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“La presión corporativa en las
negociaciones dentro de la ONU logró bloquear soluciones efectivas a problemas relacionados con el cambio climático, la producción de
alimentos, la violación de derechos humanos, el abastecimiento de agua, la
salud, la pobreza y la deforestación”, agrega la declaración, titulada
“Acabar con la conquista corporativa de las Naciones Unidas”, que demanda “un mayor fortalecimiento de las
instituciones y procesos multilaterales en el marco de la ONU, haciéndolos más democráticos y sensibles a las necesidades de
la gente”. “No es necesario preguntarse quién está a cargo
por estos días. Los gobiernos no consultan más a las empresas: las empresas consultan a los gobiernos”,
de acuerdo con las organizaciones firmantes. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable
(Rio2012) a celebrarse en junio
en Brasil “debería aprovecharse como oportunidad para […] terminar con las
discutibles alianzas de empresas con la ONU”, con “el acceso privilegiado que
se le garantizó al sector corporativo y la consecuente influencia excesiva que
se le reconoce en procesos y decisiones multilaterales”.
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Organizaciones de la Sociedad Civil
alertan en vísperas de Río 2012.
La ONU, “atrapada por grandes
corporaciones y grupos de presión empresarial”.
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Social Watch.
Rebelión. Domingo 29 de abril del 2012.
En vísperas de Rio 2012, organizaciones de la sociedad civil de todo el
mundo alertan contra “la creciente influencia de grandes corporaciones y grupos
de presión empresarial” dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Estas preocupaciones fueron evidentes en la XIII sesión de la UNCTAD en Doha:
países ricos pretenden minimizar las potestades de esa agencia, cuyos informes
han criticado consistentemente las políticas de desregulación, liberalización y
privatización que benefician al sector privado.
“El
preámbulo de la Carta de la ONU comienza con las palabras ‘Nosotros, los
pueblos de las Naciones Unidas…’. Hoy, sin embargo, los intereses corporativos
tienen creciente prioridad sobre los intereses de los pueblos en algunos
procesos e instituciones de la ONU. Las empresas han ganado enorme influencia
sobre sus decisiones”, reza una declaración lanzada esta semana por varias
organizaciones internacionales no gubernamentales.
Los
firmantes iniciales del texto son Amigos de la Tierra Internacional, The text
was initially signed by Friends of the Earth International, Corporate Europe
Observatory, La Via Campesina, Jubilee South/Americas, el Servicio Paz y
Justicia de América Latina (SERPAJ), el Instituto Polaris, The Council of
Canadians, The Transnational Institute, la Red del Tercer Mundo (TWN) y World
March of Women. Estas organizaciones pidieron a otras adherer a la declaración,
en el entendimiento de que “la ONU es actualmente la institución global más
democrática y adecuada para las negociaciones internacionales”.
“La presión
corporativa en las negociaciones dentro de la ONU logró bloquear soluciones
efectivas a problemas relacionados con el cambio climático, la producción de
alimentos, la violación de derechos humanos, el abastecimiento de agua, la
salud, la pobreza y la deforestación”, agrega la declaración, titulada “Acabar
con la conquista corporativa de las Naciones Unidas”, que demanda “un mayor
fortalecimiento de las instituciones y procesos multilaterales en el marco de
la ONU, haciéndolos más democráticos y sensibles a las necesidades de la
gente”.
“No es
necesario preguntarse quién está a cargo por estos días. Los gobiernos no
consultan más a las empresas: las empresas consultan a los gobiernos”, de
acuerdo con las organizaciones firmantes. La Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Desarrollo Sustentable (Rio2012) a celebrarse en junio en Brasil “debería
aprovecharse como oportunidad para […] terminar con las discutibles alianzas de
empresas con la ONU”, con “el acceso privilegiado que se le garantizó al sector
corporativo y la consecuente influencia excesiva que se le reconoce en procesos
y decisiones multilaterales”, dijeron.
La
declaración destaca varias asociaciones que comprometen a agencias de la ONU,
entre ellas su Fondo para la Infancia (Unicef), su Programa para el Desarrollo
(PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), con “grandes
compañías internacionales”.
El Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se asoció con compañías
petroleras y mineras como ExxonMobil, Rio Tinto, Anglo American y Shell, “todas
las cuales están involucradas en violaciones de derechos humanos y con la
destrucción de biodiversidad”, según el manifiesto.
La
declaración cita otros ejemplos, como alianzas entre The Coca Cola Company y el
PNUD sobre protección de recursos de agua, y entre la propia Coca Cola, la
compañía química BASF y ONU-HABITAT en materia de urbanización sustentable.
“Estas asociaciones no solo dañan la credibilidad de la ONU. También socavan su
capacidad y voluntad de cuestionar al sector empresarial y de regularlo donde
esté involucrado en violaciones a los derechos sociales, ambientales y
humanos”, advierte el texto.
El Pacto
Mundial, definida en su página web como “plataforma global que reúne a empresas
con agencias de la ONU, con trabajadores y con la sociedad civil”, les permite,
según la declaración, a “notables violadores de los derechos humanos
participar” en organizaciones multilaterales y les ayuda “a mejorar su imagen,
en lugar de promover obligaciones que contribuyan a cambiar el comportamiento
de esas compañías”.
Esta
alianza, más conocida por su nombre en inglés UN Global Compact, “da la falsa
impresión de que la ONU y las compañías transnacionales comparten los mismos
objetivos”, advirtieron las organizaciones firmantes.
En el camino
hacia Rio 2012, la asociación de la ONU con la Cámara Internacional del
Comercio y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sustentable
facilitó la presión corporativa que derivó en un borrador de declaración final
para la conferencia en Brasil que “refuerza el rol de las empresas como
promotoras de la denominada economía verde”, pero que no “atiende el papel de
las empresas en el surgimiento de las crisis financiera climática y
alimentaria, entre otras”.
La
declaración de la sociedad civil reclama a la ONU y a los países que la
integran “resistirse a la presión corporativa para dar a las empresas una
posición privilegiada en negociaciones” multilaterales y “dejar de crear nuevos
cuerpos de discusión y grupos de alto nivel (y disolver los ya existentes)” que
facilitan esa poderosa participación. También recomienda que “los representantes
de empresas no sean parte de delegaciones nacionales” en deliberaciones de la
ONU.
“La ONU debe
revelar todas sus relaciones y vínculos existentes con el sector privado” y
debe promover “un código de conducta” para sus funcionarios que incluya un “periodo
‘de enfriamiento’” durante el cual los que se retiran no podrán trabajar para
empresas que ejercen presión en los foros internacionales, añade el texto.
El sistema
de las Naciones Unidas también deberá estudiar, según las organizaciones de la
sociedad civil, “los impactos de las corporaciones sobre los pueblos y el
ambiente, y establecer un marco obligatorio en el cual las empresas puedan ser
llamadas a responsabilidad de acuerdo con las leyes de derechos humanos y
laborales y sobre asuntos ambientales”.
Mientras se
conocía la declaración, transcurría esta semana en Doha, Qatar, la sesión 13 de
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD
XIII). Allí, un grupo de economías del Norte rico compuesto por la Unión
Europea, Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón, Lichtenstein,
Nueva Zelanda y Suiza procuraron que esa agencia de la ONU aliente a los países
en desarrollo a adoptar políticas comerciales y de protección de inversiones de
acuerdo con los intereses corporativos del mundo industrializado, informó la
Red del Tercer Mundo (TWN).
Organizaciones
de la sociedad civil que participan en las reuniones de Doha llamaron a la
remoción de las limitaciones del espacio político de los países en desarrollo
determinadas por acuerdos de inversión y de libre comercio, así como por
condiciones que imponen donantes e instituciones financieras internacionales.
La UNCTAD
fue creada para aportar análisis y asesoramiento a gobiernos en materia de
desarrollo vinculado con el comercio, las finanzas y la tecnología, entre otras
cuestiones. Los análisis producidos por la agencia han identificado
consistentemente, a lo largo de los años, la liberalización y desregulación de
mercados y sistemas
financieros como factores perjudiciales a los que luego atribuyeron la actual
crisis económica.
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