martes, 28 de junio de 2011

FERNANDO VALLESPIN: “La crisis de Europa se explica en gran parte por el miedo al futuro”.

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Europa, el histórico Modelo Social Europeo, está en su fase terminal, la crisis estructural vigente esta demoliendo el sistema capitalista. No es una crisis únicamente de la deuda de los Estados, es mucho más que eso, es una crisis económico, crisis de la política, crisis de los partidos políticos – los “viejos” partidos políticos están desapareciendo – crisis generalizada de las ideologías políticas – la socialdemocracia vigente está en serios problemas de supervivencia; está retornando el populismo de derecha e izquierda ante la crisis de las ideologías y la política, populismo que está caminando de brazo con la derecha más conservadora y hoy fuerte alternativa de gobierno en varios países – en otros ya está gobernando -. Los últimos “socialistas” de España y Grecia, se despiden “para siempre”, como los “responsables” directos de la gran crisis y finalmente es una crisis de identidad, frente a la existencia de dos Europas.


La fortaleza económica de los más desarrollados y la debilidad integral de los periféricos: España, Portugal, Grecia, etc. Es importante remarcar en este contexto “continental” europeo dos acontecimientos social, político y comunicacional. La rebelión de los indignados, su lucha frontal con la elites de poder, por sui fracaso y responsabilidad en la crisis y recesión. Plantea la Democracia Real, Ya. Y hoy son millones que cuestionan el sistema capitalista vigente. El segundo, el extraordinario uso de las Redes Sociales que hoy realiza la comunidad juvenil – es especial los grupos sociales integrantes de “los indignados”, este “nuevo” fantasma que recorre todo Europa, que lucha y se moviliza por grandes cambios sociales y transformaciones políticas – en el objetivo estratégico de convocar a grandes concentraciones políticas que representan – no el miedo, el miedo es de las clase dominantes – la esperanza por un mundo mejor, diferente y superior. El Socialismo Democrático, participativo, dialogante, solidario, plural como derecho al futuro.

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“La crisis de Europa se explica en gran parte por el miedo al futuro”.


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Fernando Vallespín, cientista político español invitado a la Universidad Diego Portales.


Según catedrático la crisis ha sumergido a la Unión Europea en un profundo conflicto de identidad. Y la política es ya impotente para controlar la economía y el porvenir.


La Tercera. Santiago Domingo 26 de Junio del 2011.


Por Héctor Soto.


Cientista político de amplio reconocimiento, autor de una Historia de las teorías políticas en seis volúmenes y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Vallespín, vino a hablar a la cátedra Globalización y Democracia, de la Universidad Diego Portales, de "Las dificultades de la gobernanza global" en relación, básicamente, con la crisis económica. A juicio suyo, esta crisis se ha convertido en un paradigma de la impotencia de la política. Los siguientes son párrafos reveladores de la entrevista que concedió a La Tercera.


La paradoja europea.


Europa está atrapada en una paradoja. Por un lado, la política acudió al rescate del sistema financiero a través de una masiva inyección de dinero público a los mercados. Lo curioso es que, una vez rescatados, los mercados se cobran una venganza contra los Estados ahora tremendamente endeudados para exigirles una disciplina fiscal que no pueden cumplir. Aunque parezca raro, volvió a crecer el Estado, pero ahora está más incapacitado que nunca para cumplir con sus funciones tradicionales de Estado de bienestar.


Europa y Estados Unidos.


No creo que el capitalismo americano haya resistido mejor que Europa el impacto de la crisis. Lo que sí, allá tiene mayor margen de acción por dos razones. La primera es que los norteamericanos no responsabilizan en primer lugar al Estado de la crisis, como sí ocurre en Europa. La segunda razón apunta a que en la economía norteamericana existe gran movilidad dentro de los Estados de la Unión. Las personas van de una costa a otra, y de alguna manera, esta es una descarga política. Tal movilidad, a pesar de la moneda única y del pasaporte europeo, no se da al mismo nivel en Europa, donde el capitalismo es de origen renano y tiene un sello protector.


Crisis de identidad.


La crisis está gatillando en Alemania el despertar de un cierto nacionalismo económico. Muchos alemanes creen que los problemas del euro son los problemas de los países periféricos, y están cada vez menos dispuestos a realizar sacrificios para apuntalar economías que ven como irresponsables y dispendiosas. El punto de vista podrá ser atendible, pero Alemania no está regalando dinero, solo lo está prestando a tasas menores. Prestando a economías como la griega, cuyos principales acreedores son, por lo demás, los bancos alemanes. El problema es que el discurso nacionalista está llevando a Europa a su peor crisis en mucho tiempo. Es una crisis económica, pero también es de identidad. Hoy hay dos Europas: la del área del antiguo marco, donde el papel de Francia se ha vuelto subalterno, y los llamados países del sur: Irlanda, Portugal, España, Italia. El caso de España es muy singular: la deuda pública es inferior a la alemana, pero la privada es gigantesca.


Otro mapa político.


La crisis también está cambiando el mapa político europeo. La crisis de la socialdemocracia está afectando a todos los países. De partida, en Europa están desapareciendo los grandes partidos y aumentando la volatilidad electoral. Pareciera que los votantes se han vuelto más caprichosos y se están disipando las lealtades. Parece increíble que hoy los verdes en Alemania superen al partido de Merkel en intención de voto. Y las encuestas están poniendo a la extrema derecha en posiciones más expectables que al propio Sarkozy. Y están entrando los populismos de derecha a los parlamentos escandinavos.


La socialdemocracia amenazada.


La impronta de casi todos los nuevos movimientos políticos europeos es la rebelión contra las elites. En ese sentido son populistas: apelan al pueblo, desprecian las minorías dirigentes y articulan un discurso claramente antieuropeo, anti Bruselas. Podemos hablar de una cierta fatiga democrática que se refugia o en el nacionalismo de derecha o en un populismo más de izquierda, y que deja a los partidos del centro, a la socialdemocracia en particular, en un lugar muy incómodo y al borde de la desaparición. Una explicación es que ya no existe como electorado cautivo esa clase obrera industrial que fue la base, la sede, de la socialdemocracia europea. El gran drama de estos partidos, al final, es que han devenido en auténticos partidos conservadores. Son los únicos que no quieren cambiar, que quieren dejar las cosas como están.


La hora de los miedos.


El drama de la democracia actual europea es que ya hay una serie de decisiones que están saliendo de la esfera de decisión de los ciudadanos, por las restricciones de la economía. La política ya no sirve para controlar nuestro destino. Los griegos eligen a Papandreu, pero lo que se hace es lo que decide la señora Merkel. Por otra parte, los guetos de inmigrantes han erosionado la cohesión cultural interna de los países europeos y nos estamos llenando de miedos: miedo al otro, miedo de perder beneficios, miedo a decaer, a no poder cobrar las pensiones. Es el miedo al futuro... La pulsión a cobijar estos miedos en el regreso al Estado nacional es fuerte… pero eso supone desandar el camino de la Unión Europea.


Los indignados.


El grupo de los indignados en España y otros lugares parece hiperpolitizado, sin liderazgo y muy asambleístico. Sus planteamientos son una descalificación de la democracia representativa en nombre de la democracia real, en lo cual observan una curiosa coincidencia con los populismos de derecha. Sea desde la izquierda o la derecha, el enemigo acaba siendo "el sistema". Hay que tener cuidado. El sistema, después de todo, también incluye a la democracia, que es una forma de gobierno que ha costado mucho sacar adelante.


Política y redes sociales.


Es cierto que hoy estamos frente a un enorme descrédito de los partidos. A muchos, las nuevas formas de movilización y convergencia a través de las redes sociales les parecen más seductoras y efectivas. Cuidado: la vieja política era trabajosa y exigía sacrificios, y a lo mejor esto otro puede ser muy divertido. Pero esto otro no te compromete y eso puede ser un problema. El mundo se nos hace cada vez más impenetrable. Cada vez entendemos menos, y sin embargo, tenemos que decidir más sobre lo que queremos. Nos falta tiempo para deliberar. Italo Calvino habló alguna vez de la ligereza y de la pesadez. Decía que todo ser humano necesita grandes dosis de ligereza, frivolidad, ingenio… pero que no podía vivir sólo de levedad. También se necesita de lo pesado: una religión, una convicción, una familia, una comunidad. Ahora hemos roto ese equilibrio y vivimos tiempos de mucha fluidez.


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1 comentario:

Germán OC dijo...

Muy interesante tu postura ante la globalización, me gustaría leer más de tus ideas. Mi correo germanocalcaneo@hotmail.com

Atte
Germán Ortega
Puebla, México