICEN BASTA, ES VIOLENCIA
*****
Jorge
Majfud.
América
Latina en Movimiento-
ALAI
martes 2 de junio del 2020.
El 30 de mayo de 1921 un lustrabotas huérfano de
19 años se dirigía al baño para negros en un edificio de Tulsa, Oklahoma, y, al
tropezar, tocó el brazo de una joven blanca. Alguien vio el
incidente y lo denunció como intento de violación (con frecuencia, la
imaginación pornográfica se asienta en la violencia del poder inverso). Aunque
la joven Sarah dijo que había sido un accidente, los llamados a “linchar al
negro” provocaron una serie de ataques de hordas blancas y reacciones de
vecinos negros. Como reacción a la reacción, en pocos días aviones privados
bombardearon uno de los barrios negros más prósperos del país, dejando casi
cien muertos y a miles sin sus casas.
Los grandes traumas
de una sociedad se disparan siempre con pequeñas cosas. El 25 de mayo pasado, la
sospecha de que un billete de veinte dólares fuese falso terminó en una
denuncia de un cajero de Minnesota y en la muerte del sospechoso como
consecuencia de una brutalidad policial innecesaria y significativa. No fue un
caso excepcional; como en Brasil, otro país con un trauma histórico
similar, cada año en Estados Unidos miles personas mueren por
violencia policial y la mayoría de las víctimas repiten un patrón similar:
negros, mestizos y pobres. Días atrás, Georgia se había conmovido por el
asesinato de Ahmaud Arbery, un joven negro
que había estado haciendo jogging antes
que Gregory McMichael, un expolicía retirado y su hijo Travis lo
asesinaran por sospechoso. Esta vez, el crimen fue filmado por alguien
llamado William Bryan, quien mantenía contacto con la “seguridad” de los
McMichael —no está de más recordar que los irlandeses,
antes de convertirse en blancos durante el siglo XX, eran considerados tan indeseables
como los negros.
Pocos años atrás,
para protestar contra el racismo, el futbolista Colin
Kaepernick comenzó a arrodillarse al sonar el himno nacional antes de
cada partido (entre otras razones, la letra del himno
amenaza a los esclavos con la tumba). Las voces de escándalo resonaron desde la
Casa Blanca hasta la granja más humilde. No pocos, incluidos el presidente
Trump, propusieron que todos aquellos que siguieran su ejemplo “antiamericano”
deberían perder sus trabajos. Obviamente, el valiente futbolista no estaba
violando ninguna ley y mucho menos la constitución; sí aquellos que amenazaron
su libertad de expresión. La idea de Theodore
Roosevelt de que “los negros son una
raza perfectamente estúpida” no ha cedido; sólo la
forma de no decirlo.
Colin Kaepernick
protestaba por la violencia policial. Se había quedado corto,
como todos aquellos que no tienen ojos para la violencia internacional,
históricamente cargada de racismo, a la cual Washington ha sido
adicto por muchas generaciones en nombre de la libertad —de la libertad
de imponer su criterio y sus intereses a cualquier precio. “Todos queríamos matar negros; es como un juego adictivo; matamos a miles y
todos estaban como locos; cuando la matanza terminó, no se vio muy bien, pero
así es la guerra”, escribió un voluntario de la Company H
del Primer regimiento del estado de Washington en Filipinas. Por no
seguir con las dictaduras tropicales, o el bombardeo indiscriminado del 80
por ciento de Corea, o el fusilamiento de
refugiados, o las masacres en Vietnam
(donde millones fueron exterminados bajo las bombas o con
químicos defoliantes), o las tortura y los bombardeos sobre niños y
población inocente fueron rutinarias en Irak,
Afganistán y Guantánamo, sin ninguna
consecuencia legal. Para no volver sobre América Latina, donde desde
principios del siglo XX se impusieron sangrientas dictaduras para
“enseñarles a los negros a gobernarse a sí mismos” antes que surgiera
la maravillosa excusa de la lucha contra el
comunismo unas generaciones
después y los supuestos patriotas latinoamericanos comenzaran a repetirlo
hasta nuestros días a fata de mejores excusas. Cuando despreciar a las razas
colonizadas se convirtió en algo incorrecto, se continuó demonizando
naciones y “culturas enfermas” para continuar el mismo ejercicio de la arrogancia.
Como en muchos otros
casos que no alcanzaron los titulares de la prensa
porque no alcanzaron a ser filmados, el cajero de Minnesota llamó a la
policía y la policía reaccionó con el reflejo racista
que está enquistado en una parte de una sociedad (especialmente aquella que,
como lo explicamos antes, gracias al sistema electoral y representativo
heredado de la esclavitud, tiene un poder político desproporcionado). Poco
después, tres policías blancos tenían sus rodillas sobre el cuerpo de George Floyd, quien, al igual que otra víctima
conocida, Eric Garner, repitió varias veces “no puedo respirar”. Uno de
ellos, el oficial Derek Chauvin, que con su rodilla sorda llevó a Floyd
a la muerte, al igual que su víctima había trabajado como guardia de
seguridad en el mismo bar, El Nuevo Rodeo. A partir de ahí, se
desató la violencia por la cual cuarenta ciudades del país fueron puestas bajo
toque de queda.
Las manifestaciones
pacíficas se tornaron violentas poco después. La alcaldesa
de Atlanta, Keisha Bottoms, una mujer
negra, una representante doble de las minorías
en este país, realizó un discurso apasionado frente a las cámaras de
televisión acusando a los vándalos que han incendiado algunos edificios
de enemigos de las legítimas protestas. Cualquiera en su más sano juicio
debería apoyar su posición. Sin embargo, también es necesario preguntarse,
¿hasta cuándo los abusados por la violencia racial deben ser moderados
cuando los abusadores no lo son y se perpetúan generación tras generación?
El gran James Baldwin, en ocasión de una rebelión similar en 1968,
habían dicho: “las
únicas veces en que la no violencia ha sido admirada ha sido cuando es
practicada por los negros”. Obviamente, ni Baldwin ni Malcolm X se convirtieron en santos nacionales.
Sí, la violencia es
siempre condenable. Todos estamos en contra de la violencia y
algunos la consideramos la peor estrategia para cambiar la sociedad y la
mejor excusa de la represión y la reacción para dejar las cosas como están.
Como siempre, las protestas han sido calificadas como “incitación
extranjera”. A este punto, es difícil determinar si hay algo de cierto en
esto. Lo que ha sido comprobado es que, por 250 años la violencia racista ha
acompañado a esta sociedad fronteras adentro y se ha proyectado fronteras
afuera (bastaría con recordar los experimentos de con sífilis en Guatemala
por parte de los médicos estadounidenses, antes de la infame destrucción de
su democracia por parte de la CIA) y no ha menguado por la generosidad de
los de arriba sino por la rebelión de los de abajo.
No hay país
en el mundo que esté libre de racismo, pero algunos están
fuera de competencia y han sido fundados y se han enriquecido sobre los valores
más radicales y persistentes del racismo. El racismo estadounidense
hunde sus raíces en su propia fundación. Bastaría recordar a Benjamín Franklin, preocupado
por la llegada de europeos no del todo blancos. O a líderes como el
gran Thomas Jefferson cuando, como era costumbre en su época, tenían hijos
con sus esclavas y ni siquiera liberaba a su hijos por no ser blancos
puros, condenándolos a la esclavitud en la dictadura más perfecta, cuya
declaratoria de independencia de 1776 reconocía que “todos los hombres son creados
iguales” y su constitución, diez años después, insistía que en eso
de “We
the people”, donde ni los negros
ni los indios ni los mexicanos eran
parte de “nosotros, el pueblo”, por lo cual hasta estados arrancados
a México, como Arizona, para ganar el derecho al voto debieron esperar
hasta bien entrado el siglo XX cuando la mayoría de la población pasó a ser
blanca.
Cuando los pueblos
dicen basta, quienes están en el poder tienen dos opciones: aumentar la represión o
ceder un poco para limitar las pérdidas. En ningún caso se trata de
una revolución, pero a partir de cierto
momento la revuelta podría convertirse en una
rebelión semejante a la de los años 60 que terminen con la herencia de los años
80.
- Jorge Majfud es escritor uruguayo estadounidense,
autor de Crisis y otras novelas.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario