"Plan de emergencia
El
“Fuera Bolsonaro”, explica,
constituye para el MST la primera de tres prioridades para esta etapa de emergencia nacional. La segunda, es la lucha por la vida -promoviendo
el confinamiento social en los lugares más afectados por el virus. Y la
tercera, la producción de alimentos
saludables, incluso distribuyéndolos solidariamente a sectores
carenciados de las ciudades.
El
pasado 5 de junio coincidiendo con el Día Mundial del Medio
Ambiente, el MST lanzó un Plan de
Emergencia para la Reforma Agraria Popular. “Más que nunca hoy la reforma agraria es una
necesidad y una condición esencial para poder hacer frente a la crisis”,
explica Stedile, hijo de Joao Pedro, figura de referencia histórica
del MST.
“Tenemos
dos objetivos esenciales: la creación de empleo y
la producción de alimentos sanos”,
completa. Tras su análisis el impacto de los 5 millones de nuevos
desempleados en el país a raíz de la crisis sanitaria. El MST estima
que esa cifra podría aumentar a 20 millones en los próximos meses,
golpeando así un 20 % de la fuerza de trabajo a nivel nacional.
Ante
las dudas de la viabilidad financiera de una reforma agraria, el
también profesor de historia y miembro del directorio del Institutos de Estudios
Contemporáneos (Rio Grande del Sur) expone números. Existen 729 empresas
que poseen 6 millones de hectáreas y tienen deudas por más de 40.000
millones de dólares con el Estado. Esas deudas podrían ser cobradas en tierras
para permitir asentar, inmediatamente, a miles de familias sin tierra,
desempleadas y de las periferias de las ciudades".
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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EXIGEN “FUERA
BOLSONARO”
El Covid-19 en Brasil.
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Sergio Ferrari.
ALAI. Jueves 11 de junio del 2020.
Segundo
país en casos confirmados y tercero por mayor número de muertes, Brasil padece
no solo la pandemia sino también una crisis política profunda. Dos ministros de
salud renunciaron consecutivamente entre abril y mayo. Desde hace tres semanas,
un general del ejército dirige provisoriamente este sensitivo ministerio. “Esta
tragedia humana no es una fatalidad”, enfatiza el Movimiento de Trabajadores
Rurales sin Tierra (MST) que acaba de presentar un Plan de Emergencia,
preocupado por el desempleo creciente y el riesgo de una profunda crisis
alimentaria en puertas.
“El presidente Jair
Bolsonaro se convierte en una amenaza contra la propia población al no tener un
proyecto para enfrentar la pandemia. En vez de frenar la expansión del
virus, con su política, ayuda a su ampliación”,
subraya Miguel Stedile, miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento
de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Al 10 de junio este
país-continente contabilizaba 707 mil casos y más de 37 mil
fallecidos, de una población de 209 millones de habitantes que
ocupan una superficie de 8,5 millones de kilómetros cuadrados.
Irresponsabilidad gubernamental
El
MST
junto con los principales movimientos sociales y un amplio espectro de la
sociedad brasilera promueven la propuesta ¡Fuera
Bolsonaro!, explica el joven dirigente social. Es hoy una consigna
de unidad. Cerca del 60 % de la población, incluyendo sectores de centro
derecha, coinciden en que para resolver la crisis debe partir el actual
presidente. Hay visiones y diferencias tácticas sobre el mecanismo de su
salida, aunque es evidente que su figura se viene debilitando aceleradamente en
los últimos meses, explica Stedile.
Y relata: “no
hubo reactivos necesarios y por lo tanto se testeó muy poco. Los casos podrían
ser hasta diez veces más que los reconocidos. Desde inicios de junio el
gobierno informa sobre el COVID-19 tarde a la noche- después de los
informativos televisivos- y solo ofrece las cifras del día, sin el trazado
histórico. Según
especialistas, el gobierno actúa criminalmente al omitir datos del COVID-19,
titulaba el cotidiano Folha de
Sao Paulo el lunes 8 de junio.
“Esta tragedia
humanitaria no es una fatalidad. Es el resultado de la irresponsabilidad y la
acción genocida del Gobierno Bolsonaro, que
minimiza la pandemia, aboga por la reapertura de la economía, veta el apoyo
financiero a los Estados (ndr: provincias, cantones) y promueve e incita la
violencia política entre sus partidarios”, explica en
entrevista telefónica Miguel Stedile.
La
única suerte es que, en muchos Estados, son los gobernadores quienes se han
puesto a la cabeza del combate contra el coronavirus.
Pero con recursos muy limitados: “en mi ciudad, Veranópolis, (Río Grande del
Sur), con unos 26 mil habitantes, solo hay dos respiradores mecánicos y la
Unidad de Cuidados Intensivos más cercana se encuentra a 30 kilómetros”.
Plan de emergencia
El
“Fuera Bolsonaro”, explica,
constituye para el MST la primera de tres prioridades para esta etapa de emergencia nacional. La segunda, es la lucha por la vida -promoviendo
el confinamiento social en los lugares más afectados por el virus. Y la
tercera, la producción de alimentos
saludables, incluso distribuyéndolos solidariamente a sectores
carenciados de las ciudades.
El
pasado 5 de junio coincidiendo con el Día Mundial del Medio
Ambiente, el MST lanzó un Plan de
Emergencia para la Reforma Agraria Popular. “Más que nunca hoy la reforma agraria es una
necesidad y una condición esencial para poder hacer frente a la crisis”,
explica Stedile, hijo de Joao Pedro, figura de referencia histórica
del MST.
“Tenemos
dos objetivos esenciales: la creación de empleo y
la producción de alimentos sanos”,
completa. Tras su análisis el impacto de los 5 millones de nuevos
desempleados en el país a raíz de la crisis sanitaria. El MST estima
que esa cifra podría aumentar a 20 millones en los próximos meses,
golpeando así un 20 % de la fuerza de trabajo a nivel nacional.
Ante
las dudas de la viabilidad financiera de una reforma agraria, el
también profesor de historia y miembro del directorio del Institutos de Estudios
Contemporáneos (Rio Grande del Sur) expone números. Existen 729 empresas
que poseen 6 millones de hectáreas y tienen deudas por más de 40.000
millones de dólares con el Estado. Esas deudas podrían ser cobradas en tierras
para permitir asentar, inmediatamente, a miles de familias sin tierra,
desempleadas y de las periferias de las ciudades.
“Esta propuesta
profundiza y actualiza el proyecto de Reforma Agraria popular que
venimos promoviendo desde el 2014. No hacemos más que adaptarlo a las
condiciones actuales. No solo pensando en el campo sino también en los centros
urbanos donde vive el 85 % de la población del país”,
explica.
La
urgencia de aplicar “políticas creativas está ligada al doble nivel de
emergencia que vive Brasil”, explica Stedile. Diversos índices
proyectaban, ya a fines de mayo, una contracción del PIB entre el 6%
y el 7 % para el 2020. La crisis existía aun antes del COVID-19,
subraya.
El
país saldrá muy golpeado de esta coyuntura. Y el diagnóstico de
futuro no deja dudas:
“enorme
desempleo, precios de alimentos impagables para los sectores populares…En
ese contexto, la reforma agraria que planteamos tendría un impacto
rápido para generar empleo favoreciendo también a sectores urbanos
precarizados”. Y recuerda que su país es, después Paraguay, el segundo
de mayor concentración de la propiedad de la tierra en el mundo. “Aunque
también allí, paradójicamente, los propietarios más grandes son brasileros”,
explica.
Y
el dirigente del MST concluye a nivel de síntesis.
Esta propuesta se apoya en cuatro pilares: el relanzamiento del trabajo a
partir de la distribución de la tierra. La producción de alimentos
sanos que permitan confrontar el gran riesgo de la crisis alimentaria
que ya se siente en numerosas regiones. La protección activa de la
naturaleza, el agua y la biodiversidad. Y, además, asegurar condiciones
decentes para toda la gente.
“Así
como la cuestión agraria es fundamental, de igual forma, la lucha étnica es
esencial, teniendo en cuenta el pasado colonial y esclavista de la historia
brasilera”. Y reivindica desde el MST las protestas
antirracistas de las últimas semanas, que también
se dan en Brasil, inspiradas, “por una vez, por los aires progresistas que
soplan desde el Norte”.
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