lunes, 23 de mayo de 2011

El reto de las pensiones y seguridad social en América Latina. El BID reúne a expertos de la Región para discutir opciones.

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Los retos para el sistema de pensiones y seguridad social son claros, pero las soluciones no. Los países gastan como promedio el 5,9 por ciento del GDP en pensiones y seguridad social y se estima que tendrán que dedicar un 8,6 por ciento en 2050 solo para mantener la actual cobertura, por lo que aumentar la cobertura con los programas existentes generaría más déficit. Si se busca cubrir este déficit subiendo los pagos a la seguridad social se corre el riesgo de promover aún más la economía informal, dice Carmen Pagés-Serra, jefa de la unidad de mercados laborales del BID. Nadie pone en duda que hay que aumentar la cobertura de la seguridad social. La pregunta es cómo hacerlo de forma sostenible y sin incurrir en un mayor déficit fiscal. Además, un factor clave es que un sistema de seguridad social genere incentivos a la formalidad y al crecimiento de la productividad laboral, señala David Kaplan, economista del BID.


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Uno de los mayores retos que enfrentamos al abordar el tema de la seguridad social es el de proveer a los trabajadores una pensión digna, aquella donde el trabajador logre al menos lo básico de la canasta básica familiar, al terminar su vida laboral.


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El reto de las pensiones y seguridad social en América Latina.


El BID reúne a expertos de la Región para discutir opciones.


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BID. Lunes 23 de mayo del 2911.


Millones de latinoamericanos corren el riesgo de terminar su vida viviendo en la pobreza si los países de la región no reforman sus sistemas de pensiones, según expertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Las razones: una mayor esperanza de vida, una bajada importante de la natalidad y una alta informalidad del mercado laboral.


Para discutir los retos de las pensiones, el BID creó la Red de Mercados Laborales y Seguridad Social (RMLSS). La Red se lanzó oficialmente este mes con el Diálogo Regional de Política: Red de Política Laboral y Seguridad Social donde representantes de 17 países de América Latina y el Caribe encargados de políticas laborales y de protección social se reunieron para buscar opciones para incrementar la cobertura de los sistemas de seguridad social.


Son los éxitos de desarrollo que ahora plantean el desafío de las pensiones. La esperanza de vida en América Latina ha subido drásticamente, si en 1970 el ciudadano medio no llegaba a los 60 años, en 2005 ya superaba los 70 y su esperanza de vida sigue aumentando gracias a mejores dietas y avances médicos.


Por ejemplo, países como Costa Rica tienen una esperanza de vida comparable a países nórdicos: 79 años para los hombres y 80 para las mujeres. Y si ahora mismo en América Latina la población mayor de 65 años no llega al 7 por ciento de la población total, en 40 años este porcentaje casi se triplicará, rozando el 20 por icento, según datos del BID.


Estos cambios demográficos se deben a una tasa de natalidad que ha disminuido sustancialmente. Si en el año 2000 una pareja jubilada tenía como promedio 6 hijos, en el lustro de 2020 esta cifra no llegará a un promedio de 4 y en 2030 solo serán 3. Todo esto significa que habrá cada vez menos trabajadores e hijos para apoyar a las personas en sus últimos años de vida, aumentando así el riesgo de que en la vejez los ciudadanos caigan en situación precaria.


A esto hay que unir la gran informalidad de los mercados laborales en América Latina. Millones de personas trabajan en la economía informal. Algunos son trabajadores autónomos o de cuenta propia trabajando de forma irregular, otros son asalariados pero la empresa donde trabajan no cotiza por ellos. Estos trabajadores informales, además de carecer de pensiones cuando se jubilen, generalmente no tienen acceso a los sistemas públicos de salud a los que tienen acceso los trabajadores formales.


Según datos del BID, se estima que en la región un 43 por ciento de los trabajadores asalariados no están cubiertos por un sistema de pensión. Por ejemplo, en México hay 22 millones de asalariados pero sólo unos 14 millones están en la Seguridad Social, señala Santiago Levy, Vicepresidente de Sectores del BID. A este número hay que añadirle los millones de personas que trabajan por cuenta propia o en empresas familiares.


Los retos para el sistema de pensiones y seguridad social son claros, pero las soluciones no. Los países gastan como promedio el 5,9 por ciento del GDP en pensiones y seguridad social y se estima que tendrán que dedicar un 8,6 por ciento en 2050 solo para mantener la actual cobertura, por lo que aumentar la cobertura con los programas existentes generaría más déficit. Si se busca cubrir este déficit subiendo los pagos a la seguridad social se corre el riesgo de promover aún más la economía informal, dice Carmen Pagés-Serra, jefa de la unidad de mercados laborales del BID.


Nadie pone en duda que hay que aumentar la cobertura de la seguridad social. La pregunta es cómo hacerlo de forma sostenible y sin incurrir en un mayor déficit fiscal. Además, un factor clave es que un sistema de seguridad social genere incentivos a la formalidad y al crecimiento de la productividad laboral, señala David Kaplan, economista del BID.


Diálogo Regional.


El Diálogo es un foro donde representantes de alto nivel de países de América Latina y el Caribe pueden compartir y conocer experiencias. En esta reunión hemos visto una “preocupación central de cómo llegar con la cobertura a trabajadores del sector informal y a cuenta propia que tradicionalmente no han tenido acceso a la seguridad social”, señaló Augusto Iglesias Palau, Subsecretario de Previsión Social del Ministerio de Trabajo y Previsión Social de Chile.


“Los sistemas de seguridad social tienen que ser soluciones a largo plazo, no depender de mayorías políticas temporales, construirse bajo consenso político y técnico”, añadió Iglesias.


Otro de los retos que los países de la región comparten es obtener datos y estadísticas claros de la situación y diseñar una política efectiva basada en la evidencia empírica, afirmó Manzoor Nadir, Ministro de Trabajo de Guyana.


El diálogo es un paso importante para el Banco y la región para comprender las mejores prácticas en la gestión de los programas de seguridad social en América Latina y el Caribe. El BID seguirá trabajando con los países miembros para avanzar en el conocimiento empírico y ayudar a los países a implementar las mejores prácticas para mejorar los programas de seguridad social en la Región.


El Diálogo es un foro donde representantes de alto nivel de países de América Latina y el Caribe pueden compartir y conocer experiencias. En esta reunión hemos visto una “preocupación central de cómo llegar con la cobertura a trabajadores del sector informal y a cuenta propia que tradicionalmente no han tenido acceso a la seguridad social”, señaló Augusto Iglesias Palau, Subsecretario de Previsión Social del Ministerio de Trabajo y Previsión Social de Chile.


“Los sistemas de seguridad social tienen que ser soluciones a largo plazo, no depender de mayorías políticas temporales, construirse bajo consenso político y técnico”, añadió Iglesias.


Otro de los retos que los países de la región comparten es obtener datos y estadísticas claros de la situación y diseñar una política efectiva basada en la evidencia empírica, afirmó Manzoor Nadir, Ministro de Trabajo de Guyana.


El diálogo es un paso importante para el Banco y la región para comprender las mejores prácticas en la gestión de los programas de seguridad social en América Latina y el Caribe. El BID seguirá trabajando con los países miembros para avanzar en el conocimiento empírico y ayudar a los países a implementar las mejores prácticas para mejorar los programas de seguridad social en la Región.


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