lunes, 30 de mayo de 2011

La tasa Tobin, al ataque.ATTAC el movimiento anti-globalización, el impuesto a las transacciones financieras y la lucha contra la pobreza mundial.

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El impuesto a las transacciones financieras o la Tasa Tobin ha sido y es hoy una de las principales banderas de lucha de los movimientos antiglobalización- Precisamente la ATTAC - (Asociación para la Tasación de las Transacciones y Ayuda al Ciudadano), a nivel mundial hoy la presenta no solamente para exigir que todas las transacciones financieras - que actualmente movilizan más de 3 billones diarios de dólares - paguen un impuesto con la finalidad de que los organismos internaciones de lucha contra la pobreza, mejor educación, mejor calidad de atención en salud, etc. sino que cerca de los 800 mil millones ded dólares que se calcula deben tenerse como impuestos cada año sirvan también para Salvar el Planeta, porque la destrucción y contaminación de la Madre Naturaleza avanza a diario, pero los Estados y los Gobiernos absolutamente sus polìticas son muy blandas frente a este nuevo crimen que impone el capitalismo en su nueva fase la del capitalismo por despojo.
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La tasa Tobin, al ataque.



ATTAC el movimiento anti-globalización, el impuesto a las transacciones financieras y la lucha contra la pobreza mundial.


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Contra la voluntad de su creador, la propuesta se convirtió en un símbolo de la lucha contra la dimensión especulativa de la globalización. Lo que podría recaudarse y lo que podría financiarse. Resistencias por derecha e izquierda.



Por Humberto Zambón.


Domingo 29 de mayo del 2011.



James Tobin (1918-2002) fue un economista norteamericano, asesor presidencial, que recibió el premio Nóbel en 1981 por sus análisis de los mercados financieros y la relación de los mismos con la economía real. En 1971, cuando Estados Unidos anunció el fin de la conversión del dólar en oro y en el mundo se instauró el sistema de cambio libre flotante, propuso la creación de una tasa internacional sobre todas las operaciones de cambio; su propuesta era una tasa muy baja, del 0,1%, para no afectar al comercio internacional ni a la inversión a largo plazo, pero si con el nivel suficiente como para disuadir las operaciones especulativas a muy corto plazo.



No tuvo mayor eco, hasta que en 1997 Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, retomó la idea y creó una asociación, ATTAC (Asociación para la Tasación de las Transacciones y Ayuda al Ciudadano), cuya finalidad era luchar para la instauración mundial de la tasa Tobin para combatir la especulación y, con lo recaudado, luchar contra la pobreza mundial. Así, la tasa Tobin devino en una de las banderas de los movimientos “anti-globalización neoliberal”, cosa que Tobin no compartió; por el contrario, rechazó sin éxito lo que consideraba un uso abusivo de su idea. Finalmente, el nombre de tasa Tobin se impuso e, ironías de la vida, será por ello que la historia recordará a este economista.



100 mil millones de millones de dólares.



Para tener una idea de lo que estamos hablando, es bueno recordar algunas cifras. El producto bruto mundial (es decir, el total de bienes y servicios producidos durante un año por todos los países de la tierra) suma, aproximadamente, 60 billones de dólares; las exportaciones mundiales 5 billones y el total de las reservas existentes en todos los bancos centrales suman 1,2 billones. Algunos autores calcularon que el total de transacciones financiera al cabo del año podrían ser de unos 100 billones, más que todo el producto y varios veces el total del comercio de bienes. La Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) estimó la posibilidad de recaudar con la tasa Tobin un total de 720 mil millones de dólares anuales; para tener una idea de la magnitud de esa cifra, basta compararla con el Producto Bruto argentino; unos 330 mil millones.



Pero la cifra parece exagerada; en un trabajo de ATTAC del 7 de mayo del corriente año, se hace una estimación más precisa, teniendo en cuenta las dificultades para instalarla, la evasión impositiva y el carácter disuasivo para la especulación financiera que tendría la tasa (hay que tener en cuenta que miles de millones de dólares se mueven diariamente especulando por pequeñas diferencias); estiman, con una tasa del 0,05% una recaudación de 100.000 millones de dólares anuales; duplicando la tasa (0,1%) este monto subiría a 166.000 millones y con una tasa del 0,25% a 290.000 millones. Lógicamente, la aplicación de la tasa, tal como pide ATTAC, debe ser a escala universal y hecha por un organismo internacional, con la recaudación destinada a combatir la pobreza extrema en todo el mundo.



Lo que podría financiar



Para imaginarnos qué se podría hacer con ese dinero se puede recurrir a un informe de las Naciones Unidas (Unctad, Informe sobre Desarrollo Humano, 1998). En el informe calculan que lograr la universalización de la enseñanza básica (nivel primario) requeriría 6.000 millones de dólares anuales; agua y saneamiento para todos, 9.000 millones, salud reproductiva para todas las mujeres 12.000 millones y salud y nutrición básica para todos 13.000 millones. Suponiendo que por la devaluación del dólar y los encarecimientos producidos en estos 13 años, este presupuesto debería ajustarse subiéndolo una vez y media, el total de los programas enunciados requerirían fondos anuales por 100 mil millones de dólares, exactamente la cifra mínima prevista a recaudar por la tasa Tobin. Las cifras son suficientemente elocuentes para no abundar en comentarios.

Propuestas


La profunda crisis económica desatada a partir del año 2008 por el exceso de especulación y la globalización financiera descontrolada puso nuevamente sobre el tapete la necesidad de regular la circulación de capitales y la posibilidad de aplicar un impuesto internacional como propuso Tobin. En este sentido la Comisión de Economía del Congreso Español en marzo de este año aprobó por 21 a 16 una propuesta de Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya Verds, que contó con el apoyo del PSOE y de la izquierda en general, para proponer en el Consejo Europeo y en el G-20 la “creación de un impuesto que disuada a los inversores financieros a realizar operaciones únicamente especulativas”, con una tasa del 0,05% (a pagar mitad por el comprador y mitad por el vendedor). Por otro lado, en la constitución del Banco del Sur se prevé –para darle independencia financiera de los grandes organismos internacionales de crédito– aplicar una tasa Tobin a todas las transacciones financieras de la región, fondos que el Banco se encargará de canalizar para el desarrollo social y económico de América del Sur.

Resistencias


Claro está que los proyectos de aplicar la tasa Tobin generaron grandes resistencias; en primer lugar de los sectores financieros y de los centros de poder, así como de los teóricos y políticos de la derecha, que ven una amenaza a la libre circulación de los capitales y un ataque al funcionamiento del libre mercado. Pero también hubo críticas de la izquierda; por ejemplo, el destacado economista y exponente de la lucha contra la dependencia económica, Samir Amín, sostuvo que “controlar la especulación es querer controlar los síntomas sin ocuparse de la enfermedad”. Creo que es cierto; lo óptimo sería terminar con toda especulación financiera, básicamente improductiva y parasitaria, pero es un problema de correlación de fuerzas: si no existe poder suficiente para eliminarla, por lo menos hay que empezar a controlarla y a gravarla impositivamente; dejar de hacerlo porque parece poco es renunciar desde el principio a seguir avanzando. Acá también se puede aplicar el refrán de “lo óptimo suele ser enemigo de lo bueno” .


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