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/Uno de los debates sobre la relación entre tecnología y
transición verde es el de las energías renovables. El IPCC
y otros organismos dicen que una de las acciones necesarias para afrontar el
cambio climático es promover las energías renovables, pero estas requieren de
grandes cantidades de minerales y de tierra. ¿Cómo podemos fomentar las
energías renovables sin crear otra nueva ola de extractivismo y colonialismo?
Mi primera crítica al reduccionismo de las energías renovables tiene que ver con el hecho de
olvidar que hay muchos tipos de energía en el mundo. Todo sistema vivo es un generador de energía. Schrödinger, físico cuántico, escribió que la
diferencia entre las máquinas
y los sistemas vivos es que las máquinas requieren de energía externa y generan
entropía, que es energía desperdiciada en forma de emisiones, mientras que los
sistemas vivos no requieren de energía externa.
Una semilla se convierte en árbol con su propia energía y la energía del sol, y
eso es entropía negativa. Se ha ocultado toda la cuestión de la entropía positiva y negativa, pero este es el corazón
del debate sobre la energía y sobre el clima.
Mirar únicamente
el consumo de energía y decir que continuaremos
consumiendo lo mismo a través de energías renovables es
no abordar el debate sobre la generación de energía y ocultar la demanda de
recursos y de tierras. Eso es reduccionista en todos los sentidos. Es problemático
cómo se ha reducido el tema climático al consumo
de energía, a buscar energías renovables y a una cuestión de temperatura. Pensar que los fenómenos climáticos provienen por sí solos de la atmósfera sin
ver lo que se está haciendo con la tierra es
separar lo que está conectado. No podemos resolver un problema ecológico, que es un problema de cómo se está
desmantelando la vida, manteniendo la mentalidad industrial, de ingeniería y mecánica. Como dijo Einstein, no se puede resolver
un problema con la misma mentalidad que lo creó.
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Fuentes: Ctxt.
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«EL
NACIONALISMO DEL ODIO ES SOCIO DEL NEOLIBERALISMO CORPORATIVO»
Entrevista a Vandana Shiva, activista
ecofeminista.
*****
Por
Pablo Castaño y Adriana Rodríguez. /12/06/2024. Ecología Social.
Fuente. Revista Rebelión jueves 12 de junio del2024.
Vandana
Shiva (Dehradun, 1952) es una de las activistas e intelectuales ecofeministas más reconocidas de nuestra época. Doctora en física cuántica, fue una de las fundadoras del Fórum Social Mundial, pionera en abrir el debate agroecológico y sobre el control de las semillas y es autora de más de 15 libros. Desde 1987 lidera la finca agroecológica
y banco de semillas Navdanya,
en el norte de India, y contribuye a organizar
las luchas campesinas en todo el mundo.
CTXT se encuentra
con Shiva en el antiguo recinto industrial de Fabra i Coats de Barcelona, donde ha acudido para
participar en la Fira Literal de Barcelona, un
encuentro de editoriales críticas. Allí, la activista e intelectual india, protagonizó una conversación con Yayo Herrero ante un público de cerca de 700 personas.
/Con Yayo Herrero comparte un diagnóstico sobre la
crisis ecológica. ¿Cómo lo describiría?
El
primer elemento para entender la crisis
ecológica es que se está produciendo por una extracción
sin límites. Esto sucede porque se han otorgado derechos corporativos y
coloniales, y se les recompensa con un poder
absoluto. Al presentar una actividad extractiva
como progreso se oculta la explotación, se oculta la violación de la
autoorganización de los sistemas, cómo los árboles
están conectados con los ríos, cómo el suelo está conectado con la agricultura,
cómo la biodiversidad de las plantas está conectada con la de los insectos. Todas estas relaciones son fundamentales.
Francisco
Varela y Humberto Maturana hablaron de autopoiesis,
y plantearon un cambio total de paradigma al hacernos ver que los sistemas
vivos están autoorganizados. El extractivismo
destruye la organización interna de los
organismos vivos y de las relaciones de esos organismos con todo lo demás que
está vivo. Así es cómo toda destrucción pasa a considerarse como una
externalidad. Destruyes, pero ocultas la
destrucción.
Parte de esto viene del pensamiento cartesiano y el pensamiento mecánico de Francis Bacon. El pensamiento mecánico desmonta las cosas y da vida a cada parte por separado. A las personas que han sido educadas en ese pensamiento mecánico les resulta difícil ver las relaciones. Las relaciones fueron destruidas en una economía de muerte.
/ ¿Cómo definiría la perspectiva ecofeminista en la
coincide con Yayo Herrero y otras pensadoras como María Mies?
Ecofeminismo es decir que
la Tierra está viva, que la Tierra sustenta y mantiene la vida.
Y es decir que las mujeres no son un segundo
sexo pasivo. No son un objeto que deba poseerse ni controlarse. Las mujeres sustentan la sociedad. Sus cuidados, su
trabajo invisibilizado, son la economía real,
porque se ocupan de la reproducción y regeneración de la sociedad. Pero también
son las cuidadoras de la Tierra. Debido a que a
las mujeres se les ha otorgado hacer el
verdadero trabajo [de cuidados], que no cuenta como trabajo,
tienen que trabajar con la naturaleza. Por ejemplo, en India
las mujeres son las principales proveedoras de agua. Ellas saben cuándo un pozo se está secando,
cuándo un río se está secando. Debido a que
trabajan con la naturaleza, son las primeras en responder a la crisis ecológica.
/Uno de los debates sobre la relación entre tecnología y
transición verde es el de las energías renovables. El IPCC y otros organismos
dicen que una de las acciones necesarias para afrontar el cambio climático es
promover las energías renovables, pero estas requieren de grandes cantidades de
minerales y de tierra. ¿Cómo podemos fomentar las energías renovables sin crear
otra nueva ola de extractivismo y colonialismo?
Mi primera crítica al reduccionismo de las energías renovables tiene que ver con el hecho de
olvidar que hay muchos tipos de energía en el mundo. Todo sistema vivo es un generador de energía. Schrödinger, físico cuántico, escribió que la
diferencia entre las máquinas
y los sistemas vivos es que las máquinas requieren de energía externa y generan
entropía, que es energía desperdiciada en forma de emisiones, mientras que los
sistemas vivos no requieren de energía externa.
Una semilla se convierte en árbol con su propia energía y la energía del sol, y
eso es entropía negativa. Se ha ocultado toda la cuestión de la entropía positiva y negativa, pero este es el corazón
del debate sobre la energía y sobre el clima.
Mirar únicamente
el consumo de energía y decir que continuaremos
consumiendo lo mismo a través de energías renovables es
no abordar el debate sobre la generación de energía y ocultar la demanda de
recursos y de tierras. Eso es reduccionista en todos los sentidos. Es problemático
cómo se ha reducido el tema climático al consumo
de energía, a buscar energías renovables y a una cuestión de temperatura. Pensar que los fenómenos climáticos provienen por sí solos de la atmósfera sin
ver lo que se está haciendo con la tierra es
separar lo que está conectado. No podemos resolver un problema ecológico, que es un problema de cómo se está
desmantelando la vida, manteniendo la mentalidad industrial, de ingeniería y mecánica. Como dijo Einstein, no se puede resolver un problema con la
misma mentalidad que lo creó.
/Otro de los ejes de su trabajo, también vinculado con la
cuestión de la tecnología, son los pesticidas. Estos últimos meses ha habido en
Europa muchas protestas de granjeros y agricultores. Uno de los motivos de la
protesta fue la regulación europea que restringía el uso de pesticidas en la
agricultura. Como respuesta, la Comisión Europea redujo el nivel de exigencia
de esa regulación. ¿Cómo se pueden proteger las economías agrícolas y
familiares y al mismo tiempo la ecología?
La
protesta comenzó por una cuestión económica, las protestas
empezaron contra el tratado de libre comercio con
MERCOSUR. El libre comercio acaba destruyendo
todas las economías mientras permite que las corporaciones prosperen. El libre
comercio no opone Europa y el Sur Global, es la gente trabajadora de Europa y el Sur Global quien lo sufre.
El
sistema agroindustrial globalizado es una receta para aumentar los costes
de producción y colapsar los ingresos agrícolas; es una economía negativa. Por esto los agricultores están en crisis. En
todo el mundo, dondequiera que se impulse el libre comercio y una mayor industrialización, los agricultores responden.
Las
protestas se deben a que los agricultores
entienden que existe un intento de deshacerse de ellos, que se han
convertido en una entidad prescindible: tendemos hacia una agricultura sin
agricultores. La industria aprovechó estas protestas como una oportunidad,
porque distribuye los productos fitoquímicos a través de los grandes sindicatos de agricultores. Hicieron que
algunos de ellos hablaran sobre la retirada de las regulaciones sobre los
pesticidas, pero esa es la voz de las corporaciones, el cártel del veneno. No es la voz de
los pequeños agricultores independientes.
/La cuestión de los pesticidas tiene mucho que ver con el
control de las semillas, una lucha en la que está implicada desde 1987. ¿Cómo
ha evolucionado el tema en los últimos 30 años? ¿Sigue siendo igual de
relevante?
La
vida siempre será relevante. La
renovación de los sistemas vivos por sus propios medios siempre será la
base de la libertad en la naturaleza y en la sociedad.
¿Por qué me impliqué en el tema de las semillas? Porque en 1987 me invitaron a una reunión donde se discutían las
nuevas biotecnologías. Entonces aún no había
transgénicos en el mundo; el primer organismo modificado genéticamente se
comercializó en 1992.
La industria había trazado su camino y dijo que su principal objetivo era generar patentes para las semillas. Ahora bien, una patente es un monopolio que se obtiene porque has inventado algo nuevo. Entonces, lo primero que había que hacer era cambiar la naturaleza de la semilla en la mente de la gente. La semilla tenía que dejar de ser algo que se hacía a sí mismo y pasar a ser un producto inventado por Monsanto.
/¿Una mercancía?
Más
que una mercancía: una creación. Una mercancía reconoce que el agricultor tiene un papel,
que la tierra tiene un papel. Cuando hablamos de
propiedad intelectual sobre las semillas, Monsanto es Dios. Han asumido el papel de la creación
y han convertido algo que se renueva y multiplica por sí solo en algo que ha
sido hecho por ellos. Pero una semilla no es una máquina.
Por esto
decidí empezar a crear bancos comunitarios de semillas, como Navdanya.
En segundo lugar, decidí empezar a trabajar con
el gobierno y parlamento
indios para redactar leyes que respetaran la integridad
de la vida en la Tierra.
Escribimos leyes que dicen que las plantas, los animales y las semillas
no son entidades creadas por los seres humanos y, por lo tanto, no se pueden
patentar. Estas leyes siguen vigentes en India. Lo
tercero que decidí fue demandar a las
empresas de semillas en los tribunales por estar
robándolas. Fue lo que yo llamo “la segunda llegada de
Colón”. Simplemente, roban y dicen “es mi
propiedad intelectual”. Y les dijimos “no, tú lo
robaste y, por lo tanto, es biopiratería”.
/Otra cuestión clave en la crisis ecológica es el agua.
La región mediterránea, en la que nos encontramos, está sufriendo ahora mismo
una sequía y se prevé más escasez de agua en el futuro. Se trata de una
cuestión transversal que abarca dimensiones sociales, ecológicas y políticas.
¿Cómo podemos mirar al problema del agua desde todos estos diferentes puntos de
vista?
No
solo necesitamos unir las múltiples dimensiones del agua,
necesitamos unir las múltiples dimensiones de un planeta interconectado. La crisis climática y de biodiversidad
son una sola crisis. Cuando nos olvidamos de la biodiversidad y la destruimos,
se desestabiliza el clima, porque la biodiversidad gestiona el clima. En el movimiento Chipko las mujeres se dieron cuenta del
hecho de que, si destruyes el bosque, tienes una sequía, tienes una inundación. Así pues, gestionar el agua significa
gestionar la regeneración de la biodiversidad,
de los bosques, de las plantas, de la tierra, de los pastos. Todos estos son
sistemas de gestión del agua, igual que lo es la
cuestión climática. Los estragos climáticos tienen que ver con los sistemas
hidrológicos desestabilizados, que son los verdaderos asesinos en el Sur Global. Cada desastre en India
en el que ha muerto gente es un desastre hídrico.
Cuando llega un ciclón, la gente muere. Cuando un lago glacial se derrite y hay
una inundación, la gente muere.
Es
necesario vincular todas las dimensiones del agua. Cuando el gobierno construye una presa para los agricultores ricos del valle, los demás perderán su
acceso al agua. Como todos los recursos están interconectados,
deben gestionarse como bienes comunes y para el bien de toda la comunidad. No
pueden dividirse para su uso extractivo por
parte de los más poderosos. Ahora mismo, la privatización del agua y el mercado de
futuros del agua son cuestiones de gran relevancia a
las que la gente opone resistencia. El agua de Delhi
iba a ser privatizada y conseguimos evitarlo.
El ultranacionalista Narendra Modi del partido BJP será probablemente reelegido primer
ministro de India, mientras que la extrema derecha tiene perspectivas de crecer
en Europa. Estos partidos tienen en común que combinan nacionalismo y
neoliberalismo. ¿Cómo podemos explicar su auge en el contexto de la crisis
ecológica?
En
1991 escribí el Manifiesto para una democracia de la
Tierra. En 1999 bloqueamos la cumbre de la OMC en Seattle. Durante
este período se desarrolló el neoliberalismo, la desregulación del comercio y
la economía, y la muerte de la democracia. También empezó esta nueva cultura de
muerte y destrucción. El libro de Samuel
Huntington El choque de civilizaciones es clave para
este momento. Viene a decir que solo puedo saber quién soy cuando sé a quién odio. Se creó el odio como moneda de la identidad. Ahora bien, todas las tradiciones
espirituales han dicho algo distinto: saber quién eres tiene que ver con cómo
te relacionas con la tierra y con tu comunidad.
Existes en comunidad, y como comunidad eres
parte de la naturaleza y produces junto a la naturaleza.
Se ha pasado de eso a una identidad negativa, una cultura de destrucción,
violencia y muerte. Lo que existe hoy es la cultura de los pesticidas, del
veneno: “Sepa a quién debe exterminar”. Esa
agenda, saber quién es tu enemigo, se ha convertido en la agenda nacional.
Pero
una nación tiene que ver con cómo fluyen los arroyos, cuál es
la salud de los bosques, cuál es el estado de salud de
los ciudadanos, hasta qué punto están
organizados para cuidar los bienes comunes… Esas son
las cuestiones que definen a una comunidad. Sin embargo, hoy las culturas, las economías,
las democracias, se han vaciado de comunidad y
se ha convertido en propiedad de las corporaciones. Así
es cómo el nacionalismo cultural se ha hecho socio del neoliberalismo
corporativo.
/En algún momento ha hablado de la necesidad de crear un G-7000 millones.
¿Qué tipo de instituciones democráticas necesitamos para defender una
democracia de la Tierra?
La
verdadera democracia es posible junto con otros seres que habitan el planeta Tierra. Cultivar alimentos ecológicamente es
una práctica de democracia de la Tierra, tiene
que ver con la libertad de todas las formas de vida y de sus interconexiones.
Salvar a las semillas, por ejemplo, no es solo
salvar a los humanos, también a los polinizadores.
Debemos reclamar eso.
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