martes, 3 de abril de 2012

Movimientos de protesta y cambio del Estado. “La crisis, renovación y modernización de la Democracia”.

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Los Movimientos Sociales- Conflictos Sociales – son hijos legítimos de la Democracia, tres referentes locales, regionales, ( Tía María- Arequipa), (Aimara Puno), y (Conga Cajamarca) nacieron en su epicentro, de la Democracia, hoy en tiempos de aguda y prolongada crisis estructural y en la coyuntura el problema principal entre el Estado y los Movimientos Sociales – en especial los movimientos anti-globalización, hoy llamados Conflictos Sociales – se sustenta en el carácter y naturaleza del sistema democrático actual. La Democracia nuestra, es cerrada, elitizada, centralista, vertical, autoritaria, adocenada – sorda y ciega – frente a los pedidos, reclamos, protestas, movilizaciones, plataformas de reclamaciones, reivindicaciones y derechos; protestas y plataformas que varían en función del tipo de sujetos sociales o actores centrales del movimiento, además la diversidad local-regional, centrada en su cultura local, su identidad social y cultural – aspecto no considerado por más del 99% de opinantes, especialistas, analistas y demás personal interesado en el tema – igualmente muy pocos analizan el aspecto de la comunicación intercultural – hoy aspecto principal en la violencia de los conflictos – menos aún el carácter y contenido del nuevo capital político y lenguaje democrático, aspectos en los cuales es muy difícil, por no decir imposible que la democracia “acartonada” logre comprender.


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Los pobladores del valle de Tambo -defendieron como leones y guerreros su agua, agricultura, identidad local social y cultural - ante la prepotencia de la transnacional minera "Tía María", y la criminalización de su movimiento, entierran a sus 3 Mártires Populares.

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Muchos piensanentre analistas, especialistas y “sabelotodo” – es decir opinan en todos los campos, se consideran dueños de una gran cultura y en el papel simplemente encontramos a mediocres, autoritarios y falsificadores de la realidad – que los movimientos sociales – hoy en la coyuntura conflictos sociales – consideran como protestas sociales, movimientos políticos, turbulencias culturales y ambientales en esencia para ellos son protestas anti-democracia, anti-sistema, pero, y si uno realmente comprende, entiende y sabe tener una buena lectura de la realidad – una nueva mirada hacia el Perú Profundo – del sistema democrático, con la plena y absoluta seguridad llegaremos a considerar que los movimientos sociales de protesta hoy, han nacido, han surgido y hoy emergen del centro del propio sistema democrático. Los movimientos sociales – conflictos sociales – tenemos que analizarlos como formas muy variadas, diversas y desiguales de protestas, movilizaciones de los Nuevos Sujetos Sociales Históricos – actores sociales locales, profundamente concatenados con su propia cultural local, su identidad social y cultural – que en tiempos históricos de crisis de las ideologías y la política – ellos se convierten, se transforman dialécticamente en la “autentica” “ ideología y política” que traen con abanderados los actores sociales y protagonistas de los conflictos sociales. Por el carácter dinámico y plural de los Nuevos Líderes emergentes, presentan un nuevo mensaje de renovación y “modernización” de la Democracia y por su aspecto plural, popular, autónomo, democrático los conflictos enriquecen los nuevos escenarios por donde transita el sistema democrático.


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El pueblo Aimara, llega a la Plaza Mayor de la Ciudad de Puno, en su movimiento social - Conflicto Social - en defensa del agua y la biodiversidad andina ante la prepotencia de la minera Santa Ana de Canadá.

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Todo en su conjunto multidimensional, está oxigenando, renovando, modernizando la “vieja democracia” aposentada en las “faldas” deshilachadas de las clases dominantes, parasitarias, conservadoras – básicamente nueva oligarquía comercial, especulativa, exportadora – aunque en la práctica aún se resiste al cambio, renovación, modernización, se ve obligada a criminalizar la protesta, reajustar los sistema de violencia, al final, el Diálogo, las Mesas de Concertación, Negociación, simplemente se convierten “ en verdaderos mecanismos “democráticos” de adormecimiento de la polarización, verdaderas cortinas de humo para ampliar en el tiempo la falsificación de la solución que el pueblo espera como su carta más importante. Los Conflictos sociales locales, regionales, sociales, ambientales, culturales, límites territoriales, laborales, hoy en la coyuntura de la Poli-Crisis Mundial, están oxigenando, están presentes en el sistema para renovar, modernizar la democracia y los nuevos sujetos sociales – actores sociales y protagonistas populares – con sus nuevas formas de hacer política están fortaleciendo las columnas institucionales para la construcción de un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.


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Los Nuevos Sujetos Sociales Históricos, se movilizan en miles en la ciudades intermedias, en los andes de las Comunidades Históricas y en la Amazonía de los Pueblos Originarios. Su fortaleza, energía, coraje, compromiso, confianza y responsabilidad y su derecho al futuro para todos conjuntamente construir un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.

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Movimientos de protesta y cambio del Estado.


“La crisis, renovación y modernización de la Democracia”.


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Sinesio López Jiménez.


Lima. La República. Domingo 1 de abril del 2012.



La actitud de los ciudadanos y de los políticos frente a los movimientos sociales es un buen indicador de su orientación ideológica. La derecha detesta generalmente a los movimientos sociales, les atribuye un carácter subversivo y exige su represión. La izquierda, en cambio, los ve con simpatía, los alienta y exige que el Estado los respete y atienda sus demandas. Más allá de las actitudes de la gente hacia los movimientos sociales, lo cierto es que entre éstos y el Estado existe una tensión relativamente permanente que muchas veces se transforma en contradicción y en conflicto abierto. Esto es lo que está pasando en el Perú desde hace un buen tiempo. ¿Por qué? Hay varias razones, unas de carácter estructural y otras tienen sólo un alcance coyuntural.


Entre las primeras está la distinta naturaleza de las cosas. El Estado es una macroestructura (integrada por el monopolio de la fuerza, la burocracia, la producción del sistema legal, la capacidad impositiva, la distribución del poder en el territorio, el sistema de identidades y referencias) que busca imponer su dominio e instaurar y mantener el orden. Ese es su papel. Los movimientos sociales, por el contrario, buscan la atención política de sus demandas, el cambio y, con frecuencia (no siempre), una mayor democratización en su relación con el Estado. Los elementos coyunturales que avivan los conflictos pueden ser múltiples: crisis económicas, medidas estatales, incumplimientos de acuerdos, corrupción, voracidad empresarial, etc.


Un tema central es el modo como el Estado trata a los movimientos sociales. Ese modo depende de los regímenes políticos (democráticos y no democráticos) que son justamente el resultado del tipo de relación entre el Estado y los ciudadanos. Cuando “las relaciones políticas entre el Estado y sus ciudadanos se demuestran con consultas mutuamente vinculantes, amplias, iguales y protegidas” (Tilly, Democracy, 2007:13-14) estamos frente a un régimen democrático. Cuando esas relaciones, en cambio, se caracterizan por ausencia de consultas o por consultas no vinculantes, no protegidas, desiguales y excluyentes estamos frente a un régimen no democrático.


Todos los políticos y los medios, sin embargo, se llenan la boca con el Estado de Derecho, pero en el Perú, independientemente de lo que diga la Constitución, no existe un dominio efectivo de la ley en todo el territorio y para toda la población. Lo que predomina aquí es el monopolio de la violencia. Eso explica quizá que los gobiernos de los regímenes democráticos se comporten en forma autoritaria frente a los movimientos sociales. García incluso los llamó abusivamente “perros del hortelano” y criminalizó a renglón seguido la protesta social. En el gobierno de Ollanta Humala hay dos momentos diferentes. El del gabinete Lerner que reconoció las justas demandas de los movimientos de protesta y que buscó instaurar el diálogo como forma de atenderlos y de solucionar sus demandas y el del gabinete Valdés que ha impuesto una forma autoritaria de resolver los conflictos sociales. Hoy la consigna es disparar y matar.


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Los comuneros de CAJAMARCA se movilizan en forma permanente en defensa del AGUA Ante la terrible agresión y prepotencia diaria de la minera Conga y el capital imperialista transnacional.

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Lo que llama la atención en el Perú es el alto nivel de agresividad con el que se desarrollan los movimientos de protesta. Eso tiene que ver, por un lado, con la indiferencia o la violencia con las que el Estado, los políticos de derecha, las élites económicas tratan las demandas de los movimientos de protesta y, por otro, con el bajo nivel de desarrollo de las instituciones políticas. Los movimientos de protesta saben que sólo en forma agresiva (quemando llantas, ocupando carreteras, tirando piedras) pueden colocar sus demandas en la agenda pública. Los protestatarios no quieren destruir el sistema: sólo quieren hacerlo funcionar. Si existiera un sistema de partidos y vigorosas reglas de juego que todos acepten y respeten, las protestas serían menos desbordantes y menos desestabilizadoras.


Los movimientos sociales, cuando son vigorosos y más o menos articulados, tienen efectos poderosos en la política y en el Estado. Uno de los nervios centrales del cambio del Estado Oligárquico fue el vasto y agresivo movimiento campesino de los 50 y los 60 del siglo pasado. El Perú no se hubiera desembarazado de la dictadura de Morales Bermúdez si los movimientos clasistas de entonces no hubieran desplegado grandes movilizaciones. La imposición del Estado neoliberal extremo en el Perú se debió a la ausencia de protesta social que la limitara. Es probable que su cambio tenga en los masivos movimientos de protesta, especialmente en los socio-ambientalistas, uno de los motores principales.


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