sábado, 21 de mayo de 2011

Un Mundo ancho y diverso para todos.. Fortalecer la lucha por los derechos de todos los grupos étnicos.

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Los gobiernos y autoridades nacionales pueden y deben desarrollar programas sociales que preconicen la justicia e igualdad de todos los habitantes. En América Latina, se encuentran los ejemplos de los estados plurinacionales de Bolivia, Ecuador y Venezuela, cuya riqueza cultural todos conocemos. Sus gobernantes actuales se esfuerzan por cumplir esos generosos objetivos y que para ello sortean obstáculos generados por los representantes de las oligarquías internas y foráneas, enemigas irreconciliables de la equidad. Porque la antigua máxima de "divide y vencerás" sigue siendo un arma socorrida de los enemigos de los pueblos y de las naciones en vías de desarrollo.


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Un Mundo ancho y diverso para todos.


Fortalecer la lucha por los derechos de todos los grupos étnicos.


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Por: María Gómez F.


Prensa Latina. Viernes 20 de mayo del 2011.


La globalización que invade las cuatro esquinas del planeta no puede borrar las diferencias y particularidades del vastísimo mosaico de culturas diseminadas en todos los continentes.


El mundo pacífico, diverso, integrador, abierto y altruista soñado por los humanos todavía está lejos de conseguirse, tras la línea del horizonte.

Se llegará a él con una lucha tenaz de aquellos grupos para los cuales todavía no hay justicia y cuyas culturas son marginadas, a pesar de su existencia secular, en muchos de los casos.


Todo pareciera indicar que, dejados atrás, los abiertos y sangrientos métodos de Occidente para cristianizar el mundo, dando facilidades a sus conquistas, los derechos de las llamadas etnias minoritarias y descendientes de grandes culturales, tienen al fin reconocidos sus derechos. Pero no es así.


No existe el exterminio generado por el famoso Descubrimiento, es verdad. Pero millones de aborígenes de América Latina y los indígenas de África, Asia y Oceanía, todavía siguen siendo víctimas de política, discriminatorias que obstaculizan su acceso a educación y salud, por ejemplo, o deterioran sus hábitats, con la tala indiscriminada de bosques o bajo un acelerado proceso privatizador de las tierras.


La discriminación de grupos étnicos como los gitanos, en la culta Europa, sigue siendo parte de la vida cotidiana con una naturalidad que indigna a todos, menos a los gobernantes que hoy enmiendan la plana a otras naciones.


¿Quién no sabe de las leyes antigitanas del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, hoy tan preocupado por la defensa de los derechos humanos en Libia? Millones de personas, representantes de culturas no incluidas en los circuitos hegemónicos del planeta, siguen siendo las más pobres y preteridas.


Son discriminadas, agredidas, perseguidas o ignoradas, de forma abierta o sutil -hay muchas gradaciones- por sus credos, costumbres o color de la piel. Antes fueron las conquistas, el sistema colonial. Ahora prima el proceso de la globalización capitalista.


Invertir en la diversidad cultural


"La diversidad cultural del mundo es nuestra riqueza y nuestro porvenir. Es urgente invertir en diversidad cultural y en el diálogo para el desarrollo y ello es una tarea de largo aliento", ha repetido con insistencia, en los últimos tiempos, Irina Bokova, directora general de la UNESCO.

En el enorme desafío que para muchos gobiernos, instituciones y organizaciones significa defender la diversidad cultural humana, hay que tener claro algo que muchas veces se confunde, según expertos.

Y es que el respeto a la diversidad cultural no entraña, en sí mismo, una abierta contradicción con la existencia de naciones o estados nacionales. La voluntad, y sobre todo la voluntad política de las autoridades nacionales, debe centrarse en la legitimación de las minorías o grupos étnicos, bajo el mismo sol que une a sus restantes ciudadanos.


Los gobiernos y autoridades nacionales pueden y deben desarrollar programas sociales que preconicen la justicia e igualdad de todos los habitantes. En América Latina, se encuentran los ejemplos de los estados plurinacionales de Bolivia, Ecuador y Venezuela, cuya riqueza cultural todos conocemos.


Sus gobernantes actuales se esfuerzan por cumplir esos generosos objetivos y que para ello sortean obstáculos generados por los representantes de las oligarquías internas y foráneas, enemigas irreconciliables de la equidad. Porque la antigua máxima de "divide y vencerás" sigue siendo un arma socorrida de los enemigos de los pueblos y de las naciones en vías de desarrollo.


Una ojeada a la historia más reciente del mundo no deja lugar para dudas, sobre lo antes dicho. La intervención militar de la OTAN en los Balcanes, en el conflicto de Kosovo, acabó por desmembrar, a su antojo y conveniencia, lo que quedaba de la antigua nación de Yugoslavia.

Esa intervención que trajo mayores sufrimientos a los pueblos, respondía a intereses económicos de las potencias que la realizaron, hoy ya no ocultos para el mundo. Sin embargo, las ex metrópolis coloniales proclamaron actuar en defensa de etnias "salvajemente" exterminadas, a favor de la democracia y los derechos humanos.


Un argumento que han seguido empleando y perfeccionando con deleite.

El desarrollo de la humanidad está lleno de ejemplos de cómo el asunto de la igualdad y los derechos de los pueblos y culturas del mundo han sido manipulados por las potencias sistemáticamente.


En África, actualmente hay naciones inmersas en fraticidas luchas intestinas entre representantes de credos religiosos diferentes y etnias diversas. Sin embargo, en varias oportunidades han salido a la luz pruebas de la instigación y exacerbación de los problemas, por parte de empresas capitalistas foráneas, que explotan las riquezas del continente.

El 21 de mayo la humanidad celebrará nuevamente un día a favor al respeto a la diversidad cultural. El concepto de la UNESCO acerca de la riqueza implícita en la diversidad cultural de la humanidad es esencial. Se basa en una realidad que refulge por sí misma. Aceptarlo anima a continuar la lucha por hacerla coexistir con la dignidad, la libertad y la justicia.

* Redacción Global de Prensa Latina.


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